Cubadebate

Todos forman parte de una gran familia. Foto: Radio Caibarién.

Los abuelos pertenecientes al Hogar de Ancianos No. 3, que permanecen bajo estricto cuidado en el centro de aislamiento de la Escuela Especial para Niños con Limitaciones Físico-Motoras Marta Abreu, habilitada provisionalmente para acoger a una parte de ellos, cuentan con la dicha de ser atendidos por un grupo de valientes: médicos, enfermeras, trabajadores sociales y voluntarios, siempre activos y dinámicos en primera línea de batalla, con amor, dedicación y compromiso.

Podrán olvidar sus nombres, pero lo cierto es que nunca olvidarán a esos héroes sin capas, pero con batas blancas que han cuidado de ellos en tiempos en que la COVID-19 irrumpió en sus vidas; y es que el sufrimiento es menor si tienes a tu lado una mano que te acompaña y que te brinda la posibilidad de reducir el dolor, de tranquilizarte ante la incertidumbre y de manejar el temor.

El Dr. Camilo Villarreal Pérez, médico del policlínico Felino Rodríguez de Buenavista en Remedios, nos cuenta en nombre de todo su equipo cómo ha sido esta experiencia y qué ha significado para ellos desde el punto de vista profesional y humano:

“Llegamos al centro el 17 de mayo. Formamos un grupo compuesto por médicos, enfermeros, trabajadores sociales y voluntarios de los sectores Cultura y Educación. El trabajo se organiza en turnos de 12 horas, después vamos para el alojamiento con medidas de aislamiento estrictas. Las labores en el centro son muy fuertes, atendemos a pacientes ancianos con características especiales por ser institucionalizados sin atención familiar y con muchas enfermedades asociadas o comorbilidades”.

“Evitando la sobrexposición de personal por las condiciones de aislamiento y el riesgo epidemiológico, nuestro trabajo tiene características especiales y va mucho más allá del que realizamos desde el punto de vista profesional que corresponde a cada uno de los miembros del equipo, por lo que además del seguimiento médico o las atenciones de enfermería.

“Tenemos que participar con los abuelos en todas las actividades de su vida diaria, cuidándolos y sobre todas las cosas, dándole amor y cariño, algo de lo que están muy necesitados en su situación de vulnerabilidad. Le ofrecemos algo tan importante como la medicina, que es la solidaridad, el amor y el humanismo.

“Desde el punto de vista profesional significó un gran reto enfrentarnos a tareas a las cuales no estamos acostumbrados, pero sí preparados. Incorporamos, además, conocimientos importantes sobre el manejo y seguimiento de los protocolos de tratamiento para la COVID-19 en nuestro país y pusimos en práctica medidas de bioseguridad propias para estos casos.

“Esta experiencia ha tenido para todos una gran significación, ya que nos hemos sentido como un familiar más de esos abuelitos que han robado nuestro corazón y a los cuales nunca podremos olvidar. A pesar del poco tiempo que llevamos con ellos, conocemos sus nombres, historias, preferencias y hasta manías”.

El Dr. Camilo acampañado de sus pacientes y colegas. Foto: Radio Caibarién.

Tanto para el doctor Camilo, como para sus compañeros, su entrega y pasión por el cuidado hacen de su profesión un arte:

“Se requiere una gran devoción y una dura preparación que exige una dedicación total y profunda. Nuestra profesión, más que un oficio, es un desempeño en el que convergen siete valores básicos: voluntad, sacrificio, interés por la investigación, humanidad, excelencia, universalidad y compromiso. Nuestro país cuenta con el tratamiento más eficaz y poderoso para enfrentar esta pandemia y cada profesional de la salud es portador: el amor”.

(Tomado de Radio Caibarién)