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La seducción y el portazo

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Donald Trump aplaudido en un teatro de Miami por dar marcha atrás a varias políticas impulsadas por Obama para el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Foto: AFP.

Donald Trump aplaudido en un teatro de Miami por dar marcha atrás a varias políticas impulsadas por Obama para el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Foto: AFP.

La política se apuntala en el diseño estratégico orientado al dominio o a la emancipación y en el empleo de tácticas ajustadas a las demandas de cada coyuntura.

En el siglo XIX, a poco de su nacimiento, Estados Unidos disponía de un inmenso territorio virgen. Desarrollaron entonces  su etapa de colonización y conquista, en un proceso de rápida acumulación de riqueza. En ese contexto, se sembró la imagen del cowboy, el héroe depredador que utilizaba el gatillo sin miramientos. En ese periodo, fue escasa la participación del país en la arena internacional, aunque se configuraba ya el proyecto expansionista hacia el sur, en los territorios que habían alcanzado su independencia de España y Portugal. Para Cuba, se enunciaba la expectativa de la fruta madura.

Mientras tanto, las potencias europeas proseguían su expansión colonial en Asia y África. Con el amanecer del siglo XX, las contradicciones desembocaron en las guerras más sangrientas que hubiera conocido la humanidad hasta aquel momento. Por su extensión, se llamaron mundiales. Sin recibir rasguño en su territorio, Estados Unidos intervinieron en la primera y en la segunda guerras mundiales. Proporcionaron armas y soldados. Se sentaron en la mesa de negociaciones, como ya lo habían hecho en el conflicto de Cuba con España y establecieron las reglas del juego. En la Europa reconstruida, se imbricaron los intereses de unos y otros. Comenzó entonces la Guerra Fría, cuando el llamado a la descolonización recorría gran parte del planeta. En este panorama, emergió la Revolución Cubana.

Intencionalmente, con propósitos propagandísticos, el lenguaje empleado en Miami por el presidente Donald Trump se remite a los tiempos de la Guerra Fría. Es un modo de enmascarar el origen de los conflictos entre Estados Unidos y Cuba, inscritos en proyectos de liberación nacional de larga data. El triunfo y la consolidación de la Revolución Cubana se produjeron de manera autónoma, a partir del creciente compromiso del pueblo que llevó al derrocamiento de la tiranía batistiana. No hubo entonces ayuda exterior de ningún tipo. La raíz de nuestro proyecto se encuentra en la independencia frustrada por la intervención estadounidense en los asuntos internos del país. La plataforma cubana se vincula con las realidades que han marcado el destino de América Latina y de los países históricamente sometidos al dominio colonial. De ahí que, en este debate, el respeto a la soberanía nacional resulte factor clave, fundamento irrenunciable en cualquier negociación. Las evidencias documentales demuestran que esta última nunca ha faltado, aunque sometida a los altibajos propios de las intermitencias de la política norteamericana al respecto.

Cuando concluye la campaña y el presidente electo asume su alta investidura, la nueva circunstancia impone modificaciones sustantivas en el lenguaje y en el comportamiento público. Desde ese momento, quiéralo o no, su proyección internacional se asocia a la imagen del país. Al ocupar el cargo, el presidente Obama tuvo que afrontar, así lo expresaban las encuestas de opinión, un serio descrédito en la visión del papel desempeñado por Estados Unidos, muy lesionado por las consecuencias de la intervención en Iraq y por las violaciones contra los derechos  humanos cometidas en ese contexto. Sin modificar los objetivos estratégicos, en sus iniciales recorridos por el mundo, adoptó un lenguaje que procuraba ejercer influencias mediante la seducción. Preconizó una conducta civilizada, en cumplimiento de las normas establecidas. De esa manera, en el caso específico de Cuba, se encaminaron negociaciones que condujeron al restablecimiento de las relaciones diplomáticas y reafirmaron las modificaciones tácticas con su breve visita a La Habana. Coherente con su propósito, privilegió la relación con el sector cuentapropista, al que consideró un aliado potencial.

Reflejo de un malestar creciente en la sociedad norteamericana, la elección de Donald Trump señala un retroceso hacia una etapa que se remonta a los días en que Estados Unidos asomaban como potencia emergente. Apareció otra vez la imagen del garrote mondo y lirondo. No se trata tan solo del caso cubano. La ruptura de las normas de convivencia internacional se manifiesta en el abordaje de algunos de los problemas que afectan a la humanidad en su conjunto. Uno de ellos, de singular importancia para la supervivencia de nuestra especie, se vincula con la urgencia de tomar medidas para paliar los efectos del cambio climático. Semejante a lo ocurrido respecto a Cuba, en este tema crucial, la prepotencia ha pasado a ocupar el sitio que corresponde al diálogo. Convertida en espectáculo, la política pasa de la seducción al portazo. El choque con los aliados de la Unión Europea ha sido frontal y ha conducido a la ruptura del diálogo. Similar actitud se ha manifestado respecto al Sumo Pontífice, el Papa Francisco, de indiscutible autoridad moral, atinente a los valores que representa y a su acción en favor del intercambio constructivo entre culturas y creencias religiosas. Este modo de proyectarse de Trump no concuerda con las aspiraciones profundas de la sociedad norteamericana. En un mundo plagado de tensiones e incertidumbres, una chispa puede incendiar el pajar.

