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La Ciencia y sus responsabilidades

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Advertencia: Que nadie se confunda por el título y deje de leer lo que sigue, pensando que es una nota dirigida a los que trabajan profesionalmente en instituciones científicas.

El tema es para todos, porque estamos hablando de la ciencia como una actividad humana estructurada con la intención de producir eficientemente conocimiento nuevo. Y eso se hace de muchas maneras y en muchos espacios.

Todos hemos visto crecer el espacio de la ciencia en la vida de la sociedad cubana. En los últimos meses muchos vinculan este proceso al enfrentamiento a la pandemia de COVID 19 y al exitoso desarrollo de nuestras vacunas. Otros lo asocian a la biotecnología.

Pero es mucho más que eso. El Presidente Diaz-Canel en su Tesis Doctoral define a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación como uno de los pilares de la gestión de gobierno en Cuba.

Y es que la ciencia tiene ahora responsabilidades nuevas. El espacio de la ciencia en las sociedades humanas está cambiando y los roles de la ciencia son hoy bien diferentes a los que eran incluso a mediados del siglo XX.

  • En un mundo globalizado y de rápidos cambios tecnológicos, el desarrollo económico depende cada vez más de la conexión de nuestra economía con la economía mundial, y eso no puede hacerse exportando productos primarios de bajo valor agregado, para importar manufacturas de alto valor agregado. Esa conexión hay que hacerla con productos y servicios de alto contenido de conocimientos, y ello demanda capacidades de asimilar creativamente conocimientos y tecnologías nuevas, y demanda capacidades de crear conocimiento, es decir, ciencia e innovación. Se trata de insertarnos en los flujos globales, no solamente de productos, servicios y capitales, sino en los flujos globales de conocimientos.
  • En un mundo de enormes y rápidos flujos de información, la soberanía nacional (que necesitamos para poder realizar nuestro proyecto de justicia social) depende de nuestra capacidad colectiva de pensar las realidades mundiales con cabeza propia, y depende otra vez de nuestra capacidad de crear conocimiento. Lo dijo Fidel, como tantas otras cosas, en 1991: “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”.
  • También el Socialismo, sistema que debemos perfeccionar, pero en el cual seguimos confiando como forma superior y sostenible de justicia social y convivencia humana, depende del desarrollo científico y técnico. La confianza en la posibilidad de un sistema social superior, y la confianza en la ciencia, nacieron juntas en la Historia.

La ciencia, y el conocimiento en su sentido más amplio, son un producto social. Nadie puede poseer todas las piezas de conocimiento previo necesarias para descubrir o inventar algo. Y en la misma medida en que la vida económica dependa de la ciencia socialmente construida, se hará más insostenible y peligrosa la contradicción fundamental del capitalismo entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación.

Una economía cubana basada en el conocimiento será no solamente más eficiente y más desarrollada, sino también más socialista. Hacer ciencia, en Cuba, es también defender el socialismo.

La sociedad socialista, justa, próspera y sostenible a la que aspiramos, requerirá cada vez más una cultura científica, y no se trata de una u otra institución científica, vinculada a la ciencia mundial, sino de la integración del pensamiento científico en la cultura general del cubano, en todas sus instituciones, en todas sus tareas sociales, en todos los espacios territoriales, en todas las edades.
Cuando se siembra ciencia en una sociedad no se obtienen solamente nuevos conocimientos, o tecnologías, o productos, se siembra también una cultura de racionalidad, pensamiento basado en datos, construcción de hipótesis verificables, objetividad, debate, crítica y verificación constante e independiente, todo lo cual es fuente de ética y valores, y levanta un muro de contención contra la superficialidad, la superstición y la pseudociencia. Todos debemos ser “hombres de pensamiento”.

Asumir las nuevas responsabilidades, porque nuevas son, de la ciencia en Cuba implica hacer crecer, en capital humano y en infraestructura, nuestro sistema de ciencia, tecnología e innovación, y reforzar sus conexiones con la economía, con la educación, con la cultura, y con el mundo.

Cuba no puede aspirar a una inserción en la economía mundial a través de la exportación de recursos naturales porque no los tenemos. Tampoco somos un país de grandes dimensiones, con una demanda interna grande que funcione como atractor de inversiones y desarrollo industrial. Nuestra inserción soberana en la economía mundial tendrá que ocurrir a través de la ciencia, la tecnología y la innovación.

En las tres notas precedentes a ésta hablamos de los tres caminos posibles por los que podría transitar nuestro futuro:

l El camino de la ingenuidad.

l El camino del estancamiento.

l El camino de la cultura.

Y subrayábamos la importancia de superar falsas dicotomías que hacen a algunos asumir que finalmente habrá que escoger entre eficiencia con desigualdades, o justicia social con carencias materiales ;o escoger entre la planificación rígida que sacrifica la creatividad en aras del ahorro a corto plazo, y la descentralización de la gestión que permite explorar alternativas de crecimiento, pero que a su vez abre espacios para el despilfarro y la corrupción.

