Imprimir
Inicio »Especiales, Política  »

Bernardo Álvarez, embajador de Venezuela en España: “Hay que consolidar los cambios”

| +
Bernardo Álvarez

Bernardo Álvarez, embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España

Tratemos de hacer un corto balance de cómo las políticas de la revolución bolivariana han transformado Venezuela en este último decenio. ¿Cuáles fueron las principales medidas que se adoptaron desde el principio para cambiar el curso político?

Bernardo Álvarez (BA): En la Venezuela de antes de Hugo Chávez, los modelos de nuestros adversarios reclamaban más neo­liberalismo y menos soberanía, apoyaban las iniciativas del ALCA (Tratado del Área de Libre Comercio de las Américas, impulsado por Washington), le daban la espalda al Sur y buscaban alianzas sólo con países del Norte. La victoria democrática del presidente Chávez y del movimiento Bolivariano en 1999 significó una diferencia muy importante, principalmente porque se empezó a recuperar la soberanía nacional, el papel del Estado como promotor del desarrollo y a impulsar la integración latinoamericana.

¿Qué importancia tuvo el petróleo?

B.A.- Una importancia decisiva, porque la punta de lanza de la estrategia neo­liberal se basaba en el petróleo. Y el presidente Chávez la detuvo. Ellos querían convertir PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) en una empresa integrada en el capitalismo internacional y totalmente autónoma respecto a las políticas del Estado y a los intereses nacionales. Cuando llegamos al gobierno, nuestra gran tarea fue detener ese proyecto de privatización de PDVSA que suponía la pérdida de control del Estado sobre los recursos naturales. El presidente Chávez decía: "Si no lo detenemos, no podremos hacer nada desde el Gobierno y dejaríamos de tener patria". Pero detener la privatización de PDVSA fue muy dramático y produjo el golpe de Estado de abril de 2002 y un sabotaje petrolero orquestado por los gerentes de la industria petrolera y todos sus aliados.

¿Por qué se aferraban tanto al petróleo venezolano?

B.A.- Porque su control les procuraba ganancias astronómicas, sin hablar de los aspectos estratégicos. Por ejemplo, las regalías. Para la faja del Orinoco se habían reducido al 1%. Es decir, la compañía petrolera sólo le entregaba el 1% del valor del petróleo al Estado, a pesar de que la ley vigente de 1943 fijaba un mínimo del 16,7%... Con Chávez, no sólo hemos recuperado la regalía del 16,7% sino que la subimos al 34% y establecimos, además, mecanismos para garantizar aportes al Estado en caso de ganancias súbitas y/o extraordinarias. Lo importante de todo este esfuerzo es: si no tienes un control de los recursos naturales, si no tienes un control de la política, si no tienes un sistema fiscal adecuado ¿cómo vas a llevar adelante un proceso de desarrollo nacional?

¿Esa fue la razón del golpe de Estado del 11 de abril de 2002?

B.A.- Sí, pero ese golpe fracasó, y lanzaron un sabotaje petrolero para colapsar el país. Venezuela producía 3.200.000 barriles de crudo al día y lo hicieron bajar a 25.000, cero exportación y una escasez dramática del suministro de gasolina y gas al mercado interno. En cualquier otro país se hubiera declarado el estado de emergencia para atender una situación de esa magnitud. En Venezuela, ese sabotaje se combatió con la fuerza del pueblo, la participación de las Fuerzas Armadas y sin declarar la emergencia.

También ha habido grandes progresos en el proceso de integración de América Latina.

B.A.- Tras más de una década de gobierno Bolivariano bajo la presidencia de Hugo Chávez, no hay duda de que ese proceso de integración ha avanzado, como lo demuestran la creación del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) o la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). La Revolución Bolivariana tenía una vocación estratégica: contribuir a la creación de un mundo multipolar frente al mundo unipolar que nos caracterizó los últimos decenios. ¿Por qué? Porque un mundo multipolar es la mejor garantía de paz.

¿En qué medida la influencia de Chávez ha sido determinante para pasar del Consenso de Washington al Socialismo del siglo XXI?

