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"Yo sé que Cintio está en ese Premio", dice Fina García Marruz (+ Audio y Video)

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Fina García Marruz.

Fina García Marruz.

"Este premio ha sido una sorpresa y lo que más me ha conmovido es que viene de España", dijo a Cubadebate la poeta Fina García Marruz, poco después de recibir la noticia de ser la ganadora del premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que reconoce el conjunto de una obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural de Iberoamérica y España.

La poeta cubana Fina García Marruz, quien ha obtenido el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, posa en su oficina de La Habana, hoy jueves 28 de abril de 2011, día de su cumpleaños 88. García Marruz afirmó que el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana es "el más querido" que haya podido recibir debido a la "vieja deuda" que tiene en su vida con España. "Me he quedado sin palabras. No sé cómo agradecer este reconocimiento que es también un reconocimiento a Orígenes, a Cintio (Vitier), a Lezama Lima, a Julián Orbón", indicó la escritora.  Foto: Alejandro Ernesto/ EFE

La poeta cubana Fina García Marruz, quien ha obtenido el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, posa en su oficina de La Habana, hoy jueves 28 de abril de 2011, día de su cumpleaños 88. García Marruz afirmó que el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana es "el más querido" que haya podido recibir debido a la "vieja deuda" que tiene en su vida con España. "Me he quedado sin palabras. No sé cómo agradecer este reconocimiento que es también un reconocimiento a Orígenes, a Cintio (Vitier), a Lezama Lima, a Julián Orbón", indicó la escritora. Foto: Alejandro Ernesto/ EFE

Fina, quien cumple hoy 88 años -nación en La Habana el 28 de abril de 1923- aseguró que su poesía le debe "a todos los poetas españoles, a los clásicos, a los modernos. Es un premio muy emocionante para mí, en primer lugar porque viene de España".

Y reiteró: "Ningún premio me conmueve más; me deja sin palabras".

Aperecen en la foto, del Grupo Orígenes: Eliseo Diego, Bella García Marruz, Fina García Marruz, Cintio Vitier y Agustín Pi.

Aperecen en la foto, del Grupo Orígenes: Eliseo Diego, Bella García Marruz, Fina García Marruz, Cintio Vitier y Agustín Pi.

Reconoce que hay otro motivo de su emoción: el homenaje que el Reina Sofía le hace al Grupo Orígenes, del que ella formó parte con su esposo Cintio Vitier, José Lezama Lima, Eliseo Diego, Julián Orbón, Octavio Smith, Bella García Marruz, Agustín Pi, entre otros grandes poetas, filósofos, pintores, músicos y amigos. "El grupo Orígenes sería el equivalente en influencia e importancia a la Generación del 27 en España", ha precisado el poeta Francisco Brines, integrante del jurado que otorgó el premio a la cubana.

"Yo sé que Cintio está en ese Premio", dijo Fina, recordando a su esposo y nuestro gran poeta y ensayista, el Apóstol del Apóstol, Cintio Vitier, quien falleciera en La Habana en octubre de 2009.

"Pero ahí está también Julián (Orbón), que era mitad cubano y mitad asturiano. Y Lezama, por supuesto, y Octavio (Smith), y todos. Por eso me ha sido doblemente satisfactorio este premio", añadió.

El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, uno de los galardones más importantes y prestigiosos de este género, dotado con 42.100 euros y que convoca conjuntamente en España,  Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, sigue, al igual que el Premio Cervantes, una ley no escrita por la que un año se premia a un escritor de España y otro de Iberoamérica, aseguró esta mañana el diario El País.

En un banquete, celebrando un Premio literario de Lorenzo García Vega, aparecen: Fina García Marruz, Eliseo Diego, Bella García Marruz, Collazo, Cintio Vitier, P. Angel Gaztelu, Lorenzo García Vega, Alfredo Lozano, José Lezama Lima, Julián Orbón, Mariano Rodríguez y Octavio Smith.

Otra imagen de Orígenes, celebrando un Premio literario de Lorenzo García Vega, aparecen: Fina García Marruz, Eliseo Diego, Bella García Marruz, Collazo, Cintio Vitier, P. Angel Gaztelu, Lorenzo García Vega, Alfredo Lozano, José Lezama Lima, Julián Orbón, Mariano Rodríguez y Octavio Smith.

Fina publicó sus primeros poemas en los cuarenta con el grupo Orígenes. En 1961 obtuvo el doctorado en Ciencias Sociales dedicándose desde entonces a la investigación literaria, colaborando con distintos medios en el campo de la poesía, el ensayo y la crítica literaria.

Entre la obra poética de Fina García figura libros como Las miradas perdidas (1951),Visitaciones (1970), Poesías escogidas (1984), Viaje a Nicaragua con Cintio Vitier(1987), Créditos de Charlot (1990) con el que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1991, Los Rembrandt de l'Hermitage (1992), Viejas melodías (1993) y Habana del centro (1997).

Según El País, Luis Antonio de Villena, el presidente del jurado, ha subrayado el carácter "secreto" de esta poetisa que ha llevado una vida centrada en su "interior" y poco dada a asistir a actos culturales o poéticos. "Ninguno de nosotros la conocemos personalmente", ha reconocido. "Su poesía llega de manera directa pero a la vez muestra una exquisitez de espíritu", ha aclarado.

Asimismo, aseguró que García Marruz también ha escrito poemas de "exaltación política o social". Y mencionó como ejemplo de su variedad, un poema dedicado a Cristo u otro que versa sobre el Che Guevara.

A continuación reproducimos una de las muy escasas entrevistas que ha concedido Fina García Marruz, y que apareció originalmente en Cubadebate:

Fina García Marruz: "Me comunico mejor con el silencio"

Cintio Vitier y Fina García Marruz, en el momento en que se produjo esta entrevista, en marzo de 2007.

