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Bush reitera que su programa de espionaje doméstico es "legal" y "esencial" para EU

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La Jornada

Nueva York, 31 de enero. Sólo un año después de ser relecto con amplio apoyo popular, el presidente George W. Bush rindió esta noche su informe anual a la nación, pero ahora con una mayoría que desaprueba su gestión y la dirección en que lleva al país.

Por lo tanto, en lo que es el acto presidencial de mayor perfil público anual, el objetivo de Bush fue intentar restaurar su aura de comandante en jefe, de líder. Con ello trató de retomar la ofensiva en el ámbito político para superar una presidencia rodeada de escándalos, bajo investigación por posibles delitos, acusaciones de violaciones a la Constitución, el derecho internacional y de abusos contra los derechos humanos, con déficit récord en comercio y presupuesto, un gobierno endeudado a niveles sin precedente y con una sociedad cada vez más marcada por la desigualdad económica.

"La única manera de proteger a nuestra gente... la única manera de asegurar la paz... la única manera para controlar nuestro destino es a través de nuestro liderazgo; por eso Estados Unidos de América continuará como líder", declaró Bush. No sólo eso, subrayó que esto es esencial para el planeta: "la única alternativa al liderazgo estadunidense es un mundo dramáticamente más peligroso y ansioso".

Las noticias para México no fueron buenas: el tema migratorio recibió sólo una breve referencia del presidente, en la que destacó más el tema de seguridad fronteriza que una reforma a fondo del sistema de inmigración. A pesar de que reconoció que "esta economía no podría funcionar sin" los inmigrantes, no se atrevió a decir más del asunto, el cual ha dividido a su partido.

América Latina no mereció espacio en este informe.

Esta noche la estrategia fue nombrar los grandes problemas, "responsabilidades" y desafíos que enfrenta el país tanto al interior como en el ámbito internacional, y ofrecer alta retórica y muy poco contenido como respuesta. No fue un informe real sobre el estado del país, sino un intento para enmarcar el debate político en lo que es un año electoral legislativo donde el primer objetivo es mantener el control republicano de las tres ramas de gobierno.

Empezó bien el día

El día empezó bien para el presidente en torno a este objetivo. El Senado ratificó al candidato del presidente, el juez Samuel Alito, a la Suprema Corte, imponiendo así sobre la más alta instancia judicial una mayoría conservadora que podría cambiar de manera fundamental las leyes (y política) de este país.

Con la muerte de Coretta Scott King, viuda del reverendo Martin Luther King, Jr., el presidente también tuvo la oportunidad de proyectarse como un "admirador" y campeón de los derechos civiles. Con los recientes videos de los dirigentes de Al Qaeda transmitidos en los últimos días, Bush tenía material con qué justificar, una vez más, el espionaje doméstico y la guerra en Irak, y otras medidas de "seguridad nacional" como algo necesario en "tiempos de guerra".

La guerra continúa como la apuesta más riesgosa de esta presidencia, y causa principal del desplome de su apoyo popular. El tema de seguridad nacional ocupa aproximadamente la mitad de su discurso. Los fantasmas de más de 2 mil 200 soldados estadunidenses muertos, más unos 16 mil heridos, estaban presentes en la sala. La Casa Blanca invitó a viudas y familias de soldados muertos o heridos para sentarse junto a la primera dama Laura Bush, a fin de demostrar su "patriotismo", pero más bien, el apoyo al presidente.

Opositores de Bush, como la representante demócrata Lynn Woolsey, invitó por su parte a Cindy Sheehan, la madre de un soldado muerto en Irak que se ha convertido en la cara del movimiento contra la guerra, a sentarse dentro de la sala durante el discurso ante el Congreso en el Capitolio. Sin embargo, fue arrestada poco antes de comenzar el acto por sacar una manta en violación de las reglas de la Cámara.

"Terroristas como Bin Laden son serios sobre el asesinato masivo; y todos nosotros tenemos que tomar en serio sus intenciones declaradas", advirtió Bush. El objetivo de este enemigo, dijo, es imponer "el control totalitario a través de Medio Oriente, y armarse con las armas de asesinato masivo. Su meta es tomar el poder en Irak, y usarlo como un puerto de refugio para lanzar ataques contra Estados Unidos y el mundo. A falta de la fuerza militar para desafiarnos directamente, los terroristas han optado por el arma del temor".

Bush insistió en mantener el curso actual en el ámbito internacional: "nuestra nación está comprometida con una meta histórica de largo plazo; buscamos el fin de la tiranía en el mundo... la seguridad futura de Estados Unidos depende de ello". Insistió en que "no podemos encontrar la seguridad al abandonar nuestros compromisos y replegarnos dentro de nuestras fronteras", afirmó, y declaró que el enemigo, los "terroristas", sólo llevarían "el campo de batalla a nuestras costas". Reiteró que "la única manera de derrotar a los terroristas es derrotar su oscura visión de odio y temor al ofrecer la alternativa esperanzadora la libertad política y cambio pacífico".

