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Guerra de clases y consecuencias de vida o muerte

Por: Max Castro
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Llámesele descaro, chutzpah, gandinga o total desvergüenza: la legislatura de la florida lo está haciendo de nuevo.  Resulta que destripar KidCare (ver la columna de la pasada semana), un programa que brinda seguro de salud a precio adecuado a niños de bajos ingresos, era sólo el principio.  Es sólo ahora que la legislatura dominada por los republicanos en la Florida se prepara a todo tren para la guerra de clases, y con total abandono.

No me refiero a la "guerra de clases" que los republicanos acusan retóricamente de ejercer a todos los que se atreven a protestar contra las políticas que ellos efectúan.  Hablo de la verdadera, el tipo de guerra de clases que tiene consecuencias de vida o muerte para los verdaderamente necesitados y que brinda grandes beneficios a los verdaderamente ambiciosos.

Para ilustrar los prejuicios de las prioridades de los legisladores basta unir dos artículos que aparecieron por separado el 18 de marzo en las secciones "Metro" y "Negocios", respectivamente, de The Miami Herald.  Los titulares: "Legislatura 2004: Aprobadas Grandes Reducciones al Cuidado de Salud" y "Seguros: Proyecto de Ley Podría Provocar Primas Más Altas".

Leídas juntas, los artículos revelan el desnudo contraste entre la escasa preocupación del partido gobernante de la Florida por las vidas de mujeres y niños y su gran interés por el bienestar económico de sus patrocinados corporativos.

He aquí el enfoque de las necesidades humanas que tiene la legislatura, según lo reportó el Herald.

"Los legisladores proponen reducir $700 millones en dinero federal a los programas de servicios de salud y sociales… Se estima que 7 000 mujeres pobres embarazadas perderían cuidados prenatales y de parto, miles de floridanos enfermos perderían la cobertura de visitas médicas y los hijos de inmigrantes legales serían eliminados del programa estatal de seguro médico, debido a una ronda de recortes presupuestarios al cuidado de salud que los legisladores estatales revelaron el miércoles".

Además de su evidente prejuicio clasista, hay dos aspectos de las reducciones que merecen especial atención: la ausencia de una necesidad de hacerlo y su infinita crueldad e irresponsabilidad.

En un año en que el estado tiene $3 mil millones de dólares adicionales que gastar y está brindando más de $137 millones en reducciones de impuestos corporativos y $91 millones adicionales en reducciones invisibles de impuestos, recortar los programas de cuidados de salud y sociales no es una expresión de prudencia fiscal o necesidad presupuestaria.  Es un ejemplo de las prioridades del Partido Republicano.  ¡Y qué clase de prioridades!  Junto con la negativa de brindar cuidados prenatales a mujeres pobres embarazadas, las propuestas legislativas de los republicanos también incluyen:

"Eliminar el cuidado médico para 27 000 personas del programa Necesitados de Cuidados -muchos de ellos pacientes de transplante- y dejarlos sólo con cobertura de fármacos".
 
"Eliminar todos los programas educativos contra el tabaco".
Permítanme ahora comparar este enfoque con la cálida y amorosa respuesta a los aprietos de otros electores necesitados: la industria de seguros.  El Herald informa que:

"Una propuesta de la Legislatura permitiría a las compañías de seguros aumentar las primas para automóviles hasta en 25 por ciento anual sin la aprobación de la entidad reguladora… Las compañías podrían aumentar las primas para automóviles hasta en 25 por ciento anual sin la aprobación de la Oficina de Regulación de Seguros del estado bajo un programa piloto propuesto y que está apoyado por un poderoso legislador estatal vinculado a la industria".

Las implicaciones de esta propuesta son más siniestras de lo que parecen:

"La medida sería el primer paso hacia la desregulación de la industria y, si tiene éxito para automóviles, podría ser aplicada a otros tipos de seguros, como el de viviendas".

