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Los métodos de Fidel

Por: Ana Cairo
Publicado en: Fidel Castro Ruz
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I.

Estamos en la biblioteca de la Facultad de Artes y Letras. En una pared —presidiendo— está el retrato de la profesora Vicentina Antuña, directora-fundadora de la Escuela de Letras y Arte, que se derivó de la Ley de Reforma Universitaria, proclamada en la Escalinata de la Universidad de La Habana el 10 de enero de 1962.

La Escuela de Letras y Arte se inauguró el 14 de febrero de 1962. En su claustro se integraron profesores de la Facultad de Filosofía y Letras e intelectuales cubanos y extranjeros provenientes de otras instituciones; paulatinamente se incorporaron jóvenes graduados. La Facultad cumplió 55 años en febrero. La institución mantiene un bien ganado prestigio. Sus graduados son profesionales reconocidos en Cuba y en otras naciones.

Pienso que intercambiar opiniones en torno a Palabras a los intelectuales aquí en la Facultad podría asumirse como una forma de oportuna celebración.

Me alegra que en el público se encuentre la profesora Sonia Almazán, porque ella puede testimoniar cómo la Facultad ha participado en numerosas acciones de la vida cultural ya habanera, ya nacional.

La profesora Vicentina Antuña fue la primera jefa de la Dirección General de Cultura del Ministerio de Educación desde los días finales de enero de 1959. Siempre quiso simultanear las responsabilidades con el estricto cumplimiento de su docencia como profesora de latín. También organizó el Consejo Nacional de Cultura como institución autónoma. Al morir se desempeñaba como presidenta de la Comisión Cubana de la UNESCO.

Entre enero de 1959 y 1962, Vicentina participó en los procesos de modernización y rearticulación de las disciplinas e instituciones culturales. En honor a la verdad, una parte del claustro también lo hizo. Basta mencionar a José Antonio Portuondo, Mirta Aguirre, Roberto Fernández Retamar y Graziella Pogolotti. De este modo, algunos de los temas de historia cultural que vamos a tratar en el panel, tuvieron repercusiones en la historia de la facultad.

II.

Quiero recordar a Alfredo Guevara (dirigente de la FEU, graduado de Filosofía y Letras), quien siendo presidente del ICAIC impartía clases de cine en esta Facultad.

En su última década de vida, Alfredo quiso reunirse con jóvenes universitarios. También organizaba en su oficina debates sobre temas culturales y políticos de naturaleza teórica con intelectuales de diferentes edades y profesiones. Aprendí y me divertí muchísimo.

Alfredo decidió multiplicar las experiencias y organizó giras para discutir con jóvenes en diferentes universidades. La pervivencia del proyecto “dialogar- dialogar” es el mejor de los homenajes.

III.

El discurso Palabras a los intelectuales, pronunciado por Fidel Castro en junio de 1961, continúa siendo un texto muy importante. Merece que se siga analizando y discutiendo con beneficio para todos.

Reitero algunas observaciones, explicadas con más detenimiento en otras ocasiones:

Para una cabal comprensión del texto, se requiere que sea mejor contextualizado. Defiendo las ediciones bien anotadas.

Los diversos tipos de lectores, las prioridades generacionales, necesitan el máximo de informaciones en cuanto a tiempo y a espacio: ¿quiénes participaron en las discusiones?; ¿qué plantearon los oradores?; ¿qué tòpicos se esclarecieron?; ¿cuáles fueron los temas de mayor repercusión?

Creo que la edición anotada debería incluir una relatoría: ¿qué se discutió en cada una de las tres jornadas?; ¿quiénes hablaron?; un resumen de lo que dijeron. Elier Ramírez (compilador) preparó Un texto absolutamente vigente. A 55 años de “Palabras a los intelectuales” (Ediciones UNIÓN, La Habana, 2016). Allí, republicó “Cuando se abrieron las ventanas de la imaginación”, de Lisandro Otero, elaborado a partir de sus notas.

IV.

Insisto en que todos deberíamos continuar las búsquedas en agendas, libretas de notas, cartas, etc.

Si se publicó en la revista Encuentro de España una versión de lo debatido el primer sábado en torno al esclarecimiento de lo ocurrido con el documental de Saba Cabrera Infante, estoy convencida de que existen las versiones de las otras dos sesiones. Hay que perseverar.

V.

Mi insistencia en la exhaustividad de los contextos se debe a que son imprescindibles para entender la originalidad de los métodos de Fidel.

