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Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez planearon un libro a cuatro manos

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Los dos premios Nobel vivos de la lengua española, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa

Los dos premios Nobel vivos de la lengua española, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

Los dos premios Nobel vivos de la lengua española, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa planearon, en los años sesenta, escribir una novela a cuatro manos, finalmente nonata. El tema no puede parecer más jugoso: la guerra entre Colombia y Perú que tuvo lugar en los años 1932 y 1933. García Márquez debía escribir la parte ambientada en Colombia, y Vargas Llosa hacerse cargo de la peruana. Las cartas que se conservan en los archivos de la Universidad de Princeton(Nueva Jersey, EE.UU), enviadas por el colombiano al peruano, otorgan luz sobre detalles de este proyecto que no arribó a buen puerto.

El propio Vargas Llosa contaba a este diario, poco antes de recibir el premio Nobel el pasado mes de octubre, que "en París, cuando trabajaba en la radiotelevisión francesa, un día recibí de la editorial Julliard la novela Pas de lettre pour le colonel, y así descubrí a García Márquez, en francés. Desde entonces supe de él. Al publicar yo La ciudad y los perros, recibí una carta suya, y empezamos a escribirnos, e incluso planeamos escribir esa novela a cuatro manos sobre la guerra peruano- colombiana, un proyecto que finalmente quedó en nada. Hablábamos de ello, cambiábamos ideas. Se trataba de una guerra fantochesca por un pedazo de la Amazonia, pero era más divertido hablarlo que realizarlo".

La idea fue de García Márquez, quien, el 20 de marzo de 1967, le revela a su amigo que, en septiembre, se trasladará a vivir en Barcelona. Le cuenta, asimismo, que ha acabado de corregir las pruebas de imprenta de Cien años de soledad y que, a última hora, ha cambiado la escena de un burdel de Macondo "sospechosamente parecida a cierto burdel de Piura", es decir, el que da título a La casa verde, obra amazónica del peruano que acababa de leer y que, por lo visto, le influyó demasiado. "La coincidencia del burdel -prosigue- me ha inspirado una idea que tarde o temprano tendremos que llevar a cabo tú y yo: tenemos que escribir la historia de la guerra entre Colombia y el Perú. En la escuela, nos enseñaron a romper filas con un grito: '¡Viva Colombia, abajo el Perú!'". Para convencer al joven Vargas Llosa, un persuasivo García Márquez le desgrana una serie de hechos reales que parecen extraídos de novelas del realismo mágico, y que habrían acabado siendo capítulos del libro: "La mayoría de las tropas colombianas que mandaron a la frontera se perdieron en la selva. Los ejércitos enemigos no se encontraron nunca. Unos refugiados alemanes de la primera guerra mundial, que fundaron Avianca, se pusieron al servicio del gobierno y se fueron a la guerra con sus aviones de papel de aluminio. Uno de ellos cayó en plena selva y las tambochas -hormigas venenosas de cabeza roja- le comieron las piernas: yo lo conocí más tarde, llevando sus condecoraciones en silla de ruedas. Los aviadores alemanes al servicio de Colombia bombardearon con cocos una procesión de Corpus Christi en una aldea fronteriza del Perú. Un militar colombiano cayó herido en una escaramuza, y aquello fue como una lotería para el gobierno: llevaron al herido por todo el país, como una prueba de la crueldad de Sánchez Cerro -el presidente peruano-, y tanto lo llevaron y lo trajeron, que al pobre hombre, herido en un tobillo, se le gangrenó la pierna y murió. Tengo dos mil anécdotas como estas. Si tú investigas la historia del lado del Perú y yo la investigo del lado de Colombia, te aseguro que escribimos el libro más delirante, increíble y aparatoso que se pueda concebir".

Vargas Llosa contestó que sí. El 11 de abril de 1967, Gabo le escribe: "...cuánto me alegra que te guste la idea del libro a cuatro manos. A mí me parece fascinante, y creo que difícilmente se puede concebir una fábula más inverosímil y desternillante que este esperpento histórico. La posibilidad de dinamitar la patriotería convencional es sencillamente estupenda. Hace muchos años tengo la idea en la cabeza, pero me negaba a ponerla en práctica mientras no encontrara un cómplice peruano, porque de estemodo la traición es completa, por partida doble, y simplemente sensacional".

García Márquez entra en consideraciones técnicas: "Hay que tratarlo con la tranquila objetividad de un reportaje, con recursos y técnicas puramente periodísticos, y con una seriedad y una abundancia de datos que dejen a los mojigatos clavados a la pared. Yo haré toda la historia del lado de Colombia y tú la del Perú. Prácticamente, lo único que tendremos que hacer en común es el cotejo de algunos episodios, para que no haya contradicciones".

