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Leoncio Prado y su participación en la lucha del pueblo cubano por la independencia

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El 15 de julio de 1883, el joven Coronel peruano Leoncio Prado Gutiérrez, mal herido en combate y prisionero del ejército chileno en el combate de Huamacucho durante la Guerra del Pacífico entre Perú y Bolivia por un lado y Chile por el otro, -guerra fratricida provocada por los grandes intereses económicos salitreros-, dirigía, con pasmosa serenidad al pelotón de fusilamiento que pondría fin a su vida intrépida y revolucionaria. Tenía casi 30 años de edad.

A 129 años de su muerte, rendimos homenaje al joven internacionalista peruano que dedicó buena parte de su corta pero apasionante existencia a luchar por la causa de la independencia cubana.

Leoncio Prado, nacido en la ciudad de León de los Caballeros de Huánuco el 26 de agosto de 1853, no había cumplido los 10 años cuando inició su vida militar en el Regimiento “Lanceros de la Unión”, participando en la Revolución de Restauración del Honor Nacional encabezada por su padre contra el Pacto Vivanco-Pareja que España  impuso a Perú en sus intentos de reconquista.

En 1865, a la edad de 12 años y con grados de cabo, participó, junto al Capitán de Navío Lizardo Montero en la captura del vapor Tumbes convirtiéndose así, de manera fortuita, en marino.

Un año más tarde, Leoncio Prado se alista como guardiamarina en la fragata Amazonas. Pasó luego a la fragata Apurimac, participando en combate contra las fragatas Blanca y Villa de Madrid durante la batalla de Aptao, el 2 de mayo de 1866. Por el valor y arrojo que demostró en ese combate fue ascendido al grado de Alférez y se le concedió el honroso título de “Benemérito de la Patria en grado heroico y eminente”. El 10 de mayo de 1867 ingresa en la Escuela Naval del Perú, donde perfecciona los conocimientos marinos que había adquirido en la práctica. Ese mismo año, participa en la expedición científica que, dirigida por el Comodoro Tucker explora la denominada Hoya Amazónica; parte en el vapor Pastasa donde cumple la misión, hasta el año 1868, en que continúa sus estudios hasta concluir la carrera naval.

En 1872, en compañía de sus hermanos Justo y Grocio, viaja a los Estados Unidos con el objetivo de especializarse en ingeniería y perfeccionar el idioma inglés. Estuvo en Richmond y en Massachusetts y allí conoció a patriotas cubanos en el exilio y se compenetró tanto con la causa cubana que la hizo suya y, para no involucrar a Perú con esa decisión, renunció a sus grados de oficial de la Armada Peruana.

El 4 de agosto de 1875 desde Lima, Manuel Márquez Sterling le escribe a Miguel Aldama, Agente General de la República de Cuba en el exterior:

“… Resuelto el Sr. Leoncio Prado a llevar a cabo su noble y generoso propósito de ir a combatir por la libertad de nuestra Patria, sale mañana para Panamá…”

De nuevo en unión de sus hermanos se incorpora a la expedición mandada por el Coronel Pío Rosado Lorié en el vapor Uruguay (Octavia) que transportaba un cargamento de armas donado por el gobierno peruano. La expedición zarpó de la isla de San Andrés hacia Cuba el 15 de septiembre de 1875, y sufrió un desastroso fracaso debido a la indecisa actitud del capitán Sommers, en el manejo del buque. Sommers era hombre de confianza de Miguel Aldama y en varias ocasiones trajo a Cuba expediciones que culminaron en fracasos.

En la noche del 23 de septiembre el Uruguay se encontraba frente al litoral sur-oriental de Cuba y, tras varias maniobras incomprensibles de acercamiento y alejamiento de la costa fue avistado y perseguido, el 25 de septiembre, por el buque de guerra español San Quintín al que logró evadir. Actuando en contra de la voluntad del coronel Pío Rosado, el capitán Sommers dirigió entonces el buque hacia Jamaica, donde como era de esperar, fue confiscado con todo el cargamento por las autoridades británicas. En conclusión, de esta expedición sólo llegó a manos cubanas la correspondencia enviada a tierra en un bote.

