Después de nueve días en coma por la COVID-19: “Vivir por segunda vez”
María Lourdes, Antonio y su hijo Sandir son una familia y viven en el Vedado, en La Habana. Ellos guardan en su memoria el recuerdo de un terrible combate contra la COVID-19. Hace meses recibieron a una amiga procedente de Málaga, España, en un momento en que en esa ciudad no se había reportado ningún caso positivo al SARS-CoV-2 y a través de ella se contagiaron.
María Lourdes, con 64 años, es hipertensa, tiene una ligera insuficiencia cardíaca y, por lo tanto, se temía que la enfermedad en su caso se manifestara de una manera más agresiva; sin embargo, fue Antonio —sin ninguna comorbilidad— el que experimentó síntomas más evidentes: dejó de comer, tuvo dolores en todo el cuerpo, fiebre, mucha tos seca, numerosos diarreas, todo eso lo llevó a la terapia intensiva y a nueve días en coma.
Los médicos le dijeron a su familia que se prepararan para lo peor. Compartimos con ustedes el testimonio de él, que forma parte del documental Historias paralelas, recientemente terminado, en el que se cuentan historias de varias personas que estuvieron enfermas con la COVID-19:
“La angustia, el sufrimiento, la tragedia más fuerte era para ellos dos, que estaban conscientes de que yo me encontraba en una situación extremadamente crítica, y mis hijos menores que estaban en México y estaban totalmente desesperados, totalmente desquiciados. Hicieron una cadena enorme de personas para que me tuvieran un sus oraciones, en su corazón, eso también ayuda.
Yo incluso no sabía que estaba en el Hospital Naval, me creía en una sala de terapia que en un lugar totalmente desértico que estaba custodiado por soldados, las cosas que pensaba, y frente a mí había un árbol que imaginaba como una mujer con muchos brazos, que danzaba frente a mí como burlándose y yo cerraba los ojos y todas esas hojas se convertían en miles y miles de coronavirus.
Cuando volví en mí en medio de la gravedad, que ya salí del coma, que me quitan la intubación, en lo primero que pienso es en ella (su esposa) y ese fue para mí el momento más crítico, en que pienso que ella ha fallecido, por su enfermedad de base y los problemas cardíacos, pensaba que la había perdido, es la madre de mis hijos, pero es mi compañera de 46 años, la otra mitad de mi vida. Lloré en silencio, soy un hombre fuerte, me considero una gente entusiasta, de lucha, pero pensaba que no iba a ver más nunca a lo que sustenta mi vida, porque es eso, la esposa, los hijos, los nietos batallando juntos por la vida. Es que se piensa en todo, hasta en desprendernos de las relaciones más íntimas que podemos tener todavía a nuestra edad, que son limitadas, pero están ahí presentes.
Recuerdo que una vez me pincharon por la ingle, por este lado, yo lo que sí veía es que continuamente me estaban suministrando medicamentos de todo tipo, interferón, antibióticos, no sé cuántos, no estoy exagerando, yo creo que diariamente eran 14, 15 veces que venían a suministrarme medicamentos.
Cuando yo salí de la gravedad no tenía olfato, no tenía paladar, todavía no hablaba, te deja secuelas, a mí me dejó una lesión pulmonar, prácticamente un mes estuve sin caminar, pude subir las escaleras de esta casa después de un mes, lesiones cutáneas, no podía dormir, el sueño trastornado.
Soy un hombre de sueños, tenía sueños antes de la pandemia y los sigo teniendo, en todos los aspectos de la vida, el día que no tenga sueños no vale la pena vivir y hubo un momento, te lo voy a decir honestamente, después lo pones o no en la entrevista, en que yo pensé que los valores se habían perdido, todos: el sustento moral, espiritual, de solidaridad, de ayudar al prójimo, de cooperar, de compartir el pan y el alma, y he visto cómo los vecinos han acudido sin que tú los convocaras, sin que tú le pidieras nada, tocándote la puerta y a veces sin pedirles nada te decían: te traje esto, te boté la basura, te busqué la comida, ¿qué tú quieres? Ese espíritu. Los artesanos que hicieron 10 camas para un hospital, la cooperativa que se fue con un camión de viandas para un hogar de ancianos, ese espíritu de solidaridad que estaba ahí, que yo pensé era como los dientes de leche, que se caían, porque no tenían calcio y, sin embargo, bastó para que esta situación se produjera, lamentablemente, para que ese espíritu saliera otra vez con mayor fuerza que nunca.
