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¡Terroristas a la cárcel!

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Miami.-  Vuelve a enseñar sus garras el sector más intolerante de la extrema derecha cubanoamericana en nuestra ciudad.  El sector de los terroristas, el de los consortes de los terroristas; el sector de los que se nutren de la política estadounidense de agresión permanente en contra del pueblo cubano.

Hace décadas Miami es la guarida de la contrarrevolución latinoamericana. Aquí se unen en criminales empeños revanchistas lo peor de nuestras naciones.  Y cuando nuestros pueblos se deciden a ahondar sus procesos libertarios, y no hay cabida en nuestros países para esos maleantes, su frustración se vuelca contra los que aquí vivimos y nos oponemos a sus maléficos propósitos.

En tiempos recientes no sólo se han decidido nuestros pueblos a hacer realidad sociedades justicieras sino también, en este país, la mayoría del pueblo finalmente rechaza las políticas de la Administración Bush que han atentado contra los derechos políticos, sociales y económicos de la inmensa mayoría, y que ha lanzado a este país a una criminal política de guerra y conquista que ha sido responsable de muerte y destrucción en Iraq y Afganistán.

Esa Administración y sus políticas de horror --aliada incondicional de los terroristas del patio-- se desintegra, día a día.  Aunque la Casa Blanca hasta ahora ha podido impedir que se acuse al terrorista Luis Posada Carriles por los viles delitos de los cuales es culpable lo ha tenido que mantener detenido en la cárcel.  Se encarcelaron a otros dos terroristas cubanoamericanos, Santiago Álvarez y a Osvaldo Mitat, los consortes de Posada, los que lo entraron ilegalmente a Estados Unidos, los que tenían -al menos- (sabrá Dios cuántos más) dos arsenales de armas, municiones y explosivos escondidos en diferentes lugares de nuestra comunidad.

Y tal parece que sólo es cuestión de tiempo, poco tiempo, para que se desmantelen las restricciones de viajes a Cuba y otras partes de los cimientos de la política genocida de Bloqueo.  Crece la exigencia, desde diferentes sectores de la vida nacional, de la necesidad de una nueva política entre Estados Unidos y Cuba, una que reemplace a la fallida política de agresión permanente en contra del pueblo cubano, que tanto daño ha causado a los que viven en la Isla y a los que aquí vivimos.

Además, los consortes de los terroristas en la Cámara de Representantes federal, la Iliana y los Díaz Balart, ahora sin el poder de antes --en un muy cambiante clima político-- toman distancia, al menos públicamente, de sus socios de siempre.

Los terroristas y sus consortes de la extrema derecha cubanoamericana tienen razón para preocuparse.  Las reglas del juego están cambiando, precipitosamente. 

Entre ellos siempre ha habido los que viven en la histeria. El viernes pasado, 19 de enero, algunas de las organizaciones de la extrema derecha cubanoamericana, consortes de los terroristas, convocaron -en una céntrica esquina en plena Calle Ocho- a una manifestación exigiendo la libertad del criminal Luis Posada Carriles.  Tan mal le va a ese sector que a pesar de haber sido el mitin convocado con anticipación por la prensa, y haber sido anunciado a durar seis horas, la prensa informó que no más de 100 personas se le unieron durante todo ese tiempo.

Dos muchachos y una muchacha, dirigentes de la organización universitaria, Juventud Bolivariana, decidieron, casi espontáneamente, hacer valer sus derechos constitucionales de libre expresión, y de manera pacífica, sin hablar siquiera, en la acera de enfrente de la manifestación terrorista, desplegaron una tela que en grandes letras decía: "Terroristas a la Cárcel".

La respuesta de los consortes de los terroristas no se hizo esperar.  De manera  instintiva, un tropel de ellos, endemoniados, les fue arriba a los muchachos a patadas, piñazos, escupitajos y maldiciones. Todo ocurrió -ante las cámaras de la prensa-- en cuestión de uno o dos minutos, el tiempo necesario para que los muchachos, que habían decidido no responder a las agresiones, se montaran en su carro -el cual tenían cerca-y rodeados de los poseídos atacantes se fueran del lugar.

Por suerte nada más pasó.  Esa gente es capaz de cualquier cosa; habitualmente lo han demostrado. Una de las organizaciones que convocaron al acto, Vigilia Mambisa -- se hace llamar-- es la realea de ese sector.  Intentan intimidar con sus desafueros a los que se oponen a sus ideas.  Su comportamiento público no reconoce el derecho de otros a expresarse libre y pacíficamente.  Obran desenfrenadamente en contra de la ley y la consideración debida a los derechos de los demás.

Los muchachos de la Juventud Bolivariana han presentado una exigencia legal ante la policía, como la ley requiere, para que las autoridades actúen y presenten cargos contra los atacantes.  Además, un número de organizaciones de nuestra ciudad entienden que ha llegado el momento de nuevamente exigir a las autoridades las garantías imprescindibles para que se respete el derecho de todos a la libre expresión, pacífica y públicamente, sin peligro de intimidación alguna, como lo garantiza la Constitución.

Qué menos se puede exigir a las autoridades que lo que pidieron esos tres muchachos en la Calle Ocho el viernes pasado: ¡terroristas a la cárcel!

*Director de la Revista Areito Digital

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Andrés Gómez

Andrés Gómez

Periodista cubano residente en Miami. Fundador de la Brigada Antonio Maceo, integrada por cubanos que viven en los Estados Unidos. Es el director de la Revista Areito.