Después de la tempestad
El ejercicio ético de una profesión es un compromiso-deber de quienes asumen la membrecía gremial de una u otra disciplina. Y ello supone que, incluso en situaciones extremas en las que pueda resultar incomprendida, vituperada y cuestionada, la elaboración analítica comprensiva, sustentada en datos empíricos directos o en los datos que son las propias elaboraciones de la disciplina, resulta un deber ineludible.
El que dichas elaboraciones sean o no cuestionadas no ha de formar parte de la toma de decisión. En todo caso, el cuestionamiento, si propende a la búsqueda de la racionalidad argumentada, de las verdades posibles, es un excelente instrumento de la construcción colectiva.
Tiempos muy difíciles hemos estado viviendo las cubanas y los cubanos. Podemos decir que los fáciles no han sido frecuentes. Las razones externas e internas son conocidas y no es el objetivo del presente escrito escudriñar más en el asunto. Apenas decir que en cualquier sistema social (lo que incluye todos los componentes de una sociedad) ninguna causa actúa por sí misma en la generación de una inestabilidad o fisura en el sistema. La causa siempre son causas, en plural. La causalidad es siempre pluricausal. Aunque algunas fuerzas puedan llevar un mayor o menor peso en la situación que se genera.
Particularmente en los últimos años hemos sentido el peso de las rispideces de la vida. Condiciones adversas para llevar adelante los procesos más elementales de la vida cotidiana han ido in crescendo y han producido una profunda e intensa acumulación de tensiones en todas y todos nosotros. Nadie se salva del pie forzado. Claro que unos más y otros menos, pero todos impactados por las carencias, las insuficientes condiciones de los servicios básicos, por la discapacidad de los ingresos salariales de hacer frente a una devaluación multiplicada por el egoísmo y la ausencia de solidaridad ciudadana de algunos, y por la insuficiencia de una acción a muy corto plazo (para ya) que por sus efectos sensible, vivenciales, profundice la confianza en las decisiones estratégicas y robustezca la esperanza de quienes no la encuentran. La falta convocando a la demanda, a la exigencia. La sensación de vulnerabilidad por momentos se adueña de las certezas y convoca a incertidumbres.
Es este un proceso arraigado en el funcionamiento psicológico de los seres humanos. La vulneración de la zona de satisfacción de las necesidades básicas genera acciones disruptivas, por momentos de alta intensidad, aunque por lo general de efectividad limitada sobre todo al aplacamiento de las vivencias de insatisfacción, lo que no es poco, pero es insuficiente. Procesos que muchos relacionan con las catarsis. Aunque no son solo procesos catárticos. Son también unidades expresivas de contenido, mensajes, formas no verbales de hablar. En la dicotomía metodológica mente-cuerpo, como en la emoción-razón, el desbalance pronunciado tiende a producir erupciones reactivas, lógicas y comprensibles, incluso necesarias para los procesos de homeostasis tan recurrentes en el mundo físico como en el mental, que tienden a la búsqueda de la restauración o la reconstrucción del equilibrio.
La sensibilidad humana tiene dos rostros y un solo nombre: un rostro sensorial, intuitivo (límbico, si nos referimos al sistema nervioso central), de reacción rápida, marcada por la inmediatez. Es el rostro de la sensorialidad, del dato sensible primario, la base de todo el sistema comportamental humano que anda por el camino de la intuición; el otro, racional, reflexivo (cortex, siguiendo la misma analítica), de reacción un poco más lenta, más mediata, en busca de argumentación. Es el rostro de la reflexión.
La vivencia apropiada por la sensorialidad (por lo que se siente, se sufre o se disfruta, duele o deleita) puede tener una fuerza que supera a la de la razón, y se traduce en un accionar en el momento, en esa dimensión de tiempo de corta duración a la que llamamos aquí y ahora. Son elaboraciones reactivas, por acumulación. Cuando el apropiante es la racionalidad, ya sabemos: excesos racionalizantes, normatividades extremas, rigidez.
