Crónica de una guayabera esperada (+ Fotos)
Esta es la historia de una guayabera anunciada. El narrador Senel Paz, vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas, viajó a Cartagena de Indias, compartió con los García Márquez y al regresar a Cuba trajo consigo la guayabera que el autor de Cien años de soledad quiso donar al museo de Sancti Spíritus, ciudad de la región central de la Isla, en cuyos fondos obran ya más de cien de esas camisas.
En el sobre que contenía la prenda aparecía el nombre de la señora Alquimia Peña, directora general de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y se especificaba "Guayabera para el Museo de La Guayabera". Debajo, con letras más pequeñas, se leía: "De Gabo". Un fuerte dolor de cabeza comenzó a aquejar al guionista de Fresa y Chocolate no más abordó el avión de regreso. ¿Quién era el verdadero destinatario del paquete? Aquel sobre, escrupulosamente sellado por Mercedes, la esposa del Nóbel, ¿debía entregarlo a Alquimia o al Museo? ¿Era él o Alquimia quien debía hacer la entrega a la institución cultural espirituana?? De cualquier forma, Mercedes, al entregárselo, no había hecho la aclaración pertinente, aunque si comentó, ya casi a la hora de las despedidas, que ella se había olvidado de entregarlo a la directora general de la Fundación en ocasión de su última visita a Cartagena y que Alquimia, que sabía que debía traerlo, había olvidado reclamárselo.
Ya con los pies puestos de nuevo en La Habana, Senel Paz empezó a pensar con más claridad. Era en la Fundación donde haría la entrega; quedaba bien así con la esposa del Gabo y con Alquimia que decidiría, ya con la camisa en las manos, qué hacer con ella.
Con esa conclusión feliz no acabaron sin embargo, las inquietudes de Senel Paz. El correo se le atiborró de mensajes. Los teléfonos de su casa y de la oficina sonaban con insistencia y el celular no dejaba de vibrarle en el bolsillo. Pese a su reserva, la noticia de que tenía consigo una guayabera del Premio Nóbel colombiano se había filtrado de alguna manera y periodistas de aquí y de allá, escritores amigos y no tanto y simples curiosos le reclamaban los detalles de la camisa en cuestión. El color, el largo de la manga, el modisto que la había confeccionado, el país de origen...
Nada podía responder a tantas y tan insistentes preguntas porque él, que había atravesado el Caribe con el sobre en su maletín de mano, no se atrevía abrirlo. No era él a quien correspondía hacerlo. Telefoneó a la quinta Santa Bárbara y conversó con Alquimia sobre sus preocupaciones. Del otro lado del teléfono, su interlocutora lo sacó del apuro. Lo recibiría el martes siguiente, a las cuatro de la tarde, en la sede de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Debía invitar a Silvia Mayra Gómez Fariñas y del autor de esta nota. La cineasta Rebeca Chávez, esposa de Senel, estaría, por supuesto, entre los presentes, y Alquimia, por su parte, pasó el aviso entre varios amigos y colaboradores a fin de que fuesen testigos del acontecimiento.
Todo ocurrió entonces demasiado rápido, casi en un abrir y cerrar de ojos. La señora Alquimia Peña rasgó con cuidado el sobre que le entregó Senel, extrajo de su interior la prenda donada a Cuba por García Márquez, la mostró desplegada y la traspasó a Silvia Mayra, promotora del Museo de la Guayabera. Ambas, de inmediato, procedieron a rubricar el acta de entrega. Una jugada perfecta. Casi un triple play. De Senel Paz a Alquimia Peña; de Alquimia Peña a Silvia Mayra Gómez. Así de sencillo. Un buen café, juguitos, las inevitables fotos y el infaltable video. La ceremonia había concluido. Cinco minutos después, María Caridad Cumaná, directora del Portal del Cine y el Audiovisual Latinoamericano y Caribeño, entregaba a los presentes el CD de rigor como recuerdo. No hubo discursos ni palabras altisonantes; sobraban para expresar el sentir de agradecimiento a García Márquez por su gesto.
Se trata de una guayabera de color blanco y manga larga. Una guayabera típica, cubana por añadidura, que el próximo sábado será entregada en la ciudad de Sancti Spíritus donde se prepara una gran fiesta para recibirla y en la que jóvenes colombianos que cursan estudios en el territorio serán protagonistas principales. Una prenda que se exhibirá en la buena compañía de otras guayaberas donadas hasta ahora por figuras muy notables de la política y la cultura de Cuba y América.
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Estimado Senor Bianchi,
Soy nieta de Felix Soloni. Recientemente y por pura casualidad lei un articulo que usted escribio sobre mi abuelo. Yo se que usted esta muy ocupado pero si fuera posible quisiera ponerme en contacto con usted para hablar sobre el. Prometo ser breve y estar eternamente agradecida.
Me puede contactar en YrMarta2@aol.com o 350 Pine Tree Drive, Miami Beach Florida 33140.
Muchas gracias
Marta
el libro esta bueniisimo!!! me encanto esta lleno de drama!!...
me encanto este libro... es muy bueno!!