Frente al creciente coro en favor del regreso de las tropas a casa, el comandante en jefe afirmó que "estamos en esta lucha para ganar, y estamos ganando. El camino de la victoria es el camino que llevará a casa a nuestras tropas". A los críticos, el presidente advirtió que "hay una diferencia entre la crítica responsable y el derrotismo que rehúsa reconocer algo más que el fracaso" y, por lo tanto, dijo que un retiro de las tropas sólo llevaría al desastre. Para dejarlo claro, señaló que "aparte de cómo nos sentimos sobre las decisiones y debates del pasado, nuestra nación tiene sólo una opción: tenemos que honrar nuestra palabra, derrotar a nuestros enemigos y apoyar a los militares estadunidenses en su misión vital".

A la vez, reiteró que su programa de espionaje doméstico sin autorización judicial es legal bajo "la autoridad que me otorga la Constitución y el estatuto", insistió en que esta autoridad ha sido empleada por otros presidentes, y es "esencial para la seguridad de Estados Unidos. Si hay gente dentro de nuestro país que está hablando con Al Qaeda, queremos estar enterados; porque no nos quedaremos sentados a esperar que nos golpeen de nuevo".

Subrayó que para "superar los peligros en nuestro mundo, también tenemos que tomar la ofensiva al alentar el progreso económico, combatir la enfermedad, y difundir la esperanza en tierras sin esperanza".

Los nuevos desafíos económicos

En el frente doméstico, el presidente insistió en mantener la supremacía económica de Estados Unidos, señalando que una fuerza laboral más educada y capacitada es clave para enfrentar nuevos desafíos de competencia presentados por países como China e India en la economía mundial. Afirmó: "Estados Unidos es adicto al petróleo, el cual frecuentemente es importado de partes inestables del mundo... La mejor manera de romper con esta adicción es a través de la tecnología".

Fue en este rubro que hizo una breve mención del asunto de la migración. Declaró que para mantener competitiva a esta economía, "se requiere de un sistema de migración que cumpla con nuestras leyes, refleje nuestros valores y sirva a los intereses de nuestra economía". Pero primero enfatizó el aspecto de seguridad, y después reiteró en términos generales su propuesta. "Nuestra nación necesita fronteras ordenadas y seguras. Para cumplir con esta meta, tenemos que tener controles de inmigración más fuertes y protección fronteriza. Y debemos tener un programa de trabajadores huésped racional y humano que rechaza la amnistía... y reduce el contrabando y el crimen en la frontera". Punto.

De hecho, después de declarar que este tema sería prioridad en su segundo periodo, esta breve y general referencia muy adentro de su discurso sólo puede indicar que el presidente desea reducir el perfil de este asunto.

Abordó el tema de la crisis del sistema de salud; uno de los más espinosos en el debate político estadunidenses, donde más de 40 millones no cuentan con seguro de salud, y los que sí lo tienen enfrentan costos exorbitantes y cada vez peor atención médica, y señaló que la solución es "fortalecer la relación entre doctores y pacientes... y ayudar a la gente para que pueda conseguir el seguro que necesita".

Su conclusión, como era de esperarse, fue pura retórica sobre la grandeza del país y un futuro optimista. Dijo que se ha realizado una "revolución de conciencia, donde una generación emergente está encontrando que una vida de responsabilidad personal es vida plena... Políticas sabias como la reforma del sistema de bienestar social, educación sobre drogas, apoyo de la abstinencia y adopción han hecho una diferencia en el carácter de nuestro país".

Estas palabras son claves para la reducción de los programas federales de asistencia social, políticas sobre educación sexual y rechazo del aborto.

Se refirió a la necesidad de mejorar el clima ético, tanto entre la sociedad como en el gobierno, y advirtió: "nunca deberíamos rendirnos a la creencia de que Estados Unidos está en declive, o que nuestra cultura está predestinada a deshacerse".

En la única referencia a los escándalos de corrupción en el Capitolio y posiblemente en la Casa Blanca, el presidente dijo que "una sociedad esperanzadora espera que sus funcionarios electos respeten la confianza pública. Gente honorable de ambos partidos están trabajando en reformas para fortalecer las normas éticas de Washington, y yo apoyo sus esfuerzos".

Concluyó con "encabezaremos el avance de la libertad. Competiremos y sobresaldremos en la economía global. Renovaremos los compromisos morales que definen esta tierra".

Así, Bush, ante el auditorio nacional más grande que goza en el año, intentó restaurar su presidencia en un país donde dos tercios del pueblo, según los últimos sondeos, creen que las cosas van mal.

 

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David Brooks

David Brooks

Periodista mexicano, corresponsal del diario La Jornada en los Estados Unidos.