Pero la respuesta límbica es tan legítima, desde el punto de vista del funcionamiento del sistema mental, como la racional reflexiva. Ambas son funciones adaptativas. La primera, propende a una adaptación reactiva y desaprovecha todo el potencial crítico de la segunda. La segunda a veces se pierde en una racionalización execrada que de tan racional pierde la realidad de la vida. Por eso, para bien del diálogo sujeto-realidad/sujeto-sujeto, las personas no solo pensamos racionalmente, sino también y de conjunto emocionalmente. Las personas sentimos desde lo argumental, pensamos desde lo emocional. El sentipensamiento, del que hablaba Galeano.
Alguien, desde un saber científico, afirmó que no se convence al corazón con razones, como tampoco al pensamiento con emociones. Las emociones distintas y distantes tienen que aprender a dialogar desde la diferencia, a persuadirse. Los pensamientos, del mismo modo, tienen que abrirse al diálogo desde la multiplicidad, tienen que abrirse al entendimiento. Y esto no se logra con emociones reactivas en frenesí, ni con razones obcecadas con idealizaciones de mirada única.
¿Hay algún modo posible de hacerlo? Sin duda. Por lo pronto, bajar los niveles de tensión y flexibilizar los modos argumentales. La mediatización de las reacciones emocionales y también de las elaboraciones argumentales primarias. En el espacio de las relaciones interpersonales hablamos de contener, acompañar, compartir, desfocalizar, canalizar las reacciones emocionales. Y junto a esto, ahora a nivel reflexivo, intercambiar argumentos, informaciones, reconstruir la racionalidad. Lo que no se debe hacer nunca es contraponer, violentar el proceso, toda vez que esto multiplica la reacción. El mediatizador fundamental: el respeto.
El asunto es que más allá de las reacciones inmediatas en una situación en extremo intranquilizadora, estresante, se yergue una formación subjetiva, disposicionalmente inconsciente pero gestionable desde la acción volitiva, que conocemos como actitud. Parafraseando a un excelente comunicador de radio y televisión, ella (la actitud) no nos salva de la cara que tenemos, pero sí de la que ponemos. La actitud no nos salva de la emoción reactiva, pero sí nos guía en el proceso de decidir qué podemos hacer con ella. Queda con nosotros el extenso e importante campo de la responsabilidad.
No somos in situ responsables de nuestras vivencias emocionales primarias, de nuestras emociones reactivas. Pero sí del qué hacemos con ellas, del acto de definición y asunción de nuestra actitud. Por supuesto que este acto de control y decisión se hace más difícil (por momentos hasta poco probable) en dependencia de varias variables: el nivel de acumulación de las tensiones, la prolongación en el tiempo de los estímulos desencadenantes, el significado personal de la situación, la matriz interpretativa de soporte y otras.
Pero definitivamente la actitud puede ser sanadora, puede dar un mejor curso a las vivencias de desagrado que convocan a una reacción emocional desmedida, esa que siendo legítima se torna facilitadora de más daño y malestar hasta negar, con sus comportamientos asociados, su legitimidad de origen.
Las manifestaciones acaecidas en varios puntos de la capital habanera, con y tras el doloroso paso de Ian, fueron una clara expresión de este proceder del sistema psíquico. No tengo duda alguna. Y no lo digo con ánimo de devaluar la explosión tensional de quienes se lanzaron en acciones de demanda. ¿Puede alguien no entender que algunas personas reaccionen así tras largas horas, días, sin fluido eléctrico, sin agua, con alimentos echándose a perder, que se suman a meses con serias dificultades en las prestaciones de electricidad, apagones, dificultades en los abastecimientos, un servicio de transportación deficitario y otras insuficiencias? Por supuesto que no.
El asunto es que, así cómo entender que el genocida bloqueo ocupa un lugar central en la matriz generadora de tales problemas no logra evitar las reacciones emocionales llegado un punto de acumulación (ebullición, podemos decir metafóricamente), así como comprender que la comunicación no es magia (la mejor acción de persuasión guarda una relación de dependencia con el sujeto de dicha acción, es decir hay que persuadir y persuadirse), así como tener la razón no es suficiente, sabemos que la mediatización de nuestras actitudes pueden llevar las más difíciles situaciones por rumbos menos escabrosos, por rumbos más encaminados al fin último de los procesos humanos: favorecer el bienestar y desarticular el malestar.
