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Novedades desde el frente y los flancos

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Este domingo Siria reportó su primer caso de contagio del nuevo coronavirus, otra situación complicada, para este país en guerra.Foto: AFP

Pareciera que todo en este momento mundial se circunscribe al fenómeno pandémico de la Covid-19. No es para menos cuando las cifras de infectados y muertos crece por horas y la enfermedad está extendida hacia todos los continentes.

Dentro de ese alarmante esquema y su incierto después, se mantienen males ya de viejo arrastrados y con cara de permanecer ad infinitum, si no cambia la visión parcializada predominante. Siria se adentra en el décimo año de guerra con una población que intenta levantarse sobre escombros, pero con la impedimenta de castigos económicos que provocan sufrimiento y un no-resultado solo desconocido por tozudos e imprudentes.

Si el ejército nacional sirio se mantiene en combate y gran parte del territorio fue liberado de terroristas, lo básico sería ayudar a los ciudadanos a vigorizarse o, cuando menos, evitar causarles más daño desde fuera.

La existencia de remanentes armados que obedecen más a intereses de potencias externas que a convicciones legítimas propias, obliga a mantener sobre las armas a los contingentes de defensa sirios que con la ayuda de Rusia e Irán, lograron expulsar del territorio a los terroristas empeñados ellos, utilizados por ajenos, para mantenerse en Idlib, donde residen unos 3,5 millones de personas. Muchos son desplazados que huyeron de otras áreas y quedaron atrapados en este complejo escenario de confrontaciones.

Pese a la conocida filiación de la alianza Hayat Tahrir al Sham, integrada por la antigua filial de Al Qaeda en Siria, o sea, el Frente al Nusra, que siempre actuó en condición de mercenarios conjurados por países occidentales, se sigue intentado presentarlos como rebeldes legítimos. El embuste fraguado para justificar lo inaceptable incluye propugnar que el éxito en la eliminación del califato islámico, pertenece a Estados Unidos.

Según esa oportunista versión del presidente norteamericano, fue bajo sus órdenes que se obtuvieron los grandes avances. Como si la ayuda ruso-iraní no hubiera sido decisiva para acabar con las bases logísticas, fuentes de financiación basadas en el robo y venta del petróleo, enriquecimiento y estructuras construidas por los extremistas y su tenebroso accionar.

Siria sigue atosigada por Israel que emprende incursiones ofensivas periódicas contra Damasco y Estados Unidos, tras una aparente retirada de la fase bélica, empleó a los kurdos, que buscan sus propias reivindicaciones, para teledirigir otra ofensiva con el declarado propósito de quedarse con campos e instalaciones petroleras. En eso consistió la anunciada ¿retirada? estadounidense.

Turquía desempeña un papel en esta odisea que puede ser interpretado como un exceso de cautela, para impedir reclamos kurdos históricamente ignorados, pero al propio tiempo, varios observadores creen que se trata de un proyecto expansivo, para reinstalar antiguas glorias otomanas, o un propósito múltiple, en todo caso no claro, pues si se mantienen insurrectos en Idlib, en buena medida se debe a la anuencia de Ankara hacia ellos.

Con uno, varios o ningún motivo, ante Ankara se establecieron pactos por Rusia, empeñada en negociar y evitar confrontaciones dañinas para todas las partes. Esa voluntad atraviesa por una situación extraña que oscila entre las esperanzas en el desayuno y amenazantes hechos en la tarde.

De guerra con terrible potencial se ha evolucionado hacia otra categoría, pero no porque lo califiquen como conflicto de baja intensidad, pierde carácter de hecho lamentable que bien se pudo evitar y está todavía golpea a los sirios, víctimas de mezclados intereses.

Dándole combustible a otros problemas de la zona, Estados Unidos mantiene una posición beligerante en paralelo con respecto a Irán y no menos sobre Irak. Dese el asesinato del general Quasam Soleimani en enero pasado, no cesaron agresiones norteamericanas periódicas sobre objetivos o agrupaciones locales que Washington califica de terroristas, como es el caso de Kataeb Hezbolá, cuyo fundador, Abu Mahdi al Mohandes, fue asesinado junto al afamado general persa.

Los distintos actos agresivos se desarrollan a despecho de las autoridades de Bagdad, muy irritadas ante la falta que el proceder entraña y se viene expresando con particular aberración en los últimos dos meses, pese a la resolución aprobada por el parlamento iraquí el 5 de enero exigiendo la retirada de los efectivos estadounidenses, lo mismo si actúan en el marco de coaliciones como en cualquier otro contexto.