Cintio Vitier y Fina García Marruz, en el momento en que se produjo esta entrevista, en marzo de 2007.

Por Rosa Miriam Elizalde/ Cubadebate
Publicada originalmente cuando Fina ganó el Premio Iberoamericano de Poesía "Pablo Neruda", en marzo de 2007.

Es tan proverbial su timidez que rara vez ha dado una entrevista. Cuando aparece en un diálogo para la prensa es porque ha sido testigo de alguno en el que el protagonista ha sido su esposo, Cintio Vitier, "el Presidente de la República de las Letras cubanas", como lo  ha llamado Roberto Fernández Retamar.

Su sigilosa presencia pública no la hace menos conocida. Fina García Marruz es autora de una obra en la que se reconocen algunos "de los poemas de más apasionada belleza que se hayan compuesto en lengua española desde que se asomó el milnovecientos", diría otro grande de su espléndida generación vinculada a la Revista Orígenes, Eliseo Diego.

Madre de dos músicos geniales, Sergio y José María Vitier, a la poesía y a la ensayística de Fina no le ha faltado el reconocimiento internacional ni la lectura apasionada de sus contemporáneos. Difícilmente quien ame nuestra literatura desconozca, por ejemplo, los versos de Visitaciones y los de Créditos de Charlot, o sus juicios martianos, publicados en coautoría o no con Cintio, que los convierte a los dos en genuinos descubridores de nuestro Héroe Nacional. "Apóstoles del Apóstol", diría, otra vez, Retamar.  A sus premios ahora se suma el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que recibirá en junio, en Chile, de manos de la Presidenta Michelle Bachelet.

Blindada con este pretexto para intentar la entrevista tantas veces deseada, llegué la misma tarde del anuncio del Premio al apartamentito del Vedado que comparten los esposos Vitier-García Marruz. No hay paz en los teléfonos y todavía Fina no sale de la sorpresa, mientras Cintio se balancea en su sillón, feliz como un niño.

El diálogo se prolongó por dos horas y aunque muchas preguntas quedaron en mi agenda, dejé que la entrevista siguiera su propio rumbo, bordeando a veces ámbitos de intimidad, fascinada no solo por lo que decía, sino por cómo lo decía.  Fina recuerda de memoria, sin esfuerzo, versos de Neruda, de Gabriela Mistral, de Vallejo, de Lezama, e imita las voces conocidas. Cuando habla de música, tararea las notas. Es imposible apresar tanto talento solo con palabras. Podrían, si acaso, asomarnos a la otra orilla de la timidez de esta mujer que en abril cumplirá 84 años y que sigue entrando con el alma tremolante, como una lengua de fuego, en toda empresa: un libro, una carta, una conversación, un verso.

NERUDA

-Fina, se impone hablar de Neruda…

Fina García Marruz: Es un gran poeta, eso no cabe la menor duda. Como todos los jóvenes de mi época, me sabía de memoria los 20 poemas de amor y una canción desesperada. Es un clásico del romanticismo americano, que no era de escuela, sino de esencias. Venía del romaticismo libertario. También leí con gusto Crepusculario y La tentativa de un hombre infinito, pero sobre todo Residencia en la tierra.

Tanto Tala, de Gabriela Mistral, como Residencia… son libros focales de la poesía americana. Cuando a Cintio le dieron la Medalla de Honor por el Centenario de Pablo Neruda, terminó su discurso con los versos de Residencia…

Cintio Vitier: Del poema "Entrada en la madera", que cierra con ese verso relampagueante: "y ardamos, y callemos, y campanas."

-¿Han visitado Chile?

Fina García Marruz: Estuvimos en Santiago y en Valparaíso.

Cintio Vitier: Visitamos la casa de Neruda en Isla Negra, que más que una casa es un castillo.

Fina García Marruz: Isla Negra es impresionante, con ese mar dando sobre aquellas soledades. No sé cómo se puede vivir contemporáneo con ese mar.  La casa está llena de objetos marinos de toda especie y mascarones de proa bellísimos. Aquella casa parecía en sí misma los restos de algún naufragio.

-Hablando alguna vez por usted y por él, Cintio dijo que "desde La Araucana de Alonso de Ercilla, profunda es nuestra deuda con la cultura chilena". ¿Ratifica esas palabras?

Fina García Marruz: Absolutamente. Leí esa obra en el bachillerato y allí descubrí el valor arauco que admiró a Ercilla, como también sorprendió al cubano Manuel de Zequeira, que hablaba de "esos indios que llevan penachos de plumas", enfrentados a un ejército mucho mejor armado. Ese valor ha persistido en el pueblo chileno, que dio a un líder tan entrañable como Salvador Allende.

-¿Usted conoció a Neruda personalmente?

Fina García Marruz: Solo lo vi una vez, y fue aquí, en La Habana, en marzo de 1942. Hizo una lectura preciosa de los sonetos de amor y muerte, de (Francisco de) Quevedo.

Cintio Vitier: En la Academia de Artes y Letras de Cuba, al amparo del Arco de Belén, centro mágico de La Habana Vieja. Dijo algunas palabras de presentación, pero su homenaje fundamental fue recitar, inolvidablemente, los poemas de Quevedo.

Fina García Marruz: ¿Te acuerdas, Cintio? Recorría la sala de un extremo a otro, recitando de memoria. Recuerdo, como si lo estuviera oyendo: Cerrar podrá mis ojos la postrera/ sombra que me llevare el blanco día… Aspiraba la última sílaba, pero mucho más débilmente que Gabriela Mistral, sin esa voz declamatoria que adquirió después y hemos escuchado por la televisión, recitando el Canto General.