Es contradictorio y equívoco pensar que sumando malestar llegaremos al bienestar. Lo he dicho en múltiples ocasiones: las prácticas (educativas, comunicativas, políticas, culturales) que hacen sentir mal para lograr que se hagan las cosas bien, no son buenas prácticas. Echarle leña al fuego no acabará por extinguirlo. En todo caso, cuando se extinga, habrá causado más daño. Y esto lo valido para cualquier grupo de los contendientes en un diferendo. Los que ejercitan inadecuadamente un derecho, y los que ejercitan inadecuadamente un deber.
Yo como ciudadano cubano, como habanero, me declaro en contra de las acciones reactivas, de esas que dan paso irrestricto y descontrolado a las emociones de in situ, entre otras cosas porque ningún acto de violentar traerá consigo un acto de crear. Violencia es destrucción venga de donde venga y la ampare la seudo razón que la ampare. Declaro mi inconformidad con actos que por demás están registrados en nuestro Código Penal como punibles (por cierto, como existen con denominaciones similares me atrevo a decir en el mundo entero). Y lo hago desde el convencimiento de que hay muchas otras formas de manifestar desacuerdo, molestia, desaprobación, contradicción, que propenden con mucha mayor eficiencia a la solución adecuada de los problemas. Sí al derecho del ejercicio de las diferencias, de la crítica, de la demanda. No al ejercicio agresivo, violento. Ni provocar, ni dejarse provocar. Y hay una guía inequívoca, como dije antes: el respeto.
Por el contrario, me sumo a los que padeciendo los mismos rigores asumimos una actitud más constructiva. Me reconforta y siento orgullo con la solidaridad de los más, con la visión (sensorial y reflexiva) de asistir a una reacción mediada por la actitud colaborativa. No dejo de pensar que se pudo haber hecho una poda de árboles antes de la tempestad y tal vez aminorar sus efectos. Pero tampoco dejo de pensar en la devastación de extensas zonas de Pinar del Río que nada tuvo que ver con la poda previsora. Entiendo perfecta y empáticamente a los que han estado más castigados por la falta de electricidad (con todos los problemas que esto trae consigo), a los que se desesperan y arremeten contra lo que perciben como obstáculo, pero esto no me ciega la visión del esfuerzo tremendo que se hace, de la colaboración solidaria que se siente en casi todas partes.
Entonces me sumo a las prácticas de recuperación, en las que he visto a mis estudiantes universitarios, a soldados y oficiales de las instituciones militares, a vecinos de barrio, a dirigentes, a jubilados, incluso a personas con miradas políticas no convergentes con las del proyecto que seguimos llamando Revolución. Porque en momentos de crisis, en situaciones de sufrimiento y dolor, en circunstancias en las que lo que está en juego es la vida humana, nuestra actitud construye la capacidad de diferenciar entre el dolor individual y el sufrimiento colectivo, entre las probablemente válidas opiniones diferentes y la necesidad de un actuar conjunto, entre lo que tenemos el derecho a hacer, y lo que es humanamente correcto hacer.
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Sin palabras Profesor!!!
Coincido completamente con sus argumentos!!!
Espectacular artículo!!!
Muchas gracias por publicarlo.
Saludos
Me sumo a su artículo, solo le agragaría que se necesita de mucho diálogo porque es lo que nos diferencia de los animales y el antídoto por excelencia contra la violencia. Debemos aprender a tolerar y respetar las opiniones que no compartimos para así alcanzar una unidad que descanse sobre una pluralidad.
Excelente como nos tiene acostumbrado y muy a tono con los tiempos actuales.
Es un reto lograr que se divulgue pero no slo en los convencidos y decididos a seguir defendiendo lo que tenemos incluyendo el ejercicio de la fierte critica y cuestionamiento como ameritan lo pocos errores y desaciertos SINO Y SOBRE TODO en las redes y otros medios donde estan los no muy convencidos y hasta los enemigos y traidores, estos últimos los peores.
