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Luis Felipe Martínez: El campeón del estilo

Por: Daniel Martinez Rodriguez
En este artículo: Boxeo, Cuba, Deportes, Historia
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“Alcides y Sarbelio Fuentes fueron padres y amigos. Estaban detrás de sus alumnos (...) Las enseñanzas eran para siempre”, nos cuenta el estelar boxeador. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda/ Trabajadores.

He buscado a este hombre durante mucho tiempo. He escarbado en rumores y misterios. He consultado amistades y viejas leyendas. Casi lo he perseguido… Repaso una foto suya publicada hace más de 40 años en un periódico que descansa sobre la mesa de la sala de mi casa y su rostro me dice: “Estoy lejos de todo y cerca de mí mismo, en soledad…”.

Apuro un café. De un sorbo largo escapan dos gotas que lastiman la imagen y la medalla en su cuello. Entre par de espontáneas palabrotas seco el daño, y percibo en él un gesto perpetuo de resignación… Tomo el carro que en unos minutos me llevará a su encuentro. Sobre la marcha la ciudad se desliza ruidosa y gris.

Hurgo en los recuerdos de otros. ¡Fue un buen boxeador! Un intérprete del éxito corto y las caídas heroicas. Un verso suelto sobre el cuadrilátero. Por el momento solo conozco el tono de su voz incrédula, luego de una llamada telefónica que casi necesitó de una intervención divina para hacerse realidad.

Llego a mi destino abrazado al “siempre cayó a la hora buena” de algunos. Yo, que he perdido varios asaltos ante la vida, prefiero aferrarme a las veces que se levantó. Este hombre es una leyenda empolvada a la que el destino le robó más de un sueño. Por ahora, sigue siendo un enigma. Tal vez coincida conmigo en que el boxeo es más que vencedores y caídos.

“Esta es la segunda vez que vengo hoy. Soy Luis Felipe Martínez”, se presenta un hombre delgado y ligeramente encorvado, cuyos pasos lentos y orgullosos sobrepasan la reja que corona el frente del complejo deportivo Roberto Balado, en la Lisa. “Llevo unos días duros”, expresa con cómico aspaviento, y recuerdo que la edad tiene su propia manera de ganar terreno en todos nosotros.

“Los cambios de tiempos acaban con mis huesos, son muchas las viejas lesiones”, abunda, mientras estrecha mi mano como si la hubiese estado buscando toda su vida. Colocamos entre los dos una vieja mesa de escuela y nos sentamos en unas sillas tan duras como un banco de piedra. A sus espaldas un antiguo, pero sólido ring, nos sirve de testigo.

“Nunca he tenido familiaridad con la prensa. No sé la razón. Tampoco lo pienso y menos a estas alturas. Acá en el barrio me quieren. La gente no deja de saludarme. Los padres llevan a sus hijos de la mano y les comentan quién fui. Un boxeador con estilo”.

Exhala. Las arrugas que enmarcan su rostro negro y curtido evocan tiempos difíciles. En sus ojos se leen largas décadas de silencios. Aun así, hay instantes en que ciertas vivencias renacen en la memoria de sus pupilas como una áspera eternidad.

“Acabaron conmigo en la semifinal olímpica de los 71 kilos en Montreal 76”, afirma haciendo un gesto negativo con la cabeza, pero sin dejar de sonreír con ironía. “Peleé contra Rufat Riskiev, de la Unión Soviética. El venía de noquear a cuatro seguidos. Pensó que yo sería un pastelito. No fue así. Hice lo que me indicó Alcides Sagarra. Pegando y boxeando con elegancia. Marcando puntos. En la esquina escuchaba ‘¡dale que ya lo tienes!’.

“Al terminar, vi a su entrenador discutirle y dije, ¡ahora sí! Cuando le levantaron el brazo pensé que moría. Lloré y sufrí. No siento pena al decirlo”, asevera con un temblor en la comisura derecha de su boca, como si estuviese conteniendo las lágrimas. “La medalla de bronce se reconoció por la afición y los directivos”, alega, rodeándose con los brazos, como quien necesita un abrazo. “Incluso Fidel me felicitó al recibirnos. Fue un impulso para seguir”.

