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Trabajar la arquitectura desde un significado

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La monumental escultura del Señor de la Vanguardia realizada por el artista de la plástica Enrique Ávila, también autor de la del Che, se encuentra desde este martes en el fondo del edificio del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones. Foto: Roberto Morejón Guerra/ Juventud Rebelde.

El 28 de octubre de 2009 una imagen de Camilo Cienfuegos junto a su icónica frase “Vas bien, Fidel” era vista por primera vez por quienes transitaban las avenidas que rodean la Plaza de la Revolución. La figura gigante de uno de los comandantes más queridos por el pueblo cubano iluminó la mañana en que se cumplieron cincuenta años de su desaparición física, desde la fachada del edificio del Ministerio de Informática y Comunicaciones (MIC).

La escultura monumental, del artista de la plástica Enrique Ávila, también autor de la del Guerrillero Heroico, que enfocaron los ojos asistentes a la inauguración había tardado poco más de dos años en ser construida en su totalidad, y solo el equipo de montaje conocía que 24 horas antes del acto la imagen no estaba allí donde todos la veían.

De la presión que experimentaron quienes estaban a pie de obra cuando la fijaron a la pared, solo un día antes de lo que estaba previsto, cuenta Nydia Hartman Gutiérrez, arquitecta al mando de la organización y ensamblaje de la misma, y que trece años después, pasa casi todas las semanas frente a ella y aún la señala con orgullo.

¿Cuándo fuiste llamada para dirigir la obra?

Trabajaba como Directora de Inversiones de Copextel en ese momento, año 2007, delegué en una sustituta y salí en prestación de servicio para cumplir con la asignación del Comandante Ramiro Valdés Menéndez, quien conocía de mi trabajo y mi forma de organizar una obra, ya que manteníamos una relación profesional de tres años.

¿Cuál fue tu opinión de antemano? ¿Creíste que sería un trabajo difícil?

Inicialmente lo que sentí fue un orgullo y una responsabilidad muy grandes por confiarme la dirección de un proyecto de tal magnitud. Cuando lo asumí ya había iniciado desde el punto de vista de concepción; yo solo me incorporé y comencé a organizar la ejecución de los trabajos. Lo consideré un reto muy difícil, ya que además de poner en mis manos la garantía de ejecutar la obra en el tiempo y con la calidad que se pretendía, tenía un significado muy importante: conmemorar el cincuenta aniversario de la muerte del comandante Camilo Cienfuegos. Esto implicaba una presión y un compromiso como nada que hubiera hecho antes.

Cuando me incorporé al cien por ciento, trabajábamos normalmente solo ocho horas. En la etapa inicial hubo muchas labores de preparación, elaboración de estructuras e importación de los recursos que hacían falta para el montaje. Fue necesario también hacer en el propio edificio del Ministerio, obras de reparación y ajuste en la pared, incluso en la parte interior, para que sostuviera la estructura de acero de la imagen, que pesaba entre quince y dieciséis toneladas.

Estas tareas demandaron un tiempo tan prolongado, que cuando comenzamos a instalar la primera estructura, quedaba solamente un mes  para cumplir con el plazo de la obra. Habíamos arrancado a finales del año 2007 y ya era más de mediado del 2009.

A partir de ese momento fueron veinticuatro horas de trabajo, apenas había descanso. Se establecieron tres turnos para los constructores y los montadores, pero los que dirigíamos la obra estábamos ahí hasta la una o dos de la mañana. Íbamos un rato a la casa, dormíamos cuatro horas y a las seis regresábamos al lugar.

Fue un trabajo muy intenso, que incluso pensábamos  no poder cumplir  ya que era demasiado corto el tiempo que teníamos. De hecho, la directora de inversiones del MIC y yo fuimos a ver al Comandante Ramiro Valdés, a decirle que no era posible terminarlo todo en tiempo, y cuando entramos a la oficina, él pareció imaginarlo. Solo nos miró y  dijo: “No quiero que me digan nada, la obra se inaugura el 28 de octubre”. Dimos media vuelta y nos fuimos. El 27 de octubre a las dos de la mañana estábamos izando la imagen de Camilo para su inauguración al día siguiente, felizmente.

