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OMS: Aumenta incidencia de enfermedades no transmisibles, que causan el 75% de las muertes a nivel global

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“La pandemia de covid-19 es un claro recordatorio de que las enfermedades infecciosas pueden surgir o resurgir para causar daño a todos”, advierte la OMS. Foto: Reuters.

Aun con los avances generales en el sector sanitario, la incidencia de las enfermedades crónicas es cada vez mayor y podrían causar el 86% de los decesos anuales para mediados de siglo, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que insta a actuar para cumplir las metas de la Agenda 2030.

Las enfermedades no transmisibles aumentan de manera constante y son responsables de casi tres cuartas partes (75%) de las muertes anuales a nivel global, sin indicadores claros de que la tendencia vaya a revertirse pronto a menos que se realicen inversiones sustanciales y se tomen medidas eficaces e inmediatas, alertó este viernes la agencia sanitaria de las Naciones Unidas.

Según la OMS, si se mantiene el ritmo actual, las enfermedades crónicas serán una amenaza cada vez mayor para las generaciones futuras y, de no cambiar la tendencia, provocarían el 86% de las muertes anuales hacia 2050.

En su informe anual de Estadísticas Mundiales de Salud, la OMS ofrece un panorama general de los principales problemas de sanidad y urge a actuar para desempantanar el avance hacia objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

Además de los padecimientos no transmisibles, el estudio destaca el impacto que el cambio climático tiene en la salud de las personas, especialmente las más pobres y vulnerables, pues continúa degradando a un ritmo acelerado el medioambiente y la salud física y mental, lo que plantea enormes riesgos para todos.

Elaborado con datos hasta 2022, el informe señala que, a pesar de que ha disminuido la exposición a muchos riesgos para la salud (consumo de tabaco o alcohol, violencia, agua insalubre y saneamiento deficiente), los avances han sido inadecuados y otros riesgos, como la contaminación atmosférica, siguen teniendo incidencia en la vida de los seres humanos.

También la covid-19 ha tenido efectos. La OMS destaca el gran retroceso que implicó la pandemia en la carrera hacia las metas de desarrollo y calcula en 336.8 millones los años de vida perdidos, un promedio de 22 años por cada una de las 14.9 millones de muertes adicionales.

De acuerdo con la organización mundial, la pandemia frenó el progreso de muchos indicadores de salud y agudizó las desigualdades en el acceso a atención médica de calidad, la vacunación sistemática y la protección financiera para los gastos de salud.

Entre las consecuencias están una interrupción de servicios de salud primaria a nivel global, la reversión de las tendencias positivas del combate a enfermedades como la tuberculosis y la reducción del número de personas que recibieron tratamiento para enfermedades tropicales desatendidas.

“La pandemia también dejó al descubierto y profundizó las inequidades enormes que existen tanto entre los países como dentro de ellos, que incluyeron la desigualdad en el acceso a las vacunas contra la covid-19”, señala el informe.

Agrega que las poblaciones con niveles educativos más bajos residentes en países de renta baja y media tuvieron un acceso más limitado y tardío a la inmunización, y aún hoy continúa siendo menos probable que hayan recibido la vacuna.

“La pandemia de covid-19 es un claro recordatorio de que las enfermedades infecciosas pueden surgir o resurgir para causar daño a todos”, subraya la OMS, y advierte que los padecimientos infecciosos que antes estaban bajo control pueden resurgir por la resistencia a los antimicrobianos.

Otra de las alertas de la agencia sanitaria de la ONU se refiere a la obesidad, un problema de salud pública que crece rápidamente sin señales de que pueda desacelerarse en el futuro inmediato y que conlleva el incremento de otras enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.

En un informe, la OPS señaló en noviembre de 2022 que la diabetes es la sexta causa de mortalidad y la segunda de discapacidad en el continente americano; sin embargo, el 40% de los al menos 62 millones que la padecen no están al tanto de ello y la enfermedad sigue causando estragos entre la población.

