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Setenta Cuba libres por segundo

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El coctel cubano más extendido y solicitado es Cuba libre, se calcula que se beben en el mundo setenta Cuba libres por segundo.

En los días de la ley seca en Estados Unidos (1920-1935) el coctel cubano vivió su época de oro. Entonces, decía Alejo Carpentier, La Habana era de las pocas ciudades del mundo capaz de satisfacer el paladar curioso del viajero. Pero desde entonces muchas mezclas de bebidas quedaron en el camino y no son hoy más que meras referencias. Y a veces ni eso. Digamos de paso que, al conjuro de la ley seca, que empujó hacia la Isla una buena parte de la corriente turística norteamericana, se abrieron en Cuba unos siete mil bares y salas de fiesta.

Aunque los gustos cambian de un bebedor a otro, los diez mejores cocteles cubanos, los clásicos, son Mary Pickfords, Havana Special, Mojito, Isla de Pinos y Presidente. Cuba Libre, Saoco, Mulata, Ron Collins y Daiquirí. De todos ellos, solo el Daiquirí figura entre los diez grandes cocteles del mundo junto al old fashioned, el wiski sur y el Manhattan. Aun así, el coctel cubano más extendido y solicitado es Cuba libre. Se calcula que se beben en el mundo setenta Cuba libres por segundo. Nació alrededor de 1902, fecha de la instauración de la República en el Floridita, de La Habana, aunque esto no ha podido precisarse de manera concluyente.  Una sencilla mezcla de ron blanco y refresco de cola, enfriada con dos o tres cubos de hielo y que se adorna con una rodaja de limón.

El bar cubano más famoso ha sido siempre el Floridita. Otras cantinas notables fueron en su momento las de los hoteles Plaza e Inglaterra, y la del restaurante El Patio, en Prado esquina a Genios. También la del desaparecido hotel Almendares, en Marianao. Y la del Jockey Club, en el Hipódromo. Hasta los años 50, el bar de mayores ventas era el Sloppy Joe’s, en Zulueta esquina a Ánimas, con su barra de cincuenta y un pies de largo. El turismo norteamericano lo prefería, pero el norteamericano residente en Cuba se decidía por Mes Ames, en Séptima y 42, en Miramar. El bar del balneario de La Concha, inaugurado el 24 de junio de 1922, fue célebre en los años 30 del siglo pasado por su mojito batido; coctel que pasa luego a la cantina del Hotel Florida, en Obispo y Cuba, antes de ganar carta de ciudadanía internacional en La Bodeguita del Medio.  Panamerican, en Bernaza número 1 esquina a O’Reilly, fue el primer bar habanero que dispuso de la maravilla del aire acondicionado.  El Floridita, a menos de cien metros, se sintió amenazado y su propietario terminó instalando asimismo un acondicionador de aire, a lo que, con el apoyo de Hemingway, cliente habitual del establecimiento, se había negado hasta el momento.

Entre 1957 y 1958 los cabarets de lujo habaneros experimentaron un auténtico momento de esplendor. En corto tiempo y ante la atónita mirada de los habaneros, se edificaron en el Vedado los hoteles Habana Riviera, Capri y Habana Hilton, tres grandes y suntuosos establecimientos provistos de sus respectivos cabarets, bares y salas de juego. En Galiano y Malecón, el Deauville abrió sus puertas el 17 de julio de 1958 y otro tanto acontecía en la ciudad de Santa Clara con la apertura en enero del 57, del cabaret Venecia y su elegante casino.

En febrero de 1959, declaraba a la revista Bohemia Nat Kahn, gerente del hotel Riviera: “Tres nuevos hoteles de lujo en La Habana, que se inauguraron el año pasado, fueron factores decisivos para arrebatarle la clientela a la Florida”. Con el juego legalizado como atracción principal, La Habana tuvo su mejor temporada turística entre 1957 y 1958.

Existían bares y cabarets de segunda y tercera categorías y hasta de cuarta.  Casi todas las bodegas disponían de barra. El servicio de bar en la bodega era hasta las siete de la noche. Si se extendía, el propietario debía pagar impuestos no como bodega, sino como bar, que eran más elevados.  Lo mismo sucedía con los cafés. De ahí que, en atención a sus tributos al fisco, hubiera cafés con y sin alcohol.

