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Parque de Albear en La Habana: Tradición sin divorcio del presente

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El parque de Albear en La Habana Vieja. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

El parque de Albear en La Habana Vieja. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

Ubicado justo al inicio de la concurrida Calle Obispo, se erige uno de los más bellos monumentos de la capital cubana, emplazado en un pequeño parque que también sirve de reposo para caminantes y quienes visitan la ciudad. A la memoria del ingeniero militar Francisco de Albear y Lara, una obra del escultor cubano José de Villalta y Saavedra se levanta como dando la bienvenida a todos los que eligen esta zona.

Inaugurado un 15 de marzo de 1895, poco tiempo después de la muerte de Albear, según afirman especialistas, se buscó un espacio privilegiado para el emplazamiento de esta estatua y se diseñó a manera de un pequeño parque, con arbolado, luminarias y un área de jardín. El acto de apertura estuvo a cargo del Ayuntamiento de La Habana y desde entonces este espacio se llamó plazuela de Albear.

El conjunto escultórico fue reconocido por Eugenio Sánchez de Fuentes, quien señaló que su ejecución había sido admirable. Así expresó :

“Respecto de su valor artístico, puede afirmarse, desde luego, que en su composición no hay nada nuevo ni genial… bajo el punto de vista de su ejecución material, son admirables. En todos los detalles de los paños, y de los bordados de ambas figuras, así como en el modelado de las carnes, el cincel del escultor ha realizado una labor digna de aplauso, pudiéndose afirmar que estas esculturas, son a no dudarlo, las más acabadas que nuestra ciudad posee”.

Como ha afirmado la especialista Yamira Rodríguez con respecto a su historia y su nutilidad:

"el hecho de colocar tres fuentes pequeñas junto a la estatua de Albear, no solo alude a la obra del creador del acueducto, también rememora la continua presencia en el entorno de un surtidor. Muy cerca a las Puertas de Monserrate existió, desde el siglo XVII, una pila que abastecía a la ermita y los vecinos del lugar.

"Tres razones principales justificaban, aún a mediados del siglo XIX, la necesidad de mantener y aumentar las fuentes públicas que ya existían desde épocas anteriores: primero, gran parte de las calles carecían de cañerías maestras; segundo, el servicio de agua no era de carácter obligatorio, sino más bien restringido; y tercero, la pobreza de muchos de los habitantes los obligaba a tomar el agua de las pilas antes que pagar por el líquido consumido.

"La fuente de Monserrate, por tanto, fue una de las que se construyó con carácter utilitario, sin pretensiones artísticas, que generalmente estaban formadas por pilones de piedra dura, granito artificial o hierro colado y se distribuyeron por las principales plazas de la ciudad”.

El conjunto escultórico se modeló en mármol blanco de Carrara y lo integran una fuente con varios surtidores, y en el centro se alza la figura del ingeniero militar a tamaño natural, de completo uniforme, inclinado sobre su cuaderno de notas con una pluma en la mano, junto a una dama que le ofrece un laurel y que representa a la ciudad. Una inscripción reconoce la labor desempeñada por el ilustre ingeniero.

Todos los elementos expuestos nos permiten aseverar que estamos, sin dudas, ante uno de los lugares de alto valor patrimonial e histórico de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana, el cual puede ser admirado incluso hoy día gracias a periódicos trabajos de limpieza y restauración llevados a cabo por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHC), que han permitido mantener la dignidad de un sitio que rinde homenaje a quien se le debe el proyecto del famoso acueducto habanero que lleva su nombre: Acueducto de Albear, construido en la segunda mitad del siglo XIX y considerado una de las joyas de la ingeniería cubana.

Ceremonia de inauguración de la plazuela de Albear, 15 de marzo de 1895. Foto tomada de Habana Radio.

Ceremonia de inauguración de la plazuela de Albear, 15 de marzo de 1895. Foto tomada de Habana Radio.