-Perdóneme la pregunta obvia: ¿qué se siente con un premio que lleva el nombre de Pablo Neruda?

Fina García Marruz: Un honor, una sorpresa. Estoy muy agradecida, pero ante un premio, cualquiera que sea, uno piensa siempre en tantos escritores que lo merecían, y no lo recibieron. Martí, "el hombre más puro de nuestra raza" - como lo llamó Gabriela-, no tuvo sobre su pecho más que una medallita escolar que recibió a sus nueve años. Eso obliga a una gran humildad.

PROFECÍAS MARTIANAS

-En el argumento del jurado se reconoce su "espiritualidad cristiana, abierta a las preocupaciones sociales del mundo." ¿Qué es para usted lo más urgente hoy?

Fina García Marruz: Permíteme responder con dos profecías que hizo Martí para Nuestra América. La primera está en la frase "Ya se probó el odio, ahora se prueba el amor". Me extrañó siempre esa frase, porque da por sentado que el amor ya está instalado en el presente. Pero es que el tiempo de su prosa -como en los profetas- es el del presente que será, porque, como tú sabes, el odio se probó y se sigue probando.  No ha quedado atrás. Tengo la impresión de que él alude aquí a su discurso fundacional, que conocemos como "Con todos y para el bien de todos", donde dice que habrá que poner alrededor de la estrella, la fórmula del amor triunfante -con todos y para el bien de todos.  Ese amor triunfante no excluirá absolutamente a ningún país.  El habla de un presente un poco más lejano al tiempo que vivimos hoy en Nuestra América, donde vemos un indudable alborear. El habla para ese momento en que todos puedan vivir pacíficamente. Tiempo que llega.

Sobre este sentido del presente en Martí, Cintio ha recordado esta anécdota, que me parece hermosísima. El padre de Martí, que era un militar escaso de luces, aunque con la "honradez en la médula" -como decía Martí-, temía por su hijo desde niño, como Doña Leonor que le dijo "quien se mete a redentor termina crucificado". Cuando Martí publica La Patria Libre -como sabes, él tenía 16 años-, Mariano también trata de advertirle a su hijo los enormes riesgos que se corría en una cárcel a la que podían llevar hasta niños pequeños. Los dos temían por su vida. Años después, Mariano le increpa: "Pero tú eres solo de ‘presente". Sin quererlo, fíjate qué clase de elogio.

-¿Cuál es la segunda profecía?

Fina García Marruz: Tiene que ver con la gran esperanza en el progreso de la Ciencia que caracterizó al Siglo XIX, que la ve solo como fuente del  Progreso y de libertad absoluta. Pero Martí escribe: "Riesgo de la ciencia sin el espíritu", que vio simbolizado en el personaje Wagner del Fausto, de Goethe, lo que estaba ya en el Génesis, en lo del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, situado en el Paraíso frente al Árbol de la Vida.  Libertad no absoluta, sino con ese límite -señalado en el Libro de la Sabiduría salomónica-, que lo había puesto en los cuatro elementos para que no inundaran, arrasaran o hicieran arder la tierra. La idea no era nueva, y estaba ya en el libro de Job y en los griegos.  Pero cuando Martí señala esto, el tema estaba muy lejos de ser preocupación para los ecólogos de su tiempo. Hoy es el tema central del nuestro.

-Estas no parecen ser preocupaciones urgentes del Imperio que domina hoy.

Fina García Marruz: La primera víctima del Imperio fue Cristo, y sus seguidores, a los que con crueldad característica el Imperio echó a los leones en lo que Martí llamó "los primeros cinco siglos puros" de la Iglesia -a los que acaso añadió uno, ya que fue en el Siglo IV que el Emperador Constantino se proclamó cristiano sin serlo. Él puso a la Iglesia al servicio del Imperio, y no al revés. El nada "católico" Rey Fernando -no así la Reina Isabel que sí se preocupó por los indios-, trajo un Cristo "impío", "inquisitorial", y no al de los "brazos abiertos", como diría Martí. Fue una gran traición al verdadero legado de Moisés, a quien, a su llegada a Caracas, Martí dedicaría su gran discurso, desdichadamente perdido.

-Dice Ernesto Sabato que si vamos a juzgar a la humanidad por lo que ha hecho hasta hoy, tendríamos que admitir que ella ha dado más pruebas de locura que de cordura. ¿Lo cree usted?

Fina García Marruz: No hay nada más parecido al Apocalipsis que los titulares de la prensa de hoy: inundaciones nunca vistas, terremotos, guerras, la miseria apoderada de medio planeta; los cuatro Jinetes, en fin… Pero no te olvides de que el Apocalipsis termina bien. Cristo dijo: "cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca." Reino que habría de empezar en la tierra, no extraña a ella, ya que enseñó el "Venga a nosotros tu Reino". Ya en nuestra América empiezan a surgir fuerzas que están tratando de encontrar una solución a la ambición imperial, y aun en los propios Estados Unidos -antes de que se acabe el mundo. La catástrofe ecológica alcanzaría por igual a todos.

GABRIELA

-Hablemos de Gabriela Mistral. ¿Cuándo la conoció?

Fina García Marruz: Ella vino en 1934, cuando yo solo tenía once años, pero cuando regresó a Cuba, en 1938, le llevé al entonces Hotel Vedado -donde residieron Juan Ramón Jiménez y su esposa Zenobia por tres años- mi ejemplar de Tala, como le llevaban otros. La Editorial Sur acababa de publicarle su libro Tala. Ella me lo dedicó bondadosamente.

-Usted tenía entonces solo 15 años…

Fina García Marruz: Era una adolescente que hacía mis primeros versos y ella se comportaba como la generosa maestra que era para todos. Con sus letras anchas, abiertas, fluidas, que se tomaban casi entera la página, me escribió: "Para Fina García Marruz, compañera en el amor de nuestra madre la poesía. Gabriela Mistral."