Hace una pausa tras quebrársele la voz. Se lleva al pecho una mano con las uñas no muy bien recortadas, y prosigue: “Al Mundial del 78 en Belgrado llegué afilado. Por el oro de los 75 kilogramos combatí ante el soviético Viktor Savchenko. Era rosadito y de ojos claros. Tenía cara de niño bueno. No era jamón, tenía una mandarria en cada mano. No pudo tocarme. Me lucí, sobre todo en la larga distancia.

“Cuando finalizó el último, su técnico le dio buenas galletas. Pensé ¡al fin! ¡De eso nada, coñ…!” dispara espontáneamente moviendo sin parar la inmensa sortija dorada que ata el dedo anular de su mano izquierda. ¡Otra vez los jueces me la aplicaron! En Cuba tuvimos una linda bienvenida. No olvido el abrazo del Comandante. Dijo ‘¡tú ganaste esa pelea!’. ¿No sabes cuál fue su regalo? me interroga, y ante mi encogimiento de hombros responde cruzando los brazos–. Una casa”.

No concede gestos bruscos al expresarse. Casi susurra. Le sienta bien contar su verdad. Algunos finales pueden volverle triste, aunque en el fondo le hacen dichoso.

“Me fajé con hombres peligrosos. Uno fue el estadounidense Clinton Jackson. Era técnico y muy bueno en la corta y media distancia”, especifica, y parpadea lentamente excavando en su memoria. “Fue superior a mí en el primer Tope Cuba-USA en 1977, en Houston. Dimos buen show. A la afición cubana le encantaba verlo boxear”.

Permanece recostado hacia atrás en su silla con la vista fija en el ring. Percute verbalmente con sus largos dedos entrelazados sobre el vientre. Se siente libre para esparcir puñados de recuerdos.

“Alcides y Sarbelio Fuentes fueron padres y amigos. Estaban detrás de sus alumnos. Te requerían, también te ayudaban. A nosotros las fiestas nos volvían locos. Nos escapábamos y volvíamos de madrugada. Los castigos eran duros, mijo”, certifica, y las arrugas en la parte posterior del cuello lucen como erosiones de un árido desierto. “Pero las enseñanzas eran para siempre. A la hora de los mameyes nos batíamos”, refrenda con una sonrisa franca.

Rememora sus coronas en los torneos Playa Girón y en los Giraldo Córdova Cardín. Asimismo, narra sus batallas contra Rolando Garbey y Alejandro Montoya. “Los espiaba”, indica, y recobra el aliento, “era un truco para hacer lo mío en el cuadrilátero”.

Se levanta animado de la silla. Se estira y sube las escalerillas del ring, que emite un nostálgico crujido de bienvenida al soportar su peso. Se ajusta los guantes. Danza, fintea. Con sus largos brazos como picas lanza golpes al vacío que le devuelven su infancia.

“De niño imité a dos púgiles. Al americano Edward Davis y al cubano Julio Fernández. Nací cerca de donde está el hospital Frank País. Un barrio problemático. Era peleón. Tirador de piedras. Gracias al preparador Rolando Leyva el boxeo me encaminó, a pesar de que mis padres nunca quisieron que peleara”.

¿Desde su experiencia quién ha sido el mejor púgil cubano?, le pregunto. “Garbey, con el respeto que merecen varios. Tampoco dejo atrás a Enrique Regüeiferos. Y Stevenson, un caballón”, alega levantando las manos, pareciera empujar a la polémica.

Una mujer con alrededor de 30 años, tal vez con cinco kilos de más, pero exquisitamente distribuidos, pasa por la acera contoneando sus caderas, se detiene frente a la reja y saluda. Luis Felipe devuelve la cortesía y dibuja un guiño pícaro bajando del ring.

