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El régimen de los petroleros en su verdadera faz

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Las fotografías de las torturas ejercidas por el ejército estadounidense contra los prisioneros iraquíes han provocado una tempestad política y una protesta generalizada. El mundo árabe se encuentra indignado y algunos medios califican estos documentos gráficos como un excelente promotor de reclutamiento para Al Quaida.

La vesania, la crueldad brutal de los carceleros yanquis se ha convertido en un serio obstáculo para la reelección de Bush. Tanto, que el ranchero tejano ha tenido que disculparse ante la opinión pública, se ha deslindado públicamente de su Secretario de Defensa, el halcón Rumsfeld, y ha puesto a circular el rumor de su inminente destitución.  Alguien tenía que cargar con la culpa. 

La barbarie de los esbirros norteamericanos en la prisión de Abu Ghraib se ha puesto de manifiesto en la morbosidad sexual, obligando a los prisioneros a ejecutar actos eróticos, desnudándolos y apilándolos como mercancías inertes, usando picanas eléctricas y capirotes medievales, interrumpiéndoles el sueño, usando torturas psicológicas. ¿Son esos los campeones de los derechos humanos? ¿Son esos quienes en la comisión de la ONU en Ginebra intentan cada año condenar a Cuba? ¿Quién les va a creer ahora? ¿Con qué desfachatez pueden hablar ahora de tolerancia, compasión y humanitarismo?

Las palabras huecas de Bush sobre democracia y libertad no las admite ninguno. El gobierno de los petroleros ha demostrado su verdadera faz que es la explotación de los recursos energéticos del Medio Oriente empleando la violencia, la tortura y el asesinato. Por primera vez se ha tirado de la máscara, pero ya había antecedentes en la guerra en Vietnam, donde  el ejército norteamericano solía enterrar vivos a muchos prisioneros del Vietminh. El mundo no ha olvidado la masacre de My Lai, entre muchas otras. Era frecuente, entonces,  que la soldadesca yanqui irrumpiese en aldeas vietnamitas violando, incendiando y exterminando. La aviación quemaba con napalm a ancianos, mujeres y niños. Los nuevos bárbaros, los sustitutos de la Gestapo, los émulos de los camisa negra mussolinianos, los sucedáneos de los c! arceleros de Auschwitz, han quedado desprovistos de disculpas y ha  quedado expuesta su obra devastadora. No les bastó con bombardear museos, tolerar saqueos patrimoniales, borrar del mapa la cultura mesopotámica, una de las más antiguas de la humanidad, sino también se han dedicado a martirizar a  los iraquíes. 

Es lo mismo que han estado haciendo en su cárcel de Guantánamo. Con la aprobación del Pentágono han sometido a los internos  a una severa exposición al calor, el frío, ruidos altisonantes y luces cegadoras: el sistema conocido como "asalto sensorial". Más de veinte técnicas brutales de interrogatorio son empleadas.   Bryan Whitman, el portavoz del Pentágono ha admitido el empleo de esos métodos, aunque los calificó de poco frecuentes. Las fotografías de Irak desmienten ese paliativo.

Lo más grave para Bush es que ya los propios archiconservadores que lo apoyaron comienzan a tener dudas sobre la efectividad de sus métodos. El Washington Post informó, en su edición del lunes 10 de mayo, que los moderados norteamericanos estiman  moribunda la política de Bush porque se basa más en urgencias políticas y presiones ideológicas que en análisis y competencia. 

En su ya famoso libro, Paul O´Neill,  ex secretario del Tesoro en el gabinete de Bush, dijo que el actual presidente "es un ciego dando órdenes en un cuarto lleno de sordos". Robert Kagan, que al inicio apoyó decididamente la invasión a Irak ha declarado que la actual administración no tiene la menor idea de qué va a hacer en Irak, "ni siquiera saben lo que pasará dentro de un mes". Michael Franc, vicepresidente de la reaccionaria Heritage Foundation, ha dicho que el equipo de Bush está usando un manual de instrucciones envejecido, no tiene ideas frescas y está haciéndolo todo a medias, sin un verdadero impulso categórico.  Es evidente que el poder ha fatigado rápidamente al gobierno de los petroleros, existe una esclerosis política y una quiebra del sistema. Es un criterio generalizado. Este episodio de la! torturas marca el inicio de un naufragio total del régimen de Bush que inevitablemente debe reflejarse en las urnas el próximo noviembre.

gotli2002@yahoo.com

 

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Lisandro Otero

Lisandro Otero

Novelista, diplomático y periodista. Ha publicado novelas y ensayos, traducidos a catorce idiomas. Falleció en La Habana en 2008.