Cintio Vitier: ¡Qué linda dedicatoria!

Fina García Marruz: Esa tarde también estaban allí el poeta Emilio Ballagas, un grupo de damas del Lyceum de La Habana y otros poetas mayores que ya conocía. Tú no estabas, Cintio. Aunque Cintio y yo  nos habíamos visto en la Hispano-Cubana de Cultura, en el 36,  cuando Fernando Ortiz invitó a Juan Ramón y otros exiliados de la Guerra Civil española, nos tratamos realmente -también a Eliseo- en nuestra entrada en la Universidad, en 1940.

En aquella ocasión en que conocí a Gabriela, desde donde yo estaba sentada, en una sillita un poco retirada, no podía oírla del todo bien, pero sí lo suficiente para que me sorprendiera su voz lenta, aindiada…

-Que algunos dijeron que era monótona…

Fina García Marruz: Yo no lo creo. Tenía, si acaso, la monotonía del paisaje andino. Yo tengo muy mala memoria visual, pero muy buena memoria auditiva. Y recuerdo cómo ella leía su propia poesía. Me parece que tengo todavía en el oído su peculiar cadencia, como aspirando, hacia adentro, la última sílaba: Tengo -la -di-cha fi-el/ y la di-cha  per-di- da.  Son muy frecuentes esos cambios acentuales de la poesía popular anónima española y en la latinoamericana, como cuando dice (Rubén) Darío a Francisca Sánchez: acompaña-mé, volviendo aguda la entonación llana. O (César) Vallejo: cuando habráse quebrado el propio hogar…

-¿Qué fue lo que más le impresionó del  primer encuentro con Gabriela?

Fina García Marruz: Su físico. Era una mujer que parecía una montaña, no solo por lo grande y recia, sino por esa sensación que daba de pureza elemental. Tenía la risa niña, una risa que me recordaba lo blanco de la sal, o cuando rompe el agua entre peñascos oscuros.

-Gabriela regresó en 1953 a La Habana, para asistir a la conmemoración del Centenario de Martí. ¿La vio entonces?

Fina García Marruz: Yo no asistí, desgraciadamente, a la conferencia que ella dio. Aunque mi nombre aparece en una larga lista de personas que colaboraron en esa celebración, nosotros no recibimos invitación alguna, ni tuvimos nada que ver con esas fiestas que se celebraron. La  fecha, por supuesto, no podía dejarse pasar, en una República que estuvo lejos de la que quiso Martí. En el primer ensayo que escribí, dedicado a él y publicado en 1952, me referí precisamente a la "tristeza del homenaje oficial". Fue Fidel quien dio a la Generación del Centenario su verdadero sentido.

Cintio Vitier: Aunque estaba Batista en el poder, el Centenario había que celebrarlo y hubo aportes importantes, como el estudio de Fernando Ortiz y el de Anderson Imbert, quien prácticamente descubrió la novela de Martí Amistad funesta. Aún en medio de la política andando y ardiendo.

Fina García Marruz: Desde luego que los que fueron invitados a hablar hicieron bien en saltar por encima de la situación política del país y rendirle -a él solo- una recordación y homenajes tan necesarios en aquel momento.

-En esa época Gabriela colaboró con Orígenes.

Fina García Marruz: Cintio y yo la vimos en casa de Dulce María Loynaz, donde ella residía. Le pedimos una colaboración para la Revista y ella, con una gran sencillez, nos dijo: "espérense", y fue un momento a su cuarto y regresó con varios manuscritos. Elegimos el poema que figura, en lugar principal, en el número que Orígenes dedicó al Centenario de Martí.  Número, por cierto, en el que (José) Lezama publica sus comentadísimas palabras que avizoraban las "cúpulas de los nuevos actos nacientes", que como ha dicho Cintio, en esa época nadie podía imaginar cuáles eran esos nuevos actos nacientes que se gestaban. Fue profético.

Cintio Vitier: Ella vino con una bandeja cubierta con un montón de poemas y dijo: "escojan el que quieran".

Fina García Marruz: Otra vez más la vimos, creo que en el Ateneo, donde Dulce María leyó los versos de Gabriela. No recuerdo si fue en esa ocasión, o en otra posterior, que pude oírle a ella misma leer fragmentos de su bellísimo poema inédito dedicado a la geografía de Chile. ¿Qué pasó con este poema que nunca se ha publicado completo? ¿Qué pasó con las notas que dejó para una biografía de Martí, que ni siquiera la entrega del Nobel hizo posible que se rescatara? Son preguntas que nos hemos estado haciendo todos estos años.

-¿Por qué este homenaje tan sentido a Gabriela en el momento en que usted recibe el Premio Pablo Neruda?

Fina García Marruz: Por causas obvias, estuvimos muy cerca de la poesía de Gabriela. Y de algún modo ella es Chile para nosotros.

Cintio Vitier: Es que a ella también le debemos el mejor ensayo que se ha hecho a los Versos sencillos, de Martí.

Fina García Marruz: Y también, Cintio, su texto "La lengua de Martí". Son dos clásicos de la estimativa martiana. En el estudio que estoy preparando sobre Gabriela, me detengo bastante en su lenguaje. Ella tiene lo que Juan Ramón llamaba "acento", pero esto tiene que ver más con la escritura. En ella se aprecia el "tono", que en el lenguaje americano se expresa como "deje", que es lo que quedó de la Conquista en la lengua indígena. Es decir, el traspaso al habla del signo escrito. Está en el "parla y parla" de la "tarde cocinera" de Vallejo y en la Gabriela de "El ruego" por su novio suicida, por el que reza a Dios familiarmente "parlándote un crepúsculo entero". Gabriela tomó muchas de sus palabras del vocabulario hogareño. Ella dice, cuando llevan a la tierra "humilde y soleada" al que perdió para siempre, "luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas", con el gesto del que esparce canela sobre el dulce hogareño. Ella es, a mi juicio, nuestra Teresa americana, recia como la de Ávila. Es extraordinaria como poeta.