Fidel es un genio político latinoamericano, un líder mundial del siglo XX. Predominará la admiración por sus métodos. Justamente desde esa perspectiva quiero comentar Palabras a los intelectuales.

VI.

Fidel tuvo una formación básica como joven político en la Facultad de Derecho. Aprendió muy rápido.

Sugiero la lectura de la versión de su discurso el 27 de noviembre de 1946, en el mausoleo de los ocho estudiantes de medicina en el cementerio de Colón. Se aprecia a un orador hábil que enlaza la conmemoración histórica con dos temas de actualidad para un público de jóvenes: los atropellos de que están siendo víctimas otros estudiantes y la escandalosa corrupción de José Manuel Alemán, ministro de Educación.

El presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt promovió el uso de la oratoria y el periodismo radial. Esa modernización se generalizó en Cuba con celeridad. Fidel, como la mayoría de los dirigentes estudiantiles de los 40 y 50, conocía muy bien los usos políticos de los espacios radiales.

Por razones similares, ya graduado de abogado y matriculado en una segunda carrera, se entrenó en el periodismo de investigación.

Disfrutaba practicando la cultura de los debates. Se concentraba totalmente; aprendía de los argumentos de otros participantes y los reutilizaba para lograr pactos y consensos.

VII.

Entre las creencias generalizadas de 1959 estaba que Fidel casi no dormía, porque vivía participando en infinitas reuniones.

En febrero del 59, se hizo famosa la audacia con que Fidel logró convencer a los trabajadores azucareros de que no se fueran a una huelga. Durante horas, en el teatro de la CTC, escuchó pacientemente las demandas de todos los que pidieron la palabra y después estructuró respuestas convincentes ya temáticamente agrupadas. Cuando terminó la plenaria azucarera, los obreros salieron a defender un proyecto político y social de inmediata ejecución revolucionaria, donde ellos eran los protagonistas.

VIII.

Desde mayo de 1959, cuando inauguró el curso académico, Fidel visitaba con frecuencia la plaza Cadenas de la Universidad de La Habana. Allí entrenaba sus habilidades para construir políticas. También se actualizaba y se divertía.

Para los que hemos envejecido en la Universidad, Fidel era un miembro de nuestra comunidad. Se aparecía en la Plaza Cadenas con los temas sobre los que quería oír criterios. También, los estudiantes aprovechaban y colocaban los suyos en los intercambios.

Los profesores de la Escuela de Letras siempre consideraron prioritario que los jóvenes aprendieran cómo se hacía la política real. En minutos, circulaba la noticia de que Fidel estaba en la Plaza Cadenas. Se interrumpían las clases y los jóvenes se iban corriendo a participar. Entre 1968 y 1975 presencié discusiones acaloradas, en las que primaba el máximo respeto.

IX.

Antonio Núñez Jiménez escribió En marcha con Fidel, cuatro tomos (1959, 1960, 1961, 1962). Como buen científico y cronista, estructura los relatos de forma amena y variada. Diseña un eje principal: la decodificación de los métodos de un intelectual con las más insólitas aspiraciones de nuevos conocimientos.

Sugiero la lectura de las escenas sobre los encuentros de Fidel con los campesinos serranos; y las de las exploraciones científicas de territorios; después, en las tertulias entre ellos, discuten alternativas de desarrollo local.

Recomiendo los capítulos sobre cómo se implementó la primera Ley de Reforma Agraria; las intensas discusiones con todos los jefes de zonas agrarias.

X.

El éxito de Fidel en las tres reuniones de junio de 1961 con sus colegas intelectuales se deriva de un método ya perfeccionado de hacer política.

En su discurso, respondió a todas las preguntas e inquietudes. En Palabras a los intelectuales cada párrafo remite a intertextos. Precisamente, no puede entenderse a cabalidad si no se conoce lo dicho en las tres sesiones.

"A la luz del Che" (2010). Foto: Roberto Chile.

"A la luz del Che" (2010). Foto: Roberto Chile.

XI.

Revisando los periódicos entre mayo y agosto de 1961, comprendí que originalmente el congreso fundacional de la UNEAC se iba a efectuar en junio. Y hasta el día antes, la prensa así lo anunciaba.

Probablemente, se tornó álgida la querella acerca del documental de Saba Cabrera Infante; había un riesgo de que las pasiones se desbordaran. En dicha coyuntura, lo más urgente era el esclarecimiento total del episodio en una asamblea pública de los intelectuales. Se llamaba a testimoniar a todos los implicados.