Tanto Aldama como sus acólitos veían en Leoncio Prado un hombre audaz y peligroso por sus influencias y posibilidades, por lo que trataron de disuadirlo en sus intentos de realizar actos en beneficio de la independencia de Cuba. Ante esto Prado respondió en carta fechada el 6 de enero de 1876:

“Cuando salimos del Perú, Sr. A. g.; hicimos el propósito de ofrecer a Cuba  el pequeño contingente de nuestra sangre, siempre que esta redundara en pro del principio que nos hemos propuesto defender. Fieles pues, con nuestro propósito, la vista de obstáculos y los inconvenientes que encontramos en el tránsito, que para el más mezquino tal vez serían insuperables, no hacen sino robustecer más y más nuestro inquebrantable ánimo de ser útiles a Cuba y no retirarnos de su servicio hasta que no haya alcanzado su libertad…”

Y más adelante señala:

“Proponemos a Ud. que de dos buques que Cuba tiene en el Pacífico se ponga uno a nuestras órdenes y se nos autorice para armarlo en corsario, que del buen éxito nosotros respondemos…”

Por supuesto, esta autorización no se le dio y Prado, cansado de las dobleces e intrigas de Aldama, se vincula a la expedición de Francisco Vicente Aguilera, y embarca el 22 de abril de 1876 junto con sus dos hermanos, con grado de capitán; pero el vapor Anna explota frente a las costas de Nassau, en La Bahamas, por lo cual arriban a Jamaica después de vencer muchos contratiempos.

Una vez en Kingston, comienza Leoncio Prado a hacer gestiones para obtener del gobierno revolucionario de Cuba la autorización para asaltar un buque mercante español y armarlo en corso de guerra en nombre de la República de Cuba en Armas. Nuevamente es desautorizado por Aldama.

A la sazón contacta en esa ciudad con su padre,  quien regresaba de un viaje a Europa, y este le aconseja dirigirse directamente al presidente Tomás Estrada Palma. Asi lo hace, por mediación de Fernando López de Queralta, quien partía hacia Cuba en una pequeña expedición.

Estrada Palma le responde el 6 de agosto de 1876, diciéndole que la autorización debía ser extendida por el gobierno después de un cuidadoso estudio y visto el informe del Agente General Aldama. A su vez le envía los grados de Comandante.

En ese mismo mes de agosto, recibe Leoncio Prado de manos de Aldama la autorización de patente de corso. De inmediato concibe la idea de apoderarse del vapor español Moctezuma que cubría la ruta La Habana- Saint Thomas- Puerto Plata. Este vapor, de 800 toneladas de desplazamiento y armado con dos cañones de 4 libras, era famoso por la cantidad de esclavos que había transportado desde África. Para llevar a cabo la acción reúne un grupo de 25 hombres que debían concentrarse un día señalado en Puerto Plata, República Dominicana, con el objeto de embarcar en el vapor y, una vez en alta mar, apoderarse del mismo.

En Puerto Plata sólo se presentaron 11 de los complotados: Leoncio Prado, Manuel Morey, José Domingo Vélez, Eduardo Deetjen ; Miguel G. Pita; Pedro Cesteros, Casimiro Brea; Ignacio Zaldívar, Leonardo Álvarez, Manuel Blanco y Eugenio Carlotto.

El 7 de noviembre de 1876 embarcan los patriotas en el  “Correo de las Antillas” como también era denominado el Moctezuma. En sus equipajes llevaban revólveres y machetines. El vapor zarpó a las 2 de la tarde y tras cuatro horas de navegación – a unas 25 millas de Punta Isabela, en la costa norte de la República Dominicana- se llevó a cabo la acción en la cual murieron el capitán y tres tripulantes españoles.

Una vez dominada la situación, Prado mandó arrancar la placa con el nombre de Moctezuma, se izó la bandera cubana y se rebautizó al buque con el nombre de Céspedes. Dos pasajeros cubanos, Alberto Morales y Gaspar Castillo se sumaron a la acción.

A las 6 de la tarde del siguiente día, frente a Puerto Paix, en la costa norte de Haití fueron desembarcados en tres botes 18 tripulantes y 14 pasajeros, quedando a bordo 6 marineros y los maquinistas. Prado designó como su segundo al mando a Manuel Morey.