En conversación con Ismael Vázquez, Jefe del Departamento de Inversiones Obispo de la OHC, se supo que en el año 2004 y 2005 se realizó la última restauración capital que ha recibido este conjunto escultórico y el parque de Albear, que incluyó, entre otras aristas, la restitución del sistema hidráulico de la fuente y la colocación de un sistema de iluminación.

La más reciente intervención de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en este sitio, en conjunto con el gobierno provincial y la Empresa Constructora Puerto Carenas, comenzó hace ya casi dos meses, en los que se ha restituido la bomba y las tuberías del sistema hidráulico para la explotación y reactivación de la fuente.

Estos trabajos también han incluido la renovación de la vegetación, pues los árboles plantados allí se encontraban enfermos por una plaga que se ha extendido por la ciudad, por lo que se tuvo que realizar una poda y sacar de raíz los que estaban por encontrarse también muy altos. Con el asesoramiento de especialistas botánicos se han escogido los especímenes jóvenes y propicios para ser ubicados en ese espacio, con más tierra vegetal sustituida.

“Estas labores se realizan esporádicamente por parte de nuestra institución – afirma Vázquez – con el objetivo no solo de mantener y preservar un conjunto de alto valor patrimonial, sino para embellecer el entorno de la ciudad, y justamente cuando este lugar está enclavado en el propio corazón de La Habana, formando una especie de dualidad con el Parque Central”.

En este proceso, se restauraron totalmente los muros que bordean los canteros. Igualmente, a partir de la intervención que ha realizado la Empresa Eléctrica en el sistema de redes de la ciudad, se eliminaron algunos respiraderos de antiguos transformadores a nivel de la acera, y esta se pavimentó completa con losas iguales a las de la Calle Obispo para una mayor integración entre estos dos elementos peatonales.

“La Oficina – sigue apuntando el Jefe del Departamento Inversiones Obispo – facilitó también el tema de las redes de los semáforos tanto peatonales como vehiculares que su ubicaron cerca del parque”.

Es destacable cómo toda esta labor de mantenimiento y rehabilitación se realiza mancomunadamente con un serio trabajo de investigación histórica, pues a la escultura y a todo el monumento se le realizó una limpieza a fondo, incluida la inscripción, y se repasó la reja de la fuente pintándola de blanco como aparece en la foto original.

En cuanto a lo que aún falta por realizar, Ismael Vázquez señala:

“Estamos en proceso de poder colocar varias farolas de hierro fundido, reproducciones también de las originales, y ubicarlas en la misma posición de antaño. Y todo el pavimento del parque – en mal estado por el paso de los año – fue demolido y se está fundiendo nuevo de hormigón”.

Historia y modernidad; tradición sin divorcio del presente. Esa ha sido la premisa de la restauración de la Plazuela de Albear, espacio que nunca ha dejado de ser, para los cubanos y los foráneos, lugar para el solaz descanso en el deambular citadino. Sea su restauración un momento para admirar esta joya escultórica que, con belleza y prestancia, nos devuelven la imagen de un hombre que, de distinta forma, veneró La Habana y a toda Cuba.

Obras en el parque de Albear. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

Obras en el parque de Albear. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

El parque de Albear en La Habana Vieja. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

El parque de Albear en La Habana Vieja. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

Maqueta del primer proyecto del monumento a Albear (1894). Foto: El Fígaro.

Maqueta del primer proyecto del monumento a Albear (1894). Foto: El Fígaro.

Monumento dedicado a Francisco de Albear y Lara, una obra del escultor cubano José de Villalta y Saavedra. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

Monumento dedicado a Francisco de Albear y Lara, una obra del escultor cubano José de Villalta y Saavedra. Foto: Alexis Rodríguez/ Habana Radio.

