La feria en persona
Febrero no se parece a Febrero sin la Feria del Libro. Imagino que decenas de escritores, cubanos y no, piensan igual. Y como no existe otro evento en Cuba capaz de arrastrar una multitud tan diversa, imagino también que la nostalgia desborda y cala a los miles que año tras año ensanchan los límites de la Fortaleza de La Cabaña.
Tengo una imagen del año pasado que no se desvanece. Esperaba ya en la tarde por mi hermano, cerca del Morro, y un grupo de muchachos de uno de los Team habaneros se distinguía del resto por usar nasobucos. Confieso, los miraba con curiosidad y extrañeza. Tal vez la imagen quedó como anuncio premonitorio de cómo viviríamos después de esos días.
Año tras año me he ido a ser parte de la Feria, en ocasiones invitada por el Instituto del Libro, aunque igual lo he hecho cuando no he tenido un nuevo libro para presentar. Para ello contaba con apoyos generosos en Santiago, en el ICL, y con la imprescindible acogida de mi familia en Guanabacoa.
La Feria es inabarcable. Ha ido cambiando y tuvo que extenderse a casi todas las instituciones culturales, porque ya no cabía dentro de sí misma con tal número de encuentros profesionales, presentaciones, conferencias, premiaciones, exposiciones, talleres, conciertos, ventas, salas, más los stands que no son solo para venta de libros y revistas.
Entre alabanzas y críticas se ha moldeado según los tiempos. Ambas eran posibles porque la vivíamos. Extraño el café amanecido, deambular programa en mano hasta la sala que anuncia el autor que quiero oír, rebuscar lentamente en todo tipo de soportes hasta hallar mi tesoro escrito, abrazarme a escritores que sólo encuentro gracias a la Feria, sentarme en cualquier pedacito de muro para hojear urgencias de lectura…
Extraño a los amigos del Instituto, que llegan al amanecer y se van con las sombras... cuando ya no hay público en La Cabaña y se limpia y organiza para el siguiente día, la siguiente avalancha de quienes hacen su Feria personal, bajo lluvia, frente frío o sol intenso.
Y eso lo he visto yo: Teresa Melo.
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Somos muchos los que extrañamos la feria del libro
Sería bueno que se ofertaran en las librerías del país o q se compren online
Para los amantes de la literatura q estoy segura no son pocos
Este es un producto cultural de la Revolución que realmente extrañamos. Desde ese comienzo lejano con la publicación del Quijote pasando por las ediciones baratas con encuadernación rústica de diferentes iditoriales, que pusieron a disposición de cualquier cubano, y recalcó cualquier cubano, lo mejor de la literatura mundial hasta llegar a estas ferias anuales, que son realmente motivo de regocijo para la familia cubana, la Revolución se ha preocupado siempre, aún en los momentos más difíciles, por cultivar nuestro intelecto.
Ya tendremos feria de nuevo, bien vacunados y contentos de difrutar de un buen dìa de recreo en la Feria del Libro.
Cada año he visto palidecer, y no siempre poco a poco, la Feria del Libro. Cada año menos libros buenos o nuevos que comprar en MN, más zarandajas en CUC. Este año no habrá feria de febrero. Aprovechemos este impasse para preparar una tremenda feria 2022. En lugar de quejarnos por lo que no podemos hacer, concentremos nuestros esfuerzos en lo que sí podemos hacer, en lo que sí podemos lograr. Cuenten conmigo
Al menos el año pasado los primeros tuvieron su feria del libro. Y eso dejó un vacío con el resto del país.
No dejen de hacer la Feria del libro y háganla online.
Se extraña y mucho LA FERIA. Ojalá este tiempo sirva para cuando se pueda hacer nuevamente, quede mejor.