B.A.- Bueno, basta con ver el cambio acaecido entre 1994 y 2012. En 1994, se celebra la Primera Cumbre de las Américas en Miami y en esa cumbre se oficializó el llamado "Consenso de Washington", que implicaba adoptar el modelo ideológico neoliberal y el modelo político llamado "democracia de las elites". También suponía el retraimiento del Estado o el suicidio del Estado. Por otro lado: "mercados libres" con un comercio exterior obligatoriamente abierto al libre cambio. Y, entre otras cosas, se afirmaba también el aislamiento de Cuba que siempre ha sido como una carta para poder mantener una especie de Guerra Fría permanente. Y se hablaba de un supuesto "consenso".

Hoy todo eso ha cambiado. Hemos avanzado en la exploración de modelos mucho más populares y directos de democracia real. Porque pensamos que la verdadera democracia va mucho más allá de la democracia representativa. Para garantizar que haya una democracia estable tienes que equilibrar la sociedad y los poderes de esa sociedad. Eso pasa por la asunción del rol tan importante del Estado. Si Venezuela no hubiese tenido ese cambio cualitativo no hubiésemos podido superar la crisis del capitalismo internacional financiero. América Latina ha conseguido distanciarse de las políticas de ajustes y de recortes impuestas por el FMI. Ahora tenemos una mayor autonomía en el diseño de nuestras propias políticas económicas, sin las imposiciones que hubo en el pasado y que se ven hoy de nuevo en las recetas que se están aplicando en Europa.

¿Cuál ha sido el papel de Venezuela en la creación de la CELAC?

B.A.- Desde el principio, Venezuela fue uno de los promotores de la idea de una Comunidad latinoamericana y caribeña de naciones. La primera presidencia recayó en México, pero fue en Venezuela donde se consolidó, en diciembre de 2011, la creación formal de la CELAC. El papel de Venezuela ha sido clave. Porque, desde el primer día, el presidente Chávez se planteó que el gran reto estratégico era la integración suramericana, latinoamericana y la creación de un mundo multipolar.

¿Cuál es el principal desafío de América Latina hoy?

B.A.- Consolidar esos cambios de los que hablo. Para ello, la reelección del presidente Chávez es la mejor garantía de seguir avanzando, porque quedan tareas pendientes. Por ejemplo, en lo interno, terminar de superar la brecha que nos dejó el modelo fracasado anterior. Los datos demuestran lo que hemos avanzado en el Índice de Desarrollo Humano, en cultura, en deporte, en integración, en vivienda, en empleo, etc. No hay duda de que vamos en el camino adecuado.

¿Para el resto de América Latina, es importante la reelección del presidente Chávez?

B.A.- Es determinante. Porque es la garantía de que este proceso siga avanzando para favorecer el desarrollo y la estabilidad de toda la región. Desde las misiones humanitarias y sanitarias hasta los programas de cooperación con países como Argentina, sin hablar de los esfuerzos de Petrocaribe con un programa que significa 40.000 barriles de petróleo diarios que van a todo el Caribe oriental y a países como República Dominicana, Jamaica, El Salvador, Nicaragua y Honduras, en un proceso que permite a esos países no sólo tener acceso a sus necesidades energéticas, sino utilizar parte de ese dinero en fondos de desarrollo interno.

¿Qué nos puede decir de las relaciones entre Venezuela y Colombia?

B.A.- El acercamiento con el presidente Juan Manuel Santos de Colombia tiene una connotación trascendental porque frenó a los sectores que se ­oponen al proceso de reafirmación suramericano. Se intentó criminalizar a Venezuela por "violación de Derechos Humanos", por "ataques a la libertad de prensa", por "antisemitismo", por "tráfico de personas", por cualquier cosa... La llegada de Santos coloca las relaciones Caracas-Bogotá en función de la realidad de los intereses de ambas naciones en un proceso de respeto mutuo y de esa manera desmonta la estrategia de promover una nueva guerra fría regional promovida por Washington.