La novela, ligada a los hechos, iba a estar sustentada en una teoría conspiratoria: "...es probable que Sánchez Cerro y nuestro Olaya Herrera -el presidente colombiano- se hubieran puesto de acuerdo para hacer esta guerra, que había de consolidarlos a ambos en el poder". Olaya Herrera, según explica García Márquez, "era el primer presidente liberal después de 45 años de hegemonía conservadora, y la guerra con el Perú le dio la oportunidad de unificar a los partidos en la excitación patriótica, y les puso a los decrépitos senadores de la oposición un uniforme de general de la república, y los mandó a morirse de paludismo en la selva. Hay una versión no confirmada de que el asunto lo arreglaron en un club de Lima políticos y diplomáticos de ambos países, que formaban parte de un equipo de polo internacional. ¡Fíjate (...)!".

Los dos escritores hablaron incluso de los asuntos prácticos. "El problema -decía García Márquez- es que ambos tenemos que irnos a nuestros respectivos países, y allí tomar los datos precisos. Yo pienso encerrarme en la redacción de El Tiempo a reconstruir los hechos día por día, y obtener en esa forma toda la versión oficial, que he de complementar con datos suministrados por la academia de historia. (... ) Imagínate que uno de los héroes de estas jornadas gloriosas es el poeta Juan Lozano y Lozano, que ahora es embajador de Colombia en Roma, y que fue enviado a pelear 'en representación de las letras colombianas'. Como él hay muchos. Nuestra ventaja es que ahora ellos se sienten próceres olvidados, y a la menor provocación soltarán la lengua, pensando que les vamos a hacer justicia. Piensa que Colombia trató de aniquilar al Perú con una delirante máquina aérea, llamada el sexquiplano, comprada en Londres y llevada a la bahía de Tumaco desarmada en piezas. El sexquiplano nunca se elevó más de 10 metros, y durante muchos años se utilizó para hacer giras turísticas, a ras de agua, en la bahía de Tumaco".

En un determinado momento, el colombiano habla incluso de fechas: "Yo no puedo ir a Colombia, con este fin, sino dentro de un año largo, a mi regreso de Europa, y después de haber escrito la novela del dictador -se refiere a El otoño del patriarca- (...)".

Vargas Llosa le debió de manifestar a su amigo algunas objeciones prácticas para conseguir datos, pues tenía en su contra a buena parte del estamento militar peruano, que había visto en La ciudad y los perros una feroz crítica a los valores castrenses. Gabo le responde aludiendo a "tu situación con los militares, la cual, supongo, sera peor cuando publiques tu novela sobre el guardaespaldas -se refiere a Conversación en La Catedral-. Pero creo que de veras el tema merece que se finja bajar la cabeza (...) para después soltar el cañonazo"

(Tomado de La Vanguardia, España)

Se han publicado 7 comentarios



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  • Pedro Urdemales dijo:

    Lástima que ese proyecto no prosperó, aunque quién sabe si ya puestos a ejecutarlo no hubiesen surgido serias diferencias de interpretación histórica, tomando en cuenta la posterior evolución ideológica reaccionaria de Vargas.

  • René dijo:

    Ees una lástima que la Vanguardia use este tema viejo traído por las puntas y desconoce cómo terminó esa amistad, (a puñetazos) por comentarios insultantes y faltos de ética del peruano, que le propinaron un buen derechazo del Gabo en un aeropuerto de España. ¿Por qué no entrevistó a los enemistados el periódico? Qué pobre cobertura.

  • Dardo Ribas dijo:

    MUY ATRACTIVO EL TEMA,
    PERO ES PRIMORDIAL PARA LOS ARGENTINOS,
    SABER QUÉ VIENE A HACER A LA PRÓXIMA FERIA DEL LIBRO
    ESTE ENGREÍDO Y VELADO AGENTE DEL NEO LIBERALISMO,
    “MARQUÉS” DE VARGAS LLOSA

    El tema de la nota es muy interesante y nos habla de otra época, donde el ahora "marqués" de Vargas Llosa, parecía estar alineado en posiciones progresistas e, incluso, de izquierda. Digo “parecía”, porque los hombres de fuertes convicciones políticas, en general, no se colocan en las antípodas de su propio pensamiento como lo ha hecho este señor.