Como salieron nuevos tópicos, se organizó una segunda sesión. Y como volvieron a aparecer inquietudes, se realizó la tercera y última; pero, si hubiera sido necesaria, se habría convocado a una cuarta.

Las tres jornadas intensas estuvieron cada una separadas por una semana. Debe sumársele el gran impacto del excelente discurso. En resumen, durante todo el mes de junio y las primeras semanas de julio, para dar un rápido cumplimiento a los acuerdos de las tres discusiones, se reconfiguró el sistema de instituciones culturales; se reordenaron tendencias y grupos; se aliviaron tensiones; se pactaron formas de tregua.

Con tiempo para planificar bien el éxito y discretamente se podría reorientar el congreso hacia nuevos objetivos.

XII.

Por cierto, en la semana entre la primera y la segunda sesión, los críticos de cine se reunieron en la Casa de las Américas y volvieron a ver el documental de Saba Cabrera Infante. Ellos ratificaron su opinión de que en ese momento no debía exhibirse en los circuitos de cine.

No se trataba de una persecución, ni de un problema personal. Se trataba de la percepción colectiva de un grupo de expertos (que hacían dicha labor cotidianamente para cumplir con la política de autorizar o no la exhibición de un material cinematográfico cubano o extranjero). Habría que decir que en todas las naciones capitalistas y comunistas era una práctica política.

XIII.

No debería olvidarse que la Biblioteca Nacional entonces era uno de los más concurridos centros culturales habaneros. Hacer una asamblea en un teatro, donde continuamente estaban entrando y saliendo personas, era resaltar su naturaleza pública y sectorial. No había secretos. (Al igual que en febrero de 1959, lo más natural había sido que la discusión con los obreros azucareros hubiera transcurrido en el teatro de la CTC).

XIV.

A mediados de julio, los organizadores del congreso hicieron pública la noticia de que la nueva fecha sería en agosto (justo en los días en que se conmemoraba el asesinato de Federico García Lorca). Por alusión se redefinía el evento hacia la amplificación de la solidaridad y de la herencia revolucionaria internacional.

En 1959, se había privilegiado la Revolución Mexicana. El expresidente general Lázaro Cárdenas, invitado de honor a los actos del 26 julio en la Plaza Cívica, vino con decenas de intelectuales. Los aportes culturales de la Revolución Mexicana tuvieron un amplio realce.

En 1960, continuó el motivo de la Revolución Mexicana (era el cincuentenario) y se recordó lo ocurrido en Guatemala (1954). Jacobo Arbenz fue el invitado de honor a los actos del 26 de julio en el Caney de las Mercedes, Sierra Maestra.

El congreso fundacional de la UNEAC (agosto de 1961) enfatizó la solidaridad antifascista con el republicanismo español. Se alababa la praxis de la intelectualidad cubana, que heredaba y actualizaba el gran evento internacional de julio de 1937, con sesiones en Valencia, Madrid, Barcelona y París.

Nicolás Guillén y Alejo Carpentier estaban entre los organizadores del congreso. Félix Pita colaboraba. Juan Marinello mantenía su protagonismo (aunque no aparecía en público porque estaba operado de la vista). Leonardo Fernández Sánchez cumplía funciones importantes en el Ministerio de Relaciones Exteriores. En resumen, los cinco cubanos que habían sido delegados en Valencia continuaban haciendo su tarea solidaria.

El argentino Ezequiel Martínez Estrada, quien trabajaba en la Casa de las Américas, fue uno de los latinoamericanos invitados al congreso.

XV.

Palabras a los intelectuales, como documento de política cultural unitaria, se aplicó en las sesiones y los acuerdos del congreso fundacional de agosto de 1961, en la búsqueda de un equilibrio de tendencias en la membresía del comité nacional, en la de las vicepresidencias y la secretaría, en las publicaciones, en los concursos.

XVI.

Las contradicciones epocales no pueden subestimarse. Desde la fundación de la Tercera Internacional Comunista (1919) se implantó el prejuicio erróneo de que los políticos no eran intelectuales.

El propio título del famoso discurso de Fidel marca una falsa otredad, que se mantuvo como imaginario hasta la primera década del siglo XXI.

Guillén y Che Guevara eran amigos. El primero le pidió al segundo que cediera a la UNEAC los derechos para realizar la primera edición de Pasajes de la guerra revolucionaria. Che aceptó, pero rechazó la invitación de pertenecer a la asociación.