SER POETISA NO ES UNA DEBILIDAD

-¿Poeta o poetisa?

Fina García Marruz: Hay algunas escritoras a las que no les gusta la palabra "poetisa", porque piensan que es más débil que poeta, que afortunadamente termina en "a".  Yo creo que son dos cosas completamente distintas. La poetisa a la que se le pudiera llamar "poeta" es alguien que crea un idioma y Gabriela creó uno. Sor Juana Inés de la Cruz, por la que siento una admiración enorme, con toda la riqueza de su sensibilidad y estilo, es más bien una poetisa, lo cual no es una debilidad. Sor Juana no es débil en lo absoluto. Un poema es un poema, no tiene adjetivos: tan grande es un poema suyo, como el de Gabriela. Lo que quiero distinguir es que como indica la palabra poiesis, la poesía como creación, es algo muy diferente. James Joyce es un creador de idioma, lo que no son otros excelentes novelistas. Eliseo Diego decía, con toda razón, que había que sacar a Gabriela de la Historia de la Literatura para incorporarla a la Historia de la Lengua.

-¿Usted se siente poeta o poetisa?

Fina García Marruz: Soy más bien una poetisa, si nos atenemos a este análisis.

LA MÚSICA

-Una vez le pregunté a Cintio cuál era su mayor orgullo, y me dijo, sin pensarlo: "mis hijos músicos."

Doy por descontado que la madre de las criaturas va a decir lo mismo, pero me gustaría que explicara por qué.

Fina García Marruz: Tengo que decir lo mismo.

Cintio Vitier: Me estas plagiando… (ríe)

Fina García Marruz: Sí, tengo que plagiarte. Tú sabes que nosotros somos de un pájaro las dos alas. Lo que él siente, es exactamente lo que siento yo.

Cintio Vitier: En mi caso hay una razón: yo quise ser músico y no lo fui, y mis hijos lo han cumplido.

Fina García Marruz: La música quizás fue en nosotros la primera poesía. Mi madre y mis hermanos, mi casa toda -como ha contado Cintio- era "musical". Estaban todos los géneros representados: Cintio, violinista; mamá (Josefina Badía) lo acompañaba al piano con un amplio repertorio clásico; mi hermano, Felipe Dulzaides, fue uno de los que introdujeron en Cuba el jazz latino; mi hermano Sergio, que era médico, tenía una voz preciosa.

Con 15 años, mi madre fue Premio del Conservatorio Orbón, de La Habana, en un certamen al que llegaban muchachas de toda la Isla que habían estudiado con maestros particulares. Era tan niña cuando empezó que el maestro tenía que cargarla, pues no llegaba a los pedales. Decía que en Cárdenas no había otra que hacer que tocar el piano, año tras año, sin llamarlos primero ni octavo. Así cuando llegó al último año, fue examinarse la guajirita de Cárdenas, con trencitas y vestidita de blanco, al Conservatorio de Benjamín Orbón -el padre de Julián, que como se sabe perteneció a Orígenes-, las habaneras le preguntaban: "¿Y tú no estás nerviosa? ¿Tú sabes qué va de Chopin?". Y ella: "¿Yo? No. Mi maestro me lo hizo aprender todo." Y ganó el Premio, que era ofrecer un concierto por la noche con Benjamín, en la fiesta de graduación. Mi hermana Bella conserva el suelto del periódico con el comentario que él hizo de nuestra madre: "Puede llegar a ser una concertista."

Esa fue su formación, al igual que Cintio, que estudió por años y años el violín. De hecho, me ha dicho, que él tenía más ambiciones como músico, que como escritor.

Cintio Vitier: Pero ahí está, difunto, mi violín (se ríe).

Fina García Marruz: Un violín, que yo creo que es alemán, con una sonoridad muy buena. A mamá le gustaba tocar con "su yerno violinista". ¿Te acuerdas?

Cintio Vitier: Ella tocaba perfectamente a primera vista.

-¿Estudió usted algún instrumento?

Fina García Marruz: No, por razones largas de explicar. Pero lo que más amo sobre la tierra es la música, igual que Cintio. Para mí es más fuerte, casi, que la poesía. La música es mi madre, mis hermanos, mis hijos, mi familia.

-¿Y su padre?

Fina García Marruz: Era médico y mi hermano no se dedicó a la música, porque mi padre lo influyó en su pasión por la medicina. Y como a él no lo conocían como el Doctor García, sino como el Doctor Marruz, él decía: "Yo quiero que mi hijo sea partero como yo", y fue al juzgado a cambiarle su apellido por "García-Marruz", cuando el niño llevaba poco de nacido. Pero mamá le dio el amor por la música. Y él no solo se sabía las operas que todos se saben, sino otras, raras. A casa iba el barítono Hugo Marcos, a quien le gustaba cantar con mi hermano, que tenía una voz linda… No tenía tanta extensión, como un timbre muy bonito. De modo que mi hermano Sergio aportó el gusto por la música italiana; Felipe, la música norteamericana, y mamá, el repertorio clásico, las danzas cubanas, la zarzuela española y Manuel de Falla, de quien nos enseño las siete canciones. Hasta Cintio cantaba en el coro de la casa…

Cintio Vitier: Sí, y hasta Eliseo, que en el coro de las sobrillas baritoneaba: "¡Yo soy un caballero español!"