    Eso no es “desarrollo y madurez”, es decadencia moral. Uno puede modificar aspectos doctrinarios o evolucionar en sus ideas cuando son filosóficas y orgánicas -"cambia, todo cambia", cantaría Mercedes Sosa-, pero, en este caso, estamos ante la presencia de una vergonzante involución, una deserción incalificable.

    Ha corrido agua bajo los puentes y largos años desde que el famoso y talentoso escritor peruano prometía ser un intelectual al lado de los pueblos que reclamaba reivindicaciones antiimperialistas y patrióticas, augurando el socialismo.

    El ahora marqués se pasó con armas y bagajes del lado del enemigo; se proclama “liberal” y comparte las sábanas con el imperio; por supuesto, en un rol pasivo y vergonzante. Desprecia a las democracias populares y las provoca de manera descarada.

    Su próxima misión: Buenos Aires, la Feria del Libro de nuestra ciudad entrañable, famosa ya por la enorme convocatoria que ha logrado a lo largo de los años de su existencia. Una vidriera muy cotizada, por cierto.

    El marqués de Vargas Llosa -ridículo y anacrónico título nobiliario conferido recientemente a su persona por el Rey de España-, ya adelantó, sin ambajes, su propósito.

    Astuto y perverso, dice sentirse ofendido por las palabras del Director de la Biblioteca Nacional argentina, Don Horacio González, quien recomendó que este agresivo señor que ofendió a nuestra democracia y a la misma digna Presidenta, doña Cristina Fernández de Kirchner, con palabras injuriosas y salvajes -por más méritos literarios que ostente-, no sea la persona indicada para abrir el importante evento y explicó coherentemente su postura.

    Ahora Vargas -“ofendido e indignado”-, adelantó en el día de ayer cómo procederá, reemplazando la pieza oratoria dedicada a la literatura que tenía preparada por un discurso político (de barricada, seguramente), donde se explayará sobre sus razones ideológicas u aprovechará para instalar su ya clásico panfleto contra las democracias populares.

    Esa era realmente la intención. No pudo obrar por sorpresa desenmascarado por el honorable Director de la Biblioteca y ahora se rasga las vestiduras y aprovecha para justificar su intromisión que, seguramente, estaba planeada desde tiempo atrás.

    Probablemente, habrá escándalo. Él quiere, fervoroso, la batahola y el abucheo o la trifulca entre la derecha militante que concurrirá a aclamarlo y los posibles detractores, para justificar lo que entiende por “totalitario” y “antidemocrático”. Maniobra añeja de provocadores conspicuos y bien adoctrinados.

    Una artimaña -tal vez combinada con la burguesía editorial y seguramente con sus patrocinadores, entre ellos, probablemente “PRISA” y otras organizaciones reaccionarias.

    Ver lo que anunció en:

    http://www.clarin.com/sociedad/Vargas-Llosa-situacion-hablar-politica_0_439156193.html

    A continuación, “pego” la declaración de Editorial Colihue -muy conocida en nuestro ámbito literario-, empresa editorial capitalista, seguramente, que contraría con honradez y certeza la intromisión de este pajarraco, insolente y ensoberbecido, en la vida política de nuestro país.

    Aclaro que me acaba de llegar vía Internet. Me tomé el atrevimiento de hacer puntos y aparte en varios párrafos que eran muy largos para la mejor lectura y comprensión del texto.

    Ver en:

    http://www.primerahoraonline.com.ar/despachos.asp?cod_des=19550

    (Textual)

    POSICION DE LA EDITORIAL COLIHUE

    ¿INAUGURACIÓN DE LA FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES
    POR VARGAS LLOSA?

    Buenos Aires, 27 de febrero de 2011
    Sres. Presidentes de la Cámara Argentina del Libro y de la Fundación El Libro
    Carlos De Santos y Gustavo Canevaro
    Ss. / Ds.

    Estimados colegas:

    Con mucha perplejidad e intensa preocupación, me enteré leyendo La Nación —y completé, luego, la información hablando con algún miembro del Consejo de la Fundación— que la Feria de este año será inaugurada en una doble jornada: el día 20 de abril con la presencia de las autoridades públicas nacionales y de la ciudad, miembros de las cámaras del sector, etc., y sin el cierre de escritor alguno; y el jueves 21, en una suerte de “inauguración cultural”, por el Premio Nobel Mario Vargas Llosa. La explicación para esta excepción sería que el nobel no podría arribar a Buenos Aires antes, lo que obliga a desdoblar el evento mayor de la Feria.

