La Doctora Marisol
Las sorpresas que el destino nos reserva pueden ser gratas o amargas, como la que acabo de recibir esta mañana del lunes 25 de noviembre. La doctora Marisol Noa Carranza ha partido al reino de los espíritus celestiales. Pocas personas conocen cómo un médico cubano, repartiendo salud y aliviando a los más desposeídos, se juega la vida cada día.
Se dice —y algunos lo consideran una exageración— que van a curar enfermos a costa de su propia integridad física y, la realidad cotidiana, desdichadamente lo confirma.
Conocí a Marisol en Guatemala. Yo, en una misión diplomático-periodística un poco rara. Ella, como la jefa de la Dirección de la Operación Milagro en ese país. Desde la primera vez que conversamos hubo empatía entre las dos, por esos extraños misterios de las relaciones humanas.
Sucede que ambas habíamos trabajado en el mismo edificio años atrás en el Consejo de Estado, donde nos habíamos conocido. Ella, en la misión Salud, yo en la Oficina de Información. Pero fue en Guatemala que nos unimos. A mí me encantó su optimismo, su visceral sentido de la colaboración y la ayuda a sus semejantes en cualquier circunstancia.
Fui testigo varias veces de su lucha permanente —frente a muchas adversidades— por mantener las consultas, la cirugía oftalmológica para devolverles la visión a tantos nativos guatemaltecos pobres, indígenas, quienes no podían ni en sueños pagar una operación y un tratamiento semejante.
Recuerdo un día en que me llamó por teléfono una señora a la que le habían pedido 20 mil quetzales (equivalente a más de 2 mil dólares), por un tratamiento pues ese “médico” le dijo que ella no podía ser operada. Por mi cuenta llamé a Marisol y me dijo sin pensarlo mucho: “Mándala para acá que yo misma la atiendo”.
La guatemalteca fue operada y quedó con una visión perfecta. Tres semanas despues, me vuelve a llamar para decirme que ella y su familia no tenían cómo pagar lo que los cubanos habían hecho por su salud, “la Doctora Marisol, es un ángel, quiero hacerle un regalo”. Como conocía la condición de Marisol le respondí: La mejor forma de agradecer es que le cuente a sus compatriotas cómo son los médicos cubanos, sin mencionar ni a Marisol y mucho menos a mí. “Con mucho gusto lo haré, y pienso que es muy poco, nunca había sido tratada en un hospital con tanto cariño por parte de todo el personal, solo pido que Dios los bendiga”, me respondió aquella guatemalteca.
Es esa una de miles de anécdotas que algún día se escribirán y podrán conocerse por el mundo entero, sobre todo en donde existen esos detractores de nuestros misioneros de la salud.
El dolor de que Mary no esté es muy fuerte para su hijo, su mamá, su papá y su esposo, dolor al que me uno. Hoy la sonrisa de Marisol invade las redes sociales. Muchísimas personas la quieren aquí y allá. En su natal Villa Clara y en La Habana donde residió por años.
Sé que la Misión Médica en Guatemala, la Embajada de Cuba en ese país, y los cientos de miles de guatemaltecos beneficiados por seres como Marisol, están de luto profundo y sentido. Mis condolencias a sus compañeros: Mercy, Yanuris, Arlenis, Marisel, Manolito, los más cercanos a ella, quienes aún arriesgan sus vidas en la tierra del Quetzal.
El lector más curioso podrá preguntarse de qué murió. Eso para mí no es importante, por lo que desconozco los detalles. Pero según sé fue por una intoxicación alimentaria que la tuvo en cama durante meses aquí en La Habana, a donde fue trasladada de inmediato al conocer su padecimiento.
Creo que el mejor homenaje a esta mujer de corta vida y larga impronta, es que sigamos defendiendo la salud del prójimo igual que defendemos la nuestra, los cientos de miles de médicos cubanos desde sus puestos donde quiera que estén, y los periodistas divulgando sus hazañas.
