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Wall Street descubre el agua tibia

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La declaración no viene del Foro Social Mundial en Caracas o Sao Paulo porque entonces no tendría gracia, ni sería noticia, ni estaría replicada probablemente en miles de sitios web, como sí fue este el caso. La elucubró la agencia Standard & Poors, una de las instituciones más acreditadas de la meca del capital, Wall Street. "La persistencia de la pobreza y de la desigualdad en el nivel de ingreso, pese a dos décadas de reformas económicas, ayuda a explicar el giro político a la izquierda que se está registrando en América Latina", afirmó S&P hace unos días.
En un informe que trata de buscar explicaciones al ascenso a la Presidencia de Bolivia del líder indígena Evo Morales, del Movimiento al Socialismo, esa agencia calificadora de riesgos se mostró preocupada por la posibilidad de que otros partidos de izquierda triunfen en las elecciones que en los próximos 12 meses tendrán lugar en 11 países latinoamericanos. Hay más de un ceño fruncido ante la posibilidad de que los nuevos gobiernos sigan un camino similar al de Hugo Chávez y su Revolución Bolivariana en Venezuela.
Ante la amenaza, S&P fue inusualmente crítica hacia el resultado de las políticas que esa propia firma y otras similares avalaron en los últimos 20 años.
Entre las causas del avance de la izquierda en esta región, los analistas de la agencia señalan la expansión de las amplias disparidades sociales. El 60 por ciento de los 30 países con la peor distribución del ingreso están en Latinoamérica. Más aún, en esta zona del mundo se encuentran 10 de las 12 peores naciones en cuanto a distribución de riqueza, reconoce S&P.
Un informe de otra columna del actual sistema financiero global, el Banco Mundial, lo confirma: el 10 por ciento más rico de la población latinoamericana y caribeña se traga el 48 por ciento de la torta de los ingresos, mientras que el 10 por ciento más pobre apenas mastica el 1,6 por ciento de la riqueza creada.
"América Latina todavía muestra niveles muy altos de pobreza y la distribución del ingreso más desigual en el mundo," manifestó Sebastian Briozzo, analista de S&P.
Al hacerse el discreto harakiri, Briozzo cometió, sin embargo, una pifia. ''Probablemente -dijo- la raíz de todo el problema es que las reformas económicas de las últimas dos décadas no han tenido un impacto significativo en mejorar los indicadores sociales de América Latina, particularmente para los más pobres''.
Definitivamente, se equivoca. En mi modesta opinión, el impacto de las reformas es evidente. La pobreza y la desigualdad crecieron no "a pesar de las reformas", sino como consecuencia de ellas. La apertura comercial y financiera y la desregulación casi total a favor del capital propiciaron que en 2005 la economía creciera en América Latina por tercer año consecutivo en 4,3 por ciento, pero no lograron traducir esos resultados macroeconómicos en menos disparidad social. Más bien, la ampliaron.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe "la pobreza sigue siendo extremadamente alta; 40,6 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y de ellos, un 16 por ciento en la indigencia." Las estadísticas del Programa Mundial de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ratifican que Latinoamérica ocupa los puestos de mayor desigualdad en el planeta, incluso por encima de países africanos identificados como muy pobres.
Aunque se han demorado para descubrir el agua tibia, los de Wall Street comienzan a acercarse a una conclusión amasada y reargumentada, desde hace mucho tiempo, por voces menos comprometidas con ese capital para el cual se diseñaron las frustrantes y frustradas reformas del neoliberalismo.

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Ariel Terrero

Ariel Terrero

Periodista cubano, especializado en temas económico. Director del Instituto Internacional de Periodismo "José Martí".