    La realidad es que Vargas Llosa estará en Buenos Aires por lo menos desde el 19/4 (día en que está anunciado para la “Cena de cierre”) participando del “Regional Meeting: The Populist Challenge to Latin American Liberty” (Encuentro regional: El desafío populista para la libertad de América Latina) que se desarrollará en nuestra ciudad del 17 al 20 de abril, convocado y organizado por la Mont Pelerin Society (institución fundada por Friedrich Hayek, “sumo sacerdote” de la Escuela de Chicago y asesor de los gobiernos de Reagan, Margaret Thatcher y Augusto Pinochet, como puede verificarse con facilidad en internet) y la llamada Fundación Libertad, instituciones en las que el escritor milita activamente.

    Participarán de las jornadas, conforme al programa que puede leerse en los sitios http://www.montpelerin.org, http://www.mpsargentina.org y http://www.libertad.org.ar, entre más de un centenar de connotados representantes de la derecha liberal mundial y vernácula, Gerardo Bongiovanni, Presidente de la Fundación Libertad, Kenneth Minogue, Presidente de la Mont Pelerin Society, José María Aznar, Álvaro Vargas Llosa, el escritor cubano (Miami) Carlos Alberto Montaner, los economistas argentinos Alberto Benegas Lynch Jr. y Jorge Ávila, el Jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, y el escritor chileno Jorge Edwards. Este evento termina el jueves 20 con “Un día intelectual en el campo”, en San Antonio de Areco, en coincidencia con la inauguración oficial de nuestra Feria. De ninguna manera me parece casual esto, para un encuentro que está programado y anunciado con muchos meses de anticipación y para el que la participación de Mario Vargas Llosa inaugurando la Feria del libro le servirá de caja de resonancia y amplificador de su presencia y sus mensajes, integrando una gran operación política.

    Desconozco si las autoridades de la Fundación que tomaron la decisión estaban en conocimiento de lo que estoy informando (sé que no fue el consejo quien la votó, lo que puede haber restringido las posibilidades de enterarse), tampoco si las autoridades de las cámaras que la conforman fueron consultadas, dada la importancia del tema en cuestión.

    En cualquier caso me parece un grave error, que desvirtúa la tradición de la Feria y muy riesgosa para el desarrollo futuro de la Feria del Libro de Buenos Aires. Lo digo como antiguo socio de la Cámara Argentina del Libro y como editor que participa desde hace décadas con todo entusiasmo como expositor en la Feria. Es un grave error, porque el extraordinario escritor y muy merecido Nobel, Mario Vargas Llosa, es desde hace años, sobre todo, un propagandista, ostensible y florido, de las ideas y las políticas de la derecha liberal y, como tal, ha dicho las peores cosas de nuestro gobierno, de los gobiernos de América Latina con quienes integramos el Mercosur y la gran mayoría de los de Unasur, y en forma personal de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de la Nación, y del ex Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner. Estas expresiones pueden encontrarse consultando cualquier buscador de internet, pero para muestra transcribo una suavecita que cita La Nación en su artículo sobre la Feria: “La Argentina es un galimatías que nadie entiende. Deseo que termine el aquelarre” (?).

    Desde la recordada gestión de Hugo Levín como Presidente de la Fundación El Libro, con la colaboración entre otros destacados consejeros de nuestro querido y recordado Elvio Vitali, la Feria incorporó a su tradición de discurso de autoridades, Fanfarria de Granaderos y bendición de instalaciones, la excelente costumbre de que un gran escritor argentino “abriera” la feria, lo que se pensó también como una instancia de consagración para ese escritor y de vidriera hacia el mundo de su obra.

    La saga que comenzó Saer fue continuada por otros destacados autores argentinos como Ricardo Piglia, Abelardo Castillo, Roberto Fontanarrosa, Tizón, Gambaro, etc. Me considero ciudadano latinoamericano y, como a tantos, me produce mucho placer cuando un hermano de la Patria Grande visita la feria y participa de sus actividades. Mucho más si se trata de escritores del nivel del autor de Conversación en la catedral, La guerra del fin del mundo o Historia de Mayta, como pueden ser el gran “Gabo” García Márquez, Carlos Fuentes, Eduardo Galeano, Roberto Fernández Retamar y tantos otros. Pero acá no se trata de eso. Su designación por la Fundación para abrir “culturalmente” la feria transforma su visita al predio ferial, su intervención, en un hecho político que es, objetivamente, prolongación del evento liberal ya comentado.

