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Los músicos cubanos no estarán en los Grammy: "Mi único terror es que el piano suene mal"

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Especial para Cubadebate

La historia de del pasado septiembre se repite. Los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Grabación (NARAS),  eligieron a varios músicos cubanos para figurar en las nominaciones a la cuadragésima sexta edición del Premio Grammy, que se dirimirá el próximo domingo 8 de febrero en Los Ángeles, en las categorías de Mejor Álbum Pop Instrumental, Música Tropical Tradicional y Jazz Latino. Sus producciones gozan de prestigio en el público y la crítica norteamericana. Se trata de creadores ampliamente reconocidos a lo largo y ancho del mundo por la nobleza de su entrega artística. Pero para el Departamento de Estado de los Estados Unidos, asistido por el Gran Hermano personificado en el Departamento de Seguridad, son terroristas y ponen en peligro el sueño de los ciudadanos de ese país.
En definitiva, los músicos cubanos nominados al Grammy no estarán en Los Ángeles. Presentaron su documentación a tiempo y con todas las reglas -NARAS ofició con toda la buena voluntad posible- a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y esta respondió el miércoles 4 de febrero de este 2004 que no se les concedía visas sobre la base de la Sección 212 (f) de las leyes migratorias, aplicables a sospechosos de terrorismo, narcotráfico, crímenes comunes y atentados a la seguridad nacional.
Tras calificar como "un ultraje" la decisión de Washington, Abel Acosta, presidente del Instituto Cubano de la Música, declaró ante la prensa que "se le hace un favor a la mafia de Miami entre los que hay también mercenarios y capos de la industria de la música que, además de intereses políticos, tienen intereses económicos. Entonces se producen ciertas alianzas políticas de conveniencia económica. Lo único coherente es el odio contra Cuba, contra los éxitos de la cultura cubana".
Al momento de redactar este comentario, el plato fuerte del Grammy no era esta actitud anticultural del Gobierno norteamericano. La gran prensa estaba mucho más metida en el escándalo del "seno furtivo" de Janet Jackson, quien se vio obligada a renunciar a su participación en la ceremonia debido a la "propuesta indecente" que hiciera los telespectadores del Super Tazón de la National Football League, que en ventilar la sentina política con que las autoridades gubernamentales de ese país manejan los asuntos del arte. Allá habrá que escuchar lo que dijo el venerable Rubalcaba cuando dijo, con fina ironía que "me preocupa que me llamen terrorista, pues a lo único que le tengo terror es que un piano suene mal".
"El pueblo norteamericano siempre se ha llevado bien conmigo", comentó Ibrahim Ferrer al conocer que no le darían visa. Y tiene mucha razón. El apartheid cultural practicado por las autoridades de Washington no podrá impedir que los ciudadanos de su país respeten, admiren y gocen los boleros de Ibrahim, los sones del Septeto Nacional, las improvisaciones compartidas por Galván con Ry Cooder, el prodigio pianístico de Chucho Valdés.

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Pedro de la Hoz

Pedro de la Hoz

Periodista cubano, jefe de la página cultural del diario Granma.