Cubadebate

El partido estaba por comenzar y en el túnel de salida hacia la cancha del Estadio nacional Pedro Marrero un hombre, vestido de pulóver azul y mono deportivo rojo, arengaba a los futbolistas.

Los árbitros mandaron a formar para salir a la grama y realizar la ceremonia protocolar que daría paso al encuentro de la sexta fecha del Campeonato Nacional de Fútbol de Primera División entre los onces de La Habana y Villa Clara. En ese instante me le acerque a aquel hombre y le dije si podía hacerle una preguntas. Amablemente, el me respondió que si. "A ver, que quieres saber, pregunta".

Delante de mí tenía a Ariel Álvarez, considerado por muchos el mejor futbolista cubano de las dos últimas décadas. El estelar jugador hace algunos años había dejado las canchas, pero su pasión por el más universal lo hizo regresar a su hábitat.

Ahora su lugar no estaba en la mitad del campo, donde habitualmente jugaba, ni en las dimensiones del terreno. Su espacio para maniobrar se limitó a pocos metros. Pero cual jugador habilidoso y técnico, se las arregla para hacer llegar las indicaciones de juego desde el banquillo.

Desde 2009 Álvarez conduce a los naranjas. Su llegada estuvo asociada más a su espíritu de líder y figura motivacional dentro del grupo que a su experiencia como entrenador. Tras dos temporadas la apuesta es positiva. En su primer año se propuso formar un plantel competitivo. "Todo equipo tiene metas. El primer año le dije a los muchachos que es era el momento de las oportunidades". Los centrales caerían en las semifinales del torneo. Su segunda campaña en el banquillo devino en un nuevo titulo para los villaclareños, que no ganaban desde 2005. Él lo había anunciado. "El segundo año les dije que era el de la victoria".

En esta versión, a la altura de la sexta fecha, Villa Clara es líder absoluto del torneo con 14 puntos y solo ha cedido unidades en sus visitas a Cienfuegos y La Habana.

El buen rendimiento de sus discípulos en este arranque de campeonato Álvarez se lo adjudica al periplo por tierras haitianas donde jugaron frente a equipos de nivel. "Los partidos sirvieron de preparación y estímulo para los atletas. Nosotros no llegamos en etapa competitiva pero valoramos de muy positiva la experiencia".

Lo cierto es que Villa Clara se muestra como un conjunto compacto, sin fisuras en sus líneas y con jugadores como los internacionales Yenier Márquez, Jorge Luis Clavelo y Roberto Linares, es un serio aspirante a la corona del certamen.

Me habría gustado conversar un poco más con ese grande del futbol nacional pero el principal ya se alistaba para dar la orden de jugar.

En esos instantes finales le lance dos interrogantes al ruedo. Las mismas estaban relacionadas con los equipos que podrían disputarle el título y con un hipotético mejor comienzo de temporada. Él sin pensarlo respondió. "Todos son rivales, aunque el mayor enemigo somos nosotros cuando no hacemos lo que se entrenó. Aun faltan cosas por limar, pero no pediría un comienzo diferente. Todo es cuestión de tiempo y trabajo."

Todo estaba dispuesto para el inicio del juego. Porteros y liniers listos, mientras el principal miraba su cronómetro. Yo comprendí que la entrevista había llegado a su fin. Solo quedaba tiempo para la despedida. Extendí la mano, dije gracias y le deseé suerte en el partido. Sus últimas palabras antes de pararse en el área técnica fueron: "gracias, este es el año de reafirmar quienes somos en realidad."