Fina García Marruz: Y a eso se sumaría que  Alfredo Hernández, el esposo de mamá -ella se casó tres veces- era el mejor trompeta de Cuba, al extremo de que cuando fueron a filmar El Manicero, en Hollywood, lo mandaron a buscar a él. Alfredo nació en Remedios. Sus hermanos eran músicos y tocaban todos los instrumentos. Mamá tocaba más bien las danzas de Saumell y la canción romántica cubana. Cuando venían a La Habana escuchábamos entonces lo que nos faltaba en casa: el danzón y el son.

Cintio Vitier: Ellos eran de Remedios, como Alejandro García Caturla…

Fina García Marruz: …donde casi todos fueron discípulos de un cura que enseñaba solfeo cantado, pero sobre todo rezado, que es ya más difícil. Aprendían a leer una partitura solo con las notas, tomando las distancias, que es muy complicado. Esta es una de las razones que me alejó a mí de la música. Tenía buen oído y en el primer año de solfeo me aprendí de memoria las notas, pero el problema era el de cantar sin ellas, el solfeo mudo. Y además mi hermana y yo tuvimos un maestro que no nos gustaba para nada.

-¿Se distanció de la música?

Fina García Marruz: Por esa dificultad y porque yo me abstraigo. A mí me cuesta mucho trabajo atender dos cosas a la vez y para tocar ese instrumento se requiere independencia de las manos y leer a la vez la clave de sol y la de fa.

Eso no lo hace ni el violinista, ni el saxofonista. Solo el pianista. Y mamá nos enseñaba mucha música, pero a ella no le gustaba dar clases, sino repertorio. Además de todo eso, tuve desde niña gran afición a la lectura. Me era más apasionante que jugar, y eso también me alejó de la música.

Cintio Vitier: Fina, el orgullo por nuestra familia "musical" se extiende también al amigo genial que los dos tuvimos.

Fina García Marruz: Sí, nuestro entrañable Julián Orbón, que como dice Cintio "es el único genio que había conocido".

Cintio Vitier: No solo como músico, sino como persona.

Fina García Marruz: Lezama mortificaba a veces a Julián y decía: "Cintio siempre dice que es músico, pero nadie le ha oído tocar nunca el violín."

Cintio Vitier: Es verdad que no toqué nunca delante de él ni tampoco delante de Julián, por lo que este me dijo: "Cintio, trae el violín un día…"

Fina García Marruz: Una noche fuimos al "Palacio Orbón" -como la llamaba Lezama, con sus hipérboles-, la casa de Julián medio deshabitada. Cintio tenía una característica: nunca tocaba el violín, pero cuando lo sacaba no lo soltaba.

Cintio Vitier: Julián me hizo el honor de darme, para que yo lo tocara, el único cuarteto que él escribió, cubanísimo…

Fina García Marruz: Después de aquella experiencia Julián le dijo a Lezama: "Cintio domina el violín... Puede tocar como primer violín en la Sinfónica…"

Cintio Vitier: La música para nosotros es un alimento.

Fina García Marruz: A veces siento una pequeña depresión y cuando busco el por qué me doy cuenta de que hace algún tiempo que no escucho música. Sin música me siento mal.

EL SILENCIO

-Hablemos de su poesía, que ha recibido las mejores críticas que podría esperar un autor.

Fina García Marruz: He tenido suerte, porque nunca necesité llevarle a nadie mis poemas. Tenía en la casa a Cintio y a Eliseo, y como amigos a José Lezama Lima.

-Si me deja elegir una frase de los críticos que han escrito sobre su poesía, quisiera recordarle las palabras de Cintio, en la antología Diez poetas cubanos (1948): "Fina hace de sus poemas verdaderos movimientos del alma."

Fina García Marruz: El elogio viene de muy cerca.

-A la opinión de Cintio podríamos añadir la de María Zambrano: Fina testifica de modo más nítido la actitud de la poesía en su función de salvar el alma.

Cintio Vitier: Eso aparece en un artículo de María,  bellísimo: "La Cuba secreta".

Fina García Marruz: En cambio, los críticos más importantes de la época no entendieron el lenguaje nuevo de los extraordinarios Sonetos de la muerte de Gabriela, que la darían a conocer en el mundo de las letras.

-Sé que Gabriela le escribió una dedicatoria muy especial, que usted comenta en un poema.

Fina García Marruz: A las jóvenes que iban a verla, ella les dedicaba algunos estímulos en tarjetones que ocupaban toda una página. En el que me dedicó, lo que me impresionó fue solo esto: "Escriba solo por urgencia del alma." Es lo que recuerdo en el poema que le habría de dedicar, tanto tiempo después.

A Juan Ramón Jiménez -que había pedido que los jóvenes le llevaran sus versos- sí le mostré algunos poemas, cosa que me avergüenza. Cuando se los entregué, yo no había leído nada de él todavía. Cintio sí lo había leído un año entero antes de que llegase y por tanto, tuvo la posibilidad de un aprendizaje directo de su obra.  Pero yo solo había leído poesía en los libros del colegio y en textos de poca calidad. Aunque conocía a Bécquer -tengo todas sus Rimas copiadas por mamá-, según costumbre de los jóvenes de la época, yo no sabía qué era realmente la poesía. Y se puede leer la poesía buena como si fuera mala y no descubrir qué es lo esencial en un poema; lo "herédico" -como decía Martí-. Yo no sabía qué era lo becqueriano. No hay que aprender el griego, decía él, sino saber qué es lo griego.

-En Hablar de poesía usted niega que exista una "poética".

Fina García Marruz: Digo que no se debiera tener "una" poética. En la poética personal debieran entrar todas las otras poéticas posibles. Juan Ramón nos enseñó a buscar: no una poética en general, sino la característica principal de cada poética.

Cintio Vitier: Lezama decía: "Juan Ramón no nos enseñó su poesía, sino la poesía."

