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Vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia

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"Hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la vigilancia".

"Hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la vigilancia".

Durante mucho tiempo, la idea de un mundo “totalmente vigilado” ha parecido un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesionados por los complots. Sin embargo, hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia. Sin que nos demos cuenta, estamos, cada vez más, siendo observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas. Empresas comerciales y agencias publicitarias cachean nuestras vidas. Con el pretexto de luchar contra el terrorismo y otras plagas[1], los gobiernos, incluso los más democráticos, se erigen en Big Brother, y no dudan en quebrantar sus propias leyes para poder espiarnos mejor. En secreto, los nuevos Estados orwelianos intentan, muchas veces con la ayuda de los gigantes de la Red, elaborar exhaustivos ficheros de nuestros datos personales y de nuestros contactos [2], extraídos de los diferentes soportes electrónicos.

Tras la oleada de ataques terroristas que desde hace veinte años viene golpeando ciudades como Nueva York, Washington, París, Toulouse, Bruselas, Boston, Ottawa, Oslo, Londres, Madrid, Túnez, Marrakech, Casablanca, Ankara, etc., las autoridades no han dejado de utilizar el enorme pavor de una sociedad en estado de shock para intensificar la vigilancia y reducir, en la misma proporción, la protección de nuestra vida privada.

Que se entienda bien: el problema no es la vigilancia en general; es la vigilancia clandestina masiva. Ni que decir tiene que en un Estado democrático las autoridades están completamente legitimadas para vigilar a cualquier persona que consideren sospechosa, apoyándose en la ley y con la autorización previa de un juez. Como dice Edward Snowden:

No hay problema cuando se trata de escuchas telefónicas a Osama Bin Laden. Los investigadores pueden hacer este trabajo mientras tengan permiso de un juez –un juez independiente, un juez de verdad, no un juez anónimo–, y puedan probar que hay una buena razón para autorizar la escucha. Y así es como se debe hacer. El problema surge cuando nos controlan a todos, en masa y todo el tiempo, sin una justificación precisa para interceptar nuestras comunicaciones, sin indicio jurídico alguno que demuestre que hay una razón plausible para violar nuestros derechos[3].

Con la ayuda de algoritmos cada vez más perfeccionados, miles de investigadores, ingenieros, matemáticos, estadísticos, informáticos, persiguen y criban las informaciones que generamos sobre nosotros mismos. Desde el espacio nos siguen satélites y drones de mirada penetrante. En las terminales de los aeropuertos, escáneres biométricos analizan nuestros pasos, “leen” nuestro iris y nuestras huellas digitales. Cámaras infrarrojas miden nuestra temperatura corporal. Las pupilas silenciosas de cámaras de video nos escudriñan en las aceras de las ciudades o en los pasillos de los supermercados[4]. Nos siguen la pista también en la oficina, en las calles, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en los aparcamientos, en los ascensores, en los centros comerciales, en carreteras, estaciones, aeropuertos…

Además, con el desarrollo en marcha de la “Internet de las cosas”, muchos elementos de nuestro hogar (refrigerador, botiquín, bodega, etc.), incluso nuestro vehículo[5], van a poder suministrar también informaciones valiosas sobre nuestras costumbres más personales.

Hay que decir que la inimaginable revolución digital que estamos viviendo, y que trastoca ya tantas actividades y profesiones, también ha desbaratado completamente el campo de la información y el de la vigilancia. En la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible. Además, ya es, técnicamente, de una excesiva sencillez.

Software espía

"El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies".

"El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies".

Ya no son necesarios toscos trabajos de albañilería para instalar cables y micros, como en la célebre película La conversación[6], en la que un grupo de “fontaneros” presenta, en un Salón dedicado a las técnicas de vigilancia, chivatos más o menos chapuceros, equipados con cajas rebosantes de hilos eléctricos, que había que disimular en las paredes o bajo los techos… Varios estrepitosos escándalos de la época –el caso Watergate[7], en Estados Unidos; el de los “fontaneros del Canard[8]”, en Francia–, fueron fracasos humillantes de los servicios de información, que mostraron los límites de estos viejos métodos mecánicos, fácilmente detectables y perceptibles.