Pero esas dicotomías pueden ser superadas. Son falsas disyuntivas, pues el balance está mediado por la cultura; en su más amplio sentido, ético, y jurídico, y también por el desarrollo científico y tecnológico.

Así, el desarrollo científico y tecnológico es una de nuestras principales herramientas para lograr motivación y creatividad dentro de la propiedad social sobre los medios de producción, y exploración permanente de alternativas económicas sin erosionar la orientación de nuestra economía a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de todos.

La ciencia cubana, que ya nos dio las vacunas contra la COVID 19, como nos dio antes las vacunas contra la meningitis, la hepatitis y otras enfermedades, tiene que darnos también una vacuna contra el capitalismo neoliberal, que es la pandemia actual de la economía.

Lograr ese objetivo demandará esfuerzo, sabiduría en los procedimientos y sentido de urgencia en las velocidades de los procesos de cambio, y demandará también el surgimiento de nuevas empresas de base tecnológica y de los nuevos emprendedores del socialismo. Dejemos ese tema para la próxima nota.

Concluyamos esta con la convicción de que en la trayectoria histórica de la Nación Cubana la ciencia nunca fue un lujo: Fue un combatiente. Eso nos dijo José Martí desde el siglo XIX y para el siglo XXI: “La razón, si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería”.

Se han publicado 8 comentarios



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  • Aurora Vázquez dijo:

    La actualidad, pertinencia y utilidad de este articulo es asombrosa. Es hora de reconocer el sitio que tiene que ocupar la ciencia en el futuro de Cuba. Desconocerlo es...suicida.

  • Juan dijo:

    Admiro su trabajo como tambien admire el de su hermano, son personas de bien. Pero cuanto hemos perdido por no enfocar en la amplitud que merece esa "La Ciencia y sus responsabilidades" cuanto nos cuesta formar un cientifico y cuan poco lo valoramos, cuantos a desertado o abandonado su profecion por no poder brindarle a su famili todo lo que anhelan, casa, alimentos, ropa y algo de disfrute despues de largos periodos de consagracion? el CIM tubo en su epoca grandes producciones exportables que generaron mucha riqueza, cuanto se invirtio en esos profecionales? por eso hablo de la amplitudo de ese titulo "La Ciencia y sus responsabilidades". Podemos rectificar? si, ya hay mejores salario, pero aun queda mucho que hacer o los demas aspectos. No concibo a ninguno haciendo colas interminables, o buscando un trabajo adicional...

  • Yolu dijo:

    Si mucha verdad en el artículo y comentario de A Vasquez.
    Hace falta reconocimiento, no sólo moral, si no económico también para que los que hacen ciencia y los profesionales no busquen mejoria económica en otros confines del planeta.

  • Néstor del Prado Arza dijo:

    Muy bien por el abordaje de este tema. Las dicotomías suelen llevarnos por caminos equivocados, cuando la participación del conocimiento y de sus poseedores, tienen alta incidencia. La polarización en temas socioeconómicos casi siempre conducen a debates que poco favorecen lo que resulta inaplazable: la acción para avanzar poco a poco con sostenibilidad. Es cierto que esos que menciona el Dr. C. Agustín Lage, son falsas dicotomías.
    Gracias por sus contribuciones semanales en su recién nacido Blog, y a Cubadebate por publicarlo.

  • José dijo:

    Sería muy beneficioso que muchas personas leyeran estos artículos que está escribiendo últimamente el compañero Agustín Lage. En ellos podrían aprender innumerables cuestiones que en estos complejos tiempos los ayudarían a hacer las cosas adecuadamente, como requiere nuestro país.
    Es una pena que el hábito de lectura haya disminuido en la población y fundamentalmente en los jóvenes, no sólo en Cuba sino a nivel mundial.

  • Rosa dijo:

    Preclaro y oportuno como siempre. Ese reclamo al lugar que debe ocupar la ciencia en el devenir cubano, por más que se enuncie aún sigue para la mayoría, tras bambalinas.
    Insisto que estos artículos deberian ser insertos en la página de inicio de Cubadebate, para contribuir mejor a esa cultura a la que convoca el autor; pues su falta de visualización general, lleva a la ignorancia de su existencia.
    Y justamen la convocatoria es hacer de la ciencia en Cuba bastión y escudo.