En cuanto al avance hacia una cobertura sanitaria universal, la OMS informa que se ha ralentizado en comparación con los pasos logrados antes de 2015, y siguen vigentes las dificultades financieras debidas a los costos de la atención médica.

El informe, una revisión anual del estado de la sanidad mundial, concluye pidiendo un aumento sustantivo en las inversiones en salud y en los sistemas sanitarios “para volver a la senda que permita alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible”.

(Con información de Noticias ONU)

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  • Dr. José Luis Aparicio Suárez dijo:

    Considero oportuno formular algunas interrogantes, para mover el pensamiento, y aproximarnos (con la acción) a la razón con respecto a Hipertensión Arterial (HTA):

    ¿Por qué lo que muchos sabemos (medir la tensión arterial) casi nunca lo hacemos correctamente?

    ¿Es vista la HTA como la más común de las condiciones que afectan a la salud?

    ¿Se considera como una enfermedad y factor de riesgo a la vez?

    ¿Se asume el problema con visión holística?

    ¿Se prioriza la prevención como medida sanitaria imprescindible?

    ¿Se percibe como elevado el riesgo de su padecimiento?

    ¿Se defiende el paradigma de sanos estilos de vida?

    ¿Luchamos contra los patrones conductuales de riesgo?

    ¿Constituimos referentes positivos los profesionales de la salud?

    Me permito añadir otras preguntas que debíamos formularnos cada día para ser consecuentes:

    ¿Peso lo que debo pesar?

    ¿Me muevo lo necesario?

    ¿Bebo con prudencia?

    ¿Comprendo que son irreales los mitos atribuidos al alcohol?

    ¿Soy racional con el consumo de sal?

    ¿Por qué si vivimos en la tierra, muchas veces actuamos como si viviéramos en el mar?

    ¿Logro el equilibrio nutricional?

    ¿Estoy libre de humo?

    ¿Manejo bien el estrés?

    ¿Afronto correctamente las situaciones estresantes que se erigen en relevantes?

    ¿Se expresan en mí la ira, la hostilidad y el neuroticismo?

    ¿Asumo con responsabilidad los pronósticos biometeorológicos?

    ¿Asumo que son modificables la mayoría de los factores?

    ¿Trabajo científicamente los predictores de riesgo cardiovascular?

    Los invito a responder con la convicción de que: La prevalencia se reduce con mayor conciencia, y el impacto se logra en las comunidades con la prevención y el control.
    Debemos soñar con la normalidad, y con el regreso a ella de los llamados pre-hipertensos. Tales sueños son realizables con una conducta atinada ante la profesión y ante la vida.

    Pero, no podemos conformarnos ante el diagnóstico de certeza de HTA. Vale siempre ante ella una completa evaluación y una terapia individualizada y efectiva.

    Podemos y debemos impedir las crisis de todo tipo, incluidas, por supuesto, las hipertensivas, porque siempre desajustan y a veces de forma irreversible.

    Pueden matar las emergencias, pero deben convocar las inteligencias. Suelen asustar las urgencias; pero aún no impactan las sugerencias.

    Es preciso continuar investigando sobre el estado salud-enfermedad, con un enfoque multi- e interdisciplinario, y no limitar esta indagación a los niveles molécula-tejido-órgano-individuo. La investigación ha de extenderse a la comunidad, que debe ser considerada como algo más que la simple suma de individuos. No se debe soslayar esta perspectiva poblacional y comunitaria.

  • Dr. José Luis Aparicio Suárez dijo:

    La cultura poblacional es aún insuficiente con respecto a los factores de riesgo. Solo una participación comunitaria, activa y consciente, puede aminorar las nefastas consecuencias de la hipertensión.

    Las acciones básicas y esenciales pueden aportar mucho más en el control y la prevención. La prolongación de la vida del hombre (hasta 120 o más años, según las potencialidades referidas por muchos investigadores) pasa hoy por el control de la HTA y la prevención de enfermedades de ella derivadas.

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