En la actualidad, poner a alguien bajo escucha es asombrosamente fácil, y está al alcance de cualquiera. Quien quiera espiar su entorno encuentra una larga lista de opciones[9] de libre acceso en el comercio. En primer lugar, manuales de instrucción muy didácticos “para aprender a seguir la pista y espiar a la gente[10]”. Y al menos media docena de software espías (mSpy, GSmSpy, FlexiSpy, Spyera, EasySpy) que “leen” sin problemas el contenido de los teléfonos móviles[11]: sms, correos electrónicos, cuentas en Facebook, WhatsApp, Twitter, etc.

Con el impulso del consumo “en línea” se ha desarrollado considerablemente la vigilancia de tipo comercial, que ha generado un gigantesco mercado de datos personales, convertidos en mercancía. Cuando nos conectamos a una web, las cookies[12] guardan en la memoria el conjunto de las búsquedas realizadas, lo que permite establecer nuestro perfil de consumidor. En menos de veinte milisegundos, el editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies. Apenas algunos milisegundos después, aparece en nuestra pantalla la publicidad que supuestamente tiene más impacto en nosotros. Y ya estamos definitivamente fichados[13].

Una alianza sin precedentes

"Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior".

"Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior".

En cierto modo, la vigilancia se ha “privatizado” y “democratizado”. Ya no es un asunto reservado únicamente a los servicios gubernamentales de información. Aunque, gracias también a las estrechas complicidades que los Estados han entablado con las grandes empresas privadas que dominan las industrias de la informática y de las telecomunicaciones, su capacidad en materia de espionaje de masas ha crecido de forma exponencial. En la entrevista con Julian Assange que publicamos en la segunda parte de este libro, el fundador de WikiLeaks[14] afirma:

Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior. Esta relación se ha convertido en una evidencia […]. Comparten las mismas ideas políticas y tienen idéntica visión del mundo. En última instancia, los estrechos vínculos y la visión común del mundo de Google y la Administración estadounidense están al servicio de los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos[15].

Esta alianza sin precedentes –Estado + aparato militar de seguridad + industrias gigantes de la Web- ha creado este Imperio de la vigilancia cuyo objetivo claro y concreto es poner Internet bajo escucha, todo Internet y a todos los internautas.

En esta situación, es necesario tener en cuenta dos ideas muy concretas:

1- El ciberespacio se ha convertido en una especie de quinto elemento. El filósofo griego Empédocles sostenía que nuestro mundo estaba formado por una combinación de cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Pero el surgimiento de Internet, con su misterioso “interespacio” superpuesto al nuestro, formado por miles de millones de intercambios digitales de todo tipo, por su streaming y su clouding, ha engendrado un nuevo universo, en cierto modo cuántico, que viene a completar la realidad de nuestro mundo contemporáneo como si fuera un auténtico quinto elemento.

En este sentido, hay que señalar que cada uno de los cuatro elementos tradicionales constituye, históricamente, un campo de batalla, un lugar de confrontación. Y que los Estados han tenido que desarrollar componentes específicos de las fuerzas armadas para cada uno de estos elementos: el ejército de Tierra, el ejército del Aire, la Armada y, con carácter más singular, los bomberos o “guerreros del fuego”. De manera natural, desde el desarrollo de la aviación militar en 1914-1918, todas las grandes potencias han añadido hoy, a los tres ejércitos tradicionales y a los combatientes del fuego, un ejército cuyo ecosistema es el quinto elemento: el ciberejército, encargado de la ciberdefensa, que tiene sus propias estructuras orgánicas, su Estado mayor, sus cibersoldados y sus propias armas: superordenadores preparados para librar la ciberguerra digital[16] en el ámbito de Internet.

2- Internet se ha centralizado. Al principio, se percibió la Red como una explosión de posibilidades de expresión individuales, que permitía escapar de la dependencia de los monopolios estatales (correos, telégrafo, teléfono), de los gigantes de las telecomunicaciones y de los grandes medios de comunicación dominantes (prensa, radio, televisión). Era sinónimo de libertad, de evasión, de creatividad. Veinticinco años después, la Red está a punto de sufrir una violenta centralización en torno a ciertas colosales empresas privadas: las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft), todas estadounidenses, que, a escala planetaria, acaparan las diferentes facetas de la Red, y de las que son extraordinariamente dependientes los aproximadamente 3 mil quinientos millones de internautas, quienes, a su vez, las alimentan con todos sus datos personales. Y de este modo, las enriquecen descomunalmente.