Los cubanos hemos construido una cultura de resistencia. Los pronunciamientos de nuestro Gobierno y de nuestro Canciller constituyen una muestra de serenidad y se adhieren al espíritu, ampliamente compartido, de establecer formas de convivencia civilizada, dialogantes y sostenidas en el respeto mutuo, así como a la consideración de las esencias de la dignidad humana. En estas circunstancias nos toca mirarnos hacia adentro y sostener en la práctica concreta la defensa de nuestros valores. Lejos de encerrarnos en el espacio delimitado del territorio que nos corresponde, tenemos que seguir trabajando de conjunto para llevar adelante la tarea mayor. Del trabajo de todos y cada uno, de la lucha por obtener mejores resultados en el orden  cualitativo y de la intransigencia con lo mal hecho, depende paliar las dificultades que afrontamos. En esta tarea común, a cada cual toca un pedacito, porque de la  conjunción de la voluntad y el trabajo en lo pequeño, nace la edificación de lo grande.

(Tomado de Juventud Rebelde)

Se han publicado 3 comentarios



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  • julioliberal dijo:

    ...hola a todos...la hagiografia moderna ha rechazado toda una parte esencial de la teoria socialista,y les dire porque....sus padres fundadores,empezando por el propio Karl Marx,dejaron enseguida de ser estudiados de manera exhaustiva por los mismos creyentes que los reivindicaban sin cesar....sus obras parecen disfrutar en nuestros dias del raro privilegio de ser comprendidas por todo el mundo sin que nadie las haya leido en su totalidad,ni siquiera sus adversarios,ahora bien ,generalmente la historia es una recomposicion y una censura,y la historia de las ideas no escapa a esa ley.,el estudio no expurgado de los textos nos revela que el genocidio es una teoria propia del Socialismo,por ejemplo,en 1849 Engels pedia el exterminio de los hungaros que se habian levantado contra Austria,da a la revista dirigida por su amigo Karl Marx,la Neue Reinsche Zeitung,un sonado articulo,cuya lectura recomendaba Stalin en 1924 en sus ´´Fundamentos del Leninismo´´,Engels aconseja en el que,ademas de a los hungaros,se hiciera desaparecer a los serbios y otros pueblos eslavos,a los vascos,bretones y escoceses,¿por que?...mas adelante en su libro ´´Revolucion y contrrrevolucion en Alemania´´,publicado en 1852,el mismo Marx se pregunta como desembarazarse de ´´esos pueblos moribundos,los bohemios,carintios,dalmatas,etcetera´´,¡increible!,¡extraordinario!,pero es la mas purea verdad....y es que la raza cuenta mucho para Marx y Engels,este escribe en 1894 a una de las personas con quien mantenia correspondencia Walter Borgius lo siguiente....´´Para nosotros,las condiciones economicas determinan todos los fenomenos historicos,pero la raza es en si un dato economico....´´en este principio se basaba Engels ,para negar a los eslavos toda capacidad de acceder a la civilizacion.......en las notas preparatorias del ´´Anti-Duhring´´evangelio de la filosofia marxisra de la ciencia,Engels escribe....´´Si,por ejemplo,los axiomas matematicos son en nuestros paises perfectamente evidentes para un niño de ocho años,sin ninguna necesidad de recurrir a la experimentacion,es consecuencia de la herencia acumulada,por el contrario,seria muy dificil enseñarselos a un bosquimano o a un negro de Australia´´.....solo queria compartir estas ideas que juzgo importantisimas,por lo tanto reflexionemos e indagemos sobre esto ....hasta pronto....

    • Arturo Ramos dijo:

      julioliberal.
      Me quedé con las ganas de apreciar citas de Engels o Marx acerca de eso que Ud dice de que ellos concibieron la idea del genocidio como método. Ud nos remite y argumenta sus -tesis- pero las citas que enuncia no se corresponden con esas tesis. Me parece que Ud manipula y sencillamente miente.
      Saludos.

  • Manuel dijo:

    A los Cubanos Todos, Negros y Blancos , por Historia y Cubanìa, llevamos genèticamenta los genes de la Resistencia,las ansias de Patria Libre y de Independencia,ganada a Caballo,en el Monte,con Hambre y sin medicamentos. Nadie nos la regalò ,incluso hace màs de 100 años nos la arrebataron. Pero generaciòn tras generaciòn la fuìmos rescatando y cada uno aportaba Ideas,Valor y Altruìsmo para materializar esa Libertad con la Aprobaciòn de la Mayorìa del Pueblo. Aùn despuès de alcanzarla fueron miles de Hombres y mujeres que estuvieron,estàn y estaràn Dispuestos a dar su Vida por la PATRIA LIBRE Y SIN AMOS CON LOS QUE HAYA QUE PREGUNTAR PARA TOMAR UNA DECISIÔN,ÙNICA DE LOS CUBANOS. Y en los años 90 reafirmamos que como el 10 de Octubre ,es preferible hundirnos en el mar, que traicionar las Ideas de los Padres Fundadores. es la Opiniòn de un Cubano simple de a pie , que se siente DIgno y Orgulloso de serlo y de vivir en esta Isla.

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Graziella Pogolotti

Graziella Pogolotti

Crítica de arte, ensayista e intelectual cubana. Premio Nacional de Literatura (2005). Presidenta del Consejo Asesor del Ministro de Cultura, vicepresidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y presidenta de la Fundación Alejo Carpentier.

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