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Ceniciento Gonzales

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Es el cuento de la Cenicienta, pero al revés. Aquí la madrastra es quien intenta pasar por huerfanita pobre y desamparada, que ha llegado por méritos propios al palacio del rey. La otra variación de la historia tiene que ver con el sexo del protagonista: no se trata de una mujer, sino de un hombre que en su juventud jamás invitó amigos a su casa. Le daba vergüenza que sus compaZeros descubrieran que vivía en una residencia minúscula, con otros nueve miembros de la familia, y que eran tan pobres que "ni agua caliente ni teléfono teníamos", según reconocía recientemente haciendo esfuerzos para no llorar en un discurso en la Universidad de Rice.

La nueva Cenicienta que venden los estudios de Disney-Bush se llama en realidad Alberto Gonzales, hombre de oportuno apellido hispano, hijo de inmigrantes, padre de familia, esposo aparentemente intachable, abogado por esfuerzo propio, juez sin grandes escándalos a la vista, asesor del Presidente de EE.UU. y recién nominado Procurador General del país, con la ratificación del Senado dada casi por hecho.

Su único pecadillo, convenientemente disminuido por la administración norteamericana, es que ha sido el arquitecto de la teoría legal que trata de justificar el uso de la tortura contra prisioneros "de guerra" en Guantánamo, Iraq y Afganistán. Fue él quién preparó los documentos que justifican el abuso de los reos, a partir de una melopea legal donde la tortura se llama coercion (coerción) y cualquier hijo de vecino tildado de "terrorista" puede sufrir detención indefinida sin acceso a abogados.

Pero el nudo de su historia -algo así como el momento en que el enviado del príncipe le calza a Cenicienta el zapatito de cristal y ella saca otro idéntico de uno de sus bolsillos- ha sido el memorando que Gonzales escribió en el 2002, donde deja sin efectos para EE.UU. los convenios internacionales sobre la tortura, cuando los prisioneros han sido capturados en las guerras de Iraq y Afganistán. El documento argumenta que ante el peligro de posibles ataques terroristas,se prescriben los derechos civiles de los presos, hasta entonces formalmente garantizados bajo los acuerdos de Ginebra.

Ceniciento es hispano y fascista, una combinación maravillosa a la luz pública norteamericana. Los que votaron por Bush lo apoyarán por su historial ultraconservador; los negros, los latinos, muchos intelectuales y buena parte del universo "progre", preferirán tener en ese cargo a un mexicano-americano, independientemente de su historial político. Como dicen los comerciales de CNN, en un país de inmigrantes, este hombre forma parte del "orgullo hispano", como Condoleezza Rice es un "orgullo nacional" por ser la primera mujer negra en el cargo de Secretario de Estado. No importa que el tal Gonzales esté a la derecha de Somoza y que la tal Rice se parezca más a Jezabel que a sus antepasados africanos.

La prestidigitación es parte del ejercicio formal de la política en la administración Bush, que fabrica Cenicientas falsas como Barbies. Ya lo dijo el filósofo norteamericano Walt Disney: "Si la fantasía es convincente, se puede ubicar la mentira en esa otra dimensión donde la gente cree que está la verdad".

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Rosa Miriam Elizalde

Rosa Miriam Elizalde

Periodista cubana. Vicepresidenta Primera de la UPEC y Vicepresidenta de la FELAP. Es Doctora en Ciencias de la Comunicación y autora o coautora de los libros "Antes de que se me olvide", "Jineteros en La Habana" y "Chávez Nuestro", entre otros. Ha recibido en varias ocasiones el Premio Nacional de Periodismo "Juan Gualberto Gómez" y el Premio Nacional "José Martí", por la obra de la vida. Fundadora de Cubadebate y su Editora jefa hasta enero 2017. Es columnista de La Jornada, de México.