XVII.

Me parece que ya es hora de privilegiar otros discursos de Fidel en particular sobre los temas culturales y sus interacciones con los miembros de la UNEAC a partir del congreso celebrado el 28 de enero de 1988, cuando Abel Prieto fue elegido presidente de la UNEAC.

La participación de Fidel en los plenos del comité nacional y en los congresos de la UNEAC es tan importante como su presencia en la Universidad de la Habana entre 1959 y 1975.

Creo que debería estudiarse la originalidad de su pensamiento en el discurso del 20 noviembre de 1993 (por azar concurrente lezamiano, día del natalicio de Félix Varela), del cual solo se cita la frase de que lo primero que hay que salvar es la cultura.

Pienso que los métodos de Fidel para hacer política cultural tuvieron un desarrollo sorprendente durante el llamado “período especial”. Asombra su creatividad. Demostró una gran disciplina y tenacidad para actualizarse.

XVIII.

Conozco investigadores extranjeros que se están dedicando a profundizar en el llamado “período especial”. Reconozco que estoy fascinada con el proyecto de analizar la última década del siglo XX y la primera del XXI en cuanto a problemáticas culturales. Es muy diferente haberlo vivido que estudiarlo.

XIX.

Los métodos de Fidel se renovaron en el llamado “período especial”. Me parece que dicha investigación debería privilegiarse. Quizás sería oportuno dedicar algún espacio de “Dialogar-dialogar” a ese objetivo.

Muchas gracias por invitarme al panel.

La Habana, junio y 4 agosto de 2017.

(Tomado de La Jiribilla)

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Se han publicado 5 comentarios



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  • Eduardo González S. dijo:

    Un error muy costoso de la dirección soviética casi desde sus inicios, fue separar a la vanguardia artística de la vanguardia política. El mayor exponente de esa tendencia, Stalin, no siendo él mismo un hombre con la suficiente cultura, no estuvo a la altura de esa situación y sus libretazos garrafales tuvieron consecuencias muy costosas. Y nuestro cuarto "también se alquila" : acá hemos tenido nuestros Stalinitos, artífices de un quinquenio gris, flashazos de ostracismo y algún que otro acoso a artistas y escritores. Lo expresado por Fidel a los intelectuales en 1961 tiene una vigencia increíble. Un texto al que debemos regresar una y otra vez.

  • Dbony dijo:

    Por el rigor de todos sus escritos Ana Cairo debiera tener un espacio permanente en Cubadebate. El pueblo todo, lo agradecería.

  • Escarlata dijo:

    Coincido con lo expresado en el trabajo de que se debe hacer un esfuerzo por traer nuevamente de manera digital o impresa el debate que se generó en el año 61 en las tres sesiones de trabajo de la intelectualidad cubaba del año 1961 pues nos podría ayudar a comprender con una mayor claridad el pensamiento de Fidel, expresado en el increíble discurso de "Palabras a los intelectuales" al cual hay que volver una y otra vez cuando se tenga dudas en Cuba de como conducir la Política Cultural en nuestra nación. Muchos debemos beber de este método como otros tantos de nuestro eterno Fidel.

  • Claudia Elba Bárcenas Rangel dijo:

    Fidel Castro fue un visionario, un político y estadista, que pario el siglo xx y trsendio el XXI. Su influencia en la política latinoamericana y mundial es indiscutible. Sentó doctrina y desarrollo el marxismo leninismo aliandolo a la realidad cubana.
    Un líder valiente y sin miedo al imperio caníbal yanky.
    Yo digo: Fidel vive y vivirá en su doctrina y sus acciones q dejaron huellas.

  • Alexis Mario Cánovas Fabelo dijo:

    No es casual que los enemigos del comunismo tergiversen el principio esclarecido por Fidel: "DENTRO DE LA REVOLUCIÓN TODO, CONTRA LA REVOLUCIÓN NADA", que tiene total conexión con el enfoque sobre el papel del arte y la literatura de Marx y Engels, y lo esclarecido por Lenin en su obra "León Tolstoi espejo de la revolución rusa".

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Ana Cairo

Ana Cairo

Doctora en Ciencias Filológicas (1985) y Profesora Titular y Consultante de la Universidad de La Habana. Miembro de la Academia de Historia, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la sección cubana de la Asociación de Historiadores de América Latina y el Caribe. Imparte Literatura y Cultura cubanas y cursos monográficos sobre personalidades en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana. Acreedora del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2015.

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