  • michel dijo:

    Interesante artículo del Dr. Lage, gracias por escribir esas cosas que nos hacen reflexionar.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    De nuevo. Excelente articulo profeso. Destaco dos ángulos de esas responsabilidades asignadas a las ciencias sociales no económicas, como equilibrio del proceso de DIRECCION en el socialismo.
    El socialismo es la ciencia del sentido común, un sistema social donde DIRIGIR LAS MASAS solo se puede hacer bajo una rigurosa y constante lectura científica de sus aspiraciones y expectativas, la brújula para la dirección en ese intento de guiarlos. El sentido común en el socialismo es la brújula para construir una sociedad nueva, TRANSITAR en dirección opuesta es imposible, sería un rotundo fracaso. En esa lectura radica el rol histórico y estratégico de las ciencias sociales no económicas; al aportar una lectura científica y sistemática de las expectativas y aspiraciones de la sociedad con sentido del momento histórico, convirtiendo ese instrumento en brújula indispensable para la dirección de la sociedad. Una misión histórica que debemos acelerar con urgencia, apoyando el esfuerzo que hace nuestro presidente por dotar de mucha ciencia el proceso de dirección.
    En el socialismo los dirigentes tienen mucha más autoridad, mucho más poder en su toma de decisiones que su similar en una sociedad capitalista, sobre eso existe mucho desconocimiento dentro de los propios directivos. Los directivos en el socialismo deciden con más regularidad con montos en dinero mucho mayores en cada una de sus decisiones comparativamente, aun sin contar en ese sistema nuevo con una arquitectura institucional madura que lo regule o limite, algo lógico, comprensible y a la vez complejo de prever 100%, porque la dirección en el construcción del socialismo se hace siempre sobre una visión de futuro, avanzando hacia lo desconocido dentro una masa de dueños con iguales responsabilidades que los que los dirigen, el proceso de dirección se hace entre personas de igual categoría social; TODOS DUEÑOS. Lo que obliga al proceso de dirección tener muy en cuenta el sentir de las masas realizando su función en la misma dirección y dinámica en que lo hace la sociedad, a una alta velocidad de cambios hacia lo desconocido, hacia lo por descubrir cómo mismo sucede en la sociedad. El socialismo es el mayor emprendimiento en lo social, una de sus mayores innovaciones para el desarrollo social, un proceso que viaja invariablemente hacia lo desconocido, algo dialécticamente siempre por descubrir. Ese esfuerzo sin el concurso de las ciencias sociales de forma protagónica sería imposible. De ahí la importancia estratégica de las ciencias sociales no económicas en esa lectura científica, moderna y participativa nutriendo a la dirección de la sociedad. Un proceso donde no existe un manual o receta exacta para su construcción, pero que busca como objetivo supremo, la mayor cantidad justicia social posible, y para lograr esa lectura de justicia social, hay que primero leerlas constantemente de forma científica, tener muy en cuenta en la toma de decisiones el sentido común. Dirigir a las masas en el socialismo es eso, LEER Y ACCIONAR de forma oportuna sobre la dirección motivacional de esas masas, sus aspiraciones, pero que invariablemente deben ser dirigidas y guiadas hacia la misma dirección que ellas proponen y aspiran, para lo cual las ciencias sociales aportan esa lectura científica de forma anticipada. Ese es su rol histórico en la construcción del socialismo; la lectura oportuna y dialéctica de las masas, como equilibrio participativo en representación de las masas, poniendo sobre la mesa el sentido común clave para un exitoso proceso de dirección de la sociedad.
    Las ciencias sociales al sumir ese rol, se convierten en la vacuna del proceso de dirección, máxime en el socialismo donde los directivos tienen un gran poder y mucha autoridad por estar inmersos en un proceso de dirección totalmente nuevo e innovador, de constantes cambios, lo cual hace que en ocasiones la gestión del ego de esos directivos se desborde, algo muy común, lógico y propio de la naturaleza de cualquier proceso de dirección, el ego puede desbordamos, es parte de cualquier proceso de maduración, la clave radica en siempre tener a la mano la VACUNA ADECUADA. Es ahí donde las ciencias sociales como la vacuna que es, como tercer componente de ese sistema de dirección, actúa como equilibrio, accionando a tiempo, poniendo en perspectiva a ese directivo dentro de esa lectura general que aporta el sentido común. Una brújula dialéctica para rectificar a tiempo, sanar errores y encontrar de nuevo el camino en correspondencia con las aspiraciones de las masas.
    Es conocido y corroborado por la ciencia profesor, que las personas pueden enfrentar los mayores riesgos, las mayores dificultades y vencerlas, pero nada de eso prueba conclusivamente su carácter. El carácter de las personas se prueba definitivamente al darle poder. Las ciencias sociales debe ser el equilibrio científico dentro del proceso de dirección en el socialismo, como una vacuna, con su lectura anticipada al detectar desviaciones accionando sobre el directivo para corregirlas dentro del propio proceso de dirección. Una forma participativa de representar a las masas custodiando el proceso de dirección.

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Agustín Lage Dávila

Agustín Lage Dávila

Destacado científico cubano. Fue durante 25 años Director del Centro de Inmunología Molecular de La Habana. Es asesor del Presidente de BioCubaFarma. Ha recibido numerosas distinciones nacionales e internacionales. Fue Diputado a la Asamblea Nacional por varias legislaturas.