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Vivir la vida, la salud, la enfermedad, los cuidados y sus lugares

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Médicos cubanos del contingente Henry Reeve. Foto: ACN.

A menudo, la vida nos va poniendo en ámbitos diferentes, experimentamos situaciones vinculadas con la salud y la enfermedad desde ángulos distintos en tanto somos pacientes, profesionales de la salud, familiares, ayudantes circunstanciales o simples observadores.

Me gradué de médico hace algo más de 15 años, como profesional de la salud viví situaciones de todo tipo; trabajé en lo público, lo privado, consultorios, hospitales, clínicas, centros de tratamiento de cólera u hospitales de campaña por desastres naturales; atendí en domicilios, en distintas ciudades y diferentes países del mundo. Poseo, gracias a los aprendizajes profundos de todas esas experiencias, una certeza: lo más importante, lo verdaderamente relevante es hacer sentir la condición de ser humano a quienes acudan por asistencia o cuidado.

Por haberme formado gracias al esfuerzo de un pueblo y la decisión de su Gobierno me refiero a Cuba, he vivido cada situación profesional como una oportunidad para hacer eso que me exigieron (sin firmar ningún papel, solo con el peso del ejemplo): brindar todo cuanto pueda para que esa persona o familia o comunidad puedan sentirse escuchados, comprendidos, respetados, cuidados. Recuerdo un cartel del hospital en que me formé, que decía: “Es incalculable lo que significa para el que está sufriendo, una simple aspirina dada por la mano amiga de quien siente y hace suyos los sufrimientos”.

Sin embargo, hoy me toca estar en otro lugar, vivenciar algo totalmente diferente a cualquier experiencia anterior. Mi padre tiene cáncer de esófago con metástasis. No sabía que dolería tanto la enfermedad de ese gigante que me acompañó a cada una de las cosas que se me ocurriera hacer, que orientó mis curiosidades intelectuales proponiendo amablemente tal o cual libro, que fuera con su integridad y su consecuente actuar un faro, mi camino a seguir.

No pretendo emborronar cuartillas hablando de mi padre o mi relación con él. Hoy quiero compartir otra cosa, algo que me parece importante para quien se ocupa(rá) de una de las cosas más trascendentales de la existencia de cualquier persona: depositar en otras manos, en esas manos, la ilusión de la cura, del menor dolor posible, evitar el sufrimiento o el malestar siquiera.

No hay palabras capaces de abordar lo inenarrable, nada se parece al sentir del padecer de mi padre. Siento un severo dolor, como si se desgarrara mi alma, una tristeza profunda y total, una amargura que cercena todo cuanto alrededor sucede; una ansiedad incontenible que somatiza en mí y se vuelve insoportable, pesadillas entremezcladas con despertar abrupto y la infernal certeza de que es cierto; unas ganas tremendas de que permanezca así, como quiere y sabe él estar: sereno, confiado, estructurando su presente para construir su devenir, aferrado a su meta y asimilando con optimismo y templanza todo cuanto emerge.

Reflexionando retrospectivamente sobre mi práctica, me siento en deuda con cada una y cada uno de los pacientes que atendí, también con sus familias. A pesar de darlo todo en cada situación, me faltaba algo, sin esta vivencia no tenía idea de cuán trascendente es ese momento. De saberlo hubiese dado un plus, hubiese extralimitado mis capacidades para alojarme allí, en el lugar en que se siente menos dolor, donde el pesar se diluye fugazmente; tendría que haber potenciado esa mirada que abraza y entiende; debí intensificar el apretón de manos o el abrazo; mis palabras serenas tendrían que llevar también el sonar de una certeza, la invitación a una esperanza que habita en la conciencia de la finitud, en la trascendencia del amor contenido en el recuerdo perenne.

Cierto es que, como dice un gran amigo, se aprende andando y viviendo, sin embargo mi ilusión con estas palabras compartidas es que llegue a oídos de quienes serán profesionales de la salud, que puedan incorporarlas sin necesidad de vivencias semejantes; que de antemano sepan que es así de sublime y así de simple.

