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Premio mundial a un mercenario

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  Juan Marrero, Premio Nacional de Periodismo "José Martí"  

La UNESCO ha anunciado que el 3 de mayo entregará en Belgrado el Premio Mundial de Libertad de Expresión Guillermo Cano 2004 al contrarrevolucionario Raúl Rivero, condenado a 20 años de prisión por los tribunales en Cuba por haber participado en actividades conspirativas junto con la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana para subvertir el orden constitucional que, de modo soberano, ha elegido el pueblo cubano.

En realidad, ese premio debía nombrarse el Premio al mercenario porque se le ha conferido a alguien reclutado y pagado por el gobierno de los Estados Unidos como parte de su política hostil y criminal contra Cuba.

Con tal decisión, de evidente manipulación política, la UNESCO se suma a la infame campaña anticubana del imperialismo norteamericano.

Cuando hace unas semanas se hizo el anuncio de ese premio, que se otorga cada 3 de mayo, en ocasión del Día Mundial de la Libertad de Expresión, instituido por la UNESCO, y, además, el director general, Koichiro Matsuura, lo acompañó con unas agresivas declaraciones contra Cuba, quedó de manifiesto que esa institución, creada para reafirmar los valores humanistas, se había insertado en el coro de la política norteamericana contra la isla caribeña.

Entones, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba publicó una declaración de denuncia por esas acciones; ahora, en días recientes, ante la 69 reunión del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, efectuada en París, el representante de Cuba, el escritor Miguel Barnet, consideró que otorgar el premio Guillermo Cano al mercenario Raúl Rivero "pone en entredicho la legitimidad del premio", y también que son inadmisibles los juicios sin fundamento alguno sobre la supuesta condición de "defensor de la libertad de expresión" de ese periodista y poeta, emitidos por Matsuura.

Raúl Rivero no fue condenado a prisión por sus numerosos artículos tendenciosos publicados por la prensa mafiosa y terrorista de Miami desde hace varios años, ni tampoco porque la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lo convirtió en Vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa o porque la cadena de grandes periódicos y revistas que integran esa sociedad de empresarios le haya abierto de par en par sus páginas; menos aún fue condenado por sus versos o sus ideas contrarias a la Revolución Cubana. Por esas cosas ni Rivero ni ninguna otra persona van a la cárcel en Cuba. Su sentencia la determinó el servicio que prestó como agente pagado a una potencia extranjera que no oculta su propósito de desestabilizar el país, destruir la revolución y abrir el camino para retrotraer a Cuba al pasado neocolonial.  Lo que hace hoy en Iraq es lo que sueña hacer en Cuba la administración fascista de George W. Bush.

Cualquier otro cosa que se diga sobre las causas del encarcelamiento de Rivero y de sus compinches del llamado "periodismo independiente" está inscripto en el terreno del engaño. Y, de igual modo, cualquier cosa que se diga sobre falta de asistencia médica en las prisiones también es totalmente falso. En la fabricación de calumnias y mentiras los enemigos de la Revolución Cubana son verdaderos maestros.

Lo que sorprende a muchos es que el señor Matsuura haya sido arrastrado a la infame campaña anticubana orquestada por Estados Unidos, lo que constituye una violación de la carta de la UNESCO, pues se está cuestionando y atacando a un país miembro que tiene un expediente sobresaliente en el cumplimiento de acciones que son la razón de ser de esa organización, internacional, entre ellas la liquidación del analfabetismo, la educación, la preservación del patrimonio cultural y convertir a todo el pueblo en culto para hacerlo libre de verdad.

Se entiende que desde Francia haya voces como las de Robert Menard y su supuesta ONG "Reporteros sin fronteras" que participen en la campaña mediática anticubana. Lo que es incomprensible es que lo hagan la UNESCO y su actual Director General.

Como expresó ante el Consejo Ejecutivo de la UNESCO el representante de Cuba, el señor Matsuura muestra rasgos de parcialidad y rasero al guardar silencio en relación con asuntos de actualidad y urgencia que afectan negativamente la labor de esa institución e impiden el libre flujo de ideas y la libertad de expresión de los cubanos, así como el intercambio y la cooperación internacionales. Miguel Barnet citó, entre otros hechos, la prohibición de la publicación en las revistas especializadas de Estados Unidos de artículos de científicos cubanos; la prohibición del gobierno de Washington de permitir viajar a ese país a figuras de primer orden de la música cubana para recibir los premios Grammy, y la sistemática negativa de visas a escritores, artistas, periodistas y deportistas cubanos. Por nada de eso ha protestado el Director General de la UNESCO.

El Premio mundial Guillermo Cano por la Libertad de Expresión se comenzó a otorgar anualmente en 1997. Muy poco favor se hace a este premio recompensando con él a un mercenario. Este año, el jurado lo presidió Oliver Clarke, propietario de la Gleaner Company Limited de Jamaica, propietario de varios medios de comunicación, vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y con fuerte presencia en el negocio del turismo en el Caribe. Desde hace varios años Clarke tiene un papel destacado dentro de la SIP, la cual, como se conoce, es una organización de medios de comunicación que es sumamente hostil y agresiva contra Cuba y contra todo aquel país, gobierno o pueblo que se aparte del redil imperialista.

El Premio mundial Guillermo Cano de 2004 a un mercenario es una mancha para la UNESCO.

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Juan Marrero

Juan Marrero

Periodista cubano, vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba