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Ernesto López: Murió con las botas puestas

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Ernesto López Domínguez

Ernesto López Domínguez

En los días de la marcha por la liberación del niño Elián González, estaba viendo la Revista de la Mañana cuando apareció Ernesto López en cámara, anunciando que no habría movilización. Ni tenía voz, ni dicción para ser locutor. Lo llamé inmediatamente y me atendió:

-¡¿Estás loco?! ¿Por qué no buscaste un locutor?

-No encontré ninguno…

-Pero podías haber esperado un rato

-Era un pedido de Fidel, no quería que los niños se mojaran porque parecía que iba a llover...

Aquella respuesta del entonces presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión me hizo enmudecer. Hablaba el militar de carrera, pero sobre todo el fidelista, el revolucionario, que desempeñó numerosos trabajos y luego de una etapa con más glorias que penas en los Estudios fílmicos de las FAR, había ido a trabajar en el ICRT. No creo que yo hubiera hecho lo que hizo Ernesto, no por menos Fidelista, sino porque no soy militar.

Precisamente, su nada edulcorada voz, que se resistía a olvidar la jerga del ejército, hizo que muchas personas lo consideraran incapaz de sostener un diálogo.

Conmigo no fue así. Jamás olvido un día que le deje un recado con su jefe de despacho diciéndole que en la tv se estaba haciendo contrarrevolución. En dos horas, su carro todo destartalado, iba a recogerme a casa y cuando empezamos a ver aquellos spots políticos, que ocasionaban seguro la reacción contraria en los televidentes, me dio la razón.

No puedo olvidar durante el VII Congreso de la UNEAC que luego de que yo hablara bien ¡cómo no iba a ser así! de la serie Doble juego, de Rudy Mora, el presidente del ICRT me dio las gracias porque esa tarde tenía que debatir no sé con qué alto funcionario sobre un capítulo que se transmitió. Nunca le he escuchado a un director de dramatizado, ni siquiera en La cara oculta de la luna, que Ernesto mandara a quitar un pedazo en contra de la opinión del creador. Él asumía la responsabilidad luego de que una obra estuviera en el aire.

Sé que para mí es más fácil hablar. Lo hago “desde afuera”, no como subordinados suyos que sostienen que tenía una forma autoritaria de dirigir. No creo que eso sea absoluto. Se rodeó de creadores talentosos y valientes: de ahí que en los dramatizados se lograra dar un salto hacia la calidad y el reflejo de la Cuba de hace unos diez años.

Conocer la muerte de Ernesto por el noticiero me sorprendió. Desistí unos días atrás de llamarlo para darle mi nuevo teléfono y dirección. Pero parece que como no conocía el número ni sabía de mi permuta, no tomó la llamada. Una amiga común me dijo que fulminado por un infarto había caído en una esquina, cuando se preparaba a las seis de la mañana para desfilar este Primero de Mayo. Murió como vivió: con las botas puestas.

OTROS AMIGOS Y AMIGAS OPINAN

Ernesto era un hombre sencillo, trabajador, campechano, como suele decirse coloquialmente.

Era un trabajador incansable y me demostró en más de una ocasión, ser capaz de reconocer errores o sus propias lagunas formativas, lo que le otorgaba una gran cualidad humana: la humildad.

Por muchos años su principal desvelo fue sortear los escollos que impedían ampliar y diversificar la producción televisiva, en aras de ofrecer mejores productos a los televidentes.

En lo personal guardo el sentimiento de haberme depositado su confianza, para llevar adelante grandes retos como la creación de la Revista y Editorial En VIVO, llevar de la mano la atención a los creadores de nuestra institución y las relaciones con intelectuales y artistas cubanos y las instituciones del sistema de la cultura. Lo recordaré siempre por su jovialidad, su profundo sentido de cubania, su sincera fidelidad a toda costa a la Revolución y su apego permanente a su familia, a quien idolatraba. (Waldo Ramírez)

Yo conocí bien a Ernesto López. Ahora que escucho la noticia de su inesperada muerte, recuerdo muchas cosas. El día que me llamó para proponerme hipotecar mi tiempo y mis energías y dedicarme a dirigir la División de Programas Dramatizados.

A esas alturas, él y yo habíamos tenido grandes discusiones en espacios públicos por la poca prioridad que se le daba a la producción de ficción en la televisión y cómo los pocos recursos se dilapidaban en lo que llamábamos “teleplays de la bobería”. Él se había puesto furibundo. Por eso me asombró su propuesta y por eso acepté, porque me di cuenta de que a pesar de haberse molestado con mis planteamientos, luego había reflexionado y había entendido, y la vida me ha enseñado que con hombres como ese, se puede trabajar.

Y fue así en los cinco años que estuve como funcionaria del ICRT.

No puedo olvidar cómo en una ocasión le habían ocultado algo tan terrible como que no había novela para los próximos meses porque la producción había presentado problemas y no estaba lista en la fecha programada. Me tocó a mí decírselo y me preguntó por qué no se lo habían dicho antes. Le expliqué que le temían por su voz estentórea y porque daba puñetazos en la mesa. Me miró y me preguntó si yo no le temía. Le respondí que yo sabía que él era incapaz de agredir a nadie y que la mayoría de las veces compartía su furia, porque siempre estaba motivada por algún error salido al aire o ante la irresponsabilidad de algún subordinado.

Ernesto se rodeó de los mejores creadores, propició espacios de debate artístico y conceptual a los que él asistía para aprender y tomar decisiones que nos hicieran avanzar. Decía siempre que sus mejores y principales cuadros eran los artistas que hacían los programas, no los burócratas.

Cuando “La cara oculta de la Luna” iba a salir al aire tenía temores de que nos equivocáramos y nos regañaran. Él conocía de todos los prejuicios que había con el tema. Llegó a preguntarme si la historia del bisexual podría quitarse y le expliqué que no, que era todo o nada y me respondió: “Bueno, la suerte está echada” y enfrentó estoicamente, codo a codo, junto a los realizadores, toda la avalancha de opiniones encontradas y los fuertes debates que esa telenovela generó y al final, estaba feliz porque su audacia, había traído buenos resultados para el Instituto.

Ernesto era un revolucionario de la vieja guardia, de los que dicen “ese es gusano”, o “ese es revolucionario” y su manera de clasificar políticamente quizás pudiera juzgarse de ortodoxa, pero era un hombre muy inteligente y tuvo el mérito de entender que no podía dirigir un Instituto de medios desde sus ideas personales y sometía sus decisiones al análisis colectivo de su Consejo de Dirección y consultaba con todo el que pudiera darle luz sobre algo en lo que él no se sentía seguro.

Soy testigo de que tomó muchas decisiones inteligentes y coherentes, a pesar de estar en profundo desacuerdo con sus ideas personales.

Era de los que pensaba que era preferible dejar la pantalla en blanco que producir algo que se sabe de antemano va a ser un producto mediocre. Opinaba que era mejor una retransmisión que gastarle dinero al Estado en algo que el pueblo no va a disfrutar.

Recuerdo su felicidad cuando el Estado asignó recursos de transporte y tecnología al ICRT. Parecía Baltazar o Gaspar repartiendo regalos en noche de reyes.

En su mandato se lograron muchas cosas, pero sobre todo una: que se confiara en los creadores. Por eso me dolió que le tocara sufrir las consecuencias de la salida al aire de tres programas manejados por manos irresponsables que desataron la llamada “guerra de los emails” a principios del 2007. Sé muy bien, porque lo hablamos, que se sintió traicionado.

En ese difícil momento, y de seguro por temores naturales, él sacó del aire una versión del teatro “Marx en el Soho”. Me disgusté mucho y no quería ni hablar con él. Me llamó y cuando lo convencí de que esa era la obra más revolucionaria que había hecho mi división en ese año, se disculpó e hizo lo necesario para que saliera al aire.

Ha sido el presidente que mejor ha manejado los resultados de investigación social de la programación. Obligó a los directivos a tenerlos en cuenta y apoyó la existencia de cinco programas humorísticos en la semana, contra toda censura barata: Jura decir la verdad, Deja que yo te cuente, Punto G, Los amigos de Pepito y Donde hay hombres no hay fantasmas.

Muchos artistas e intelectuales que sabían que era un antiguo coronel y solo lo escuchaban en sus pocas apariciones en público, se crearon una opinión distorsionada de él. Rechazaban que un exmilitar dirigiera el ICRT porque se suponía que ese hombre no podía ser un artista.

Era un hombre de ideas jóvenes y cuando hoy escuché los adjetivos con los que se le calificaba, sentí que además de responsable, honesto, humilde, Ernesto merece ser recordado como un dirigente autocrítico, inteligente, propicio al diálogo, y sobre todo, muy sensible, que apoyó con todas sus fuerzas y desde sus posibilidades, todo intento de hacer buenas obras para nuestro pueblo. (Magda González Grau)

Tienes razón, Paquita, tengo de Ernesto la misma imagen que describes. Siento gran dolor por su muerte. (Gerardo Fernández)

 FALLECIÓ EL COMPAÑERO ERNESTO LÓPEZ DOMÍNGUEZ

En las primeras horas de la mañana de hoy falleció en la capital cubana, a la edad de 70 años, víctima de un infarto agudo del miocardio, el compañero Ernesto López Domínguez.

Nació en Ciego de Ávila donde realizó sus primeros estudios y desde joven se incorporó a las tareas de la Revolución. Entre las diversas tareas desempeñadas ocupó la de Primer Secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia de Camagüey; Jefe de la Agrupación de la Columna Juvenil del Centenario y de la sección política de esa Columna y del Ejército Juvenil del Trabajo en el mismo territorio.

Cursó estudios en la Academia de las FAR General Máximo Gómez; cumplió misiones internacionalistas en Etiopía. Fue director de los Estudios Cinematográficos y de Televisión de las FAR, y durante varios años fue Diputado a la Asamblea Nacional y ocupó el cargo de Presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión.

Al fallecer Ernesto López Domínguez era vicepresidente del Grupo Empresarial Correos de Cuba. Ostentaba el grado militar de coronel de la reserva de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Se caracterizó por su sentido de responsabilidad, modestia y disciplina. Por los servicios prestados a la Patria recibió distintas condecoraciones y reconocimientos.

Por voluntad familiar su cadáver será cremado.

Se han publicado 21 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Paquita dijo:

    OTROS AMIGOS Y AMIGAS OPINAN
    Ernesto era un hombre sencillo, trabajador, campechano, como suele decirse coloquialmente.
    Era un trabajador incansable y me demostró en más de una ocasión, ser capaz de reconocer errores o sus propias lagunas formativas, lo que le otorgaba una gran cualidad humana: la humildad.
    Por muchos años su principal desvelo fue sortear los escollos que impedían ampliar y diversificar la producción televisiva, en aras de ofrecer mejores productos a los televidentes.
    En lo personal guardo el sentimiento de haberme depositado su confianza, para llevar adelante grandes retos como la creación de la Revista y Editorial En VIVO, llevar de la mano la atención a los creadores de nuestra institución y las relaciones con intelectuales y artistas cubanos y las instituciones del sistema de la cultura. Lo recordaré siempre por su jovialidad, su profundo sentido de cubania, su sincera fidelidad a toda costa a la Revolución y su apego permanente a su familia, a quien idolatraba. (Waldo Ramírez)
    Yo conocí bien a Ernesto López. Ahora que escucho la noticia de su inesperada muerte, recuerdo muchas cosas. El día que me llamó para proponerme hipotecar mi tiempo y mis energías y dedicarme a dirigir la División de Programas Dramatizados.