El 10 de noviembre, frente a las costas de Jamaica, Prado envió a José Domingo Vélez a tierra con varias cartas –que olvidó firmar- dirigidas a Tomás Estrada Palma y a Miguel Aldama relatándoles lo sucedido así como un manifiesto dirigido a la emigración cubana. De la carta a Estrada Palma son los siguientes fragmentos:

“A bordo del Céspedes, 9 de noviembre de 1876.

Cº Tomás Estrada Palma, Presidente de la

República de Cuba, Residencia del Ejecutivo

Estimado Presidente. Con el mayor

placer me dirijo a Ud. para poner en su conocimiento nuestra última operación y felicitarle por el triunfo obtenido.

Con el objeto de llevar a cabo la operación a que me referí en la comunicación que le entregó el Coronel Fernando López de Queralta  (…)

“He puesto al buque el nombre de Céspedes en memoria del inmortal caudillo que inició nuestra santa revolución.

Nada se opone ya a nuestra empresa y confío que dentro de breve tiempo estaremos en actitud de hacer frente a todos los acontecimientos.

A su clara inteligencia Cº. Presidente, no se le ocultará por un momento los inmensos beneficios que derivará nuestra causa al poseer una marina de guerra que al mismo tiempo que proteja nuestras costas dará respetabilidad a la nación en el exterior.

Por mi parte haré cuantos esfuerzos sean posibles para conseguir ese resultado y prometo a Ud. que, si la muerte no me sorprende, dentro de poco tiempo tendremos una escuadrilla que con sus acciones corresponderá de manera digna a los brillantes servicios que el Ejército Libertador brinda en esos campos”.

De la lectura de los párrafos anteriores se deduce que los planes de Leoncio Prado no se detenían en armar en corso un solo buque, sino organizar toda una escuadrilla que llevara la guerra contra los buques españoles, es decir que estaba decidido a combatir en la mar a España  con todos los recursos que pudiera obtener.

En la comunicación a Miguel Aldama expresaba lo siguiente:

“Tengo el honor de poner en su conocimiento que desde el 7 del corriente he puesto a disposición de la República de Cuba al vapor Céspedes que tengo el honor de mandar.

A Ud. que representa a nuestra República en el Exterior, debo dirigirme también para manifestarle que tanto el vapor como sus tripulantes y armamentos están a su disposición en todo lo que se refiere al mejor servicio de la República a cuyas órdenes estamos”.

A partir de ese momento, el Céspedes inicia un peregrinar por las costas de América Central en busca de carbón y armamento, siendo tenazmente perseguido por los buques de guerra Isabel la Católica, Pizarro, Las Navas; Tornado, Bazán y Jorge Juan a los cuales posteriormente se unieron otros hasta completar el número de 11.

El Céspedes fue delatado por el comerciante norteamericano Mr. Heinzman que le había vendido carbón en las inmediaciones del Cabo Gracias a Dios y que, para obtener la recompensa ofrecida por el comandante del Jorge Juan, le indicó a éste el lugar exacto donde se encontraba el Céspedes.

El buque español partió de inmediato hacia dicho sitio. El 4 de enero de 1877 es divisado a unas 6 millas y Prado, al no poder ofrecer combate, ordenó abandonarlo no sin antes incendiarlo..

Poco después el Céspedes era una gran pira. Al Jorge Juan sólo le restó recoger a los antiguos tripulantes del Moctezuma.

Después de atravesar a pie la América Central en busca de las costas del Pacífico y no sin antes experimentar inenarrables sacrificios Leoncio Prado regresó a Perú en mayo de 1877. La idea de armar un buque corsario en el Pacífico al parecer se concretó y Leoncio partió a hostilizar el comercio español en Filipinas y Lejano Oriente, poco se conoce de esta empresa que culminó en un naufragio en el Mar de la China, lo cual Prado comunica a Aldama con fecha 19 de septiembre de 1877:

“Supongo que Ud. está enterado por medio del Sr. Márquez del objeto que me indujo a hacer este largo y un tanto penoso viaje.