(Tomado de Habana Radio)

Se han publicado 8 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Jose R Oro dijo:

    Francisco de Albear y Fernández de Lara, uno de los más grandes ingenieros cubanos, fue el hijo del coronel Francisco de Albear y Hernández, gobernador del castillo del Morro de la Habana*
    De muy joven fue enviado a estudiar a la península de España y se graduó en 1839 de la escuela de ingeniería militar de Guadalajara, España, con el rango de teniente. Fue asignado al cuerpo de ingenieros de Cuba en 1845. Eventualmente alcanzó el rango de Brigadier General del cuerpo real de ingenieros, encargada de más de 182 proyectos en Cuba. También participó en la investigación científica, y fue miembro de diversas instituciones científicas entre las que destacan: la Real Academia Española de Ciencias (miembro correspondiente), la Real Sociedad Geográfica de España (Real Sociedad Geográfica de España, miembro fundador), la Sociedad Científica de Bruselas, la Sociedad Económica de Amigos del País de la Habana y la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, siendo Vicepresidente de esta última.
    Su principal logro fue el proyecto para la captación del agua de los manantiales de Vento y su transporte a la Habana, ahora conocido como el Acueducto de Albear. El proyecto fue diseñado en 1855 y la construcción comenzó en 1861, siendo completado solamente en 1893. El proyecto se distinguió con la medalla de oro en la Exposición Universal de París 1878. De más decir que este acueducto aún está en operación a sus 124 años y es una de las fuentes principales de suministro de agua a la ciudad...
    Por sus méritos se le otorgó el título de Marqués de San Felipe y fue distinguido con la gran cruz de la orden real y militar de San Hermenegildo, caballero de la Real y Militar orden de San Fernando y la orden al mérito militar.
    El parque y la estatua de José Villalta Saavedra que se mencionan en el artículo fueron inaugurados el 15 de marzo de 1895. No se “divorsia” con tradiciones ni con su entorno urbano en forma alguna.
    El patriota, escritor, filósofo y político cubano cubano Enrique José Varona escribió un poema al gran Ingeniero Francisco de Albear y Fernández de Lara.
    Dedico humildemente este comentario a la memoria del Ingeniero Jesús Francisco de Albear y Franquiz quien fuera el fundador y primer director del Instituto de Geología de la Academia de Ciencias de Cuba (hoy Instituto de Geología y Paleontología, Servicio Geológico de Cuba, del Ministerio de Energía y Minas) y su Escuela de Técnicos Geólogos, ya fallecido. Fue el nieto del gran ingeniero y benefactor de La Habana Francisco de Albear y Fernández de Lara.
    *Jose Raúl Capablanca y Graupera también vivió su niñez, algunas décadas mas tarde, en el Castillo de los Tres Reyes del Morro.

    • Andrés dijo:

      Excelente reseña José. Se podría agregar, para que tengamos una idea de la magnitud del premio recibido por Albear en París, que durante la misma exposición fue premiado el teléfono de Graham Bell. Alva Edison también recibió medalla de oro (presentó el megáfono y el fonógrafo). También recibió medalla de oro Agoustin Mouchot, un ingeniero francés que presentó el primer motor que convertía energía solar en enregía mecánica. Este último es considerado un pionero de la energía renovable.

      • Jose R Oro dijo:

        Muchisimas gracias por su muy ilustrativo comentario, estimado Andres!

  • humano dijo:

    Solo nos queda cuidar y cuidar.

    Saludos.

  • Iwo Rivera dijo:

    Es imperativo que a esos edificios colindantes le echen agua con jabón y cepillo.

  • Henry. dijo:

    Excelente trabajo. Honor a quien Honer merece

  • Lai dijo:

    si claro pq el hotel esta al frente, sino......

  • Teresa dijo:

    La fuente de Albear me la imaginaba en Palatino, donde está el acueducto que construyó, he pasado por esa fuente de ida o regreso, x veces, no sabía que era esa, nunca me he detenido a leer la tarja, ni sentarme, porque hay mucho sol y es sofocante estar sentado y voy de pasada, eso que me detengo a leer, al menos que esté muy apurada, otra cosa, el edificio que tiene al lado, por la calle Monserrate esquina a O Reilly, deja mucho que desear, tal parece un almacén de ratones, porque en su interior me imagino que debe haber basura y agua estancada.

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