Cubadebate

Leo Messi. Foto: El Diario.

No hay nombre más emblemático ni cuestión más seductora de cara al Mundial. Messi, el pequeño gigante argentino que muchos han catalogado el mejor del planeta durante años, llega a la última estación de su trayecto en este tipo de certámenes y, por ende, la oportunidad final para sostener entre sus manos la copa de campeón y ofrecérselas a aquellos compatriotas que todavía lo ven en un segundo plano de sus amores, siempre por detrás de Maradona.

¿Logrará al fin acariciar la gloria suprema o cerrará las cortinas de su magistral carrera con la vitrina incompleta? La incógnita le da al grupo C un matiz especial, lo arroja de lleno a los más populares y esperados y deja a México, Polonia y Arabia Saudita, las selecciones que acompañarán a los albicelestes en la puja por los dos boletos a octavos, en un sitio secundario en cuanto a expectativas.

Catar será un Mundial, como siempre, amplificado en decenas de países, aunque el máximo eslogan, el que hará que se le recuerde, probablemente sea su condición de “el último Mundial de Messi”… y de Cristiano Ronaldo. Lo único que le podría arrebatar tal calificativo sería la tozudez de estos dos fuera de serie, de quienes se esperaría incluso el denuedo para estirar y dosificar su talento por cuatro años más.

Sin embargo, la esencia deportiva del grupo indica también una pugna reñida, muy reñida, entre México y Polonia por la segunda plaza y el acceso a la instancia de muerte súbita. Arabia Saudita, con perdón, no debe protagonizar en la llave más que el papel de villano, de arranca puntos a los otros tres.

Es una selección compleja, no en vano clasificó a al Mundial con más puntos que Japón o Australia. Sus figuras se conocen a la perfección, casi podrían entenderse con los ojos vendados, pero con esto no basta en escenarios tan exigentes. México, por ejemplo, es un habitual en cuartos partidos. Vuelve a una cita del orbe con varios futbolistas llegados de Europa y otros con mucha proyección desde la liga local.

Esta no parece la mejor, ni de lejos, de las escuadras aztecas que por años han buscado llegar al quinto partido. Es más, incluso en Concacaf hace rato cedió su trono a otros como Estados Unidos o Canadá, proyectos rejuvenecidos que le han doblegado en más de una ocasión. No obstante, cuenta otra vez con un buen equipo y además la tradición de estar siempre en octavos (aunque caigan). La duda es si Gerardo Martino ya conoce la clave para enderezar el rumbo de su elenco, cosa que, por la ruta previa, parece complicada.

Polonia, en cambio, tiene algo de lo que carece México: un líder natural que es, además, un furibundo perforador de redes y cuyos goles podrían ser valiosísimos en la carrera por el avance. Contar con los servicios de Robert Lewandoski no es una nimiedad y por si fuera poco el temido ariete tendrá esta vez la complicidad de un Piotr Zielinski en estado de gracia. Con esto pudiera alcanzarles. El tiempo dirá.

Para el final y presuntamente con comodidad para el primer puesto queda la ya citada Argentina de Messi. Basta con ver la convocatoria. Casi todos son magníficos jugadores. Y ahora su entrenador, Scaloni, ha sabido hacer de un mejunje de estrellas un equipo, con toda la carga simbólica que esto necesita. Resulta innecesario abundar más en lo consabido: la Albiceleste es candidata al título.

Mis favoritos: Argentina y México

Grupo D

El apartado D no admite otro tema inicial que la posibilidad de Francia de retener la supremacía lograda hace un cuatrienio en Rusia. A Les Bleus les sobran herramientas para imponer su mandato, pues incluso conformar la lista de convocados constituyó un terrible dolor de cabeza para Didier Deschamps, quien debió dejar fuera de Catar a futbolistas que habrían sido regulares en otros equipos del Mundial.

Es decir, a la vigente monarca le sobra el talento y será un rival dificilísimo para cualquiera que se tropiece en su camino. Sin embargo, tiene otros factores en contra, como la rareza de que una campeona repita y, además, la trastabillante ruta previa, incluida la negativa incursión en la Eurocopa. No es la misma Francia de 2018 y eso se nota en la fragilidad que evidencia por momentos.

Algunos especialistas han llamado la atención sobre un detalle sumamente trascendental en la selección gala. El punto más “endeble” será su mediocampo, si es que pudiera calificarse como tal. Pero de los tres titulares de la última cita del orbe ninguno repite, pues ni Pogba, ni Matuidi ni Kanté defenderán los colores franceses en el Mundial. Sus sustitutos (Camavinga, Rabiot, Tchouaméni, Guendouzi) no son, ni de lejos, improvisados, mas aquella contundencia que les llevó a la gloria parece algo distante.

De todas maneras, Mbappé y compañía deben mandar en la llave D, acaso en el último gran certamen de Deschamps como entrenador de la selección y con Zidane en la rampa de espera. A partir de ahí, otro equipo sobresale y es Dinamarca. La Dinamita Roja arrasó en las eliminatorias y debe ser la acompañante de la campeona hacia octavos. Otro resultado sería sorpresa mayúscula.

Construida a partir de una presunta pareja Christensen – Kjaer en el centro de la zaga, los escandinavos cuentan en sus filas con varios hombres curtidos en mil batallas y otros que aspiran a lograr con la selección el gran triunfo que les han negado sus clubes. Y para Dinamarca un éxito no sería levantar la copa; esto sería ambicionar en demasía. Pero Eriksen, Delaney, Braithwaite y compañía amenazan con tumbar gigantes y avanzar en el organigrama.

Australia y Túnez son selecciones que pueden dar la sorpresa. Han logrado cosas importantes en Asia y África, respectivamente, y los oceánicos incluso han sido habituales en casi todos los últimos mundiales.

Mis favoritos: Francia y Dinamarca