“Eso de las mujeres en el boxeo no me gusta”, prosigue y una mueca de desagrado lo apoya. “No lo veo bien. Deben mantener su delicadeza. A lo mejor dicen que soy machista, pero no comparto esa idea. Ojalá no lo permitan”, manifiesta, en tanto apoya con fuerza los puños sobre la vieja mesa cual si fueran dos pisapapeles.

“Dejé de pelear cuando mis condiciones no eran las mejores. Lo acepté”, ratifica entrelazando las manos detrás de la nuca.

“Tengo tres hijos varones. Viven fuera del país. Lo sufro, aunque hay personas que dicen que debo alegrarme. No saben cómo me siento”, confiesa, y la nostalgia le hace compañía. Tal vez se quiebra en silencio.

Necesita cambiar el rumbo. Se frota la palma de las manos en los muslos. Habla de su labor como profesor luego del retiro. De la estancia en Argelia, donde el racismo y la injusticia de un directivo de ese país le privaron de asistir como técnico a los Juegos Olímpicos de 1992. De su trabajo en Mozambique y el orgullo de formar al titular mundial juvenil Yurkis Sterling.

“Estoy feliz con mi trayectoria deportiva”, enfatiza erguido y con los puños en las caderas. “Gané el cariño del pueblo. A veces voy por la calle a hacer trabajitos de albañilería y me reconocen. Dicen ‘¡ahí está el campeón, ese sí tenía estilo!’. Eso no tiene precio, te lo juro”.

“El boxeo hizo del muchacho fajarín y tirador de piedras un buen hombre que representó a Cuba”, refiere como si el corazón se le quisiese escapar del pecho. “Estoy en edad de retiro y listo para enseñar lo que aprendí. Eso estimula como una pelea por el oro”.

“Estoy feliz con mi trayectoria deportiva. Gané el cariño del pueblo. A veces voy por la calle a hacer trabajitos de albañilería y me reconocen. Dicen ‘¡ahí está el campeón, ese sí tenía estilo!’. Eso no tiene precio”. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda/ Trabajadores.

Luis Felipe Martínez agradece la conversación y jura mientras sus enormes manos huesudas rodean la mía, que no la olvidará. “Trataré de conseguir el periódico”, indica y echa a andar con la mochila de los años a cuesta…

Él fue un artista de los guantes. Un pintor de mural. Sus alforjas no se desbordaron de premios dorados; sin embargo, su obra en materia de estilo dejó profundas huellas. Él es una historia que vale para enamorarse del boxeo. Se lo digo a usted, y ojalá que él lo lea.

(Tomado de Trabajadores)

Se han publicado 53 comentarios



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  • Rogelio dijo:

    Me parece que debería darsele más atención a esa Gloria del Deporte cubano. Un salario de verdad que le alcance para descansar, porque todos ellos nos han dado momentos inolvidablews de gloria de alegríoas. Creo que deben hacer algo con esas Glortias del Deporte para que no tengan que estar trabajando de esa forma. Se merecen un a tranquilidad económica

  • Rogelio dijo:

    Muy buen artículo, muy bien contado. Me parecía que estaba leyendo una historia, una novela. MUCHAS GRACIAS por traernos estos recuerdos, de un hombre que fue elegante y muy uen boxeador y que casi no se recuerda.

  • davidp dijo:

    yo era un muchacho en su época de boxeador, pero como me gustaba el boxeo veía las competencias, y me gustaba verlo en el ring. Fue un buen boxeador, de los mejores.

  • Camilo dijo:

    Óigame señor Luis Felipe Martinez, tremendo boxeador y de tremendo estilo, no tenia esa tremenda pegada, pero era extremamente técnico y difícil de cogerlo en el rin, todo UN ELEGANTE DEL RING, caramba coincido con los demás foristas, que se le debe mejorar en las medidas de las posibilidades su vida económica, especialmente a todas esas GLORIAS DEL DEPORTE, QUE AL FINAL SON GLORIAS DE LA REVOLUCION.

