Cubadebate

Ciclones tropicales Hilary e Irwin, en 2017.

La temporada ciclónica de 2023, se ha tomado un breve descanso luego de la disipación el pasado día 6 de la tormenta tropical Philippe, un descanso que bien pudiera ni llegar a la semana de inactividad siquiera.

Precisamente este último: Philippe, y Rina, acapararon titulares por su cercanía uno del otro y la existencia de una interacción entre ambos, que provocó cambios en las trayectoria de Philippe, los cuales lo hicieron permanecer por varios días a las puertas del mar Caribe.

Muchos medios digitales se hicieron eco de este fenómeno, conocido como efecto Fujiwhara. En ellos se podían leer palabras que generan temor como choque, colisión y otras más coloquiales como baile o danza. En realidad no es algo tan raro, que puede verse al menos una vez cada temporada, con mayor o menor intensidad y por tanto ser más o menos evidente. De hecho ya ocurrió en cierta medida en esta misma temporada entre los ciclones Franklin y José.

En años anteriores, como por ejemplo en 2017, con las interacciones entre ciclones también salieron palabras en algunos medios como “megatormenta”, aludiendo al caso supuesto de la “unión” de estos organismos. Es por ello que vamos a conversar sobre este fenómeno y su influencia en la vida de los ciclones tropicales.

El efecto Fujiwhara describe la interacción entre dos vórtices (rotaciones) ciclónicos, descrito en 1921 por el japonés  Sakuhei Fujiwhara. Este plantea que cuando estos se encuentran a cierta distancia, tan “cerca” como unos 1400 kilómetros o menos, pueden comenzar a rotar de manera coordinada alrededor de un punto común. Este punto se localiza en la línea imaginaria que une los centros de estos ciclones, aunque no siempre en el justo medio de la misma, ya que se ubica más cercano al más intenso de ellos.

Ambos forman una circulación ciclónica conjunta, cuyo punto central coincide con este centro de rotación, aunque realmente no estamos ante una fusión, pues ambos continúan girando de manera individual respecto a su centro de circulación.

El final de la danza

Pueden ser varios los desenlaces de estos encuentros, desde el más leve, que provoca un ligero desvío en la trayectoria de uno o de ambos sistemas, que ocurre cuando ambos tienen intensidades similares. En caso de que la diferencia entre la intensidad sea más notable, se induce una mayor desviación en el más débil de los sistemas, ya que está más alejado del punto de giro común, pero ambos pueden continuar “su camino” posteriormente.

Otra alternativa es que ambos ciclones se fusionen, no porque realmente exista un “choque” entre ambos, que desencadene en un ciclón aún más fuerte…Lo que ocurre es más simple, la circulación más débil es absorbida por la predominante, pero la primera en nada contribuye a que esta última sea más fuerte; no hay una combinación de fuerzas, sino una competencia en la que uno sobrevive, a veces más debilitado. Como ven el factor determinante es la intensidad relativa de uno respecto al otro y la evolución que esta tenga, puede ocurrir lo mismo entre grandes huracanes que entre dos tormentas tropicales, no tan intensas, como Philippe y Rina.