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Editorial de The New York Times: Ya es tarde para abrir los ojos a la realidad en Irak

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The New York Times, 9 de enero de 2007
Editorial

Hemos estado antes en esta situación. Esta vez tiene que ser diferente. Ha habido muchas ocasiones en las que el presidente Bush ha prometido una nueva estrategia para Irak, solo para repetir la misma sarta de propuestas fallidas y objetivos inalcanzables. Los estadounidenses necesitan escuchar proposiciones realmente nuevas del señor Bush, no más declaraciones altisonantes acerca de una victoria final, tópicos condescendientes sobre qué es una guerra con trabajo duro, o promesas sin objetivo para mantener hasta que el "trabajo esté terminado".

Si los votantes enviaron un mensaje claro al Sr. Bush en noviembre pasado, este fue para expresar que es hora de ir retirando paulatinamente a los EEUU de esta guerra que no va a ninguna parte.

Lo que ellos necesitan es que el presidente reconozca hasta que punto de desastre se ha llegado en Irak (no solamente que las cosas no han salido tan bien como él las planeó), y para ser honesto, cuan limitadas realmente son las opciones que quedan. El país quiere saber como el Sr. Bush piensa poner fin a la situación en Irak, de forma tal que preserve en la mayor medida posible el honor y las influencias que le quedan a la nación, limite el sufrimiento del pueblo iraquí y el daño causado a sus países colindantes, y le de a los líderes iraquíes la posibilidad (que ellos deberían aceptar finalmente) de salvar a su país de un desastre aún mayor que el que están sufriendo los estadounidenses.

La realidad que el Sr. Bush necesita reconocer mañana en la noche cuando le hable a la nación, es que el gobierno iraquí del Primer Ministro Nuri Kamal al-Maliki está alimentando, más que restringiendo, la brutal guerra civil en Irak. No se puede confiar en que el ejército iraquí imponga el orden ni siquiera en Bagdad, mientras las fuerzas policiales iraquíes (que dominan el sector de la milicia) estén incitando el caos.

El señor Bush debe reconocer que no hay solución militar para el tema de Irak. Cualquier plan que él ofrezca necesita comenzar con un conjunto estricto de parámetros políticos para la reconciliación nacional que se espera que el gobierno irakí alcance finalmente. Se necesita concentrar fuerzas suficientes en Bagdad para llevar a las calles y a los vecindarios alguna seguridad, y dar a los líderes iraquíes una última oportunidad para que negocien su salida de la guerra civil.

Su plan necesita diseñar programas estrictos en los cuales los irakíes den pasos significativos para resolver asuntos fundamentales, incluyendo la división equitativa de sus riquezas de petróleo y el desarme de sus milicias vengativas. También debe crearse un programa rápido y claro que proporcione a Bagdad una estabilidad suficiente que le devuelva a los iraquíes sus responsabilidades militares importantes.

La última vez que los EEUU presentaron al Sr. Maliki un conjunto de parámetros políticos, este los rechazó sin rodeos. Si lo hace de nuevo, no habrá forma de que los EEUU puedan o traten de asegurar su dominio sobre Irak. El Sr. Bush debe dejar claro tanto a los estadounidenses como a los iraquíes, que sin progresos significativos las fuerzas estadounidenses no permanecerán allí.

No estamos viviendo de ilusiones. Vencer todos esos retos va a ser extremadamente difícil, y la solución en Irak puede estar aún muy lejana.

Para el Sr. Bush esto significa resistirse a cualquier vaga fórmula nixoniana de "Paz con honor", lo cual se traduce en más años de lucha por alcanzar las mismas metas siempre inalcanzables. Los demócratas del Congreso deben resistirse igualmente a las fórmulas eufemísticas tales como la "reorganización escalonada", que no es más que tratar de lograr con menos tropas lo que el gobierno estadounidense  no pudo hacer con la cantidad actual de fuerzas.

Los EEUU tampoco pueden simplemente dar la espalda a cualquier cosa que suceda en Irak una vez que ellos se retiren. Con o sin tropas estadounidenses allí, un futuro tormentoso para Irak representa un futuro igualmente tormentoso para los EEUU, ya sea a causa de una guerra civil que se expanda hasta convertirse en una guerra regional o porque millones de iraquíes con sus campos de petróleo caigan bajo el dominio férreo de un Irán más poderoso.

Todos esperan que el Sr. Bush incremente las tropas estadounidenses en los violentos vecindarios de Bagdad. Él necesita explicar al Congreso y al pueblo estadounidense dónde las fuerzas armadas van a encontrar esas tropas, así como limitar de forma estricta la fecha de cualquier incremento en este sentido, o este asunto se convertirá en un aumento ligeramente enmascarado del desempeño de los EEUU en el combate.

El Washington Post reportó ayer que cerca de 23000 civiles y oficiales de policía iraquíes murieron de forma violenta en 2006, más de 17000 de ellos durante los últimos 6 meses. Esta es una acusación al gobierno de Maliki y a la actual estrategia militar estadounidense.

Este es el Irak del cual los estadounidenses quieren que el Sr. Bush hable mañana en la noche.

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