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El Nuevo Eje del Mal

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Carteles en una cerca de la frontera del desierto de Arizona (Agua Prieta, México), el 6 de abril de 2005. Por lo menos 100 voluntarios de los "minutemen" se han inscrito para vigilar la frontera y reportar cualquier actividad ilegal a los agentes federales. (Foto AP)

El año pasado la Patrulla de Fronteras de Estados Unidos detuvo a 1,15 millones de personas que habían cruzado ilegalmente la línea limítrofe desde México. Cabe suponer que otro millón o más de indocumentados escaparon de las patrullas, y que al menos un millar de esperanzados dejaron sus vidas en el desierto de Sonora, abandonados por los "coyotes"- los gestores del contrabando humano- después de ser robados y violados.

Casi 52 por ciento de los detenidos por la Patrulla de Fronteras intentó el cruce por los límites de Arizona, y más específicamente por el valle del río San Pedro. Es una región semidesértica, montañas con escasa vegetación, y la verdura del valle sujeta a los caprichos de las lluvias que nutren al río. Del lado estadounidense, un vistazo al mapa recuerda a quiénes pertenecieron estas tierras: las localidades y ciudades tienen nombres como Patagonia, Continental, Nogales, Pima, San Manuel, Naco, Valle Pantano, Mescal, Sierra Vista, Sahuarita y la base militar de Fuerte Huachuca.

Es en esa región, en un tramo de unos 80 kilómetros, que este viernes se situarán unos mil voluntarios de la Defensa Civil del Suelo Patrio -Civil Homeland Defense (CHD)-, formada por ciudadanos estadounidenses que se dicen hartos del arribo de millones de extranjeros que cruzan ilegalmente la frontera, y de la incapacidad o falta de voluntad del gobierno de Estados Unidos para detenerlos y deportarlos.

El presidente George W Bush ha prometido que aumentaría el presupuesto y la dotación de personal de la Patrulla de Fronteras, pero la respuesta multitudinaria que obtuvo la CHD a su convocatoria por Internet indica que para la mayoría de los estadounidenses el gobierno no hace lo suficiente mientras el país es invadido por extranjeros, en su gran mayoría mexicanos.

AL NORTE

La CHD señaló que su millar de voluntarios se apostarán durante un mes en las colinas del valle del río San Pedro, equipados con largavistas, visores de rayos infrarrojos, y posiblemente avionetas y helicópteros, para detectar el ingreso de indocumentados e informar a la Patrulla de Fronteras para que los detenga.

Desde que Chris Simcox, propietario y director de la publicación Tombstone Tumbleweed, lanzó hace seis meses su Minutemen Project, la CHD recibió más de cuatro mil solicitudes de voluntarios dispuestos a plantarse en la frontera. (Los minutemen conformaron una milicia de Massachussets y otras colonias inglesas de América del Norte que en 1770 iniciaron la revolución independentista.)

A comienzos de marzo la CHD suspendió la matriculación de voluntarios por Internet porque ya había recibido demasiadas ofertas, y restringió su enrolamiento a miembros actuales o pasados de fuerzas policiales, a soldados retirados con experiencia en reconocimiento de larga distancia, a radioaficionados con licencia, y a pilotos que se presenten con su aeronave, especialmente pilotos de helicóptero tanto de hélice como de turbina.

Simcox, en sus instrucciones detalladas, indicó casi en el mismo párrafo que los voluntarios no llevarán armas, y también que no deben desenfundarlas si se presenta alguna confrontación con los inmigrantes. Los voluntarios se apostarán cada 400 metros y se comunicarán entre sí por teléfono celular y radio, con puestos de mando que informarán a las autoridades cuando se detecten contingentes de inmigrantes.

De acuerdo con la CHD, los 1.022 voluntarios registrados hasta la semana pasada incluían a hombres y mujeres de los 50 estados. Entre ellos hay 32 indios (apaches, cherokees, comanches, sioux, pies negros y otras tribus), 21 mexicano-estadounidenses, otras personas de ascendencia armenia, rusa, libanesa y de India, Cuba, y tres negros. El contingente incluye a 17 inmigrantes legales de México, Perú, Rusia, Nueva Zelanda, Inglaterra, Australia y Filipinas.