    A esas alturas, él y yo habíamos tenido grandes discusiones en espacios públicos por la poca prioridad que se le daba a la producción de ficción en la televisión y cómo los pocos recursos se dilapidaban en lo que llamábamos “teleplays de la bobería”. Él se había puesto furibundo. Por eso me asombró su propuesta y por eso acepté, porque me di cuenta de que a pesar de haberse molestado con mis planteamientos, luego había reflexionado y había entendido, y la vida me ha enseñado que con hombres como ese, se puede trabajar.

    Y fue así en los cinco años que estuve como funcionaria del ICRT.

    No puedo olvidar cómo en una ocasión le habían ocultado algo tan terrible como que no había novela para los próximos meses porque la producción había presentado problemas y no estaba lista en la fecha programada. Me tocó a mí decírselo y me preguntó por qué no se lo habían dicho antes. Le expliqué que le temían por su voz estentórea y porque daba puñetazos en la mesa. Me miró y me preguntó si yo no le temía. Le respondí que yo sabía que él era incapaz de agredir a nadie y que la mayoría de las veces compartía su furia, porque siempre estaba motivada por algún error salido al aire o ante la irresponsabilidad de algún subordinado.

    Ernesto se rodeó de los mejores creadores, propició espacios de debate artístico y conceptual a los que él asistía para aprender y tomar decisiones que nos hicieran avanzar. Decía siempre que sus mejores y principales cuadros eran los artistas que hacían los programas, no los burócratas.

    Cuando “La cara oculta de la Luna” iba a salir al aire tenía temores de que nos equivocáramos y nos regañaran. Él conocía de todos los prejuicios que había con el tema. Llegó a preguntarme si la historia del bisexual podría quitarse y le expliqué que no, que era todo o nada y me respondió: “Bueno, la suerte está echada” y enfrentó estoicamente, codo a codo, junto a los realizadores, toda la avalancha de opiniones encontradas y los fuertes debates que esa telenovela generó y al final, estaba feliz porque su audacia, había traído buenos resultados para el Instituto.

    Ernesto era un revolucionario de la vieja guardia, de los que dicen “ese es gusano”, o “ese es revolucionario” y su manera de clasificar políticamente quizás pudiera juzgarse de ortodoxa, pero era un hombre muy inteligente y tuvo el mérito de entender que no podía dirigir un Instituto de medios desde sus ideas personales y sometía sus decisiones al análisis colectivo de su Consejo de Dirección y consultaba con todo el que pudiera darle luz sobre algo en lo que él no se sentía seguro.

    Soy testigo de que tomó muchas decisiones inteligentes y coherentes, a pesar de estar en profundo desacuerdo con sus ideas personales.

    Era de los que pensaba que era preferible dejar la pantalla en blanco que producir algo que se sabe de antemano va a ser un producto mediocre. Opinaba que era mejor una retransmisión que gastarle dinero al Estado en algo que el pueblo no va a disfrutar.

    Recuerdo su felicidad cuando el Estado asignó recursos de transporte y tecnología al ICRT. Parecía Baltazar o Gaspar repartiendo regalos en noche de reyes.

    En su mandato se lograron muchas cosas, pero sobre todo una: que se confiara en los creadores. Por eso me dolió que le tocara sufrir las consecuencias de la salida al aire de tres programas manejados por manos irresponsables que desataron la llamada “guerra de los emails” a principios del 2007. Sé muy bien, porque lo hablamos, que se sintió traicionado.

    En ese difícil momento, y de seguro por temores naturales, él sacó del aire una versión del teatro “Marx en el Soho”. Me disgusté mucho y no quería ni hablar con él. Me llamó y cuando lo convencí de que esa era la obra más revolucionaria que había hecho mi división en ese año, se disculpó e hizo lo necesario para que saliera al aire.

    Ha sido el presidente que mejor ha manejado los resultados de investigación social de la programación. Obligó a los directivos a tenerlos en cuenta y apoyó la existencia de cinco programas humorísticos en la semana, contra toda censura barata: Jura decir la verdad, Deja que yo te cuente, Punto G, Los amigos de Pepito y Donde hay hombres no hay fantasmas.

    Muchos artistas e intelectuales que sabían que era un antiguo coronel y solo lo escuchaban en sus pocas apariciones en público, se crearon una opinión distorsionada de él. Rechazaban que un exmilitar dirigiera el ICRT porque se suponía que ese hombre no podía ser un artista.

    Era un hombre de ideas jóvenes y cuando hoy escuché los adjetivos con los que se le calificaba, sentí que además de responsable, honesto, humilde, Ernesto merece ser recordado como un dirigente autocrítico, inteligente, propicio al diálogo, y sobre todo, muy sensible, que apoyó con todas sus fuerzas y desde sus posibilidades, todo intento de hacer buenas obras para nuestro pueblo. (Magda González Grau)
    Tienes razón, Paquita, tengo de Ernesto la misma imagen que describes. Siento gran dolor por su muerte. (Gerardo Fernández)

  • Israel dijo:

    Lamentable pérdida!!!!!

  • el conquistador dijo:

    el mas sentido pesame a la familia y amigos de ernesto ,se fue un revolucionario pero queda su estilo y ejemplo

  • Pedro Alexander Cruz Moiset dijo:

    Como joven realizador de la Radio tuve el privilegio de ingresar al medio durante la etapa de Dirección de Ernesto,sin dudas un hombre de extraordinarios valores y de sobrados conocimientos.En más de una ocasión le estreché mi mano y compartimos en eventos,festivales de la Radio y Asambleas de Balance.Siempre de caracter fuerte y de pensamiento claro,pero de buen corazón y preocupado por el avance del ICRT de todas las ópticas.Lamentable recibir la noticia de su partida inesperada este Primero de mayo.El más sentido pésame a sus familiares a nombre del colectivo de Trabajadores de Radio Cubitas en Camagüey.

  • luis dijo:

    Pero si estaba en el aire la Revista de la Mañana, tendrían que estar los locutores, no ?
    Mis condolencias a los familiares.

  • dr orlando gutierrez boza dijo:

    sorprendido por la noticia,aunque hace años no lo veia,imagine como cuando hoy minutos antes de comenzar el desfile coicidimos un grupo de compañeros fundadores del ejt,hicimos un recuento propio de la ocasion y sin saber lo teniamos y tenemos presente,,,como medico ,que me forme en ese taller del sol que fue el ejt de camaguey en el año 1973 le agradezco el espiritu de vivir venciendo dificultafes como me enseño este eterno jefe de estado mayor,,,,llegue a su hijo,que presta sus servicios en el cigb y que de pequeño fui su osado medico a insistencia de ernesto asi como al resto de su familia mis sentidos sentimientos y creo al igual que la autora del articulo que murio con las botas que jamas se quito,,,,en paz descance

  • CARLI-92 dijo:

    Descanse en Paz Maestro

  • Irma Duany Savigne dijo:

    MI MAS SENTIDO PESAME A LOS FAMILIARES Y AMIGOS DE ERNESTO LÓPEZ DOMINGUEZ,TENGO GRATOS AGRADECIMIENTO ,EN PAZ DESCANCE.

  • Paquita dijo:

    El Guille Vilar escribió: Lamentablemente, tenemos la tendencia a comentar lo que pensamos acerca de una personalidad cuando esta fallece y no se lo decimos en vida por múltiples razones, pero sobretodo por la prisa con que vivimos y no encontramos el momento apropiado ni la forma de como hacerlo, tampoco. Sin embargo, por suerte según el ojo que tenemos todos en el medio de la frente, de Ernesto López me satisface mucho decir cosas que de alguna manera se quedaron en mi grabadas. Quizás la primera es que por encima de todo, era un gran ser humano. Para no llamarnos a engaños, asumir la jefatura de una institución oficial como la presidencia de la radio y la televisión cubanas, hay que tener condiciones muy especiales para dentro de hacer lo que le toca como jefe, dejar mucho más que recuerdos en sus subordinados. Y digo que era un gran ser humano porque pude ser testigo de su capacidad para reconocer el valor de lo que estaba bien hecho, hiciera quien lo hiciera y fuera donde fuese. Quizás por venir de un organismo como las Fuerzas Armadas Revolucionarias, tenía una actitud transparente y directa para no solo decir lo que pensaba sino también para hacer cumplir sus orientaciones, gesto que en ocasiones no era bien entendido porque quizás le faltaba vuelo intelectual para hacerlo de otra forma. Sin embargo, siempre se agradece la franqueza, por muy directa que le parezca a alguien, en vez de actitudes solapadas por un aparente barniz cultural y que al final no conducen a sitio seguro. Ese carácter le permitía mostrar su satisfacción cuando algo le parecía bien y su disgusto cuando las cosas estaban mal y uno poder apreciar dichas expresiones como trabajador suyo. De todas las personas que han pasado por la Presidencia del ICRT hay algo que decir, pero nos parece que de muy pocas, se puede tener la sensación de haber compartido el trabajo con una persona que era capaz de subirse las mangas hasta el codo para trabajar al lado de uno y eso es una virtud por la cual lo extrañamos desde los primeros momentos de su partida del Organismo. Siempre me quedaré con las ganas de que hubiera podido haber leído lo que escribimos acerca de él, pero de todos modos me acompaña la certeza de que en los momentos que estuvimos juntos, éramos verdaderos compañeros de una misma trinchera.

  • Eldis Vargas dijo:

    Los compañeros de Correos de Cuba, donde se desempeñó como Vicepresidente del Grupo Empresarial, sobre todo los trabajadores de La Habana con quienes compartía previo al desfile de este Primero de Mayo, lo recordaremos igualmente como un Jefe responsable, honesto, humilde, autocrítico, inteligente y sensible como se ha expresado, pero sobre todo por su constante vínculo con los trabajadores, por sus exigencias en alcanzar mejores resultados y mayor calidad en los servicios a nuestro pueblo, por su espíritu revolucionario y por su ejemplo.

    • Comercial GECC dijo:

      A nombre de los compañeros de la Dirección Comercial de la OSDE del Grupo Empresarial de Correos de Cuba, y de todos los que pudimos apreciar su buen ejemplo de revolucionario, aprender de su expericia laboral, gozar de sus buenos consejos y de su verasidad en las palabras a la hora de opinar de algo o de alguien, le reiteramos a toda su familia nuestras más sinceras condolencias. Te extrañaremos Ernesto. Correos de Cuba te extrañará.

  • Dr. Galvan dijo:

    Mi mas sentido pésame a la familia, en especial a su hijo Ernesto

  • Bernardo Morfa Hernández dijo:

    Que decir ante la perdida de aquel que aunque nunca le dimos un apreton de manos, lo consideramos nuestro amigo, nuestro guia, nuestro ejemplo...mi mas sentido pésame a la familia...

  • Néstor del Prado Arza dijo:

    Tuve el priviegio de compartir con Ernesto como miembro del Comité Nacional de la UJC (1972-1982); él como cuadro de mando de la Columna Juvenil del Centenario y luego del Ejército Juvenil del Trabajo; y yo como dirigente estudiantil y juvenil en la esfera educacional. Siempre admiré su lenguaje directo para decir sus opiniones y su ejemplaridad en el trabajo. Volvimos a encontrarnos en deberes laborales comunes, hace unos pocos meses. En un par de reuniones que sostuvimos, pude comprobar que no había cambiado su esencia de dirigente con lenguaje directo y ejemplaridad admirable. Precisamente tenía planificado llamarlo después del desfile, para concertar una reunión que teníamos pendiente. La noticia televisiva me impactó grandemente. El Grupo Empresarial Correos de Cuba, pierde a un valioso cuadro; a sus compañeros les queda la misión de honrar su memoria, llevando adelante las tareas de esa importante organización. Para Eldis, Dennis y Manzano esta exhortación; para su hijo Ernesto, exdirigente nacional de la FEU de Cuba y hoy destacado dirigente en el CIGB, mi abrazo solidario.