Para las generaciones de menos de 40 años, la Red es sencillamente el ecosistema en el que han madurado su pensamiento, su curiosidad, sus gustos y su personalidad[17]. Para ellos, Internet no es sólo una herramienta autónoma que se utiliza para tareas concretas. Es una inmensa esfera intelectual, en la que se aprende a explorar libremente todos los saberes. Y, al mismo tiempo, un ágora sin límites, un foro donde la gente se encuentra, dialoga, intercambia y adquiere cultura, conocimientos y valores, generalmente compartiéndolos.

Para estas nuevas generaciones, Internet representa lo que para sus antepasados fueron simultáneamente la Escuela y la Biblioteca, el Arte y la Enciclopedia, la Ciudad y el Templo, el Mercado y la Cooperativa, el Estadio y el Escenario, el Viaje y los Juegos, el Circo y el Burdel… Es tan fabuloso que “por el placer de evolucionar en un universo tecnológico, el individuo no se preocupe de saber, y aún menos de comprender, que las máquinas gestionan su vida cotidiana. Que cada uno de sus actos y gestos es registrado, filtrado, analizado y, eventualmente, vigilado. Que, lejos de liberarle de sus ataduras físicas, la informática de la comunicación constituye sin duda la herramienta de vigilancia y control más formidable que el hombre haya puesto a punto jamás[18]”.

Y esto no ha acabado. Ya que, insaciables, los gigantes de la Red quieren ahora extender su dominio al conjunto de la humanidad, con el pretexto de la emancipación y la liberación. Paul Virilio, al evocar las catástrofes industriales, que son por definición contemporáneas a la era industrial, nos ha enseñado que, por ejemplo, la invención del ferrocarril conllevó simultáneamente la invención de los accidentes de tren. Con la Web pasa algo parecido. La catástrofe industrial de Internet es la vigilancia masiva, de la que solo escapan –consuelo de pobres– los que no tienen Internet; es decir, alrededor de la mitad de los habitantes del planeta.

Pero los gigantes de la Red –Google, Facebook y, concretamente, Microsoft– quieren acabar con esta injusticia: “Si conectamos a Internet a los cuatro mil millones de personas que no tienen acceso a la Red, tenemos la oportunidad histórica de educar al conjunto del mundo en las próximas décadas”, ha declarado, por ejemplo, el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg[19].

El 26 de septiembre de 2015, Zuckerberg, Bill Gates, fundador de Microsoft, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y otros[20] insistieron ante la ONU, inscribiendo su posición en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas para erradicar la pobreza extrema hasta el año 2030[21]: “Internet pertenece a todo el mundo, por lo tanto debe ser accesible a todo el mundo[22]”. Aunque Facebook no había esperado para lanzar, en agosto de 2013, Internet.org, una aplicación para smartphones que permite a las poblaciones de los países pobres acceder gratuitamente a la red Facebook y a una selección de unos cuarenta sitios web, Wikipedia entre ellos[23].

Por su parte, Alphabet (Google) ha puesto a punto su propio proyecto de ampliar al mundo entero el acceso a Internet. Para proporcionar gratuitamente a los ‘condenados de la Tierra’ los beneficios de su motor de búsqueda, esta empresa global cuenta sobre todo con apoyarse en su programa Loon: globos de helio instalados en la estratosfera.

Sin dudar en absoluto de la intención de estos gigantes de la Red de mejorar el destino de la humanidad, podemos preguntarnos si no les motivan también consideraciones más comerciales, puesto que la principal riqueza de estas empresas ineludibles -casi en situación de monopolio planetario- es el número de conectados. Facebook o Google, por ejemplo, no venden nada a los internautas; venden sus miles de millones de usuarios a los anunciantes publicitarios. Es lógico, por lo tanto, que, a partir de ahora, quieran venderles todos los habitantes de la Tierra. Simultáneamente, cuando el mundo entero esté conectado, podrán transmitir a la NSA, en una doble operación, todos los datos personales de todos los habitantes de la Tierra … ¡Bienvenidos al Imperio de la vigilancia!