Bush expresó su disgusto por lo que él calificó como "vigilantes", que es el término en inglés para civiles armados y organizados que toman en sus manos la aplicación de las leyes. Los dirigentes de la CHD sostienen que su acción no es la de "vigilantes", pero sí que harán que se cumplan las leyes que restringen el ingreso de inmigrantes.

La iniciativa de la CHD atrajo a ese rincón del sur de Arizona a los principales medios de comunicación global que huelen conflicto y no pueden contenerse, y también a los hombres y mujeres de buena voluntad que nunca faltan e integran los grupos defensores de los derechos civiles. Decenas de militantes de estos grupos se congregaron en Naco, una localidad a horcajadas de la frontera, porque temen que el sentimiento antinmigrante coagulado en la CHD derive en violencias.

Ray Ibarra, de la Unión de Libertades Civiles, dijo que "los observadores legales estarán allí para documentar las acciones de estos individuos, y para llamar la atención sobre las tragedias reales que ocurren a lo largo de la frontera".

Simcox también es consciente de la volatilidad de la situación. "Debido a que probablemente concurrirán miles de personas a las manifestaciones en Naco y Douglas, tenemos que exhibir la conducta más responsable y cortés. El mensaje es que de lo que aquí se trata es de la seguridad nacional de Estados Unidos. Hay que parar a los criminales, a los terroristas, a las pandillas, y hay que aplicar la ley garantizando que los inmigrantes vengan legalmente".

AL SUR. De cara a la frontera de 3.200 quilómetros donde termina la miseria tercermundista y comienza la quimera estadounidense hay, literalmente, millones de personas de todo el mundo que esperan su oportunidad para cruzar la línea. En algunas áreas hay verdaderos cantegriles multinacionales donde se mezclan mexicanos y centroamericanos con paquistaníes, afganos, chinos, coreanos, rumanos, filipinos; todos los lenguajes, todas las religiones y una sola meta: su tajada de la sociedad de consumo.

La frontera entre México y Estados Unidos es como una gran represa, que de hecho en algunos tramos de California comprende un alto muro, al sur de la cual crece y crece el embalse humano.

Pero en esta ocasión hay otros ingredientes.

James Gilchrist, un ex combatiente de Vietnam y organizador de la CHD, dijo que los cabecillas en California y Texas de la Mara Salvatrucha han dado órdenes a sus pandilleros para que "vayan y le enseñen una lección" a los custodios comedidos de la seguridad nacional estadounidense.

Ahora bien, la Mara Salvatrucha, también conocida como ms-13, no es pavada: nacida de las pandillas callejeras (las "maras") de adolescentes salvadoreños en los ochenta, esta banda ha trenzado complicidades con las tierras de sus ancestros, y sus casi 20 mil miembros en varias partes de Estados Unidos se dedican al tráfico de prostitutas centroamericanas, drogas y armas.

La actividad de la ms-13 y otras pandillas trasnacionales ha alcanzado tal gravedad que, recientemente, el FBI organizó una conferencia con las policías centroamericanas y de México para elaborar una estrategia común. A comienzo de marzo, en una operación coordinada en varias ciudades, desde Los Ángeles a Nueva York y Washington DC, fueron detenidos más de cien miembros de la ms-13. Expertos en seguridad sostienen que la Mara Salvatrucha podría cooperar con Al Qaeda para la introducción en Estados Unidos de terroristas o de materiales para ataques terroristas.

El diario The Washington Times destacó en un editorial el martes 29 que "la Mara Salvatrucha, una verdadera mafia que actúa en varios estados y a través de fronteras, se beneficia enormemente de la escasa vigilancia de las fronteras de Estados Unidos y la falta de recursos de la Patrulla de Fronteras".

Por su parte algunos medios de prensa hispanos de Estados Unidos mencionaron esta semana que también haría sentir su presencia en el área patrullada por la CHD un grupo paramilitar conocido como "Los Zetas", otros supuestos beneficiarios de la porosidad fronteriza.

(Con información de Agencias y de la Red Voltaire)

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