  • Linda dijo:

    En Camagüey dejó su impronta. Se le recuerda siempre con respeto en ests tierras.

  • Rolando Enriquez dijo:

    Como ex trabajador de Correos de Cuba en la antigua Dirección Territorial La Habana Oeste tuve la oportunidad en innumerables ocasiones de participar con él en reuniones del Consejo de Dirección y en otras actividades donde este HOMBRE (mayúscula a propósito), a pesar de que estaba enfrentando una tarea para él desconocida, nunca dejó de sorprenderme por su profunda capacidad analítica y orientar las tareas y misiones con clara y diáfana convicción. Enemigo declarado de lo mal hecho, de las chapucerías y sobre todo de aquellas que influían negativamente en el pueblo, a veces cuando nos decían que iba a participar en una reunión, decíamos, preparen agua y café que esto es para largo, por que este hombre siempre se tomó las cosas muy en serio y no terminaba los contactos o reuniones hasta que no se resolvían los problemas o por lo menos se tenía clara la dirección que se tomaba y sin embargo, cuando estos contactos terminaban, todos estábamos convencidos que era una magnífica reunión.
    Me inclino con respeto ante este HOMBRE Y REVOLUCIONARIO y tengo el orgullo de haber compartido con él momentos claves en su labor y en mi responsabilidad laboral.
    ¡ Gloria eterna a este HOMBRE REVOLUCIONARIO !

  • Cary dijo:

    Un gran revolucionario y formador y educador de las nuevas generaciones,

  • Gil Enriquez dijo:

    Lamento mucho la perdida de una persona tan relevante para la revolución cubana, y que trasmitió a su familia los mismos valores políticos y humanos. A su hijo, mi amigo Ernesto Lopez Mola, un fuerte abrazo solidario desde Brasil y mi más sentido pésame por esta triste noticia.

  • Roberto Gay dijo:

    Amigo, tuve la oportunidad de formar parte de tu circulo estrecho por casi 10 años, fui tu familia y aparte de diferencias generacionales tuve el privilegio de compartir muchas discusiones inteligentes contigo en las que supiste oír y transmitir tu experiencia y tu sabiduría, y en las que te ganaste mi respeto. El militar y revolucionario intransigente que siempre fuiste, también era un hombre integro, sencillo, decente y de principios a toda prueba, Fidel, la revolución y tu familia fueron tu razón de ser, te agradezco tu amistad pese a las contradicciones y te agradezco que hayas sido para mis hijos, tus Nietos, un padre más. La noticia de tu desaparición física primero me sorprendió, luego me entristeció, la revolución perdió un cuadro intachable de los que sus principios no permiten señalamientos, pues tu honestidad era a "prueba de balas", tus amigos a un hombre integro y tu familia a un padre amoroso. Brindo por ti, Amigo. Roberto

  • Margie dijo:

    De haber sabido lo que sucederia le habria agradecido incanzablemente todo lo que hizo por mi, por mi esposo y mi hijo, gracias a ti, hoy disfruto de la unidad de mi familia. Que desagradable la distancia que nos separa al no poder tan siquiera despedirte como nos hubiese gustado, dejaste de vivir con nosotros para vivir en nosotros.. Descansa en paz..

  • Julio Alfonso Rubí dijo:

    Tuve el privilegio de conocer personalmente al compañero Ernesto Lopez Mola (padre), no con la profundidad de sus amigos, pero breves encuentros me bastaron para apreciar la grandeza humana del revolucionario fiel a la patria, y su especial dedicación y cariño por su familia. Gloria eterna a su memoria!!

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Paquita Armas Fonseca

Paquita Armas Fonseca

Periodista cubana especializada en temas culturales. Colabora sistemáticamente con Cubadebate y otros medios digitales como La Jiribilla, CubaSi y el Portal de la Televisión Cubana. Fue directora de El Caimán Barbudo.

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