La justicia llega
Un tribunal de Argentina condenó hoy a prisión perpetua al ex dictador Reynaldo Bignone por crímenes de lesa humanidad en perjuicio de diez víctimas del último régimen militar (1976-1983), informaron fuentes judiciales. (FUENTE: Agencia EFE)
Guillermo TellDe pláceme han de estar quienes todavía mantienen la firme creencia de que la justicia tarde, pero llega. Aunque no siempre para los dolientes más próximos en vida. Al menos Argentina sigue devolviendo esperanzas acaso perdidas, cuando un tribunal acaba de sentenciar a uno de los más notorios usurpadores de la Constitución y que se creyó "hombre fuerte" de las filas militares, impune por encima de las leyes con la aplicación de una despiadada maquinaria estatal de asesinatos y desapariciones.
El veredicto fue recibido con aplausos por integrantes de organismos de derechos humanos que ingresaron a la sala de audiencia y las valientes y tenaces Abuelas de Plaza de Mayo lo celebraron en una velada como un sanador acto de rendición de cuenta, que ni mucho menos el último, para que nadie ni nada jamás se olvide.
Sin embargo, todavía queda mucha justicia pendiente, si constatamos como Posada Carriles, contumaz autor confeso de la explosión terrorista de un avión civil cubano en pleno vuelo con 73 personas a bordo, en 1976, quien fraguó la colocación de bombas en La Habana que mató a un joven turista italiano en 1997 y organizó en Ciudad Panamá lo que hubiera sido una masacre, y además prófugo de Venezuela, se pasea impune y protegido por Miami, Estados Unidos.
Tan importante como la condena al genocida Bignone fue también la condena a perpetua en cárcel común de Luis Abelardo Patti, asesino y torturador, que llegó a ser elegido diputado por la Provincia de Buenos Aires y que llevó una larga y engorrosa pelea impedir que ocupara su banca en 2003.
ya era hora de juzgar a los asesinos