  • alejandro dijo:

    Muchas gracias por entregarnos esta entrevista. No sabia mucho de este boxeador pero me quedo con su calidad, carsma y honestidad.

  • Rolando Morgado Ferreiro dijo:

    Así, hay glorias olvidadas,merecen atenciones,no solo economicas ,de reconocimientos públicos,invitarlos a eventos y que se sientan respaldados por su pueblo al que nunca traicionaron.

  • Gsmom dijo:

    Excelente deportista...puso en alto el nombre de Cuba...ejemplo para los boxeadores actuales y futuros...ejemplo para los jóvenes... Mucha humildad y patriotismo hay en este hombre. Debemos cuidar de esta gloria. Mis respetos Don Felipe.

  • dais dijo:

    Excelente entrevista, fluida, amena, natural, me encantó y más con una de las tantas glorias deportivas que apenas se sabe de ellas, gracias Cubadebate

  • devi dijo:

    Un boxeador de tremenda calidad, técnico como pocos, Luis Felipe es una leyenda de la década del 70 cuando el boxeo en el mundo era de muchaaaa calidad, profe felicidades y bendiciones

  • dubler dijo:

    Caballero este hombre nadie se acordaba de el, buen peleador, felicidades por el artículo me encantó, fue emocionante. pa lante Luis Felipe que mucha cuerda te queda hermano

  • YO dijo:

    “Eso de las mujeres en el boxeo no me gusta”, prosigue y una mueca de desagrado lo apoya. “No lo veo bien. Deben mantener su delicadeza. A lo mejor dicen que soy machista, pero no comparto esa idea. Ojalá no lo permitan”, manifiesta, en tanto apoya con fuerza los puños sobre la vieja mesa cual si fueran dos pisapapeles.
    “El boxeo hizo del muchacho fajarín y tirador de piedras un buen hombre que representó a Cuba”, refiere como si el corazón se le quisiese escapar del pecho. “Estoy en edad de retiro y listo para enseñar lo que aprendí. Eso estimula como una pelea por el oro”.

    Gran trabajo pero me quedo con esto

  • Dua dijo:

    hace poco conversabamos unos socios sobre los cambios sobre el boxeo de hoy y el del ayer, alguien hablo de Luis Felipe, no lo vi, pero fue un grande bendiciones campeón para usted y su familia. Gran trabajo felicidades al periodista

  • Chica dijo:

    Conozco el deporte, la practiqué y se de muchas glorias olvidadas, gracias a Cubadebate y Daniel por recordarlas, felicidades profe

  • sergyto dijo:

    A este caballo yo lo vi boxear, le ponia la cosa dura a cualquiera en Cuba y afuera, la pelea de Montreal no la recuerdo mucho, en el 78 si lo llevaron tenso, pero bueno asi es la vida, buen trabajo

    • mos dijo:

      Tienes razón. Yo vi las dos peleas. Ambas se las quitaron "a la cara". La del 78 fue, si no me equivoco, con Sevchenko, otro que tenía mandarrias por manos y Luis Felipe lo superó a base de técnica y buen boxeo.

  • santi dijo:

    Me emocionó este articulo, felicidades al periodista por su manera de escribir, me enganchó completo, Luis Felipe Martínez fue de los buenos de verdad lindo recordarlo

  • armand dijo:

    Hablamos y hablamos, este es otro ejemplo de las muchas glorias olvidadas, en fin bien hecho el recordarlas, felicidades a ustedes y el periodista

  • Tremy dijo:

    Hace pocas semanas vi un programa de Glorias Deportivas con Luis Felipe Martínez, este articulo supera al de la Televisión ampliamente con el debido respeto, lindo estilo y gran historia, agradecido

  • charly dijo:

    ESTE TIPO DE TRABAJO RINDE HOMENAJE A LAS LEYENDAS DEL DEPORTE CUBANO QUE NO SE RECUERDAN, RECORDARLOS BRILLA COMO EL ORO, GRACIAS CUBADEBATE