Algo he logrado de lo que deseaba, pues de no haber tenido la desgracia de naufragar en el Mar de la China, no dudo que se hubieran llenado por completo mis aspiraciones…”

Al conocer Leoncio Prado que las fuerzas cubanas de Camagüey habían capitulado, trabajó intensamente para mantener viva la llama de la guerra. En un discurso ante la Sociedad Auxiliadora de Nueva York el 14 de marzo de 1878 exclamó:

“¡Estoy presto a recibir todos los elementos de guerra que quieran enviar a Cuba y los llevaré, aunque se oponga el mundo entero. Respondo con mi cabeza que llegarán o moriré en el cumplimiento de mi compromiso, llevando conmigo el contingente de sangre necesario para reemplazar a los que se han rendido en Camagüey!”

Lanzó dos proclamas: una dirigida a las repúblicas de Centro y Suramérica y otra a los cubanos, pidiendo ayuda. La Paz del Zanjón echó por tierra sus ilusiones de aquel momento. No obstante, continuó laborando en el Comité Revolucionario Cubano de Nueva York, y junto al general Calixto García, comenzó la preparación de lo que fue la Guerra Chiquita, hasta que estalla la guerra del Pacífico.

En esas circunstancias, Leoncio Prado decidió regresar a su patria y le escribe al general Calixto García lo siguiente el 24 de junio de 1879:

“Como peruano tengo sagrados compromisos con mi patria, y como americano los tengo con Cuba (…) Acepte mi renuncia con la convicción de que tan luego como haya terminado la guerra del Perú regresaré a prestar servicios a la causa de Cuba con el mismo entusiasmo y fe que lo he hecho hasta hoy”.

Con él marchó el intrépido coronel cubano Juan Luís Pacheco Céspedes, quien en varias ocasiones trajera a Cuba cargamentos de armas y pertrechos.

A su arribo a Perú tiene Prado noticias de que el ejército peruano ha sido derrotado en la batalla de Miraflores. El 10 de julio de 1883 se libró la batalla de Huamachuco. Allí Leoncio Prado es gravemente herido en una pierna. Sin poder valerse, cuatro días después es encontrado por un soldado chileno. Al verlo, Prado le dice:

“Acércate, soy el coronel Leoncio Prado. Pon el cañón de tu fusil sobre mi frente y dispara”  

El soldado lo trasladó al campamento y el jefe chileno ordenó se le pusiera en capilla ardiente y que fuera fusilado de inmediato. Leoncio Prado solicitó la gracia de dirigir su propia ejecución.

Así cayó, hace justamente 129 años, ese bravo soldado internacionalista peruano y cubano, Leoncio Prado Gutiérrez.

¡Honor y gloria a su memoria!

Leoncio Prado Gutiérrez fue un marino peruano que participó en diversas guerras contra España, en Cuba y Filipinas.

Fuentes

GARCÍA DEL PINO, César: Leoncio Prado y la Revolución Cubana. Editorial ORBE, La Habana, 1980.

MIYAR REINERS, Rafael: La captura del Moctezuma en Revista de Información Técnico Científico Naval (ITCN), Nº 40, 1983, pp. 84-97.

GONZÁLEZ PÉREZ, Enildo: Leoncio Prado: Peruano, Revolucionario e Internacionalista en Mar y Pesca, Nº 308, Mayo de 1998, pp. 38-41.

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  • Lisbet dijo:

    Buen artículo, reconozco que no conocía acerca de este mártir.

  • Andrews dijo:

    Excelente!!!
    Estoy convencido que quizás ni el embajador de Perú en Cuba ni el cubano en Perú, conocían de tan valeroso combatiente.
    También se menciona al Coronel Pío Rosado, y aunque nací en la calle de igual nombre allá en la ciudad de Bayamo, apenas se encuentra material histórico.
    Creo que la unión de historiadores de Cuba, la biblioteca nacional, las FAR y quizás la casa de la nacionalidad, podrían crear una biblioteca física y digital, solo para los guerreros cubanos. Y clásicarlos según el grado alcanzado en las luchas.
    Generales, Coroneles, Capiranes, etc, etc.

