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Capitulo III: El bloqueo, Violación de los derechos humanos del pueblo cubano

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El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba constituye un componente esencial de su política de hostilidad contra el pueblo cubano. Ningún pueblo se ha visto sometido de manera tan continuada y permanente, a una política genocida que persigue doblegar por hambre y enfermedades su resistencia frente a la dominación extranjera.

La resuelta voluntad de los cubanos de emprender transformaciones económicas y sociales a favor de las grandes mayorías, tuvo como respuesta de los sectores de poder en la exmetrópoli neocolonial lo que ha sido una verdadera guerra económica de exterminio, que se encuentra actualmente en una fase de máxima intensidad.

La absoluta falsedad de las muy diversas excusas que por más de cuatro décadas han empleado las sucesivas administraciones norteamericanas para tratar de justificar la imposición de su guerra económica y política contra Cuba, ha quedado demostrada en los propios documentos oficiales estadounidenses desclasificados en 1991 . En estos aparecen testimonios y pruebas irrefutables de que esa hostilidad antecedió a cualquier medida adoptada por el Gobierno Revolucionario a partir de 1959.

Los representantes de la dictadura batistiana huyeron a los Estados Unidos con 424 millones de dólares robados de los fondos de la República, que fueron depositados en bancos norteamericanos y que nunca serían devueltos al pueblo cubano. Más aún, a sólo cinco semanas del triunfo popular, le fue negado a las nuevas autoridades un modesto crédito solicitado a Estados Unidos para mantener la estabilidad de la moneda nacional.
El gobierno revolucionario cubano, adoptó una serie de medidas destinadas a recuperar las riquezas del país y ponerlas al servicio del pueblo. La reacción de los Estados Unidos fue rápida y agresiva: el 8 de julio de 1959, la respuesta pública congresional a la Ley de Reforma Agraria cubana, se tradujo en el otorgamiento al Presidente de mayores facultades para suspender la ayuda extranjera a todo país que confiscara propiedades norteamericanas.

Una tras otra se fueron sucediendo las sanciones unilaterales de Estados Unidos contra Cuba con el objetivo de generar un descalabro en su economía: la eliminación de la cuota azucarera cubana (julio/1960), la prohibición de la asistencia a Cuba y el establecimiento del embargo al comercio (Secc. 620/a de la Ley de Asistencia al Exterior de 1961) y la negativa de las empresas norteamericanas, a instancias de su Gobierno, de refinar el petróleo soviético que Cuba debió comprar tras la prohibición que se impusiera a las empresas norteamericanas en relación con la venta de combustible a Cuba.

El 3 de febrero de 1962, el Presidente Kennedy emitió la Proclama Nº 3447, decretando un embargo total al comercio con Cuba y orientó al Secretario del Tesoro llevar adelante las prohibiciones de exportación a nuestro país. Esta Proclama marca históricamente la oficialización del bloqueo a Cuba, que, como se ha visto, había comenzado mucho antes.

Desde fecha tan temprana como el 6 de abril de 1960, un informe del funcionario del Departamento de Estado I. D. Mallory, desclasificado en 1991, destacaba la finalidad perseguida con las presiones económicas que se gestaban, al expresar:

El único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas (). Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba (). Una línea de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios, reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.

Esta guerra económica de los Estados Unidos contra Cuba carece de todo fundamento legal y, conforme a lo dispuesto en el inciso c) del artículo II de la Convención de Ginebra para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 9 de diciembre de 1948, califica como un acto de genocidio, así como es la verdadera y más flagrante, masiva y sistemática violación de los derechos humanos de todo el pueblo de Cuba.

El Gobierno cubano ha tenido que enfrentar a lo largo de los años nuevas y constantes medidas dirigidas a reforzar esta política agresiva contra Cuba, que ha causado y sigue ocasionando serias y onerosas afectaciones al bienestar material, físico, psíquico y espiritual del pueblo cubano, a la vez que ha limitado su desarrollo económico, cultural y social, y ha obligado a sucesivas generaciones de cubanos a vivir bajo un clima de permanente hostilidad y tensión.

