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Los muertos de W. Bush

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Rompiendo un sospechoso silencio de la gran prensa norteamericana, el diario The New York Times publicó en sus páginas principales las fotos de casi todos los militares norteamericanos muertos en Iraq, para remarcar que superaron la cota de los mil.

Entretanto, la Casa Blanca intenta minimizar el impacto de las secuelas de la guerra en Iraq, donde prevalece la inseguridad, cuando la alegada cruzada antiterrorista es caldo de cultivo para la repetición de atentados en diversas latitudes del planeta.

Son tiempos electorales y más que rectificar una política equivocada lo principal para la actual Administración republicana es mantenerse en la Casa Blanca, aunque para ello sea necesario engañar y manipular a la opinión pública con aquello de que el presidente George W. Bush es sinónimo de seguridad.

No importa que la política de confrontación de Washington haya expandido el flagelo del terrorismo a otras latitudes y embarcado en esa aventura a gobiernos como el de Australia, cuya embajada fue objeto de un sangriento atentado en Indonesia.

El mundo hoy vive cada vez más temeroso de las secuelas de la política de confrontación y "guerra preventiva" de la Casa Blanca, a despecho de que el Presidente norteamericano intenta convencer a sus conciudadanos de las "bondades" de su actuación.

Pero de eso no está muy segura Dixie Codner, quien enterró hace unos días a su hijo Kyle, de 19 años, muerto en acción en Iraq.

Ella tenía una pregunta para los marines que llegaron con la noticia hasta los campos de alfalfa y maíz de su granja. ¿Se necesita su uniforme de gala que guardo en el armario?

La respuesta fue negativa. "Tenemos uniformes de todas las armas, de cualquier talla, esperando en la base aérea de Dover", le dijeron en referencia a esa instalación militar en Delaware, devenida antesala al cementerio para los estadounidenses que regresan del país árabe envueltos en la bandera de las barras y las estrellas.

"¿Cuántos más muertos están esperando? Todo lo que sé es que hay mil familias que se sienten justamente como yo. Nos vamos a la cama cada noche, y no tenemos a nuestros hijos", dijo la señora Codner al diario The New York Times.

La mayoría de las bajas corresponden al ejército, pero ha subido el porcentaje de los miembros de la reserva y la Guardia Nacional, que pensaban ser desplegados en casos de catástrofes o huracanes y ahora son cada vez más utilizados en aquella guerra.

Tres cuartas partes de las muertes ocurrieron en acciones de la resistencia, en particular la explosión de bombas artesanales o ataques con cohetes antitanques, un arma particularmente eficaz contra la supremacía tecnológica del Pentágono.

Millones de dólares invertidos en un superpotente tanque M-1 (Abrams) se pueden convertir en chatarra ante el disparo certero de un guerrillero apostado tras un tanque de basura y armado del RPG-7.

Esta arma portatil, y según las escenas de CNN muy abundante entre los destacamentos de la insurgencia, ha sido incluso utilizada para derribar helicópteros Apache y contra aviones de carga de la coalición.

El más joven de los efectivos del Pentágono perdió la vida a los 18 años, aunque el 52 por ciento de las bajas no tenía más de 24, y otro 34 por ciento estaba entre los 25 y 34 años. Sólo 14 de cada 100 superaba los 35.

Suman no menos de 122 latinos, entre ellos Gary Alexander Vaillant, un boricua nacido en Nueva York, quien falleció a principios de este mes. Una mina explotó al paso del tanque en que se movía en la villa de Khalidiya, entre Falluja y Ramadi.

Vaillant formaba parte de las tropas enviadas desde Sudcorea para reforzar el contingente militar en Iraq. Entonces le había escrito a su hermana: "oren mucho por mi, porque la verdad no quiero ir".

El incidente donde perdió la vida no trascendió a la gran prensa, que por el contrario informó profusamente sobre la captura, en feroz batalla, del ex vicepresidente iraquí, Izzat Ibrahim, lo cual fue finalmente desmentido.

La lista luctuosa incluye a por lo menos 24 mujeres, más que en cualquier otro conflicto armado de los tantos en que Estados Unidos ha intervenido desde la Segunda Guerra Mundial.

Pero el Times evade otras cifras. Fuentes de Bagdad y de organismos internacionales consignan que alrededor de 30 mil civiles iraquíes murieron desde que se inició la guerra.
Según el Ministerio de Salud iraquí, sólo desde abril pasado, cuando estallaron los combates en Najaf y Faluja, perdieron la vida 125 niños en diversas regiones del país.

"Cada vez que se mata a un niño iraquí y a su madre surgen 100 nuevos enemigos. Cuando un poblado es destruido tenemos 100 mil nuevos adversarios, y todos tienen primos que viven en Sumatra, Siria y Líbano".

La opinión es de Gore Vidal, reconocido intelectual estadounidense y autor de medio centenar de libros, ensayos y obras teatrales, quien es además un fuerte crítico a la política exterior del presidente Bush.

"Lo hemos logrado. Hemos insultado a mil millones de personas", declaró Vidal al semanario suizo Weltwoche, y la frase explica la espiral ascendente del terrorismo en el mundo y la persistencia de las bajas estadounidenses en Iraq. "¿Cuántos más muertos?", se sigue preguntando Dixie Corner

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Orlando Oramas León

Orlando Oramas León

Periodista cubano, subdirector del diario Granma.