    • Ricardo dijo:

      Disculpe amigo, pero la historia de Leoncio Prado es conocida por la mayoria, si no todos, los diplomaticos cubanos que, al menos van a Peru, e igual los peruanos que vienen a trabajar en Cuba. Es parte de nuestra preparacion, pues trabaje en Peru por seis años, y era uno de los tantos aspectos comunes de nuestra historia que nos enseñan.

      • Hernan Castro dijo:

        Tal vez ud sea uno de los pocos que conozca
        ésta parte de la historia de éste gran héroe. Yo por lo menos lo desconocia y estoy seguro que parte de la historia que nos enseñaron y enseñan en los colegios no tocan, ni por asomo, ésta impresionante narrativa sobre nuestroharán Leoncio Prado.

      • Hernan Castro dijo:

        Perdón, quize decir : gran heroe

  • CDMF68 dijo:

    Impresionante. Agradezco esta narración. No tenía idea yo de la grandeza de este patriota de la Patria Grande.

  • Peso Welter dijo:

    ¡Cuánta historia aún por conocer! Gracias, muchas gracias, al autor de este trabajo sobre otro capítulo de internacionalismo con Cuba. Un placer que mi desayuno sabatino haya estado acompañado con esta magistral clase de Historia.

  • adriel dijo:

    Hombre de mucho valor, coraje, ejemplo de internacionalista. Estas historias de vida , de nuestra Patria Grande, dan fuerzas para enfrentar cualquier enemigo, cualquier obstáculo.

  • Moraima dijo:

    Gracias al autor por darnos a conocer a tan insigne patriota peruano en su empeño y decisión de participar en nuestra guerra de independencia contra España. Personalmente no lo conocía. Hay mucha historia por conocer de la participación de patriotas de la Patria Grande en la guerra de independencia contra el colonialismo español en Cuba.

    • Ismael Rivera dijo:

      El amor por Cuba se lo debe a su padre quien fue presidente y enfrentó a los españoles en 1866. Armó una armada en conjunto con Chile para perseguir a la flota española que iba camino a Filipinas con la intención de liberarlos y posteriormente ir a Cuba para apoyar la independencia pero tal vez cometió un error al contratar a un marino estadounidense que venía de la guerra civio de EEUU para dirigir la campaña y varios marinos peruanos se sublevaron y estos planes se fueron al tacho.

  • Ef dijo:

    interesante este artículo histórico, Cuba siempre contó con el internacionalismo.
    En este articulo se demuestra como los los enemigos de la patria hicieron todo para frustrar nuestra Independencia, entre ellos miguel aldama y tomas estrada palma.

    • Bonachea dijo:

      No creo que se debiera hablar asi de quiénes se jugaron la vida por la patria. Quizás no fueron los más revolucionarios para su época, pero hay que ponerse en su momento histórico.

  • Israel M dijo:

    Cuantos filmes épicos se si pudieran realizar con éstas historias, contando nuestra historia de forma amena, con uso de efectos especiales efectivos para motivar a jóvenes y mayores, los temas están ahí

  • Coco dijo:

    Hermosas páginas de nuestra historia poco conocidas, gracias por la publicación

  • Bonachea dijo:

    Es una pena que todavía no sea Nuestra América una sola. Esos que la dejan dividir por intereses mezquinos, en complicidad con potencias extranjeras son los verdaderos traidores. Con tanta sangre que se ha derramado en común!

  • Cervantes y Saavedra dijo:

    Yo conocía a Leoncio del Prado, actual director del parque zoológico nacional

  • Manuel Betancourt dijo:

    No me apena decir - y me lamento mucho- que nunca se me ocurrió hurgar en la vida de este héroe, cuyo
    nombre lleva de escuela donde mi hija mayor cursó sus estudios de secundaria básica.

    • Manuel Betancourt dijo:

      Debí decir "la" escuela, en lugar "de" escuela.

    • Ismael Rivera dijo:

      Hay un busto de él en el parque de la Fraternidad y un retrato entre los heroes cubanos en el Palacio de los Capitanes Generales.

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Gustavo Placer Cervera

Capitán de Fragata (R). Doctor en Ciencias Históricas. Miembro de Número de la Academia de la Historia de Cuba. Investigador Titular del Instituto de Historia de Cuba.

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