Estudios preliminares demuestran que las afectaciones por esta política genocida superan ya los 72 mil millones de dólares. Esta cifra, aún conservadora, no incluye los más de 54 mil millones de dólares imputables a daños directos ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y acciones terroristas estimuladas, organizadas y financiadas desde los Estados Unidos.

Los Sistemas Nacionales de Salud y Educación y la alimentación del pueblo cubano han sido objetivos priorizados de las agresiones norteamericanas.

El bloqueo ha causado graves daños al Sistema Nacional de Salud cubano, entorpeciendo la adquisición de tecnologías, materias primas, reactivos, medios de diagnóstico, equipos y piezas de repuesto y medicamentos, incluidos los necesarios para el tratamiento de enfermedades crónicas y penosas que ponen en riesgo la vida de seres humanos, entre ellas el cáncer.

La compra de citostáticos, medicamentos vitales en la supervivencia de los enfermos de cáncer, se ha visto seriamente dañada debido a que las transnacionales estadounidenses han comprado laboratorios farmacéuticos en otros países que tenían contratos con Cuba.

Por otra parte, como consecuencia del bloqueo, y sólo por citar un ejemplo, Cuba no pudo adquirir el kit necesario para la detección del coronavirus causante de la Neumonía Atípica (SARS), producido por la firma VITRO GEN.

Las consecuencias de estas prohibiciones en muchos casos han resultado dramáticas, no sólo por el sufrimiento humano de los pacientes y sus familiares, sino porque el personal médico se ha visto imposibilitado en ocasiones de salvar una vida o aliviar una dolencia (Ver Informe de Cuba al Secretario General de las Naciones Unidas en virtud de la Resolución 57/11 de la Asamblea General, incluido en el documento A/58/287 de la Asamblea General de la ONU).

A pesar de estas afectaciones, la prioridad que brinda el Gobierno cubano a la salud de su pueblo ha permitido alcanzar y mantener un elevado nivel de servicios médicos, totalmente gratuitos y con una cobertura universal.

Otra de las esferas que tradicionalmente han sido afectadas por las restricciones impuestas por el bloqueo ha sido el sector de la alimentación, a pesar de las compras de alimentos que venciendo enormes obstáculos y restricciones ha realizado Cuba en los Estados Unidos en los últimos años.

Lo cierto es que las ventas de alimentos a Cuba están sometidas a complejos procedimientos y normas que dificultan enormemente su realización. Las empresas estadounidenses deben realizar engorrosos trámites burocráticos para obtener la licencia que las autorice a vender sus productos a Cuba. Asimismo, nuestro país debe efectuar las compras en efectivo; sin posibilidad de créditos financieros, ni siquiera privados; a través de bancos ubicados en terceros países; y en otras monedas, con las consiguientes pérdidas en las operaciones bancarias. Tampoco pueden los barcos cubanos participar en la transportación.

A ello se suma el hecho de que nuestro país no puede efectuar ningún tipo de venta a empresarios estadounidenses interesados en la compra de productos cubanos y por lo tanto, se excluye la posibilidad de crear fuentes de ingresos que permitirían ampliar las operaciones. Sólo por no poder exportar productos agrícolas a Estados Unidos en el año 2002 Cuba dejó de ingresar 114 millones de dólares.

La compra de alimentos ha sido resultado de ingentes esfuerzos de las empresas de ambos países para lograr la negociación, contratación y ejecución de las operaciones y no de la voluntad del gobierno norteamericano. El propio Presidente de los Estados Unidos se ha encargado de aclarar que independientemente de dichas ventas, el bloqueo sigue en pie, sin modificación alguna y que, por el contrario, se están reforzando las medidas de coerción económica y las sanciones vigentes.

