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Ramadán en tiempos de guerra

En este artículo: Medio Oriente, musulmanes, Ramadán, Religión
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ramadan Por Juan Dufflar Amel
Del 1 al 30 de agosto más de mil 200 millones de musulmanes en todo el planeta observarán con fervor el ayuno del sagrado mes del Ramadán, uno de los cinco pilares fundamentales en los que se sustenta la milenaria religión islámica.

Durante el Ramadán, los seguidores de las enseñanzas del Profeta Mahoma, se abstienen de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales en la parte del día comprendida entre el amanecer y la puesta del Sol.

Para los creyentes del Islam, este es un período de purificación, fortalecimiento de la fe, plegarias y meditación; de práctica de la caridad, de peregrinación a las mezquitas y santos lugares, pero también de unión y júbilo familiar.

Cada día, al finalizar el ayuno se levantan las regulaciones y a escasas actividades de la jornada, da paso en horas de la noche una inusual animación de fiestas, música, bailes y cenas familiares que se prolongan hasta horas de la madrugada.

Pero pueblos como Libia, Afganistán, Iraq, Paquistán, Palestina, Líbano, Irán o Siria, que cuentan con inmensidad de fieles musulmanes, se verán obligados a cumplir sus obligaciones religiosas sumidos en guerras de ocupación, extrema violencia, o bajo la amenaza de injustificadas sanciones o agresiones militares.

Sobre Libia, de mayoritaria población musulmana, los aviones de la OTAN dejan caer desde hace tres meses sus mortíferas bombas, causando la muerte de cientos de civiles.

Las poblaciones afganas e iraquíes, sufren el dolor y luto por el aniquilamiento de millones de sus familiares, víctimas de los ataques y bombardeos de los ejércitos comandados por la OTAN.

En Afganistán, continúan los combates contra los insurgentes talibanes, que dominan gran parte del territorio del país, en Iraq se expanden los atentados y el rechazo a los ocupantes, y sobre Irán se cierne el peligro de una agresión israelí, apoyada por Estados Unidos.

Situación igual padecen los paquistaníes, por la extensión a sus fronteras de la guerra contra Afganistán.

El genocida exterminio de la población palestina por el ejército sionista en Gaza y Cisjordania, la prohibición a mano armada de su acceso a las mezquitas, el cierre de los puestos fronterizos, y la construcción de un muro segregacionista, imposibilitan a miles de palestinos la debida observación de los preceptos religiosos del Ramadán.

En Yemen, El Cairo, Bahrein, Jordania o Marruecos, el sagrado mes estará ensombrecido también por la violenta represión a las manifestaciones de protestas populares que han dejado centenares de muertos, heridos y detenidos.

Las buenas intenciones de buscar un nuevo comienzo para Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo expresadas por el presidente Barack Obama en su discurso en la Universidad de El Cairo, matizado con citas del sagrado Corán- no han rebasado el marco de promesas de cambio en la política exterior de su país hacia el mundo islámico.

Se han publicado 1 comentarios



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  • José A. Cabrera Hernández dijo:

    Es doloroso los crímenes que los gobiernos norteamericanos hacen en este mundo, y especialmente con los paises donde viven muchos musulmanes. Donde casualmente hay tantas riquezas minerales, como el petróleo.

    Qué sentirán los musulmanes que radican Estados Unidos, cómo se pronuncian ante tanto dolor, o los musulmanes se subdividen en ricos y pobres; y entre los que viven sus tierras natales y los que viven en los países del PRIMER MUNDO.

    La justicia es una sola, para todos por igual, o no lo es.

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