    No hay dudas de que Vargas Llosa tiene todos los pergaminos y, sobre todo, los merecimientos para ser una auténtica estrella en la Feria del Libro y motivo de felicidad para sus miles de lectores, y que un acto organizado por su editorial contará seguramente con récord de público, sobre todo en el año de su Premio Nobel. No es eso lo que está en discusión. Cuestionamos que, por una parte, se cierra la posibilidad de que un autor argentino se dirija a los concurrentes de la feria, al país y en parte también al mundo y junto con aspectos de su biografía, sus reflexiones, la historia de su relación con la palabra escrita, nos deje un testimonio del momento histórico, visto desde nuestro lugar en este convulsionado planeta.

    Y, además, que la participación del Nobel peruano en los términos decididos es, de hecho, una provocación política al gobierno nacional, a gran parte de las fuerzas políticas, tanto oficialistas como opositoras, y a un sector muy importante del pueblo argentino. A la vez pienso que, aun para Vargas Llosa y para su público, la reacción que puede generar su presencia, absolutamente teñida de color político, terminaría siendo desagradable.

    La Fundación El Libro ha atravesado épocas políticas diversas y ha podido hacerlo manteniendo un equilibrio razonable entre las múltiples tensiones que la tironean: empresarias, propiamente políticas, de relación con autoridades de ámbitos institucionales diferentes, etc. El error de esta decisión, tomada además en un año electoral, con las sensibilidades exacerbadas que esto supone, corre el riesgo de tirar todo por la borda. Parte de los editores, de los expositores, de los escritores y del público no lo entenderá. Y no se trata aquí de gustos literarios.

    Se trata del destino mismo de la nación, disputa en la cual la Fundación con la decisión tomada, lo haya pensado así o no, opta. Pienso que hay tiempo sobrado para revertir la medida. Hay una enorme lista de autores argentinos (historiadores o ensayistas que no han tenido mucho lugar hasta ahora, como Rozitchner, Galasso, Sarlo, Verbitsky, Horacio González, I. Bordelois, Bayer, Halperín Donghi, Grüner, Feinmann, Kovadloff, narradores como Viñas, Aira, Batista, Sasturain, Saccomano o De Santis, dramaturgos como Cossa, Kartun o Gorostiza o poetas como Gelman o Boccanera, para mencionar los que acuden rápidamente a mi memoria) de la que se podría elegir alguno que “abra” la feria. Incluso se lo podría elegir del excelente catálogo de la misma editorial que publica a M.V.LL., para no perjudicar a nadie.

    Por todo lo dicho solicito a ustedes la consideración de lo expresado, la elevación a los organismos de dirección para su consideración y, en el caso de la Cámara Argentina del Libro, la convocatoria a una cesión especial del Consejo abierta a todos los socios o tal vez mejor a una asamblea, para discutir esta grave cuestión y con el sustento de la opinión de las empresas asociadas, poder instruir a nuestros representantes ante la Fundación en el sentido de trabajar por la reversión de la medida que cuestionamos. Cordialmente,

    Lic. Aurelio B. R. Narvaja
    Director Gerente
    Ediciones Colihue

    ¿QUÉ TAL?...

    Saludos, el Duque de Ribas

  • Juan Gatica Amengual dijo:

    Obviamente que tal proyecto tuvo lugar cuando el peruano admiraba a Fidel, y a la Izquierda....
    Seguramente, in illo tempore, no conocía ni el color de los billetes norteamericanos....A lo mejor, ahora tampoco, total la plata le debe ser depositada en su jugosa Cuenta Corriente....

    Desde el paraíso del neoliberalismo salvaje a ultranza ( tan admirado por el mercenario del Rimac...),

    Juan Gatica Amengual

    Santiago de Chile

  • Amauris Domínguez Meriño dijo:

    El señor Vargas le siguió tanto el consejo al Gabo:“... finja bajar la cabeza (…) para después soltar el cañonazo” que todavía la trae gacha, el rabo entre las piernas y se olvido del cañonazo.

  • Amauris Domínguez Meriño dijo:

    Un saludo al Duque Rivas!!!

  • NELSON FORERO dijo:

    Muy fascinante, me gustaría ver a estos dos grandes de la literatura terminar un proyecto tan cauteloso, y conseguir un nobel entre países hermanos, nada mas falta que vuelvan a ser lo que siempre han sido grandes amigos.

    eso de disgustos y golpes siempre se ven entre amigos...
    sobre todo cuando los dos guardan silencio con pleno conocimiento que el beneficio de la polémica es mutuo.

    eso es literatura felicitaciones señores y maestros de la literatura orgullo de América latina.

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