La administración Trump no acata lo soberanamente decidido, y contribuye con esa indignante postura al aumento de la instabilidad interna del país al cual invadió en el 2003 y, a los efectos prácticos, sigue ocupando de forma parcial con las bases que mantiene o el envío de nuevas tropas para, supuestamente, combatir al Estado Islámico.

Sin embargo lo no logrado por la diplomacia, pudiera sobrevenir debido al nuevo y devastador coronavirus. De un lado, el Gobierno iraquí decidió la clausura total del país al menos por una semana para ponerle límites a la epidemia.

No se sabe si el anuncio hecho por EE.UU. de repatriar tropas parcialmente debido a esta crisis sanitaria, elimine por completo los ataques aéreos norteamericanos sobre fuerzas nativas, empeñadas en expulsar a los indeseados extranjeros.

Los reiterados ataques de referencia ocurren contra las Fuerzas Armadas de Irak. Uno de los últimos ocurrió el viernes 20 de marzo contra sitios del Ejército, la Policía Federal y las Unidades de Movilización Popular. Este último es un cuerpo integrado al ejército regular como parte de los esfuerzos para hacerle frente al califato al fin expulsado de Irak, donde tuvieron inicial instalación y proclamaron su carácter como estado.

Circulan versiones sobre el posible empeño de EE.UU. en restarle vigor a esas formaciones autóctonas mientras, a contrapelo, reaniman el retorno del Daech. Cierto o no, el Pentágono carece de derecho a permanecer donde no son percibidos como amigos.

Resabido que este no es el único, sitio en el planeta donde Washington mantiene su dominio a despecho de la voluntad de sus moradores. El petróleo es un imán irresistible para el imperio que tal como pretende poseer en exclusivo una vacuna contra el Covid-19, acapara, o se allega, con males artes, yacimientos ajenos a pactos de dudosa moralidad.

La política cobardemente sancionadora contra Irán, (no menos en cuanto toca a Venezuela) tiene uno de sus ejes en esa circunstancia. Actúan para debilitar al poder regional persa e impedir con ello que socorra a otras naciones del área y, sobre todo, que no opaque las aspiraciones de preponderancia por parte de Israel.

El nuevo coronavirus también se relaciona con estos preceptos. En la Casa Blanca no parecen tener aún la medida puntual de los estragos que está causando y hará esta pandemia, cuyos efectos no solo van a sentirlo quienes tienen como enemigos y a los cuales les impidien evolución e ingresos normales para su desarrollo. Dígase el estigmatizado Irán, una Venezuela a la cual niegan préstamos del FMI, o a la acosada Cuba.

Pese a ello, y suponiendo que por sus dimensiones y prerrogativas a través del dólar y otros recursos, salgan de la contingencia menos dañados que otros, deberían considerar avisos emitidos por la mayoría de los economistas. Ellos coinciden al pronosticar una señalada caída del PIB mundial al menos durante el semestre por delante.

Para Estados Unidos, el Instituto Internacional de Finanzas conjetura que su economía se contraerá en un 10% y la de Europa en un 18%, en ese lapso. Ello pertenece solo un trozo de las muchas incertidumbres provenientes de la anómala situación que, eso sí, sugiere lo oportuno de disminuir hostilidades, incluyendo las armadas. Pero eso pertenece a la lógica que no todos practican o prefieren ignorar.

Se han publicado 3 comentarios



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  • Avelino Montenegro Balmaceda dijo:

    QUÉ GOBIERNO VIVA CUBA.VIVA NUESTRO PRESIDENTE PARA ES HUMANIDAD.

  • nany dijo:

    El coronavirus 19 está haciendo estragos en todos los confines y esperamos pase como una pesadilla. Sin embrago, el coronavirus imperius se ha mantenido por muchos años dañando a las economías del llamado tercer mundo; centenares de miles de personas han muerto por el coronavirus imperius, encabezado por EU con guerras fratricidas que ha desatado en numerosos países causando la muerte ,heridas, terror y devastación económica para los países que han sufrido las guerras imperialistas. Recordemos, para mencionar sólo algunos ejemplos, Guatemala, Chile, Cuba,Bolivia, Venezuela, Vietnam, Iraq, Palestina con sus socios los israelitas, Libia y ahora Siria. Buen análisis de la periodista Elsa Claro

  • Klaudia dijo:

    Buenas vivo en Mantilla Arroyo Naranjo soy madre de una bebe con problemas inmunologicos por mala absorcion intestinal y un asmatico cronico y en mi cuadra se ha pasado el dia transitando un tur con unos rusos incluso con personas en los asientos traseros quien le pondra freno a las negligencias

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Elsa Claro

Elsa Claro

Periodista cubana especializada en temas internacionales.

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