Yo sentía como si esas enfermeras, esos médicos, los doctores de terapia intensiva del hospital Naval fueran parte de mi familia. Ese equipo de enfermeros, técnicos, médicos, me dio la posibilidad de vivir por segunda vez”.
(Tomado del perfil de Facebook de Naturaleza Secreta)
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Antonio me alegro por usted y su familia de que se recuperó.Usted tiene sus sueños no los dejé de tener,¿le cuento cuál es el mío?, púes que está trágica pandemia se termine no sólo en Cuba,sino, a nivel mundial para que muchas familias como la suya,no tengan que seguir sufriendo.Desearia que aparezca ya la cura,que las personas dejarán de estar sin cumplir con las medidas que el gobierno dicta,que usen correctamente el nasobuco y que escuchen todos los días la conferencia de prensa del Doctor Durán,que recuerden que esas personas que forman las filas del ejercito de batas blancas también tienen familia y no han dejado de combatir desde sus trincheras dentro y fuera de nuestro país.A ellos y a Durán,les doy las gracias.
Me considero un hombre fuerte, y está historia me movido el alma! Ojalá muchos irresponsables leyeran vivencias cómo está!
Antonio que historia tan triste y a la vez tan Feliz !!!, le
Deseo una larga vida a usted y su linda familia .
Me ha hecho llorar su historia , Salud!!!
Q historia conmovedora, fuerte, han tenido la suerte d sobrevivir y recuperarse, y solo con salud podrán seguir soñando
Mucha suerte!!!
Q triste experiencia pero logro sobrevivir,gracias a la medicina cubana!! Aun las personas no creen q el covit mata o te puede ir muy mal!!
No es fácil lo que esa familia vivió pero hay que darle las gracias a esos Ángeles con batas blancas que los salvaron pero también un gracias bien grande a Dios todopoderoso y que loa bendiga mucho.
Gracias a Dios y los médicos por la recuperación de esta familia.
Es mi vecino.. no he tenido el placer de hablar con el personalmente.. pero si estuve al tanto de su evolución.. fue un momento en que te pones a pesar lo grave de esta enfermedad cdo te toca un poco de cerca...bendiciones para el..
Muchas Felicidades s esa triunfadora Familia del Vedado.
Bendiciones a ustedes y al equipo de Médicos y enfermeras que los atendieron.
Mucha Salud a todos.
Una historia estremecedora, de amor y esperanza. Gracias por compartir tantos detalles, y felicito a la familia por haber vencido la pandemia. Dios los ayude a que se recupren totalmente.
Es una historia muy conmovedora. Cuántas como esta no habrá en Cuba? Es bueno que se divulguen, para ver si tantos que no acaban de aceptar la gravedad de este virus cambien sus comportamientos irresponsables y entiendan de una vez q hay q cuidarse a sí mismos y a todos los q nos rodean. Gracias a esa familia por compartir su triste experiencia.
He sido uno de los que broté lagrimas al hacer una lectura reposada de esta historia. ?Cuantas más existiran en Cuba? Esto tiene un nombre,solmente un nombre: La garantía, la solidaridad, la humanidad, la entrega y esmero del Sistema de Salud Cubano, de la Sociedad revolucionaria cubana, que su primer prioridad es atender al pueblo.
Es Bueno interessante e instrutivo que usa publiquem estas historias contadas por essa personas afectadas.una manera sutil de activar consciência
Lo primero que paso por mi cabeza fueron mis padres, hijos, hermana , en la vida en si. Lo que queda por parte de todos es cuidarnos y ser responsables. No quisiera que pasara lo mismo que en EEUU que son mas de 4000 muertes diarias y siguen muriendo. No creo que nosotros podamos con tan brutal golpe.
Bravo Antonio!!. Me alegro enormemente de tu evolución. Ahora a vivir y disfrutar junto a tu esposa e hijos..., y toda esa gente que te quiere. Un abrazo desde España.
Esta es nuestra historia esa la de la lucha por la vida pero la lucha y la vida de verdad
Antonio gran hombre que se restablezca tu salud. Un fuerte abrazo en la distancia.