Fina García Marruz: Exactamente eso fue lo que nos enseño.

-Fina, ¿qué le falta por escribir?

Fina García Marruz: Desearía terminar algunos trabajos que tengo inconclusos, por ejemplo, uno acerca de José Asunción Silva, poeta que me interesa mucho. También, el de Gabriela… Cintio y yo tenemos dos tomos aún inéditos de Temas Martianos y yo otro sobre las ideas educacionales de Martí. Cintio llama la "Cueva de Montesinos" al lugar en que guardo esos  trabajos.

Nunca me apuré por publicar. En el tiempito que nos queda, me gustaría tener alguna paz para terminar al menos algo que no he dicho ni en la poesía, ni en el ensayo: sobre las relaciones de la Religión y la Revolución, que forma parte de un trabajo que me pidiera el Padre Espeja para su coloquio sobre ateos y creyentes, que se dio en el aula Bartolomé de las Casas, de San Juan de Letrán, bajo el título "El rumor del alma cubana, y que no pude terminar de leer por el apagón más grande que ha conocido el Vedado.

-¿Sigue escribiendo poesía?

Fina García Marruz: Muy poca, aunque no he dejado de escribirla del todo, pero no la busco: la espero cuando viene, aunque es bien huidiza.

-¿A qué se debe esa resistencia suya, desde muy jovencita, a publicar sus obras?

Fina García Marruz: Siempre me costó mucho trabajo decidirme. Si te fijas, suelen pasar 20 años desde que he terminado un libro a la fecha en que se publica. Pero ahora "antes de morirme quiero" decir algunas cosas. Solo algunas, veremos si el tiempo me lo permite.

-¿Por qué le cuesta tanto trabajo dar entrevistas y  hablar de sí misma?

Fina García Marruz: Me siento en esos casos como una violinista a la que le piden un concierto de flauta.  Yo me comunico mejor con el silencio, sin el que no se podrían dar la poesía, la música, ni el encuentro con uno mismo.

Se han publicado 11 comentarios



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  • gladys regina dijo:

    Felicito en Fina no solo a la poetisa,felicito a la hermana, a la esposa y a la madre de grandes personalidades de nuestra cultura.Fui alumna de su hermano Sergio,quien mas que darnos una conferencia de Obstetricia nos aportaba cultura,amor al projimo,a la familia,a la Patria,creo que pocas veces puede una persona brillar y acompañarse de tantas estrellas a su alrededor y dejar que brillen con luz propia,eso tambien ,para mi,es una virtud de Fina.Los que otorgan los Premios no saben estas cosas,pero,como no tener una obra literaria tan bella cuando la obra de la vida ha sido tan especial? Muchas felicidades y que lo disfrute con salud,le beso sus manos y la frente,siganos iluminando.

  • Roberto de Jesús Quiñones Haces dijo:

