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Los médicos cubanos y su don de servicio

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Renán Martínez

Redacción La Prensa

San Pedro Sula. La alegría de los que van de regreso a la isla caribeña y los que llegan a servir en tierra hondureña, se funde en medio del bullicio festivo.

El olor a Cuba se respira por todos lados en el edificio de dos plantas de la colonia Villa Florencia, donde los médicos del país antillano han establecido su "cuartel".

"Hermanos, estamos echando pa' Cuba", grita alguien eufórico en medio de la fiesta pensando en el reencuentro con su familia después de haber cumplido dos años sirviendo como médico voluntario en el norte de Honduras.

Los festejantes forman parte de las brigadas médicas cubanas, quienes han atendido cuatro millones de consultas desde que llegaron a Honduras para ayudar tras la emergencia causada por el huracán Mitch.

Doble festejo
El pasado viernes colgaron sus batas blancas y se vistieron con colores alegres que reflejan su temperamento para despedir a unos y dar la bienvenida a otros.

"En estos momentos salen de vacaciones alrededor de 40 médicos y otro grupo se va en forma definitiva, pues termina su período de dos años en el país", dijo el jefe de la delegación Henry Carreño.

El contingente que los reemplaza ya está instalado en la ciudad para seguir con el voluntariado de ayuda a los más necesitados.

Esa noche todos se fundieron en un abrazo durante el doble festejo con sabor a yuca y congrí, platos típicos de la tierra añorada.

En la casa viven unos 26 galenos de diferentes especialidades, quienes se alternan para hacer la comida y la limpieza mientras no están curando enfermos en los hospitales públicos o los centros de las área rurales.

Austeridad
La falta de adornos y comodidades en la residencia alquilada reflejan la austeridad importada de su país.

Un solitario póster en blanco y negro del Che Guevara pegado en una de las paredes de la amplia sala parece recordar que la salud del pueblo es uno de los pilares en que descansa la revolución.

Durante sus alegres reuniones se olvidan momentáneamente de las jornadas sin horario que realizan como misioneros de la salud, a veces dentro de un quirófano o cabalgando a lomo de mula hacia comunidades donde no conocen un médico rural.

La alegría en casa se enciende con cualquier pretexto. Basta con que alguien sintonice una música de salsa en la radio para que comience el baile, dice Grisel Risco, quien procesa datos sobre la epidemia del dengue en el hospital Mario Rivas.

"Pero si en el vecindario hay una persona enferma, dejan a un lado la diversión y a trabajar se ha dicho", manifiesta Risco.

Los galenos han logrado congeniar rápidamente con los costeños porque tienen la misma sangre caribeña y la calidez del trópico

"Aquí te conocen por la mañana y te invitan a comer por la tarde", agrega Grisel. Ella en enero volverá a reunirse con su esposo y sus dos hijos en La Habana.

Carreño también expresa que "el pueblo hondureño nos ha brindado todo su amor y su afecto, para poder ayudar a mejorarle su estado de salud, en conjunto con nuestros colegas de este país".

Más que médicos son guardianes del bienestar de la población al poner en práctica sus conocimientos en las diferentes especialidades, trabajando hasta los fines de semana. Algunos aprovechan sus días de descanso para visitar comunidades remotas, sin más recompensa que el reconocimiento de las personas beneficiadas.

Los brigadistas volverán a convivir en familia durante la Nochebuena y el Año Nuevo cuando la nostalgia se apodera de ellos mientras cantan el himno nacional de Cuba.

Escuela que prepara médicos en Cuba da sus frutos
La Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas de Cuba ha comenzado a darle un espaldarazo a la salud en los países en desarrollo.

El próximo mes llegaría el primer grupo de estudiantes hondureños a realizar su práctica en este país. Sin embargo, eso dependería del Gobierno de Honduras, dijo Roberto Cosenza uno de los 219 estudiantes hondureños.

La idea de la escuela nació a raíz del huracán Mitch con el fin de "evitar que la muerte sistemática continúe arrancando silenciosamente más vidas".

La escuela cuenta con una matrícula de ocho mil alumnos que comienzan realizando sus estudios premédicos y los dos primeros años de la carrera, que son los más duros. Luego cursan tercero, cuarto, quinto y sexto años en 20 facultades de medicina en todo el país.

El gobierno cubano advierte que no se imparten materias de carácter político, como se hace con los jóvenes cubanos en todos los centros universitarios.

Los estudiantes aprenden la historia de América Latina y cada quien es libre de profesar su religión.

 

¨*Tomado del diario hondureño La Prensa

 

 

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