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¿De quién se burla Reporteros sin Fronteras?

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FUE la comentarista francesa Danielle Bleitrach quien le puso el cascabel al Catehrine Deneuve,su anticubanismos es ¿ingenuidad o mala fe? gato: Catherine Deneuve, interrogada por un magistrado acerca de su presencia en un evento promocional organizado por un estafador argelino, había cobrado 50 000 euros por su presencia. Dicho evento había sido organizado por Publicis, la agencia patrocinadora de Reporteros sin Fronteras. ¿Cuánto habrá pagado Publicis, pues, para garantizar, el año pasado, la presencia de Deneuve y otras "personalidades" a su bien mediatizado evento anticubano de los Campos Elíseos ?

 
Co-autora con Viktor Dedaj del libro Cuba est une île (Le Temps des Cerises, Paris, 2004), Bleitrach señala cómo, según el semanario Le Nouvel Observateur, los grandes nombres de la jet set artísticoa francesa ganan buena parte de sus ingresos cobrando para exhibirse en eventos públicos, una práctica denominada "publicidad clandestina" que usa constantemente la multinacional de la publicidad.

Robert Ménard, el secretario vitalicio de RSF, reconoció en múltiples oportunidades que sus campañas de propaganda son la obra de Saatchi & Saatchi, una de las agencias publicitarias más famosas del mundo, parte del imperio multinacional de Publicis.

"¿Cuáles fueron las condiciones de la velada en los Campos Elíseos en el 2003, con la asistencia, como vedettes, de Catherine Deneuve y de otras retribuidas por el show business? Una velada organizada por Ménard junto con Laurent Fabius, vicepresidente del Partido Socialista francés, con carteles cada 50 metros en las calles de París anunciando este acontecimiento, y todas las redacciones de prensa movilizadas..." Bleitrach se pregunta en un comentario titulado: ¿Cuánto han cobrado?

En este espectáculo político de los Campos Eliseos participó "Catherine Deneuve, la inolvidable actriz de Los Paraguas de Cherburgo y de Belle de Jour, elegante símbolo de Yves Saint-Laurent, vestida de terciopelo verde", como la describió al día siguiente, con un entusiasmo algo delirante, el corresponsal de un sitio web de Miami, vinculado a la mafia cubanoamericana. Pero también se encontraba allí Sophie Marçeau, otra estrella del cine francés.

Unos meses más tarde, en una subasta convocada por RSF en el lujosísimo hotel Inter-Continental de París, frente al cual se alineaban unas Rolls Royce y Mercedes extravagantes, también se exhibieron Juliette Binoche, Sophie Marçeau y Laetitia Casta, unos cuantos cantantes conocidos, y el modisto Karl Lagerfeld.

DISUADIDO DE ATACAR A LA US ARMY

Sin embargo, la propaganda anticubana remunerada no es el único tema controvertido que toca a la multinacional de la desinformación, cuyo presupuesto, según confesó su gurú, Robert Ménard, alcanza 3,5 millones de euros anuales.

Su sospechoso entusiasmo con la causa de los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot, secuestrados por insurgentes iraquíes y luego liberados en diciembre, ha provocado la preocupación de otro intelectual francés, Máxime Vivas, comentarista político y escritor.

En un texto titulado Les otages, Reporters Sans Frontières et la US Army (Los rehenes, Reporteros sin Fronteras y la US Army), Vivas se pregunta con justeza por qué, en diciembre del 2004, Robert Ménard instó al chofer de los dos reporteros, Mohammed Al Joundi, liberado unas semanas antes de sus compañeros, a no denunciar públicamente ni depositar una demanda contra el ejército norteamericano que lo torturó.

"No es una buena idea. Será contraproducente. Entiendo al señor Al Joundi, pero mejor esperamos que (los periodistas secuestrados) sean liberados", dijo entonces Ménard, en medio de su ruidosa campaña de recuperación del caso.

Vivas comenta: "La constante complacencia de la cual se benefician los EE.UU. en los informes de RSF parece sospechosa: mientras la US Army se revela como el más grande depredador mundial de periodistas en el 2004, la clasificación de los países respetuosos de la prensa establecida por RSF ubica a EE.UU. en una posición honrada, delante de otros países donde ningún periodista ha muerto".

Encontrado el 12 de noviembre por militares norteamericanos, poco después de su liberación, Mohammed Al Joundi fue encarcelado de inmediato y torturado durante cinco días.

No fue antes del 4 de enero último que, por fin, denunciaba públicamente estos abusos, en París, con su abogado, el célebre letrado francés Jacques Vergès, y acusaba a la US Army de "malos tratos, tortura y amenazas", al depositar formalmente una demanda ante los tribunales.

Entretanto, RSF se había mantenido bien callado.

Vivas relata cómo Vergès describe los abusos sufridos por su cliente: "Descubierto en una casa abandonada, estaba medio desnudo, los pies descalzos; lo condujeron, forzosamente esposado, a un campo militar donde recibió una golpiza, a punta de bota. Explicó que era sirio, refugiado en Iraq. Después fue conducido a dos lugares diferentes, uno en las afueras de Fallujah donde fue interrogado de rodillas. Le preguntaban las direcciones de las personas que lo habían secuestrado y de aquellas que lo habían ayudado. Lo amenazaron con una pistola. Hubo tres simulacros de ejecución, con la pistola en la sien. Al final, fue interrogado por civiles que se divertían aplicándole descargas eléctricas. Le enseñaron fotos de personas buscadas, y no reconoció a ninguna. Después, quisieron llevarlo a la casa donde fue encontrado pero renunciaron a esto a causa de los combates. Es entonces que lo dejaron partir."

El interés de RSF en encabezar la campaña para la liberación de Christian Chesnot y Georges Malbrunot y a controlar su desarrollo, no es tan inocente.

Ménard, mientras recomendaba al chofer de los reporteros no molestar a la US Army, mantenía en ese mismo momento un discurso muy agresivo hacia los secuestradores, poniendo en peligro la vida de los dos secuestrados... y atrayendo la opinión pública francesa en contra del conjunto de los rebeldes iraquíes que luchan contra el invasor norteamericano. •

CENSURA

Un incidente ocurrido el 8 de diciembre, ilustra los límites de la libertad de Robert Menard, mercenario e intrigante, secretario vitalicio de los mentirosos sin fronterasprensa, en su versión RSF.

Una periodista del MOUV, una estación de radio de la ciudad francesa de Tolosa que emite hacia toda Francia, participaba en otra fiesta por la jet set organizada en favor del grupo de Robert Ménard por la casa de modas Jean-Paul Gaultier… otro cliente de Publicis.

Al terminar la actividad, la joven reportera se acerca a la top model Carla Bruni, quien ofrece agradecimiento a los participantes.

En este mismo momento, Daniel Potard, el Director General de la firma Jean-Paul Gaultier, toma su micrófono, profiere groserías y le prohíbe seguir cubriendo el evento.

Al día siguiente, la reportera recibe una llamada de su jefa que le explica que el Director de la estación ha sido contactado por Daniel Potard y le aconseja olvidarse del incidente. No hubo reportaje sobre el tema.

"Es un acto de censura", denunció en un comunicado el Sindicato Sud Radio France.

Reporteros sin Fronteras, beneficiario del evento, no hizo comentario alguno.

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Jean-Guy Allard

Jean-Guy Allard

Periodista canadiense radicado en Cuba. Es autor del libro "Auge y caída de Reporteros Sin Fronteras".