Excelente razonamiento, es una lástima que todas las personas que actúan sin razonar lean y traten de entender estas cosas. Junto con las molestias que padecemos todos hay otras que provienen del dinero que ponen del exterior, porque destruir lo poco que tenemos y ofender a los que tratan de aliviar o resolver los problemas nunca va a ser la solución. Como dice el profesor sumando el mal no se obtiene el bien.
Sustancioso artículo del hermano amigo profesor Calviño. Creo que fue abarcador de un público meta diverso en conocimiento así como en la necesidad de urgencia en las soluciones posibles de los problemas, los hijos de Ian y los acumulados por otras contingecias sanitarias y del complicado mundo de la ciencia de la Dirección.
Hasta un poco más de la mitad sentí que el público meta era de los profesionales y estudiosos de la Psicología. Después, sin abandonar el rigor las palabras de Manolo se fueron haciendo más comprensibles para los menos enterrado del entramado teórico.
Es un artículo para leer más de una vez, con razonamientos consistentes.
Me gustó que no abriera en este escrito el tema de la acción de los enemigos jurados de la Revolución, o a los que le llegaron los cantos de sirenas. No se trata de que le reste importancia, pero a esos se les puede identificar más fácilmente.
Centrarse en quienes no están movidos por razones políticas contrarias al Gobierno, lo considero muy útil y constructivo.
Mi hermano Manolo, ojalá que haya buena participación en tu publicación, para darle mayor claridad al espinoso asunto que no será solamente hijo de un monstruo de la naturaleza como lo fue Ian.
Eso mismo pensé yo, profe. La primera parte es para un público muy selecto. Además hay demasiado uso de complementos directos e indirectos. No obstante vale el.mensaje y la intención. También hay que analizar lo peligroso que es estar sometidos por tanto tiempo a tanto estrés cotidiano y pensar en que las distorsiones que existen hoy en las relaciones comerciales, en los patrones de adquisición de bienes, si persisten tanto, pueden sustituir a lo que en su momento fue normal: ir a una tienda y comprar una simple unidad de pan...
Muy buena reflexión de Calviño.Estamos acostumbrados a que nos de una lección de sabiduría psicológica.Ojalá todos podamos comprender esta charla que considero educativa.
Esto es sencillamente un razonamiento brillante de una personalidad publica que sabemos que es un intelectual brillante, pero que también sufre las carencias del ciudadano común como la mayoría de nuestro pueblo, gracias profe por ayudarnos a entender los procesos y las conductas humanas y darnos luz de que hacer y cómo comportarnos en situaciones y momentos tan complejos.
Por nuestra historia y por la naturaleza social de nuestro proyecto socialista pienso que tenemos abiertas las posibilidades de encauzar hacia puerto constructivo todas las ideas, contradicciones y retos que afrontamos. La irracionalidad y los comportamientos asociados no ayudan a la solución de los problemas que enfrentamos. Descarto la guerra que se nos hace desde el imperialismo norteamericano, que lleva la respuesta más decidida, tenaz y enérgica.
Excelente. Lo mejor que se ha escrito. Me uno a su posición y llamado.
A los ingratos va dirigida esté artículo muy potable para los menos culto y los mas culto, para los que tienen ojos para las manchas y no para los destellos de humanidad y solidaridad que Tiene que seguinos identificarnos como Cubanos de Cuba, Gracias Calviño, siga valiendo nuestras penas
La Habana no es Cuba, Cuba es muchísimo más que La Habana
Una vez más la excelencia profesional del profesor Calviño, combinada con la humanidad de su persona, sale al aire en bien de la obra que construimos desde hace más de 100 años; la Revolución cubana. Sus conocimientos y su nivel de compromiso, nos pone frente a un texto para tenerlo de cabecera en el accionar diario ante las vicisitudes y entuertos que enfrentamos. La comunicación permanente entre dirigentes y dirigidos tiene que ser la brújula que guíe el actuar diario, sobretodo de quienes ostentan cargos directivos a cualquier nivel. Hoy son más necesarios líderes que cuadros. Recordemos la prédica martiana "La palabra enseña, el ejemplo conduce".