  • carlucho dijo:

    Yo he visto mucho deporte como muchos en Cuba, a Luis Felipe apenas lo recuerdo, pero los que han visto mucho boxeo dicen que fue una estrella, bendiciones para el y el periodista

  • Xavi dijo:

    Polémica, entretenida, amena, bien contada, sabrosa entrevista, Luis Felipe no se esconde es sincero y natural, felicidades y salud para él, agradecido a Cubadebate por este trabajo y al periodista Daniel Martínez

  • Villy dijo:

    “Me fajé con hombres peligrosos. Uno fue el estadounidense Clinton Jackson. Era técnico y muy bueno en la corta y media distancia”, especifica, y parpadea lentamente excavando en su memoria. “Fue superior a mí en el primer Tope Cuba-USA en 1977, en Houston. Dimos buen show. A la afición cubana le encantaba verlo boxear”.

    “Tengo tres hijos varones. Viven fuera del país. Lo sufro, aunque hay personas que dicen que debo alegrarme. No saben cómo me siento”, confiesa, y la nostalgia le hace compañía. Tal vez se quiebra en silencio.

    Necesita cambiar el rumbo. Se frota la palma de las manos en los muslos. Habla de su labor como profesor luego del retiro. De la estancia en Argelia, donde el racismo y la injusticia de un directivo de ese país le privaron de asistir como técnico a los Juegos Olímpicos de 1992. De su trabajo en Mozambique y el orgullo de formar al titular mundial juvenil Yurkis Sterling.

    Gocé este trabajo y me quedo con lo anterior, lo leere de nuevo

  • Humberto dijo:

    Practique boxeo durante mi juventud en el rin de la lisa (actual Roberto bañado) aunque él no fue mi entrenador directamente si tuve el privilegio de conocerlo personalmente. Agradezco inmensamente está entrevista hecha de forma tan amena a un gran boxeador y un gran hombre. Felicidades al entrevistado y gracias al entrevistador.

  • melquiades dijo:

    Amigo periodista y Cubadebate mis felicitaciones por tan brillante trabajo, digno de compartir y repetir, gracias y felicidades al entrevistado

  • maradona dijo:

    Me gusta leer sobre los deportes, en lo personal no vi boxear al Luis Felipe, pero su historia y el estilo del narrador me hizo leer, linda entrevista, buena de Cubadebate como siempre

  • Waldete dijo:

    Muchos son los boxeadores que han dado brillo a Cuba, este fue uno más de ellos, recordarlo es una forma de alegrarles la vida y recordarles que no los olvidamos

  • Norvis dijo:

    VIVO EN LA LISA Y ALLÍ SE ACUERDAN DE LUIS FELIPE MARTINEZ, DABA CLASES EN LA ROBERTO BALADO, SENCILLO Y HUMILDE, MERECIDO HOMENAJE, GRACIAS POR RECORDARLO CUBADEBATE

  • cimarron dijo:

    FORMIDABLE HISTORIA, DA GUSTO LEER TRABAJOS ASI, Y MAS PARA EL QUE LE GUSTA EL DEPORTE, LUIS FELIPE MARTINEZ FUE DE LOS GRANDES DE LOS AÑOS 70 Y SE BATIA CON JERARCAS, SINO PREGUNTEN, SALUD Y BENDICIONES CAMPEÓN

  • lucecita dijo:

    Daniel agradecida por su entrevista, mi generación vio al mejor Luis Felipe Martínez, apenas lo recordaba, leerlo me hizo regresar a un pasado feliz y glorioso, gracias de nuevo

  • Pepillo dijo:

    Brillante boxeador, sinos remitimos a los títulos no pero en técnica y estilo fue de los mejores que hemos tenido acá, que le pregunten a Alcides y verán, saludos al campeón Luis Felipe

  • Tuti dijo:

    Otra gran pincha de Daniel y Cubadebate, sigan asi el pueblo y los campeones lo agradecen sin duda

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