Los argumentos a favor de la desregulación son predecibles y provienen de las partes interesadas:

"El Consejo de Seguros de la Florida, una coalición empresarial que apoya la legislación propuesta, sostiene que la desregulación de las tasas de seguros de automóviles atraerán a nuevas compañías de seguro al estado y en última instancia provocarán primas más bajas para los dueños de automóviles".

Ahora bien, ¿por qué van a apoyar estos señores una legislación que provocaría mayor competencia, menores primas y menores ganancias?  ¿Están pretendiendo ser masoquistas o es que creen que el público es tan crédulo?  En verdad no tienen que convencer al público, sino sólo ofrecer una racionalización que suene creíble a los legisladores que toman las decisiones en Tallahassee.

No es difícil imaginar en qué desembocará esta historia: consumidores desprotegidos, altas primas y grandes ganancias.  Después de exprimir al máximo a los pobres para entregar los mayores beneficios posibles a las corporaciones, ahora el Partido Republicano ha comenzado a desmantelar las protecciones que defienden a la clase media del saqueo de las corporaciones, desde las tasas de servicios básicos hasta las primas del seguro de automóvil.

Mientras trabajan por convertir a la Florida en el refugio corporativo y la plutocracia perfecta, algunos de los elementos más extremadamente conservadores en la Cámara de Representantes de la Florida hicieron un alto para mostrar también su desdén por la voluntad del pueblo, y de paso hasta hacer caso omiso a las peticiones de su líder partidista, el Gobernador Jeb Bush.

En el 2002, los electores de la Florida aprobaron aplastantemente la creación de un programa educacional universal pre-kindergarten financiado por el estado.  Un proyecto de ley aprobado la semana pasada en el comité de educación de la Cámara pone de cabeza ese mandato de los electores y lo transforma esencialmente en poco más que un jardín de la infancia.

Al no proveer financiamiento, horas de instrucción, supervisión educacional y requerimientos de acreditación de maestros de un programa educacional, la propuesta se burla de la intención de los electores.  Hasta el Gobernador Bush consideró que la legislatura era tan reaccionaria que se opuso a ella.  Pero el proyecto de ley, que permite a los padres educar a los hijos en la casa con textos y sitios web financiados por el estado, apela simultáneamente a dos deseos de la extrema derecha del Partido Republicano: gastar el menor dinero posible que se les permita en programas que benefician a las minorías y dar lo más posible a los cristianos fundamentalistas.

Afortunadamente esta versión de la legislación al final fracasará, víctima de su extremismo, la segura posibilidad de una reclamación legal basada en el referéndum de 2002 y la oposición del gobernador.

Lo que no queda claro es si la legislatura llegue a aprobar suficientes fondos y los rigurosos requerimientos que se necesitan para un programa verdaderamente excelente de educación pre-kindergarten o aprueba entregar unos centavos para burlar el intento de los electores y aplacar a la derecha cristiana.

La no incertidumbre es preocupante.  Aún más preocupante es lo que es seguro, a saber, que la mayoría del resto de la agenda legislativa republicana para el 2004 será implementada con sólo modificaciones menores.  Ese es un programa de brutales reducciones para los pobres y enfermos y mucho dinero para los poderosos y ricos. Mucho más reaccionario y de mucho más alcance que el terrible proyecto ultra conservador de educación pre-kindergarten.

"¿Cuál es nuestra posición en relación con la compasión?", una pregunta de George W. Bush que se hizo famosa guante una reunión de sus más altos asesores hace un par de años.  "Ninguna" hubiera sido una buena respuesta para la nación y, especialmente, para el estado dirigido por su hermano.  Puede que los pobres hereden la tierra algún día.  Pero ahora y aquí en la Florida, son los ricos los que se comportan como bandidos, en gran medida gracias a los legisladores conservadores que profesan y observan la fe cristiana y la estricta adherencia a la Biblia, pero que parece que nunca llegaron a la parte del camello y del ojo de la aguja.

 

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Max Castro

Max Castro

Periodista cubano radicado en los Estados Unidos. Columnista del semanario Progreso Semanal.