O sea, no consiguieron aislar a Venezuela.

B.A.- No, no lo consiguieron. Al principio éramos como un accidente. Estaba Cuba y después llegó Venezuela. Sola. Hasta que eligieron al presidente Lula en Brasil no había más gobiernos progresistas en América Latina. Después vinieron Bolivia, Uruguay, Argentina, Ecuador... Pero ya Venezuela no es un accidente. Con la Unasur y la CELAC, esa idea de que había que aislar a Venezuela dejó de tener efecto.

¿Cómo se explica la elección de tantos gobiernos progresistas al mismo tiempo en América Latina?

B.A.- A dos causas: una, los fracasos de las políticas neoliberales; y dos, el abuso de pretender que se podía despolitizar una sociedad. Pasamos de una sociedad que querían presentar como totalmente adormecida a sociedades que empezaron a movilizarse. Hay que pensar lo que significó la movilización ­argentina con el "corralito" o las movilizaciones en Ecuador, en Perú, en ­Venezuela, en Bolivia... Los pueblos comenzaron a exigir una democracia ­real, en lo económico, en lo social, en lo cultural, así como en lo político.

¿Cómo están reaccionando los sectores conservadores que perdieron democráticamente el poder?

B.A.- Esos sectores representan ese mundo del poder internacional y de los grandes intereses de la derecha, de las grandes élites. Y siguen ahí. En América Latina se está produciendo una confrontación por el poder. Nosotros hemos sido electos legalmente, hemos respetado la Constitución, las leyes. Lo que no hace la derecha. Son sectores que no aceptan un modelo de desarrollo diferente. Golpean más duro en los países más débiles. Cuando el golpe de Estado en Honduras, en 2009, el argumento que dieron en Washington era que el presidente Manuel Zelaya había "acumulado mucho poder". Pero cuando se ven las cosas en perspectiva, resulta que Zelaya no controlaba ni las Fuerzas Armadas, ni los medios de comunicación, ni el Congreso, ni el Tribunal Supremo, ni los sindicatos, ni nada...

El caso reciente de Paraguay, el golpe contra Fernando Lugo demuestra que la consolidación de los procesos progresistas sigue siendo un desafío. Desde 2002, ha habido cinco golpes de Estado, de cinco modalidades distintas y todos tienen como factor común la participación de los poderes de facto, fundamentalmente los medios de comunicación, en Venezuela, Bolivia, Honduras, Ecuador y Paraguay.

¿Qué nos puede decir de la salud del presidente Chávez?

B.A.- La única fuente creíble sobre la salud del Presidente es él mismo. Ha declarado recientemente que "está libre de enfermedad", y él entiende que tiene una responsabilidad muy grande con su país y con la región. El Presidente está en la mejor forma para la actual contienda electoral.

¿Cómo están las relaciones entre España y Venezuela?

B.A.- Venezuela siempre apuesta por el respeto mutuo. Tenemos relaciones con los Gobiernos, independientemente de su naturaleza ideológica. En el caso de España hay muchos temas y asuntos que tienen que ver con una comunidad venezolano-española o española-venezolana muy amplia, de venezolanos que viven aquí y de españoles que viven allá. Hay la participación de muchas empresas españolas en Venezuela. Hay una tradición cultural... Seguimos con la mayor atención la situación de Europa en general y de España en particular. Y parafraseando al presidente Chávez decimos: "No se pueden tener unas buenas relaciones económicas si no se tienen unas buenas relaciones políticas". Y éstas pasan por el respeto mutuo. Llevo un año aquí. Llegué a seis meses de las elecciones del 20 de noviembre pasado en España y ahora estamos en víspera de las elecciones presidenciales venezolanas. Vamos a esperar este escrutinio, para el cual hemos invitado a acompañantes internacionales de diversos países, así como a organizaciones regionales como la Unasur, y ver cómo evolucionan las cosas. Pero la relación entre Caracas y Madrid es normal, con buena comunicación.

Teresa Stancanelli

(Tomado de Le Monde Diplomatique en español)

Haga un comentario



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Vea también