Pro comida chatarra
Varios representantes republicanos se están uniendo a las compañías de alimentos industrializados para resistirse a los esfuerzos del gobierno del presidente Barack Obama de presionarles para que dejen de promover comercialmente comida chatarra para los niños. (Fuente: AP)
Guillermo Tell
Cualesquiera que sean las probables intenciones electorales ocultas en el vapuleado empeño presidencial, no puede dejar de saludarse todo pronunciamiento en favor de prevenir contra la promoción de comidas que propendan a la obesidad en niños y jóvenes, hoy dia una amenazadora pandemia en Estados Unidos. Y a esos dañinos efectos contribuyen, machacando sin cesar, los anuncios de comidas azucaradas y de alto contenido en graso, que se transmiten por televisión e internet, y en las propias tiendas que los venden.
Y aunque las criticadas directrices ejecutivas son de aplicación voluntaria, muchas compañías sólo interesadas en el máximo de ganancias mediante un consumismo irrefrenable, ya están cabildeando activamente en el Congreso, con un fuerte apoyo de legisladores republicanos, para convertirlas en letra muerta. Alegan que son exageradas, porque se extienden hacia el exceso de soda en los panes empaquetados y refrescos, como si esos contenidos fueran poca cosa para el deterioro de la salud humana. Tampoco están dispuestas a concebir otras alternativas de ofertas saludables, y ni mucho menos la oposición bipartidista de turno a desaprovechar cualquier filón de beneficio electoralista.
Intereses económicos espurios y politiquería sucia, propios del sistema, se dan siempre la mano, hasta para garantizar que crezca una nociva población obesa, bajo riesgos de contraer las enfermedades, con frecuencia mortales, que se deriven.
Es así, gracias a mi país por luchar que yo tenga una cultura alimentaria sana.
La última estadística en España reportó que la mitad de los niños sufren de obesidad. También y no se dan datos se informó que en España existe un porcentaje serio de desnutrición infantil y pobreza infantil.
Donde en vez de que el objetivo sea el hombre y lo sea la ganancia comienzan a darse todo tipo de aberraciones.
Ya los alimentos no tienen sabor, no tienen nutrientes y por supuesto no importan siquiera que alimenten, simplemente lo importante es que se venda. El valor de cambio no solo prevalece sobre el valor de uso, sino que lo ha hecho desaparecer directamente.
La Europa socialista demostró que se podíia compaginar industrialización y alimentos sanos. Todavía en esos países se puede uno comer una manzana con sabor y vitaminas.
Critico esta postura. ¿De cuando acá se ha demostrado que sea dañino comer comida a la que alguna nena linda de flaquísima figura, que afirma ser más bella que Marilyn Monroe, hace ascos en programas de TV? Nosotros los cubanos comemos cerdo, pollo, picadillo, bastante embutidos a todas horas, mucha pasta (panes, dulces, pizzas), muchísimo dulce, y relativamente pocos productos naturales. Nuestra comida no es ecológica, como la que se compra en Londres o New York. Y todavía hay quien no entiende que los cubanos morimos de lo mismo que mueren los habitantes de cualquier país del llamado primer mundo: cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Estoy de acuerdo con tu apntue sobre el artedculo de Santiago: Se podeda decir me1s claro, me1s re1pido y me1s divertido. Uno acaba sudando aunque le interese el tema. a1Un abrazo!