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Manuel Pérez Paredes: “La genialidad del político es sentar principios” (II parte) (+Podcast)

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Manuel Pérez Paredes recibe Premio Nacional de Cine 2013. FOTO: AIN

La pasada semana, Cubadebate publicó la primera parte del diálogo con Manolo, su profunda y meditada respuesta sobre el contexto y su trascendencia. Pero, convencido de que es imprescindible meterse en la piel de aquellos años fundadores para poder calibrar el peso exacto de las Palabras de Fidel, el cineasta abrió la puerta a otros momentos y otros diálogos.

De eso trata esta segunda parte de la entrevista que, por su brevedad, en el podcast acompañamos con temas del disco de Silvio Rodríguez, "Érase que se era", otro modo de contar e interpretar los acontecimientos de un mismo periodo histórico.

Para conectar las dos partes de la entrevista, es preciso retomar la pregunta y fragmentos de la respuesta publicadas al final del trabajo anterior:

Arleen Rodríguez Derivet: Por lo que usted mismo narra, siento que ahí emerge un liderazgo político sólido, pero veo señales también de una lección respecto a cómo funciona la relación política-arte dentro de un proceso revolucionario, quiero decir, el diálogo verdadero.

Manuel Pérez Paredes: Mira, sin lugar a dudas, esa es la importancia de que las instituciones tengan prestigio y tambien la contrapartida. Digamos, existe el Ministerio de Cultura y existe la UNEAC. Y ambas tienen que tener nivel para discutir, para que haya diálogo, que no sean formales, que no sean puestas en escena, que realmente haya debate.

Y sentar eso es un reto muy grande, porque después viene la vida. Y la vida, el día a día y las luchas y con el tiempo, la gente se olvida y renacen otra vez las pequeñeces, la falta de altura revolucionaria y se enferman otra vez las relaciones.

O sea, el que Fidel haya sido genial resolviendo ese problema, no quiere decir que lo resolvió para siempre, porque eso constantemente hay que estarlo reactualizando.

Nunca hay un discurso bíblico, una verdad eterna. Fidel dijo eso y resolvió genialmente ese problema, pero, en el año 1971 (10 años después), en medio del Congreso de Cultura, 10 años después, exactamente, hay un tremendo debate en la Comisión 6B. Es contra el ICAIC y no por la producción de películas cubanas; sino por la política de exhibición de las películas que el ICAIC compraba.

Había pedagogos y había educadores que pensaban que se estaban exhibiendo películas que como que estropeaban el trabajo educativo del país, películas francesas o suecas o japonesas...

Y había también criterios políticos e intereses políticos que apoyaban esas posiciones honestas.

Yo estuve en el Congreso, como secretario de la Comisión 6B. Y había pedagogos y educadores con una concepción del arte educativo, simplista, pero también había criterios políticos que chocaban con el ICAIC, también ligadas a intereses y lucha por el poder.

Y en eso llega la noche del 27 de abril, cuando se produjo un debate muy fuerte con la ponencia que el ICAIC presentó, sobre ese tema

Los autores de esa ponencia éramos Julio García Espinosa y yo, y se discutió muy fuertemente lo que el ICAIC compraba.

Fue una discusión muy polarizada, entre dirigentes, sobre todo de la UJC (eran los que más estaban), pero también había maestros y pedagogos.

Raúl Roa presidía, pero la discusión era tan fuerte que de alguna manera desbordaba a Roa. Yo era Secretario de la Comisión, pero también era coautor de la ponencia y Alfredo polemizaba con los que discrepaban de la política del ICAIC.

Fidel se apareció de pronto allí. Ni remotamente es comparable a lo que pasó en la Biblioteca, pero se apareció de pronto porque estaba evidentemente viendo por circuito cerrado lo que estaba pasando, y decidió que debía ir, y entró, se sentó en la mesa y participó del debate como cuando la Biblioteca, escuchó a todo el mundo y muchos repitieron cosas que habían dicho ya.

Y cuando terminó de hablar todo el mundo, él hizo una intervención de apoyo a Alfredo. Ahí dijo: "no se puede vivir en una urna de cristal, hay que aprender a vivir en la contaminación". Era el año 1971, cuando para conocer el punto de vista del enemigo, había que escuchar “Cita con Cuba”, había que escuchar “La Voz de Las Américas”. No existía Internet, no había correo electrónico, las películas eran las que llegaban al ICAIC, no había paquete, no había nada, y sin embargo se encendió otra vez la chispa.