    ¡Qué noticia tan agradable! Por favor, no deje Ud. de hacerle llegar a Fina García Marrúz la más sincera felicitación de los poetas guantanameros de la Asociación de Escritores de la UNEAC.
    Tengo la suerte de conducir un espacio cultural que se nombra “Encuentro Poético”, el cual realizo los primeros y terceros miércoles de cada mes en el Centro de Arte y Literatura Regino E. Boti, de Guantánamo y el pasado 3 de noviembre del 2010 Fina García Marrúz fue la poetisa que elegí para dedicarle mi espacio y allí afirmé- y hoy doy gracias a Dios porque haya ocurrido-: “que Fina estaba llamada a recibir muy pronto importantes reconocimientos internacionales”.
    Ojalá reciba la reseña del espacio que le adjunto a continuación. Le reitero el deseo de que haga llegar nuestros saludos a Fina García Marrúz. Muchas gracias.
    Roberto de Jesús Quiñones Haces
    ENCUENTRO POÉTICO No. 9
    A las 6 p.m. del día 3 de noviembre comenzó nuestro espacio dedicado a la poesía con la sección Boti en la memoria, en la cual el conductor del espacio se refirió al tercer viaje del poeta guantanamero a los Estados Unidos de América, ocurrido en septiembre de 1948 y con él se cerró el ciclo de los viajes de Boti a ése país, tema que se ha estado tratando desde encuentros anteriores. Entre los aspectos más significativos de este viaje el anfitrión resaltó la aprensión que Boti sentía por los temblores de tierra, de lo cual dejó constancia en la nota que hizo el día 8 de septiembre de 1948, pocas horas antes de dar inicio a dicho viaje, cuyo objetivo fundamental era hallar alguna información en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos así como visitar lugares de trascendencia histórica y cultural que no había podido conocer durante el viaje realizado el año anterior, sobre todo la casa natal y la tumba del gran poeta y escritor norteamericano Edgar Allan Poe. Al referirse a este viaje el conductor del espacio invitó a los presentes a leer el libro “Harvardianas y otros saltos al norte”, publicado por la editorial “El mar y la montaña”, en el cual consta el reportaje que Boti hiciera acerca de la búsqueda de la presencia de Poe en Baltimore y que fue publicado por la Revista Bohemia el día 16 de octubre de 1949.
    La sección El Elegido estuvo dedicada a la obra de la gran poetisa cubana Fina García Marruz. Fue mencionada la trayectoria literaria de la poetisa, quien desde muy temprana edad comenzó a escribir pero comenzó a reconocer como suyos los poemas escritos durante la década de los años treinta del pasado siglo, cuando a pesar de las inevitables influencias su voz fue reconocible. Se expuso sobre la presencia de Fina en Orígenes y como antes de la formación de este importante grupo cultural ya en la vivienda de las hermanas García Marruz, en la calle Neptuno, se reunían con ellas Cintio Vitier, Octavio Smith, Agustín Pi y Eliseo Diego, tertulia a la que dieron el nombre de El turco sentado, según refiere Jorge Boccanera en su libro “La pasión de los poetas”, presentado en este espacio.
    La obra poética de Fina García Marruz ha sido recogida por la Editorial Letras Cubanas, precedida por un breve pero enjundioso prólogo de Enrique Saínz. El conductor del espacio invitó a los presentes a su lectura y se refirió además a la abundante bibliografía activa de Fina donde destacan sus investigaciones acerca de José Martí y sus ensayos entre los que mencionó “Hablar de la poesía”, publicado en 1986, “Ensayos “(2003) y “Estudios Delmontinos”(2008).
    Al concluir la presentación de esta importante escritora el conductor del espacio se refirió a lo que considera una de las características identificativas de Fina García Marruz y es su conducta discreta, ajena a la altisonancia, marcada por el silencio-algo que, según dijo, le recuerda a Roberto Friol, también Premio Nacional de Literatura- y que esa característica aparece en su poética, donde resaltan los poemas introspectivos, de íntima reflexión vinculada al sentimiento religioso que permea una parte importante de su obra. A pesar de esto Fina también ha tratado en sus poemas los temas sociales, la política, y un ejemplo de ello son sus poemas dedicados a Ho Chi Min, al Ché Guevara y a Martin Luther King, donde el canto adquiere una resonancia diferente, ajena a la retórica usual de este tipo de poesía.
    Para concluir, Quiñones se refirió al hecho de que Cuba ha contado con importantes poetas y que el siglo XX ofrece un muestrario contundente. Aunque no hemos tenido la suerte de que alguno de ellos u otros escritores importantes como Alejo Carpentier haya recibido el Premio Nobel dijo que no somos segundos de nadie en Literatura y consideró que por el mérito de su obra Fina está llamada a recibir muy pronto importantes reconocimientos a nivel internacional. Tomando como referencia estas palabras e invocando mucha salud y suerte para Fina y su familia, para la poesía cubana y sus poetas y para todos los presentes, invitó a la realización del Brindis por la poesía.
    Hecho el brindis con el vino de la bodega del Curro, proveedor del espacio, Roberto de Jesús Quiñones Haces expresó que ha deseado incorporar una nueva sección, la cual será identificada como La aventura del diccionario. Su objetivo es analizar y conocer el significado de algunas palabras que puedan resultar desconocidas para algunos o cuyo uso habitual se aleje de su real significado. Para ilustrar a los presentes leyó el segundo párrafo, p.21, de la novela “La ceiba de la memoria”, de Roberto Burgos Cantor, Premio de Narrativa José María Arguedas otorgado por Casa de las Américas en el 2009, en el cual aparecen dos palabras: mareta y miasmas, cuyos significados fueron ofrecidos junto con ejemplos concretos, haciendo hincapié en el uso que se le da en algunas ocasiones a la segunda, lo cual se presta a confusiones.
    En la sección La Rifa se puso a disposición de los presentes el libro José María Heredia, Crítica Literaria, el cual fue obtenido por una de las libreras de la librería Ñancahuazú.
    Al concluir el espacio, alrededor de las 7.15 pm, Roberto de Jesús Quiñones Haces invitó a los presentes a que asistieran al próximo Encuentro Poético que se efectuará el miércoles 17 de noviembre y que tendrá como invitada a la poetisa guantanamera Gregoria Bollé.

  • Liliana del Vedado dijo:

    Muchas felicidades a Fina por este premio tan merecido. Bendito el país que tiene una hija como usted.

  • eduardo dijo:

    es que tiene el silencio

    felicidades Fina, e infinitas gracias: por la poesía, por Martí.
    y por Cintio.

  • Agustín Navarro dijo:

    Te lo merecias Fina y Cintio también Felicidades

  • Zoelia Frómeta dijo:

    La noticia ha sido un jolgorio silencioso en mi corazón. Estoy feliz. Gracias, amada poeta, por tu sencillez enorme, por tu poesía nacida de las más hondas claridades. Gracias Fina, gracias, honras la poesía cubana con tu existencia y honras a la divinidad que somos. Felicidades de una bayamesa que ha tenido el privilegio y el gozo inmenso de mirarse en tus ojos y ver la presencia que los ilumina.

  • Rosa María Batista dijo:

    Merecido premio a nuestra Fina maravillosa, profunda, plena! Felicidades

  • Yanka dijo:

    Os faltó a Don Luís Antonio Ladra, gran poeta perteneciente al Grupo Orígenes, exiliado cubano. Vivió en Orense.

  • EMILIO LUJAN dijo:

    Fina, maravillosa persona, notable poesía al Che. Vaya el afecto y admiración de un argentino por su letra y su país. Emilio, Buenos Aires.

  • Edit Piaf dijo:

    Felicidades señora de la poesia, usted se lo merece, su esposo está muy contento con este premio, estoy segura

  • Dianelys dijo:

    Fina maravillosa, nadie como tú para recibirlo.
    Quisiera que concedieras una entrevista al gran público.
    A Cuba para conocer de primera mano tu obra tu vida, y la de esa generación maravillosa llamada Orígenes.

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Rosa Miriam Elizalde

Rosa Miriam Elizalde

Periodista cubana. Vicepresidenta Primera de la UPEC y Vicepresidenta de la FELAP. Es Doctora en Ciencias de la Comunicación y autora o coautora de los libros "Antes de que se me olvide", "Jineteros en La Habana" y "Chávez Nuestro", entre otros. Ha recibido en varias ocasiones el Premio Nacional de Periodismo "Juan Gualberto Gómez" y el Premio Nacional "José Martí", por la obra de la vida. Fundadora de Cubadebate y su Editora jefa hasta enero 2017. Es columnista de La Jornada, de México.

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