Cuando la ofensiva revolucionaria (13 de marzo 1968) fueron expropiados 955 bares en La Habana y 1 377 en Oriente. En la capital además fueron expropiadas 1 578 bodegas, muchas de las cuales tenían cantinas. Nadie pudo explicar entonces de dónde sacaban esos establecimientos los licores que vendían a sus clientes si la empresa de bebidas hacía más de cuatro meses que no efectuaba suministros.

Tanto en los bares como en las simples bodegas era habitual el saladito. Queso en lascas o en dados, aceitunas, chicharrones o una lasca de jamón… estimulaban al cliente a que siguiera bebiendo. Muy sabrosas eran las galletitas preparadas que obsequiaban en La Princesa, de Concepción y 16, en Lawton, con jamón, queso, pepinillo encurtido y pierna de cerdo, que se asaba allí mismo.

En bares y bodegas, sobre todo en las bodegas, era frecuente el juego de cubilete. El que perdía pagaba la ronda siguiente.

Se han publicado 10 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • XLRG dijo:

    Empiezas a leer cualquier cosa que escriba Ciro y tienes deseos de que tenga 100 páginas, que no se acabe

  • M dijo:

    Muy refrescante su artículo amigo Ciro. Mi padre me contó que él tenía una bodega con barra. Y efectivamente, preparaba saladitos con jamón del diablo, chorizo el miño y unas galleticas que no recuerdo el nombre. Vendiendo una botella por líneas lograba sacarle hasta más de 5 veces su precio vendiéndola entera; y sin embargo había bebedores habituales que llegaban y se bebían, pagando línea a línea, media botella y más todos los días. Él como bodeguero, a veces cuando llegaba uno de esos habituales, le invitaba el primer trago por la casa, o el saladito... daba suficiente margen comercial para ello y de paso enganchaba al cliente.

  • Roberto dijo:

    Estimado Bianchi, sin ánimo de discrepar, pero leí alguna y no recuerdo dónde, decía, que el famoso Cuba Libre fué creado por un oficial norteamericano, en el campamento de Columbia, dónde estaban acampadas las tropas de ocupación yanquis..
    Decía dicho escrito, que un momento de descanso, empezó a ligar los ingredientes y cuándo terminó, alzó el vaso y en voz alta dijo:
    Brindo por Cuba Libre
    Saludos cordiales

    • Gatica dijo:

      Sin animos de ofender concuerfo con usted porqe tambien escuche esa anécdota. Saludos

  • Joel dijo:

    Exelente trabajo de nuestro gran historiador... don Ciro Bianchi... en estos momentos de malas noticias algo bueno para refrescar la lectura..

  • Orlando dijo:

    Mire eso. Gracias Don Ciro, por contarnos y por compartir lo que no vivimos.

  • @ndres_93 dijo:

    Son sentimientos encontrados... por un lado oigo con añoranza e imagino aquellos tiempos, que no tan buenos se puede decir, pero si de esplendor... pero por otro lado vivir aquello y no tenerlo después, pienso.... sería dramático.

  • Leyanis dijo:

    Gracias, maestro. Todas las semanas espero ávida un nuevo artículo. Resulta muy interesante conocer de nuestros mágnificos tragos.

  • kike dijo:

    Garcias ciro, colecciono sus relatos, de buen historiador, con dble sentido investigativo y gran escribidor. Felicidades, siga dándo todo esto que es la vida de cuba.

  • Marino dijo:

    Maestro Ciro soy un lectior asiduo suyo tanto por aqui como por otros médios me gustaria hacerle un pedido dentro de posibilidades,¿será que ir poderá publicar el verdadeiro origem del coctel Cuba libre?Es que exiaten muchas historiasyhistórias la que menos me gusta es que segun algunos medios mal llamada "Independientes"se le atribuye el origen de esa bebida a Los americanos celebrando la intervencion.
    Muchas gracias

Se han publicado 10 comentarios



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Ciro Bianchi Ross

Ciro Bianchi Ross

Destacado intelectual cubano. Consagrado periodista, su ejecutoria profesional por más de cuarenta años le permite aparecer entre principales artífices del periodismo literario en el país. Cronista y sagaz entrevistador, ha investigado y escrito como pocos sobre la historia de Cuba republicana (1902-1958). Ha publicado, entre otros medios, en la revista Cuba Internacional y el diario Juventud Rebelde, de los cuales es columnista habitual.

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