Tuvimos al artista de la plástica Enrique Ávila González todo el tiempo a pie de obra con nosotros, quien concibió la imagen a partir de una foto bien conocida del comandante y la diseñó basándose en las líneas más importantes de sus facciones. Él es el autor de lo que esta imagen dice y transmite, el resto hemos sido simples ejecutores.

¿Qué pensaste del resultado final?

Se sintió como una victoria, tanto cumplir con la tarea en tiempo, como darle un merecido homenaje a Camilo. Además de esto, que es la razón más importante, desde el punto de vista personal, me quedó la felicidad de premiar con mi trabajo la confianza que el Comandante Ramiro había puesto en mí.

Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida profesional,  porque tiene un significado social y espiritual, y si algo es importante, es trabajar la arquitectura desde un significado.

Tiempo después también asumí la dirección del montaje de la imagen de Juan Almeida en Santiago de Cuba. Entre ambos trabajos transcurrieron cinco años. Se hizo en el 2009 la imagen de Camilo y en el 2014 la de Juan Almeida, motivada por la conmemoración de otro aniversario de la gesta moncadista.

Dos razones fundamentales determinaron su ubicación en la fachada del emblemático Teatro Heredia: una porque el Comandante Juan Almeida era un artista y compositor, hijo ilustre de la provincia y reconocido como parte de la cultura del país. La otra es el significado del teatro para la ciudad, que además de estar vinculado a la plaza principal de Santiago de Cuba, junto a la maravillosa escultura  de Antonio Maceo, crea un complejo de plaza histórica, de la que ahora forma parte también Almeida.

Aunque ambos son aparentemente similares, ¿qué nuevos retos supuso este último y qué diferencias existieron?

El reto fue estar alejada de la casa y la familia; hacer tantos viajes Habana-Santiago, Santiago-Habana. Pero tampoco fue del todo malo porque teníamos un equipo de trabajo muy unido y maravilloso, que  realmente acortó esa distancia.

¿Qué tiempo duró en este caso el montaje?

Fue una construcción muy rápida y fácil. Ya contábamos con la experiencia de la imagen de Camilo y, en este caso en particular, existían ventajas desde punto de vista constructivo. La preparación del montaje se hizo en menos de quince días y se logró en cerca de media hora. Fue mucho más simple y creo recordar que demoró alrededor de cuatro meses.

¿Tienes alguna preferencia personal por alguno de los dos, ya sea por el resultado o por la experiencia?

Pregunta difícil -dice con una risa un poco nerviosa-, porque por las dos tareas siento un orgullo especial. La imagen de Camilo demandó de mí un esfuerzo adicional, tenía un significado muy fuerte y además,  está en mi provincia, en mi Plaza de la Revolución y la veo prácticamente todas las semanas. Siempre que paso siento un golpe de alegría y digo a quienes van conmigo: “Miren qué lindo Camilo!”. Pero la misma felicidad la experimento al ver la del Comandante Almeida en algún reportaje o foto.

Decirte que tengo una preferencia por alguna, sería muy injusto, las dos fueron un honor y una gran satisfacción. Es realmente lo más importante de mi carrera profesional, algo que enseñarle a mis nietos diciéndoles que en esos lugares, está mi granito de arena.

Prueba del izaje de la imagen de Camilo Cienfuegos, el 26 de Octubre de 2009, en el edificio del Ministerio de Informática y Comunicaciones en la Plaza de la Revolución José Martí en la Habana, Cuba. Foto: Roberto Morejon

Ramiro Valdés (d), ministro de la Informática y las Comunicaciones observa los preparativos de la prueba del izaje de la imagen de Camilo Cienfuegos, el 26 de Octubre de 2009, en el edificio del Ministerio de Informática y Comunicaciones en la Plaza.

Colocación de la frase que acompañara la imagen de Camilo Cienfuegos, el 26 de Octubre de 2009, en el edificio del Ministerio de Informática y Comunicaciones en la Plaza de la Revolución José Martí en la Habana, Cuba.

Un bombero observa la frase que acompañara la imagen de Camilo Cienfuegos, el 26 de Octubre de 2009, en el edificio del Ministerio de Informática y Comunicaciones en la Plaza de la Revolución José Martí en la Habana, Cuba.

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Lia Rodríguez Reina

Estudiante de Periodismo, Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana.

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