Y Fidel alertó: “porque puede llegar un momento, algún día, en que nos llegue la contaminación por otras vías”: las redes sociales, nadie se las imaginaba en el 71 que hubiera redes sociales.

Fidel defendió el derecho y la importancia de prepararse para la contaminación y no educarse en la asepsia. Y apoyó al ICAIC. Y cuando terminó de hablar, que convenció a las personas honestas, y los que no eran honestos, que estaban en pugna con Alfredo, se replegaron: ¡Habló Fidel!

Roa, que presidía la reunión y estaba sentado a mi izquierda, me dijo al oído: “ya te puedes ir, se salvó el ICAIC”.

Ahí tampoco Fidel hizo un discurso. Improvisó a partir de lo que oyó. Él no traía pautas, las pautas surgieron de lo que él vio del debate.

He ahí el arte de la política, la creatividad en la política, que es enfrentar una situación y resolverla en ese momento, brillantemente. Realmente, te recuerdo lo del 71 porque fue una intervención que me hizo pensar...

Arleen Rodríguez Derivet: Y yo creo que como usted dice, se resolvió en ese momento, pero serían muchas veces, porque cuando uno cuando revisa a lo largo de la historia, Fidel nunca se separó de la cultura.

Manuel Pérez Paredes: No. Pero sobre todo, es importante pensar que nunca hay un discurso que concluya para siempre. No hay palabra sagrada. La genialidad del político es sentar principios. Lo que tú dices, el diálogo, escuchar. Qué es incorregible. Cuándo te califiquen a tí de incorregible, cuándo tú eres corregible. Pero la paciencia, el tacto, el cuidado, es la genialidad.

Y salto a otra cosa. Hace poco, volví a leer aquel mensaje que él le mandó a Celia cuando lo de la casa de Mario y me pongo a pensar: ese mensaje que conocimos años después y que Celia tiene que haber guardado con una discreción total, porque esa confesión a Celia, si el imperialismo la conoce en julio del 58, si el imperialismo conoce que eso es lo que pensaba Fidel Castro en julio del 58... me hizo pensar siempre en Martí y en la carta a Mercado: “En silencio ha tenido que ser porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas…”. Era martiano.

Él ocultó ese sentimiento que le produjo (ver caer cohetes de fabricación norteamericana) en la casa de Mario. Después vi el documental que hizo Daniel Díaz Torres con Rebeca Chávez: “La casa de Mario”, pero ya Cuba era socialista.

Pero en aquel momento, Fidel se reprimió. No fue a Radio Rebelde a denunciar las bombas que los americanos le daban a Batista para bombardear la Sierra, cuando empezaba -eso fue en junio- cuando empezaba la ofensiva de Batista contra la Sierra Maestra después de abril del 58.

La casa de Mario le sirve de pretexto para, en el encabronamiento que tiene, escribirle a Celia. Y Celia guardó ese papel bien guardado, porque es un dato clave de cómo Fidel pensaba. Hago el arco ahora y entonces el 16 de abril del 61, él dice: "lo que no pueden perdonarnos es que hayamos hecho una Revolución Socialista en sus propias narices, en sus propias narices, en las narices...Tuvo que servirse del hecho. No pudo pregonar. Sobre la marcha se fue definiendo su proyecto. Esa genialidad, la recuerdo ahora asociándola.

Arleen Rodríguez Derivet: Qué tremendo, asistir como protagonista, como espectador a esos acontecimientos, Manolo.

Manuel Pérez Paredes: Sí, porque por mucho que te lo cuenten, el haber estado presente en ellos, te nutre de una manera, te transmite una vitalidad, una energía, una cosa así muy, muy… Tengo la impresión que si me lo contaran no sería nunca igual a que yo estaba allí, yo lo vi llegar, vi cómo se sentó, cómo habló, cómo manejó la situación. Eso tiene un plus que jamás lo va a tener el que me lo cuenten.

Escuche la segunda parte de la entrevista en podcast

Lea la primera parte de la entrevista a Manolo Pérez

Manolo Pérez: Un testigo de aquellas Palabras con el arte de la política

Se han publicado 1 comentarios



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  • josé dijo:

    Hay que estar cada dia acompañando al pueblo, escucharlo y conducirlo como genialmente lo hacia Fidel. Todos los servidores publicos deben de tener esta preparacion sistematica.

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Arleen Rodríguez Derivet

Arleen Rodríguez Derivet

Periodista cubana y conductora del programa de la televisión cubana "Mesa Redonda", que transmite una emisión especial para Telesur. Es coautora del libro "El Camaján".

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