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Con la venia de la Moscoso: Los terroristas salieron de madrugada

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La Prensa
Honduras
31 de agosto 
 

Eran las 4.25 de la madrugada del pasado jueves 26 de agosto cuando las luces de la galera izquierda del centro penitenciario El Renacer se encendieron y, de pronto, dieron paso a un inusual movimiento de uniformados y vehículos, que dejó atónitos a los centinelas del recinto.

De seguido, cuatro personas de avanzada edad salieron a paso lento desde el despacho de la dirección general, donde aguardaban sentados desde una hora antes. No llevaban equipaje, sólo bolsas de mano y unas viejas revistas.

Sus ropas, medicamentos, manuscritos, fotos, el expediente sobre su causa y los recuerdos de casi cuatro años de cautiverio se quedaron en las celdas.
Mientras esto ocurría, los otros 350 internos del penal dormían placenteramente, ajenos al acontecimiento.

En minutos, los cuatro extranjeros abordaron un microbús blanco, ocupado previamente por cinco funcionarios policiales armados hasta los dientes, y raudos, bajo el amparo de la oscuridad, salieron de la prisión.

En el interior del vehículo destellaba apenas una tenue luz, aunque lo suficientemente potente como para alumbrar el rostro de aquellos cuatro hombres que, aunque confiados, daban señas del nerviosismo típico de quien espera un arrepentimiento de última hora.

En silencio
Otras tres camionetas y cuatro motos conformaron la caravana de escoltas, que a diferencia de muchas otras en situaciones similares, no utilizaron sus clásicas sirenas. Todo el operativo se desarrolló en silencio, en medio de un frío hermetismo.

Los cubanos se sentaron en sillas separadas y a lo largo del recorrido pocas fueron las palabras que intercambiaron; incluso, uno daba la impresión de sollozar o rezar.

Cuando se asomaron las primeras ráfagas de luz, al amanecer, el convoy ingresó en las instalaciones del aeropuerto internacional de Tocumen, donde los esperaba un pequeño jet privado desde las 2.00 de la madrugada.

Agentes de Migración recibieron a los cuatro cubanos, a quienes se les hizo entrega de sus respectivos pasaportes. No los falsos que usaron para ingresar al país hace cuatro años, sino los oficiales.

Otras seis personas aguardaban dentro de la aeronave, incluyendo las esposas de los cuatro anticastristas, un representante del Movimiento de Cubanos en el Exilio y el piloto.

Sin mucho protocolo, los agentes de la Policía Nacional encargados del traslado y seguridad de los cuatro cubanos se despidieron, mientras que los inspectores de Migración hicieron lo propio.

Los cubanos indultados abordaron la aeronave a las 7.15 de la mañana y 45 minutos después el personal de la torre de control del aeropuerto autorizó la salida del avión, que despegó sin problemas con rumbo a Miami, Estados Unidos. Mientras, Fidel Castro en La Habana, y Mireya Moscoso en Panamá, tomaban sus respectivos desayunos.

La escala
El avión LR-55 de la empresa Catalina Aerospace debía hacer una parada. Los cuatro indultados llegaron al aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula a las 7.45 de la mañana -Hay una hora de diferencia en los horarios de los dos países.

Ya no cansados sino con ánimos de libertad, bajaron de la aeronave con pasaportes norteamericanos falsos, aduciendo ser hombres de negocios. Burlaron la seguridad del aeropuerto internacional e ingresaron de frente a las autoridades de Migración. Nadie notó el engaño.

En la guardatura ya los esperaban. Un empresario, reconocido en la ciudad, según las autoridades del país, aguardaba su arribo.

Los cuatro hombres salieron de las instalaciones junto a su anfitrión, una hora después sólo regresaron tres. El avión partió a las 10.45 de la mañana. Luis Posada Carriles no viajó a EUA.

La última noticia ese día fue cuando Guillermo Novo, a su llegada a Miami, dijo "él está en un tercer país y está seguro", refiriéndose a Posada. La Prensa de Panamá y redacción central.

Luis Clemente Posada Carriles es considerado por muchos sectores como el "terrorista más peligroso del hemisferio". Lo vinculan a muchos atentados, incluyendo el que acabó con la vida del ex presidente de Estados Unidos John F. Kennedy.

Durante más de 25 años sólo se conoció uno foto de él, hasta su captura en Panamá en noviembre de 2000, acusado junto a otra tres personas de planificar un supuesto complot de asesinato contra Fidel Castro. Como cualquier adolescente cubano de la década de los 40, Posada Carriles era aficionado a la caza, la pesca, la bebida y el juego en su natal Cienfuegos, en la zona surcentral de Cuba.

Pero con el correr de los años, una de sus pasiones juveniles le ayudó a convertirse en un empleado confiable de la Agencia Central de Inteligencia, CIA: la confección de artefactos explosivos rudimentarios. Se casó aproximadamente en 1943 con Concepción Castañeda en Cienfuegos, con quien no tuvo hijos y se divorció luego de que logró viajar a Miami en 1961.

De acuerdo con la investigación, Posada Carriles vivió en La Habana a partir de 1954 y al año siguiente es contratado como empleado de confianza en la transnacional norteamericana Firestone. El 25 de febrero de 1961 viajó con salvoconducto a Miami.

Participó en la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, que intentó derrocar a Castro, financiada por la CIA.

En 1964 fue colocado por la CIA en un campamento en Tampa, Florida, por sus conocimientos y experiencia en explosivos y demoliciones, para que entrenara a fuerzas contrarrevolucionarias. En octubre de 1967, la CIA le trasladó a Venezuela.

Aquí se convirtió en un importante oficial de la inteligencia venezolana. Pero en 1976 fue acusado de participar en un atentado terrorista contra un avión comercial de la aerolínea Cubana, mientras volaba sobre Barbados. En el ataque murieron 73 personas.

En 1985 se fugó de una cárcel en las afueras de Caracas y apareció en El Salvador formando parte de la polémica operación Irán-Contras, que dirigía Oliver North.

Desde ese país centroamericano participaba en el envío clandestino de armas a los rebeldes antisandinistas de Nicaragua -los contras- y el gobierno de Napoleón Duarte le otorgó documentos salvadoreños a nombre de Ramón Medina, según el mismo Posada ha relatado en su libro Los caminos del guerrero.

Fue bajo el nombre de Ramón Medina que ingresó a Panamá en 2000. Al ser capturado, tenía consigo documentos salvadoreños obtenidos fraudulentamente, por lo que enfrenta también un proceso por falsificación ideológica y material en El Salvador.

El gobierno cubano ha dicho que desde 1994, ha tratado de ejecutar varios atentados contra Castro durante las cumbres iberoamericanas.

El ex procurador es su abogado:

Rogelio Cruz fue procurador general de Panamá y luego el abogado defensor de Luis Posada Carriles. Asumió su defensa sólo días después que fuera apresado el 17 de noviembre de 2000.

En una entrevista a La Prensa advirtió que "aunque supiera su paradero nunca lo diría". "La última vez que lo vi fue unos días antes del indulto". Confirmó que Posada no entraría tan fácilmente como los otros tres indultados a EUA pues no tiene esa nacionalidad.

"Es cubano, tuvo la venezolana, pero ellos también pidieron su extradición". Aseguró que nunca realizó gestiones para el indulto. "Me di cuenta hasta el día que lo anunciaron por la televisión". Su relación terminó desde que se decretó el indulto, "es únicamente legal".

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