Me sumo a la posición del profesor Calviño. Comparto sus planteamientos 100 %. La violencia no me representa.
Excelente exposición, nadie lo puede dudar, pero no necesitamos muchas palabras,para entender que lo que está pasando es la falta de control y visión sobre los problemas viejos que necesitaban inversiones y se fueron dejando para priorizar otros, como el Turismo.
Las protesta no son la solución.Sabemos que para Diciembre el Sistema Eléctrico Nacional quede solucionado.
Artículo que esclarece causas, sentimientos, conductas y reacciones que aparecen no solo después de Ian, sino que aplica a cada aspecto de la vivencia cotidiana del ser humano en la sociedad. Digno de leer más de una vez y tenerlo presente.
Humildemente aprecio instructivo este material, necesario, obviamente: científico.
"Ser culto es el único modo de ser libres." Libre en muchas ocasiones de no actuar en contra de uno mismo. Debemos preparnos más y aportar constructivamente mejor al modelo socialista, humanista, que constituye en sí un privilegio.
Magnífico artículo como el que nos tiene siempre acostumbrados por parte del Profesor Calviño. Considero que este material debe estudiarse y llevar a debate en todas las estructuras administrativas y políticas, incluyendo las estudiantiles. Gracias una vez más Profesor.
Muchos en Cuba debemos reflexionar sobre lo dicho por el profesor Calviño: 'las prácticas (educativas, comunicativas, políticas, culturales) que hacen sentir mal para lograr que se hagan las cosas bien, no son buenas prácticas. Echarle leña al fuego no acabará por extinguirlo. En todo caso, cuando se extinga, habrá causado más daño'
Muy buen artículo, Profesor, usted preparado para dar en el clavo
Profesor: Su articulo muy interesante, pero considero que no es para el mas amplio círculo de lectores, coincido con usted que las acciones violentas no nos traerán buenos resultados, pero no creo que las protestas sean solo en La Habana, ni todas sean violentas, y debemos tener en cuenta que en lo que en Cuba era una rareza( me refiero a las protestas) , ya es historia antigua, muchas personas del pueblo , han perdido el miedo a salir a la calle y van a seguir saliendo a expresar de alguna manera sus inconformidades, ante el nivel de acumulación de las tensiones, la prolongación en el tiempo de los estímulos desencadenantes, el significado personal de la situación, la matriz interpretativa de soporte y otras, según sus propias palabras.
Excelente articulo el del querido profesor Calviño. Muchos debían leerlo aunque, desafortunadamente, cada vez son mas los que solo leen los mensajuchos de Facebook que luego repiten como papagayos.
A esos analfabetos funcionales les puede ser demasiado difícil leer e interpretar mensajes como el de Calviño.
Muy bien, estimado profesor Calviño, como siempre. Creo que no debemos dejarnos llevar por los impulsos y la necesidad de satisfacer las necesidades básicas, tal como actuan los animales salvajes, somos seres sociales, que hemos alcanzado un determinado nivel de civilización, cuando digo civilización me refiero a paz y respeto; la guerra y el irrespeto nos lleva al peor de los estados salvajes.
En estas circunstancias no puede obviarse la labor criminal de las redes "antisociales", financiadas por los centros de poder imperial, que jamás tendran por objetivo la satisfacción de las necesidades de este pueblo; además del genocida bloqueo que se acrecienta en el tiempo y pretende ponernos de rodillas por hambre y calamidad.
La situación es difícil, pero los cubanos dignos, los que amamos de verddad este país, debemos seguir luchando, en cualquier circunstancia.
Todos coinciden que es un excelente artículo,perfecto.Es cierto que nada va a resolver la deprimente situación que estamos atravesando, como lo vamos a resolver???necesitamos soluciones que es lo más importante Hay que viajar Cuba y visitar los lugares de personas muy vulnerables a esta situación y convencerlos a ellos que esto más tarde que temprano va. cambiar, y que no se desesperen, como anunciaba un carrito que pasaba por las calles, llamando a la tranquilidad.Su artículo es excelente, no cabe duda.Cada cual escribe o piensa como vive.