Notas

[1] Julian Assange afirma que las democracias se enfrentan, de hecho, a los “cuatro jinetes del Infocalipsis”: el terrorismo, la pornografía infantil, el blanqueo de dinero y las guerras contras la droga y el narcotráfico. Cada una de estas plagas, a las que evidentemente hay que combatir, sirve también de pretexto para reforzar permanentemente los sistemas de vigilancia global sobre las poblaciones. Cf.Julian Assange y Jacob Apppelbaum, Andy Müller-Maughn y Jérémie Zimmerman, Ménace sur nos libertés. Comment Internet nus espionne. Comment résister.

[2] Se trata esencialmente de informaciones que permiten identificarnos, ya sea directa o indirectamente. A saber: nombre y apellidos, foto, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, dirección postal, número de de la seguridad social, número de teléfono, número de tarjeta bancaria, placa de la matrícula del vehículo, correo electrónico, cuentas de redes sociales, dirección IP del ordenador, grupo sanguíneo, huellas digitales, huella genética, elementos de identificación biométrica, etc.

[3] Katrina van den Heuvel y Stephen F. Cohen, “Entrevista con Edward Snowden”, Nueva York, The Nation, 28 de octubre de 2014. Le Monde diplomatique en español, octubre de 2015.

[4] Como se puede ver claramente en la película, de Stéphane Brizé, La Loi du marché, 2015.

[5] Cf. “La voiture, cette espionne”, Le Monde, 2 de octubre de 2015.

[6] Francis Ford Coppola, 1973.

[7] El caso Watergate fue un asunto de espionaje político con múltiples ramificaciones, que empezó con la detención, en 1972, de falsos ladrones que habían colocado micros en el interior del edifico Watergate, en Washington, en las oficinas del Partido Demócrata, y desembocó en la dimisión del presidente Nixon, a la sazón presidente de Estados Unidos, en 1974.

[8] Escándalo político bajo la presidencia de Georges Pompidou: en diciembre de 1973, en París, se descubrió en los locales del semanario satírico Le Canard enchaîné un sistema de escuchas que habían colocado una decena de agentes de la Dirección de la Vigilancia del Territorio (DST: siglas en francés), disfrazados de fontaneros.

[9] Aunque, en Francia, el artículo 226-1 del Código Penal impone una pena “de un año de prisión y 45.000 euros de multa por atentar voluntariamente, mediante cualquier procedimiento, contra la intimidad de la vida privada de otro: captando, grabando o transmitiendo, sin el consentimiento de su autor, palabras pronunciadas a título privado o confidencial; fijando, grabando o transmitiendo, sin su consentimiento, la imagen de una persona mientras se encuentra en un lugar privado”.

[10] Léase, por ejemplo, Charles Cohle, Je sais qui vous êtes. Le manuel d’espionnage sur Internet, Nantes, Institut Pandore, 2014.

[11] Incluso existen “comparadores de software de vigilancia” que la publicidad presenta de esta manera: “Un comparador claro y completo de los programas chivato para el móvil, que le permitirá elegir y poder tomar una decisión acertada y económica antes de comprar su aplicación de localización”. Cf. http://www.smartsupervisors.com/

[12] La cookie equivale a un pequeño archivo de texto almacenado en el terminal del internauta. Permite a los programadores de sitios de Internet conservar los datos del usuario con el fin de facilitar su navegación. Las cookies siempre han sido cuestionadas, ya que contienen información personal residual que potencialmente pueden ser utilizada por terceros. (Fuente: Wikipedia).

[13] http://digital-society-forum.orange.com/fr/

[14] Sobre WikiLeaks, léase La explosión del periodismo, Ignacio Ramonet, Clave Intelectual (Madrid) y Capital Intelectual (Buenos Aires), 2011., pp. 93-123.

[15] Cf. Infra, p. 138.

[16] Cf. “Entrevista exclusiva: vicealmirante Arnaud Coustillière, oficial general ‘ciberdefensa’ del estado mayor de los ejércitos”, Cyber Risques News, 7 de abril de 2015.

http://www.cyberisques.com/fr/motscles-11/433-entretien-exclusif-vice-admiral-arnaud-coustulliere-officier-general-cyberdefenseal-etat-major-des-armees

[17] Es interesante destacar que, si el 60% de los franceses percibe la existencia de ficheros de vigilancia como un “atentado a la vida privada”, el tramo de edad de los 18 a los 24 años, es decir, el de los principales usuarios de Internet, es el que se muestra más preocupado en este sentido: el 78% de ellos denuncia que “su vida privada está insuficientemente protegida en Internet”. Estudio realizado a instancias de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), París, 2008.

