Cubadebate

Una vez más Europa hace silencio y se rinde ante el dictador mundial George W. Bush, quien de un solo plumazo legalizó esta semana que el régimen norteamericano viole, abierta e  impunemente, los derechos humanos en cualquier rincón del planeta.

Ni una palabra de condena, ni campaña mediática alguna se ha lanzado en el Viejo Continente contra el mandatario de Estados Unidos, George W. Bush,  tras firmar el pasado martes una ley que autoriza el uso de la tortura, y anula el derecho de habeas corpus  (protección del arresto arbitrario) para los que sean designados enemigos de Washington.

La llamada legislación de Comisiones Militares de 2006 autoriza un programa de interrogatorios de detenidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otras dependencias, y su fiscalización ante nuevos tribunales militares, conocidos como "comisiones".

Asimismo, amplia la definición de "combatientes enemigos", creada por el actual inquilino de la Casa Blanca, y protege a los soldados norteamericanos ante cualquier acusación formulada en su contra por victimas de las torturas.

Traducida al buen castellano, la citada ley permite a Washington mantener las cárceles clandestinas en Europa o en cualquier otra región del mundo, y dar luz verde a los vuelos secretos de las CIA que trasladan a prisioneros supuestamente adversarios de Estados Unidos.

Igualmente permite al gobierno norteamericano apresar, torturar y mantener en cárceles sangrientas, como la de Guantánamo, a miles de reos, sin cargos y sin ser procesados previamente.

Evidentemente que Estados Unidos viole a su antojo los derechos humanos no parece ser una preocupación para Europa, a juzgar por la actitud débil, contemplativa y cómplice asumida nuevamente por el llamado Grupo de los 25.

En cambio, los gobiernos del Viejo Continente se autoerigen continuamente como jueces, e incluso se inmiscuyen en los asuntos internos de otros países, cuando es Estados Unidos quien acusa a cualquier nación de supuestas violaciones de los derechos humanos.

 ¿Hasta donde llegará la sumisión de Europa a Estados Unidos? ¿No se ha preguntado el Viejo Continente que su actual conducta pueda revertirse en su contra en el futuro?