Dr. Emiliano Mariscal
Profesor titular de Epidemiología y secretario académico de la Escuela Superior de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Miembro del contingente médico internacional Henry Reeve.
Graduado de la Escuela Latinoamericana de Medicina.

Se han publicado 8 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Carlos dijo:

    Ojala que este sencillo mensaje llegue hasta Emiliano Mariscal, un medico del siglo XXi de verdad formado por nuestra revolucion y amigo y compañero. Estuvimos en la mision de Haiti y lo recuerdo con mucho cariño de verdad, me ha emocionado su mensaje, Te escribe el Vice Director de Medicamentos y Reactivos de la Mision Cubana en Haiti que radicabamos en OFATMA.
    Adelante y sin cansancio que tu padre con tu ayuda mejore.

    • Mitica dijo:

      Dr Carlos, las palabras del Dr Emiliano Mariscal responden a los valores de la ética médica que la REVOLUCIÓN nos enseñó a todos en cualquier especialidad vinculada a la atención médica y producción biofarmaceutica. Nos enseñó el humanismo y total entrega a los pacientes y también al dolor de sus familiares. No podemos descar, debemos seguir de pie. Mis deseos para que su padre mejore. Muchos éxitos y SALUD para los dos y despedir el presente año y
      comenzar el 2024 plenos de optimismo y sabiduría.

    • Emiliano dijo:

      Carlos querido!! Un fuerte abrazo para ti, gracias por tus palabras, siempre presente esa vivencia que me ha marcado a fuego, en Haití junto al personal de salud ante el terremoto y la epidemia de cólera. También te recuerdo con mucho cariño mi hermano!

  • mercedes dijo:

    Qué su papá pueda transitar por su enfermedad con el menor dolor posible gracias a su inmenso amor de hijo. Ojalá sus vivencias sirvan para el personal de salud que se ha visto afectado por las carencias materiales en su trabajo, y reflexionen sobre la carga de humanidad que conlleva la profesión escogida por encima de toda dificultad. Sin embargo, la gran mayoría de nuestros médicos y otros trabajadores de la salud, entregan día a día su mayor esfuerzo para aliviar a sus pacientes, y en Cuba, estos no son la excepción, sino la regla.

  • Gisel dijo:

    Emi eres un ser de ciencia y conciencia, lo demuestras todos los días...no hay nada más verdadero que ser consecuente con las palabras con los actos. Se te quiere mucho.

  • Marlen dijo:

    Hola. Sé cómo se siente el familiar del enfermo, del paciente. También doy fe de la importancia de ese extra de los profesionales de la salud que dice este galeno. Soy dichosa pues con la situación económica que vive nuestro país en el Instituto de Nefrología de La Habana recibimos más que amor, más que entrega. Hay ahí un equipo de profesionales admirable. Gracias a todo el personal de salud, esté donde esté, que hace feliz a su paciente. Que se entrega. Los hay y muchos. Gracias

  • R3 dijo:

    Dr Emiliano, entiendo perfectamente su sentir por vivirlo en carne propia hace ya 10 anos, mi unica sobrina, la nina amada de mi familia enfermó y fue tratada con total entrega por el servicio de Hematologia y Oncologia del Hospital Celia Sanchez de Manzanillo en Granma, sobrevivió 3 anos, pero recibio la esmerada atencion de ese colectivo con el Dr. Julio al frente, en medio del dolor que aun sufrimos es un gran consuelo. Luche por su padre, luche por el que vale la pena. Le deseo de todo corazon que se recupere y le llegue mi mensaje de aliento

  • Idania Rosa dijo:

    Gracias por contarnos su historia, con profesionales asi como usted el mundo sufriria menos, gracias por existir. Que su amado padre se cure totalmente.

Se han publicado 8 comentarios



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Emiliano Mariscal

Emiliano Mariscal

Médico Epidemiólogo Argentino formado en Cuba. Miembro de la Brigada Internacional Henry Reeve que actuó en Haití tras el terremoto de 2010. Profesor Titular de Epidemiología en la Escuela Superior de Medicina Universidad Nacional de Mar del Plata

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