En el campo de la educación, la guerra económica contra Cuba también ha originado cuantiosas pérdidas. Como es conocido, todos los cubanos tienen, sin distinción o diferencias de género, color de la piel, credo político o religioso, acceso equitativo a los medios de la educación de manera gratuita durante todo el proceso de enseñanza, incluido los Sistemas de Enseñanza Especial y la Universitaria. Las afectaciones se reflejan en el aseguramiento material de las escuelas cubanas, en aspectos tan sensibles como los libros de texto, lápices y libretas, uniformes escolares, medios para la educación artística y el deporte escolar, entre otros. El impacto de estas medidas ha podido ser superado sólo por la inventiva y perseverancia de un claustro de profesores altamente calificado y profundamente comprometido con su labor, y los extraordinarios esfuerzos realizados por el gobierno y el pueblo cubanos a lo largo de cuatro décadas.

Sólo en el decenio de 1990, el poder de compra del financiamiento disponible para la importación de medios y recursos destinados a las escuelas cubanas disminuyó entre un 25 y un 30%, como resultado de tener que adquirir dichos medios en mercados lejanos, y en ocasiones, a precios superiores, por las restricciones que el bloqueo impone a Cuba.

La política genocida de bloqueo ha tratado de impedir a toda costa el acceso de Cuba a las nuevas tecnologías, a los avances de la ciencia y la técnica, y a las fuentes de financiamiento y créditos para el desarrollo a través de organismos e instituciones financieras internacionales.

Ni una sola actividad económica y social cubana ha quedado exenta de la acción destructora y desestabilizadora resultante de esta política. Sólo en el año 2002, las pérdidas para Cuba por contrataciones a precios más elevados que los que hubiera tenido en condiciones normales ascendieron a 403.5 millones de dólares.

El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba agrava sus efectos nefastos sobre el pueblo cubano por su marcado carácter extraterritorial, institucionalizado y sistematizado por las leyes Torricelli y Helms Burton, haciendo extensiva dicha política a las actividades de subsidiarias de empresas norteamericanas y a los barcos que operan en terceros países y a una amplia y variada gama de actividades internacionales de naturaleza comercial, financiera, tecnológica y de otra índole, en las cuales Estados Unidos desempeña un papel significativo en su condición de primera potencia económica mundial.

El gobierno republicano del Presidente Bush ha adoptado nuevas disposiciones para reforzar el bloqueo, en contra de la voluntad de la comunidad internacional y de su propia opinión pública, llegando incluso a amenazar con el recurso al veto presidencial frente a toda medida que pueda ser adoptada por el Congreso con el fin de aliviar esta genocida política.

En el transcurso del 2003, el Gobierno de Estados Unidos emitió nuevas regulaciones y aplicó de manera más severa disposiciones ya vigentes, con el objetivo de restringir al máximo el intercambio bilateral en las esferas académica, científica, cultural y deportiva, con el consiguiente daño a las relaciones históricas entre los pueblos cubano y norteamericano.

¿Cómo pudo crearse a lo largo de estos años un sistema tan meticuloso e infernal para impedir a todo un pueblo acceder a productos esenciales procedentes del principal mercado del mundo, máxime si se toma en cuenta que algunos de ellos son únicos y no pueden ser suministrados a precio alguno por otro proveedor?

¿Cómo podrían justificarse esas prácticas, ya no sólo frente a las normas universales de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, sino incluso vistas a la luz de los principios de la liberalización económica y comercial que promueven los países industrializados, incluidos los Estados Unidos, en el marco del proceso de globalización en curso?

El Gobierno de los Estados Unidos de América ignora las resoluciones aprobadas anualmente desde 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas exigiendo el levantamiento del bloqueo. La correspondiente al año 2003 fue aprobada en votación récord de 179 votos a favor.

El pueblo cubano no podrá disfrutar plenamente de todos sus derechos humanos mientras se mantenga contra él la más aberrante e inhumana violación a sus derechos: el bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene ilegalmente contra él por más de 40 años el Gobierno de los Estados Unidos de América.

 

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