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La multinacional de la tortura

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La impunidad imperial, de Roberto Montoya (2005)

Hay infiernos atroces y todos están en este mundo. Lo peor que se pueda imaginar, la crueldad inconmensurable que alguien pueda concebir, ya existe en algún lugar de esta jungla inhumana que sigue siendo la vida.

No hay más que leer las noticias para darse cuenta que, en no pocas zonas del globo, funciona una verdadera multinacional de la tortura, que ha dejado de ser un rasgo típico, casi folclórico de un particular psicópata fascista, para convertirse, como alguna vez escribió Sartre, en "una viruela que devasta toda nuestra época".

Entre los planes editoriales del Instituto Cubano del Libro está la publicación de La impunidad imperial, un registro cuidadoso de "cómo EE.UU. legalizó la tortura y blindó ante la justicia a sus militares, agentes y mercenarios", según afirma el bajante de portada. Lo comencé a leer anoche y pocas horas después volé a la máquina de escribir, con una mezcla de estupor, rabia y solidaridad con las víctimas del plan diseñado por la Casa Blanca y el Pentágono para su "cruzada contra el terrorismo", que involucra a la mayoría de los habitantes del planeta y que registra notablemente este libro.

El autor es Roberto Montoya, argentino, jefe de la página internacional del diario español El Mundo, víctima él mismo del terrorismo de Estado en los años terribles de la dictadura en su país. El libro muestra fotografías de los aviones convertidos en cárceles flotantes, presenta a los mercenarios de siempre camuflados como "contratistas civiles", revela testimonios de la red de cárceles secretas norteamericanas en los confines más imprevisibles y una inobjetable documentación oficial que registra las técnicas de "interrogatorios", los memorandos legales que justifican la tortura y las metodologías internas para garantizar la definitiva colonización.

Sentimos que lo allí se dice no es nuevo y que las prácticas escrupulosamente registradas en los informes oficiales se parecen, como una gota de agua a otra, a las atrocidades de Guatemala, al genocidio en El Salvador, a los desaparecidos de Argentina.

Junto a la certeza de que la humanidad anda montada todavía en el tiovivo del horror, lo más impactante de este libro es que cada palabra nos recuerda duramente que si no se para esto de una vez y por todas, seguirán existiendo posibilidades de crueldad y de autodestrucción que nos afectan a todos, por más que nos suenen lejanos los nombres de Afganistán o Iraq. Quien practica la tortura -como quien la permite- no solo destruye al prójimo, sino también se destruye a sí mismo.

Es muy difícil leer La impunidad imperial sin preguntarse: ¿cuántos sádicos en Estados Unidos estarán ahora mismo ejerciendo o planificando la sevicia? ¿Qué estará ocurriendo en este instante, mientras pasamos de una página a otra? ¿Están violando a un adolescente iraquí con una linterna fosforescente? ¿Obligan a alguna mujer a masturbarse frente a una cámara? ¿A quién capturan en un punto del Hemisferio Occidental para desaparecerlo en el otro extremo del globo? ¿Cuántas sucursales del infierno tienen los norteamericanos en este mundo? ¿Qué persona decente puede asegurar que su vida no corre peligro?

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Rosa Miriam Elizalde

Rosa Miriam Elizalde

Periodista cubana. Vicepresidenta Primera de la UPEC y Vicepresidenta de la FELAP. Es Doctora en Ciencias de la Comunicación y autora o coautora de los libros "Antes de que se me olvide", "Jineteros en La Habana" y "Chávez Nuestro", entre otros. Ha recibido en varias ocasiones el Premio Nacional de Periodismo "Juan Gualberto Gómez" y el Premio Nacional "José Martí", por la obra de la vida. Fundadora de Cubadebate y su Editora jefa hasta enero 2017. Es columnista de La Jornada, de México.