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Fornaris, “La Bayamesa” y la invención de Cuba ( + Videos)

Por: Mario Cobas Sanz
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El nombre de Fornaris esta asociado a la emblemática canción La Bayamesa, estrenada el 27 de marzo de 1851 en la ventana de la María de la Luz Vázquez, como uno de sus compositores.

Frente a esta ventana de la casa de Luz Vazquez se cantó por primera vez, un 27 de marzo, la hermosa canción La Bayamesa. Foto: Cultura Granma

Frente a esta ventana de la casa de Luz Vázquez se cantó por primera vez, un 27 de marzo, la hermosa canción La Bayamesa. Foto: Cultura Granma

El siglo XIX fue un período clave para la formación de la conciencia nacional, que exigió a la metrópoli moderadas reformas, y culminaría en el separatismo que condujo a las guerras por la independencia. Desde dentro y fuera de la Isla, se afianza la expresión del sentimiento de cubanía en la prosa, la lírica y la identificación de elementos de la naturaleza, que más adelante devendrían símbolos, como las palmas y las mariposas, con las aspiraciones independentistas que animaron la escritura de poetas de la época.

Otros han estudiado el devenir de esas simbologías, y las poéticas que le dieron origen. Ejemplo de ello es José Fornaris y Luque. En el año 1851 escribe La Bayamesa, poema que se convertiría, con el tiempo, en un patrimonio musical del canto a la libertad y que contribuyó a fijar los sentimientos de profunda cubanía en oposición a todo lo peninsular.

La Bayamesa es considerada la primera canción romántica cubana. Escrita para una mujer, Luz Vázquez y Moreno, tiene un sentido amoroso en su esencia, y una factura musical depurada.i La versión original de José Fornaris publicada en La Habana en 1888 dice:

¿No te acuerdas, gentil bayamesa,
Que tú fuiste mi sol refulgente,
Y risueño en tu lánguida frente
Blando beso imprimí con ardor?

¿No recuerdas que un tiempo dichoso
Me extasié con tu pura belleza,
Y en tu seno doble la cabeza
Moribundo de dicha y amor?

Ven, y asoma a tu reja sonriendo;
Ven, y escucha amorosa mi canto;
Ven, no duermas, acude a mi llanto;
Pon alivio a mi negro dolor.

Recordando las glorias pasadas
Disipemos, mi bien, la tristeza;
Y doblemos los dos la cabeza
Moribundos de dicha y amor.ii

Estrenada la pieza sin haberse publicado, por su contagiosa melodía pasó de boca en boca, y alcanzó tal fama que rápidamente se extendió por el territorio nacional y más allá de las fronteras. A partir de entonces comenzó a generarse una tendencia de agregar a una misma melodía diferentes textos, según las circunstancias a que estuviera dirigida la pieza.

Walter Goodman, pintor retratista inglés que visitó Santiago de Cuba en el año 1864, recoge en sus crónicas cómo los negros y mulatos en sus tertulias nocturnas, sentados en sus taburetes rústicos junto a las puertas de sus casas, acompañados de una guitarra, una marímbula y un tingotalango, interpretaban canciones y serenatas. Refiriéndose al que toca la guitarra señala: “[…] es el que goza de mayor favor y se le pide a veces que acompañe una canción popular y muy sentimental llamada La bayamesa […]”.iii

José Fornaris

José Fornaris.

Después del estallido revolucionario del 10 de octubre de 1868, la canción acentúa su sello nacional, al crearse sobre la música un texto de carácter revolucionario:

¿No recuerdas, gentil bayamesa,
que Bayamo fue un sol refulgente,
donde impuso un cubano valiente
con su mano, el pendón tricolor?

¿No recuerdas que en tiempos pasados
el tirano explotó tu riqueza,
pero ya no levanta cabeza
moribundo de rabia y temor?

Te quemaron tus hijos; no hay queja,
que más vale morir con honor
que servir al tirano opresor
que el derecho nos quiere usurpar.

Ya mi Cuba despierta sonriendo,
mientras sufre y padece el tirano,
a quien quiere el valiente cubano
arrojar de sus playas de amor.iv

De igual manera se creó una versión que denotaba el sentir de los bayameses con respecto al incendio de la ciudad.

Fornaris, meses después de haber escrito La bayamesa, compone los Cantos del siboney, en los que exalta la libertad, y traslada imaginativamente la opresión colonialista al pasado indígena, lo que sirvió de base a una auto-identificación criolla rebelde, destinada a forjar el futuro de la nación cubana.

En los Cantos del siboney, en medio de una desbordada transferencia de escenarios y personajes, incluye versos inflamatorios. En su poema El cacique de Ornofay, presentará a Cristóbal Colón en un impensable diálogo con el jefe indio. El cacique, que duda de las intenciones del genovés, tras poner en boca de este, promesas de cultura y seguridad bajo el pabellón de Castilla, le advierte e impreca:

Si es así florezca Cuba
bajo tu amparo celeste,
y trueca este sitio agreste
en otra España, Colón.

