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La captura de Saddam Hussein: ¿Se acabó la guerra?

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Especial para Cubadebate

Detenido Saddam Hussein.

Alegría en la Casa Blanca. Regalo de Navidad para George W. Bush, en plena picada de popularidad por sus reiterados errores en la guerra y por la cada vez mayor cantidad de ataúdes envueltos en banderas norteamericanas que llegan en aviones que aterrizan sin que se divulgue.

Alegría transitoria. O más bien, "alegría" que se va convirtiendo en pesadilla cuando continúan las acciones de la resistencia iraquí, lo que explica que Saddam Hussein no tenía necesariamente que ver con la forma en que el pueblo iraquí está enfrentando y combatiendo contra las fuerzas ocupantes.

Por día se realizan nuevas acciones. Uno o dos soldados estadounidenses son baja cada 24 horas en lugares distintos. Y a esto se suman las protestas multiplicadas en pueblos y ciudades y la incertidumbre, aun mayor entre las fuerzas de ocupación, que pensaron "respirar con alivio" una vez capturada la presa más buscada y más cotizada por el Mando norteamericano.

Es verdad. Cayó prisionero sin ofrecer resistencia. Sin combatir -quizás hasta su muerte-contra los soldados enemigos, como pienso que lo esperaba el pueblo.

Se dice -aunque nunca lo presentaron en las imágenes divulgadas-que estaba acompañado de otras dos personas. Que tenían armas. ¿De ser así, por qué no las usaron?. Se habla, incluso, de una entrega negociada, al estilo de lo que pasó en Bagdad cuando entraron las tropas norteamericanas.

En todo caso -y según las fuentes norteamericanas que son las únicas que han dado y repetido la noticia con todos los componentes de interés para el ejército de ocupación y para la campaña electoral de W. Bush-Saddam Hussein no usó la posibilidad que le dio el momento para pasar a la historia al menos combatiendo hasta su muerte o hasta la última bala, contra quienes lo aprehendieron, lo humillaron y ahora lo utilizarán como figura central en un show propagandístico y electorero en un "juicio" que debe transitar paralelo a la campaña de reelección de Bush.

Ahora se especula sobre si estaba drogado el día de la captura. Que si hacía algún tiempo que lo tenían  "detenido" en ese hueco para sacarlo cuando hiciera falta como elemento de peso para subir las encuestas a favor de Bush.

Internacionalmente, desde el Vaticano hasta congresistas estadounidenses, pasando por instituciones humanitarias, organismos de derechos humanos y personalidades políticas, se ha expresado el más duro cuestionamiento al método usado contra Saddam, la forma en que le revisaban su boca y su cabello -tratándolo como un animal, no como un ser humano-.

ALEGRÍA... ¿POR CUÁNTO TIEMPO?

No habían transcurrido las primeras 24 horas luego de la detención del ex presidente iraquí, y ya se dejaban escuchar las primeras voces, hasta en el propio Congreso de los Estados Unidos, que advertían sobre el tiempo que duraría la euforia triunfalista de Bush y sus halcones.

El senador demócrata estadounidense, Jay Rockefeller, auguraba que "dadas la ubicación y las circunstancias de su captura, está claro que Saddam no estaba manejando la insurgencia y que tenía muy poco control o influencia sobre ella".

"Eso es significativo y preocupante, porque demuestra que los insurgentes no luchan por Saddam, sino contra Estados Unidos", agregó el también vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado.

En Londres, además de algunas voces dentro del propio Ejecutivo de Tony Blair, la organización "Paren la Guerra de la Coalición", enfatizó en que los ataques de la resistencia iraquí contra las tropas ocupantes, producidos durante los días posteriores, cuando ya Saddam Hussein estaba detenido, significan que la lucha en Iraq no tiene nada que ver con un hombre -Saddam Hussein-, sino con la resistencia contra la ocupación del país árabe por fuerzas anglo-norteamericanas.

Los análisis del momento coinciden en que de ahora en adelante la situación puede hacerse peor para Estados Unidos y sus seguidores, por cuanto la gran mayoría chiíta de Iraq, que está contra la ocupación, puede unirse y batallar junto a sunnitas y kurdos (todos contrarios a la presencia de tropas extranjeras), y convertir la resistencia en una verdadera guerra popular.

Si hasta el momento se suponía que eran los sunnitas, seguidores de Saddam, quienes lideraban las acciones contra el invasor, nada podría negar que, una vez sin Saddam, los otros grandes grupos étnicos iraquíes acompañen a los primeros en el diario accionar a la caza de las fuerzas norteamericanas, británicas, y en menor cuantía las enviadas por otros gobiernos que respondieron al urgente llamado de Estados Unidos.

En lo adelante, mientras Washington prepara el juicio al ex presidente iraquí, que debe comenzar cuando la Convención Republicana esté cerca, para utilizarlo como show electorero en busca de votos para Bush, la incertidumbre sobre el presente y futuro de Iraq estará muy relacionado con la continuación de las acciones de resistencia y de rechazo a la ocupación.

Bush tratará, con Saddam Hussein detenido y denigrado, de buscar un nuevo período en la Casa Blanca, pero para eso, además del futuro incierto de la economía local, mucho tendrá que ver el arribo de aviones con cadáveres de soldados norteamericanos muertos en Iraq.

Ese será el gran dilema de la campaña electoral 2004 para el club de halcones y su estrategia.

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Elson Concepción Pérez

Elson Concepción Pérez

Periodista cubano y analista de temas internacionales. Forma parte de la redacción del diario Granma.

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