El día en que recordamos la partida de Fidel, por coincidencia del destino, del Universo, de un espíritu divino, no lo sé, también Marisol partió, luego de dejar encaminada la obra que el Comandante en Jefe comenzó y defendió: la Operación Milagro, para atender afecciones visuales de los desposeídos, algo que en casi todo es inalcanzable para los pobres.
Mary no está, la estamos extrañando desde ya. Hemos perdido una amiga, una hermana, una profesional extraordinaria, pero el cielo acaba de ganar un ángel.
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cuba entera llora por tí Mar y sol de nuestra AMÉRICA Y por nuestros profecionales de la salud que han perdido la vida en el cumplimiento del deber. son pérdidas irreparables.
mis condolencias a todos sus seres queridos. Ruego a DIOS lleve consuelo a sus corazones y reconforte su alma.
Para Jorge Fernández Noa. TE Acompaño en tu dolor y te digo que no quedas solo Todas las madres cubanas son tus madres ahora. estoy segura que ya has tenido sobradas muestras de afecto de muchas madres a tu alrededor y aunque marisol es irremplazable podremos alibiar tu lastimado corazón. Que Dios te bendiga mucho, mucho.
Lamentable y conmovedor esta nota de la periodista que nos duele a todos, sin embargo, también es muy lamentable que sólo así se conozcan de historias como ésta u otras muchas que hablan de la actuación de nuestro persobnal médico y que en verdad no se divulgan a no ser por circunstancias especiales como ésta, y que, ni aún así, semejante trabajo no se reproduzca en otros medios tanto de la prensa plana como televisiva. Quizás debía crearse en la TV un programa, aunque sea de corta duración, para reproducir la actuasción de nuestro personal de salud, maestros, instructores de arter, etc., en cumplimiento de misión en el extranjero ¡QUE FALTA NOS HACE ALGO DE ESTE TIPO!
También sería un antídoto para tanta cosa vacvía de contenido que passas por nuestra TV y otros medios.
Acompaño en su dolor a los familiares de tan valiosa cubana.
Que lamentable pérdida, Mary fue amiga compañera, hermana, su sonrisa siempre presente, su delicadesa, sin perder nunca la ternura en tiempos difíciles.
Orgullo para la medicina cubana.
Hasta siempre amiga.
25 de noviembre de 2019,quede tiempo verdad,pero me late que para mi un ser beneficiado por el proceso revolucionario de mi pais cuba,quien fui transplantado terapeuticamente en la cornea desde hora 9 a hora 2,en el pando ferrer por la doctora Elizabet Escalona , la doctora Casas y el doctor Raulito,despues de haber sido remitido alla por los doctores Manuel Choren y Marrero,agradesco eternamente,y hoy 24 del marzo del 2020 cuando el COVI-19 es nuestra batalla,me uno al dolor de familiares,amigos,a su dolor muy propio periodista,por la partida de ese ANGEL de BATA BLANCA,que donde este tenga GLORIA ETERNA,no sigo pues se me umedecen los ojos y se me traba el pecho,me uno a ese dolor compartido.
Muchas gracias.
edilberto@enocstgocf.transnet.cu
Susana Tesoro gracias por este magnifico trabajo,gracias por darno este lindo y muy doloroso material,asi son nuestras heroinas,asi son nuestros heroes de bata blanca,hoy me dolio mas que nunca el pecho,no la conoci,no sabia quien era,pero tu trabajo me mostro lo grande de esa persona,su integridad y dimencion,el solo hecho de estar lejos de sus familiares,exponiendo su vida,brindando ese amor,como saben hacer nuestros galenos,ese solo hecho los convierte en heroes,vuielvo a escribir pues no me pude contener,al irse una mujer,se va una madre,se va una esposa,una amiga,se va dejando el dolor a sus seres querido y la sastifaccion del deber cumplido.
DOCTORA DONDE ESTE GLORIA ETERNA
NO TE FUISTE TE QUEDASTE EN EL CORAZON DE LOS CUBANOS QUE HOY CONOCEMOS TU HISTORIA
HASTA LA VISTORIA
SIEMPRE MARISOL.