Cubadebate

Kaliema Antomarchi en pleno combate. Foto: Federación Internacional de Judo.

Si el pasado año, en el Campeonato Mundial de Judo celebrado en Bakú, un grito estremecedor a los 17 segundos del primer combate motivó una crónica, esta vez Kaliema Antomarchi pasó el primer examen ante la china Fei Chen, pero en el segundo la británica Natalie Powell le marcó wazari y con ello esta capital de Japón se le dividió en dos partes: la del discreto resultado del presente y la revancha en el futuro durante los Juegos Olímpicos 2020.

Desde que llegó a calentar al Nippon Budokan, y hace varios días lo venía diciendo a todos, Kaliema sentía que su cuerpo y sus ganas respondían a la sensación de triunfo que había experimentado dos años atrás, cuando terminó con bronce en la edición mundialista celebrada en Budapest. Esa medalla anda con celo en la memoria del conjunto femenino porque decidió que la santiaguera siguiera el ciclo olímpico junto a sus compañeras.

Pero hoy Tokio le jugó una mala pasada al visitarla. Antes había estado en Osaka y Fukuoka -con medallas al cuello-, pero nunca había entrado en un tatami aquí. Quedar entre las 16 mejores de un mundial sería positivo para una principiante, pero no para una veterana de 31 años, con seis experiencias en estas lides y que entrena y sueña siempre con ser campeona, aunque la vida solo le ha dado el privilegio de serlo pocas veces en la arena internacional.

“Me sentía fuerte, físicamente cumplí el peso sin contratiempos y aunque la británica me había derrotado en el 2018, iba llevando el ritmo del combate hasta el wazari que logró por un descuido táctico mío. Sin embargo, la hora del llanto ya pasó. Prefiero asumir que esta bella ciudad no quiso que ganara ahora para verme triunfar en los Juegos Olímpicos”, comenzó a relatar la santiaguera, que seguirá luchando el boleto directo a la cita de los cinco aros en los venideros Grand Slam y Grand Prix programados hasta el 31 de mayo del 2020.

“Fue una competencia algo rara en cuanto a los ganadores, pues la francesa Madelaine Malonga se impuso por delante de Mayra Aguilar y la japonesa Shori Amada, que parecían las favoritas. Pero ya eso pasó y puedo solo a decirle a mis seguidores que Kaliema volverá a esta ciudad en una segunda parte, y ya veremos quién me quitará el lugar en el podio”, comentó.

La mixtura de dolor y optimismo, de ojos inflamados y sonrisa amplia; el acompañamiento desde las gradas de su amiga de mil batallas Idalys Ortiz; la fuerte carga positiva que significó el abrazo de su entrenador Yordanis Arencibia tras el revés con la europea; y el aplauso merecido del público más conocedor de este deporte en el mundo; son apenas imágenes que vuelven una y otra vez a Kaliema, quien prefiere cerrar los ojos y recortar el tiempo para volver a la segunda parte de Tokio, la que acontecerá en el mismo mes de agosto y el legendario Nippon Budokan, pero del 2020.

“Desde ahora son dos partes de una misma cara para mí y así la voy a conservar”, concluyó Kaliema.

La penúltima jornada de actividades reservó la sorpresa más grande hasta el momento del mundial cuando el portugués Jorge Fonseca (100 kg), contra todos los pronósticos, se agenció la primera corona para su país en citas universales, por delante de los estelares Gu-Ham Cho, de Korea, y Varlam Liparteliani, de Georgia, quinto y séptimo respectivamente.

Resultados de la sexta jornada

78 kg:

• ORO: Madeleine Malonga (FRA)
• PLATA:  Shori Hamada (JPN)
• BRONCE: Mayra Aguiar (BRA)
• BRONCE: Loriana Kuka (KOS)

100 kg:

• ORO: Jorge Fonseca (POR)
• PLATA: Niyaz Ilyasov  (RUS)
• BRONCE: Michael Korrel (NED)
• BRONCE: Aaron Wolf (JPN)