[18] Jean Guisnel, en el prólogo a la edición francesa del libro de Reg Whitaker, Tous fliqués! La vie privée sous surveillance, Denoël, 2001, París, 2001.

[19] “To Unite the Earth, Connect It”, The New York Times, 26 de septiembre de 2015.

[20] El propietario de Virgin, Richard Branson, la fundadora del Huffington Post, Ariana Huffington, el cantante Bono, la actriz Charlize Theron, la cantante Shakira, el actor George Takei, etcétera.

[21] http://www.globalgoals.org

[22] AFP, 27 de septiembre de 2015.

[23] Aunque sobre el papel es elogiable, el proyecto se enfrenta a fuertes críticas, especialmente en la India. Estos son los reproches: con internet.org, Facebook perjudicaría la neutralidad de la Red al decidir por sí mismo los sitios web a los que se pueden conectar los internautas. Además, crearía una Red a dos velocidades, la de los ricos, capaces de acceder a toda ella, y la de los pobres, conectados únicamente a algunos servicios. Léase, por ejemplo, Le Monde, París, 29 de diciembre 2015.

(Introducción del libro El imperio de la vigilancia / Tomado de Cuba Periodistas)

Se han publicado 28 comentarios



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  • Papo dijo:

    Menos mal que ya los Locos no estamos solos... ahora nos acompañan "Los Cuerdos".

  • guajirita dijo:

    Hola

    Muy buen artículo.

    La solución está un tanto difícil. Si las mismas potencias violan sus leyes, aunque haya presión social sobre los gobiernos para que no invadan su privacidad, de todos modos harán lo que quieran. Mi solución particular es educar a las personas en cuánto a qué y qué no poner de sus vidas en las redes sociales o incluso en sus correos personales. De lo contrario pienso que evolucionaremos a que no haya vida privada, y que esto traería como consecuencias un cambio muy grande respecto a lo que se considera que está mal y lo que no. Y por tanto muchas de las leyes con las que hoy te pueden jusgar desaparecerían.

    Saludos

  • Elpidio dijo:

    Es cierto, que vivimos vigilados las 24 horas , aun así eso no impide que haya corrupción, negligencias, robos y otros delitos que nos afectan a todos

  • PedroGerman dijo:

    Interesante el articulo
    Pero el desarrollo genera riesgos
    la invencion de la rueda y otros avances científicos trajo el transporte y sus accidentes del tránsito
    nadie reniega del transporte

    con internet estaremos más vigilados, cierto, y las camaras nos acechan por doquier, pero estamos más cerca de todo

    me alegra el articulo por lo que genera, por la inteligencia y el modo de tratar un tema tan puntilloso.

    pero mantengo mi opinion de costo beneficio, internet tiene un costo yun BENEFICIO

  • ELPIDIO dijo:

    es muy facil, no use la internet si no quiere ser vigilado

  • Ibrahim dijo:

    Bueno y cual es la solución, correcto, todo eso es malo, pero cual es la solución que usted propone

  • Carlos Gutiérrez dijo:

    Verdad incontestable.

    Todos los gobiernos siempre han espiado a todo el que pueden, especialmente a sus propios ciudadanos. La única diferencia es la capacidad tecnológica y los recursos que puede dedicar cada uno a esa actividad. Eso es algo muy normal, debido a la paranoia y la manía de control que son congénitos al poder.

    Pero a mí eso me tiene sin cuidado, porque no tengo nada que ocultar, ni nada que pueda despertar la codicia o la suspicacia de ningún gobierno o corporación. Yo digo abiertamente todo lo que pienso y también soy de los que siempre me sobra mes a fin de salario, así que...

  • ROELKIS dijo:

    Hemos llegado al punto donde no se puede vivir en pas en este mundo, somos vigilados día y noche e invaden nuestra privacidad pero el culpable es el propio hombre porque creo los elementos para que así fuera y hoy se queja pero ya es muy tarde el mal ya esta hecho.