Más si a tu rey nos inmolas
que al fin tu raza se vea
hollada, y ¡maldita sea
toda tu generación!

Que jamás halles sosiego
a la sombra de las palmas
y te aborrezcan las almas
de la tribu siboney.

Que rencor fecundo incube
en los hijos de los godos
y abjuren en Cuba todos
de tu Dios y de tu Rey. v

No es extraño que dentro del código cifrado de la época, los Cantos del siboney fueran leídos como un alegato político, pues el libro apareció meses después de la ejecución de Ramón Pintó, con la que culminó el baño de sangre en que fue ahogado el movimiento anexionista.

En la valoración de la obra de Fornaris no puede olvidarse la lectura de su trabajo sobre retórica poética (1867), en la cual se encuentra el consistente pensamiento de libertad y heroísmo patrio.

Con Joaquín Lorenzo Luaces, Fornaris recopiló y editó en 1859 Cuba poética, una de las primeras antologías de la poesía cubana. Fornaris viajó por España, Francia e Italia.

Notas:

i Compuesta en compás de tres por cuatro, en tiempo de vals, comienza sus partes a contratiempo. Son muy recurrentes las terminaciones femeninas y desde el punto de vista morfológico se trata de un vals en dos partes (binario), estructura fundamental que asume luego el amplio sistema genérico de la música cubana. Véase Augusto César Odio: Ventana Sur, Revista cultural de la provincia Granma, no. 7, enero-marzo del 2009, p. 23.

ii Zoila Lapique Becali. Música colonial cubana en las publicaciones periódicas (1812-1902), t.1.p.188.

iii Walter Goodman: Un artista en Cuba., p. 131.

iv Esta versión la reprodujo el folclorista Ramón Martínez y Martínez en su Oriente Folclórico, quien nos dice en la entrega tercera, p. 33: <>

v José Fornaris. Poesías de José Fornaris, p.18.

La Bayamesa cantada por Silvio Rodríguez

La Bayamesa cantada por David Blanco, Diana Fuentes y Buena Fe

(Tomado del Boletín Acentos de la Oficina del Historiador de Bayamo)

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Se han publicado 3 comentarios



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  • niurka dijo:

    Bella cancion?

  • ernestinho dijo:

    Que bueno Mario que te publicaron aqui este importante trabajo relacionado a la Ciudad de Bayamo, a su mujer bayamesa y a esos patriotas bayameses que supieron llevar muy bien la poesía y la causa independentista de la cual hoy somos herederos.

  • David dijo:

    Aquel sonido la despertó de sus sueños.
    Salió de las sábanas y encontró una sorpresa al abrir la ventana de su casa. No esperaba esa serenata pues había un diferendo amoroso que le impedía creer en una solución tan especial como esa.
    Luz, dueña de las luces bayamesas entraba así en una historia que aún continúa cabalgando de pentagrama en pentagrama y de voces en voces en Cuba o en cualquier rincón del mundo.
    La Bayamesa, inspirada en la hermosa mujer, cumple hoy 166 años, aniversario que nos lleva a sus intérpretes de entonces porque aquel hecho fundacional sigue prolongándose en el tiempo.
    Ni Francisco Castillo Moreno, Carlos Manuel de Céspedes, José Fornaris y el tenor Carlos Pérez, imaginaron jamás que aquella pieza musical, inspirada para recuperar un amor, trascendería tan contundentemente.
    Tanto ha caminado Luz Vázquez en esa canción, bella y extraordinaria, sentimental y vigente, que con tan solo cantarla, especialmente en Bayamo, provoca profundos e inolvidables sentimientos.
    Aquella jornada de marzo de 1851 nunca se ha olvidado por los bayameses, que consideran esa obra una razón de orgullo que hace vibrar el alma, que viaja en las cuerdas de una guitarra.
    Desde entonces no hay un regalo mayor para una mujer bayamesa que en una serenata, con luna o sin ella, le dediquen esos versos encendidos por el amor que se desprende de su letra.
    Esta es una fecha que debemos dedicar a las féminas de esta ciudad, es más, debiera instaurarse el 27 de marzo, oficialmente, el día de la mujer bayamesa, como supremo reconocimiento a ellas.
    Cuando hoy la guitarra deje escapar el sonido que de ella emana por manos sensibles y trémolas, estaremos asistiendo a un nuevo parto del amor que no ha muerto ni morirá mientras escuchemos La Bayamesa.
    Aquella mujer, bella, patriota, bayamesa, cubana que aun nos responde desde la distancia, dejó una enseñanza que mantiene toda la vitalidad: el amor todo lo puede.
    Más de siglo y medio de existencia y esa canción que llevamos en el alma, permanece entre nosotros presentándose como un monumento a la vida, ese que nos eleva los sentimientos y cura el corazón.
    Luz Vázquez y Moreno, gracias por haber inspirado una de las canciones más bellas del mundo con esos versos inderrotables, lúcidos y esperanzadores: La Bayamesa.

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Mario Cobas Sanz

Historiador

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