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CAN-MERCOSUR: ¿hacia la integración política?

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El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) tienen como meta concluir tratativas para un área de libre comercio sudamericana, aunque quizás sea la integración política la mayor ganancia, de cara a negociaciones con terceros.
Cancilleres y titulares de Comercio de esos bloques coincidieron en Lima en los beneficios para Sudamérica del fortalecimiento de relaciones y mecanismos de integración entre ambos esquemas, con énfasis en el comercio y las inversiones.
Un comunicado conjunto expresa la voluntad política de los gobiernos de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay (MERCOSUR) y Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia (CAN) de avanzar en el tramo final de la anunciada vinculación.
Ese recorrido debe estar marcado por el objetivo de conseguir un acuerdo equilibrado, que tenga en consideración las asimetrías existentes y los intereses de todas las partes, según el texto.
Tal empeño ocurre en momentos en que se redoblan los esfuerzos por Estados Unidos por hacer avanzar las negociaciones para el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que según el cronograma propuesto por Washington debe entrar en vigor en el año 2005.
El propósito de un área comercial sudamericana atraviesa el almanaque de discusiones del ALCA, en momentos en que varios gobiernos latinoamericanos han expresado reservas sobre la postura impositiva norteamericana al respecto.
De hecho, la Secretaría Permanente de la CAN realizó un estudio sobre los efectos de la entrada en vigor del ALCA respecto a elementos claves como el acceso al mercado de bienes y servicios, inversiones, propiedad intelectual y el impacto socio-político en la región.
La conclusión resultó sencilla: el Área de Libre Comercio de las Américas es de suma importancia para las naciones andinas, pero apunta que mucho más decisivo es reforzar los vínculos intra bloque para potenciar su poder de negociación.
Ambos grupos buscan la convergencia cuando aún no han resuelto insuficiencias internas, y a pesar de diferencias notorias tanto a nivel de esquemas como entre las naciones que los integran.
Los países de la CAN constituyen el 22 por ciento de la población latinoamericana, con un ingreso per cápita inferior a los tres mil dólares y está considerada como de alto riesgo para la inversión extranjera.
El comercio intracomunitario se mueve alrededor del 11 por ciento y tiene una estructura exportadora de medios y productos manufacturados vinculados a la producción de materias primas.
Si bien la CAN ha tenido progresos marcados en el marco institucional, el MERCOSUR avanzó mucho más en el ámbito comercial y llegó al 25 por ciento del intercambio entre sus miembros, aunque ahora está en su punto más bajo debido a crisis foráneas y situaciones domésticas.
Pero cuando no pocos auguraban la muerte del bloque conosureño, este ha devenido como el esquema integrador con mayor peso en la región y como ente negociador.
Las limitaciones y contradicciones económicas del grupo han podido ser solucionadas políticamente y al máximo nivel, y ello es más palpable con los nuevos gobiernos en Brasil, Argentina y el propio Paraguay.
Bajo tales liderazgos se da un nuevo peso a la integración de las cadenas productivas y no solo al comercio, así como una preponderancia a la relación y concertación políticas.
Tiempos como estos resultan propicios para la creación de plataformas de acción de neto beneficio para los países involucrados. Ello repercutiría en su posicionamiento en terrenos tales como el ALCA o  la Organización Mundial de Comercio.
Venezuela ha lanzado la convocatoria a crear la corporación Petroamérica. Baste decir que entre las principales 500 empresas latinoamericanas, las seis primeras son estatales y trabajan en el campo del gas y el petróleo, con el 14 por ciento de las exportaciones del continente.
Venezuela y Ecuador trabajan en un acuerdo petrolero y la idea de una unión o vinculación entre PVDSA, el quinto exportador mundial, y Petrobras, también entre las gigantes petroleras, tendría un gran impacto regional e internacional.
Además, sería un seguro de vida frente a las apetencias privatizadoras del ALCA, por la cual las empresas norteamericanas tendrían vía libre a mercados y sectores productivos latinoamericanos.
Quizás este propio mes, Estados Unidos publique la anunciada lista de los países que ese país certifica como aptos para negociar tratados de libre comercio.
Uruguay, Perú, Colombia y Ecuador están muy atentos a ese anuncio y pudieran ser flancos débiles en la anunciada integración CAN-MERCOSUR, como ya se probó tras la salida de los tres últimos del Grupo de los 22 (G-22), al que Montevideo nunca se afilió.
Otra debilidad resulta en medidas arancelarias acordadas unilateralmente por los países miembros, no pocas veces en contra de acuerdos tomados de conjunto.
Por estos días, por ejemplo, Argentina y Uruguay pidieron explicaciones a Brasil por el aumento de impuestos a las importaciones, incluidas las de sus socios regionales, lo cual, en el caso argentino, encarecerá sus exportaciones al mercado brasileño en casi el 10 por ciento.
Para el nuevo presidente boliviano, Carlos Mesa, la creación de una gran nación sudamericana no es una utopía lejana y enfatizó que la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR, separados, no tienen la fuerza para negociar el ALCA.
Pero ello dependerá de la voluntad política de los gobiernos concertados, y de la mella que puedan hacer las ofertas divisionistas lanzadas desde Washington, para quien la eventual marcha hacia la integración sudamericana se cruza en la hoja de ruta del ALCA.

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Orlando Oramas León

Orlando Oramas León

Periodista cubano, subdirector del diario Granma.