  • RoWEN dijo:

    Ja y seguro aqui en cuba nadie nos espia ni nos leen los correos ni escuchan las llamadas telefonicas. En todos los centros de estudio y trabajo solo permiten usar servidores de correo nacionales y ademas nos hacen firmar un papel que dice que nuestra cuenta es auditable, o sea cero privacidad. Ademas de que no esta permitido utilizar ningun tipo de encriptacion en los correos.

  • Radical dijo:

    A vivir como aborígenes entonces.........cero celular, cero pc......uf!!......ja

  • Luis dijo:

    Esto nos ocurre a todos los habitantes de este planeta, TODOS los gobiernos, de una forma u otra, por una causa u otra, espian a sus ciudadanos.

  • Pedro Carlos dijo:

    Los cubanos no tenemos ese problema entonces... o si????

  • pjmelián dijo:

    Si no hay cerebros manipulando toda esta chatarra electrónica toda vigilancia, todo espionaje es nulo. Es más este se convierte en un rompecabezas, en una maraña indescifrable que sus propios operadores concluyen convirtiéndose , ellos mismos inconscientemente por su deficiencia intelectual, en sus propias víctimas.

  • Tláloc dijo:

    Esto del espionaje masivo y abusivo es un mal genelalizado y quienes lo imponen siempre encuentran escusas que, supuestamente lo justifican; es aberrante pero, desgraciadamente tenemos que habituarnos a vivir con ello. Yo creo que deben ser muy, pero muy pocos los países (si es que quedan algunos) que escapan de esta plaga. En unos se vulneran las leyes que pudieran proteger la privacidad de las personas, en otros hay muy pocas o simplemente no existen. Las prerrogativas del Gran Hermano resultan demasiado tentadoras para los gobiernos.

  • Rolando dijo:

    Siempre hemos vivido bajo una especie de control..., pero ahora más automatizado...

  • Chino dijo:

    Que bueno que existen personas como usted que dan a conocer, este tipo de accionar imperial,nadie le da mucha importancia a esto hoy en día supongo que para muchos funciona eso de que ojos que no ven corazón que no siente,damos una parte de nustra alma por poder utilizar las redes sociales,ect.....Lo mas triste es que estamos indefenzos,¿ como podemos defendernos? ¿Como Mantenemos nuestra informacion en forma privada?....es dificil y casi imposible tendriamos que abandonar la tegnologia por completo....pues con ese aparato inseparable que tenemos hoy en dia (el movil) lo saben todo o casi todo de nosotros.

  • Alfredo G.Cuba Peña dijo:

    Hace bastante tiempo que vivimos bajo un vigilante escudo tecnológico, no dudemos que algunas aves migratorias que atraviesan nuestra isla, la mayor de las Antillas, no sean tales, sino drones monitores. Ya esto no es ciencia ficción ni paranoia, puede ser una realidad, obra de nuestros siniestros e hipócritas vecinos.

  • 1+ dijo:

    Y no es un fenómeno foráneo ni tan alejado de nuestra realidad verdad??? Porque nuestra internet e emails están completamente privados de privacidad, sin cifrados y con unos cuantos pitufos lectores de por medio...

  • Oswaldo dijo:

    EXCENTE TEMA DEBE SR DIFINDODO AUN MAS. SI OBSERVAMOS EL BILLETE DE UN DÓLAR SE ENCUENTRA LA PIRAMIDE DONDE DESDE LA SIMA NOS VIGILAN .

  • Jose dijo:

    Con todo respeto, Sr. Ramonet, Usted no entiende nada; el ciberespacio es un medio de comunicación; no tiene nada de misterioso.
    Esos "miles de millones de intercambios digitales" son simple comunicación entre humanos; el streaming es simple transmisión de video digital en tiempo real, lo cual ayuda a liberarnos del monopolio de la información (cualquier tipo de monopolio, sea privado o estatal); el "clouding" una forma de organizar hardware y software, nada diabólico.
    Ahora, que si lo que se pretende es demonizar la Internet para justificar su control...

  • oscar dijo:

    Y deja que llegue la Banda Ancha

  • Economista dijo:

    Con el mayor respeto que se merece la personalidad del señor Ignacio Ramonet y todos los intereses políticos que se defienden aqui, pero en todos los países del mundo, incluyendo a Cuba, se vigilan las comunicaciones y muchos ya saben como se hace, todo en aras de los intereses políticos de todos los gobiernos. Eso lo saben practicamente todos los que tienen uso de razón, que aqui no se haya dicho por miedo es otra cosa, pero ya tenemos un poco mas de libertad de expresión y esto que digo no daña la sencibilidad de nadie, de eso estoy seguro.

  • lazaro dijo:

    Increible este articulo y nuestro periodismo sutil...es por eso que somos el ultimo pais con presencia de internet en el mundo, es por eso tambien que es la mas cara? Gracias por cuidarnos tanto tiempo. La internet tambien sirve para darse cuenta que la economia que siempre se baso en una economia estatal quiera resolver el tema del transporte con la propiedad privada.
    La internet es solo el metodo mas moderno de control, junto a ella en todas las epocas como metodo de vigilancia tenemos todas las organizaciones de masas.

  • cadillac dijo:

    deshagamonos de toda la tecnologia y hagamos señales de humo y asunto resuelto

  • tony dijo:

    LOS PROPIOS ILLUMINATIS IMPULSAN ESTA PRACTICA SIGUEN CONTROLANDO EL MUNDO .PUDEN LEER SOBRE EL TEMA Y ENTENDERAN

  • DE CUBA CON ♥ dijo:

    No hace nada fué publicada aquí en Cubadebate una noticia sobre un sistema operativo creado desde cero por la compañia Kasperskis Lab, desarrollado durante 15 años.

    No se nada de programación y si no recuerdo mal fué diseñado con cero puertas trazeras a diferencia de Windows y otros.

    Claro detrás de este indudablemente hay voluntad política, defenza de valores y símbolos, amor por el trabajo que se hace e indudablemente RECOMPENZA con mayúsculas para que se entienda la intención de algo que marca la diferencia en la verdadera defenza de usuarios, de fronteras y de soberanía.

    Podemos sumarnos a la lista de crear de consumir o de seguir esperando a que el milagro baje. Pero la tercera opción no va a ocurrir en un mundo donde un premio Nobel de la Paz es quien más guerra y presupuesto militar maneja y como dijera un CHINO.

    Prepararse para la guerra es una manera de evitarla.

    La sociedad cubana en su apuesta decidida por un futuro próspero y sostenible no puede darse el lujo de graduar tanto INFORMÄTICO para desconfigurar los navegadores web de ETECSA por puro mercadeo y si para hacer un NOVA que permita una Internet soberana.

    Todo lo invertido en educación superior para solo crear una sociedad de clases educatívas titulares, sin dar valor a quien valor tiene no por su título sino por su capacidad y trabajo no nos harán ni prósperos ni sostenibles.

    Nos obligarán a dar importancia al loco de turno que gobierna allá al frente y a regodearnos de datos divorciados de la percepción social de ancianos con retiros preocupantes y trabajadores con actitudes sospechozas en hospitales donde los médicos, bueno la gente en la calle sabe y la prensa nacional publica lo que pasa con los médicos aunque no se publique todo.

  • shkval dijo:

    hola

    con todo el respeto que se merece el articulista, por favor dejemos de demonizar a la red, todos los gobiernos de este mundo espian y si existiese alguno que no lo hace peca de ingenuo, llego la era donde las armas ahora son ceros y unos, y el que no se inserte en ese escenario sin dudas, lo pondran de rodillas.

    esa es la evolucion, asi de simple.

    saludos cordiales

  • jcesar dijo:

    Lo que dijo G Orwell en su libro 1984 se queda chiquito. Ahora somos potenciales esclavos digitales. Hay que descolonizar el pensamiento. Espartaco regresará con otras armas en las manos. No se trata de votar al niño y la palangaga, solo el agua sucia. La violencia de la hegemonía se ejerce como los cantos de sirenas que llamaron a Ulises. No hay que taponearse los oidos. Hay que inventar la música.

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Ignacio Ramonet

Ignacio Ramonet

Catedrático y periodista español residente en Francia, donde dirigió la revista Le Monde Diplomatique. Es el autor del libro "Cien horas con Fidel".

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